A
MODO DE ENTRANTE:
ALGUNAS
DECLARACIONES (A «RUTA 66», A «MONDO SONORO») HECHAS EN VERANO DEL 2004
¿Es sombrío tu
diagnóstico de la España
actual?
Por el contrario, es plenamente optimista. Lo peor de
la España de
los últimos años era creerse vivir cuando hace mucho que no es sino una
realidad virtual (un poco como en la película "LOS OTROS"). Existe Euskalherría y existe Cataluña. El resto existe como eso,
como "el resto", pero nada más: seguir considerándose España
es anacrónico y pretencioso.
Hacía falta la doble secuencia de Aznar
y ZP para devolvernos a la realidad. Aznar, en su
fuga hacia delante, pretendiendo que España entrase en todos los clubs de grandes, empezando por el ámbito militar, y haciendo
alardes de afirmación centralista usando la Carta Magna como
martillo pilón. ¿Consecuencia de tanta bravata?: el 11M, más (a nivel
exclusivamente interno) el sprint de vascos y
catalanes (los primeros desde su voluntarismo indomeñable,
y los segundos desde su maquiavélico egoísmo "a lo Padania")
por la respectiva autodeterminación. Ahora ZP llega para volvernos a la
realidad y actuar como gestor de claudicaciones, intentando la tarea contraria
a la de Aznar (y no por ello menos utópica) de hacer
del país una pequeña Suiza llena de detallitos progresistas y huyendo de todo
aquello que huela a conflicto, sea autóctono o foráneo.
A partir de que los españoles asumamos la cruda
realidad, podremos empezar a marchar hacia alguna parte.
¿Ha generado en ti
el reciente cambio de partido en el gobierno expectativas de modificación de
determinadas tendencias de la sociedad española muy visibles en los últimos
años (creciente degeneración de la democracia formal, omnipresencia pública de
determinados personajes, imperio de la cultura del adocenamiento,
posición extremadamente frágil de todo lo relacionado con la cultura libre y
las ideas a contracorriente...)?
Creo que la sociedad española (salvo excepciones
-entre las que, obviamente, me cuento-) apesta desde hace tiempo. En buena
medida, la última línea de la respuesta anterior contesta a esta también.
¿Qué posición debe
adoptar el mundo de la cultura en una civilización bárbara enemiga de la
inteligencia? ¿Es su destino desempeñar únicamente un papel de resistencia
testimonial?
El mundo de la cultura perdió toda autoridad moral en
los 80 con la desmovilización y bajada de pantalones que supuso la Posmodernidad.
El quitarse la faja del compromiso y venderse al mejor postor
diciendo que eso era descubrir la tolerancia y los valores democráticos y que
la revolución sólo puede existir como simulacro o como aventura destinada al
fracaso (porque, si triunfa y se consolida, siempre es "totalitaria")
me parece un repugnante ejercicio de cinismo. El pepitogrillismo
no es resistencia testimonial, es coartada farisaica. En los últimos veinte,
veinticinco años, la llamada izquierda sólo ha conseguido una cosa cierta:
consolidar el imperio económico del señor Polanco y desembocar periódicamente
en los verdes campos del PSOE.
Defínete a ti mismo.
Anómalo, en relación con lo vigente, aunque, a partir
del cambio de sintonía iniciado a partir del 11S de 2001, quizás cada día esté
más cerca de la normalidad (de la "nueva" normalidad).
¿Qué repercusión
tuvo tu fanzine "EL CORAZON DEL BOSQUE"?
Prácticamente nula. Culpa de sus insuficiencias y de,
en su parte más valiosa, adelantarse a su tiempo. LINEA DE SOMBRA es su
continuación bastante mejorada, tanto en fondo como en forma.
Debo reconocerle a EL
CORAZON DEL BOSQUE un valor terapéutico a nivel personal: haber
servido como detonante para mi desencuentro definitivo con el mundillo de la
política (mundillo que llevaba años lastrándome e impidiéndome ir al fondo, al
meollo de la realidad).
REFERENDUM IGNORADO
Mejor que abstenerme: simplemente lo ignoré (en la
forma es lo mismo, se me dirá: sí, pero varía la actitud).
Porque abstenerme habría significado considerar real
al referéndum y al proyecto que pretende sacar adelante. Y todo esto de la UE y su Constitución ¿de veras
tiene realidad?: ¿Europa como parque temático, como gran arena de pan y circo
(pan transgénico y circo transexuado,
desideologizado, antiidentitario), como panóptico
pabellón de reposo castrador de voluntades (la saga transnacional de Gran
Hermano, las paradas gay, los festivales tecno del
amor, las tendencias biodegradables como parodias vacías de la sed de
Absoluto que fundamenta la noción de Cultura –ya no hay estilos ni escuelas ni
movimientos... sólo tendencias-, los debates tongados
y las peleas de mentira en la telebasura para dar a
la ciudadanía lobotomizada una grotesca impresión de
contraste de pareceres...)? ¿Europa como estafa masiva con el euro («pague
más aunque parezca que paga menos») y con las ONGs
(parche hipócrita para paliar el desempleo de los sectores sociales más
inquietos –versión laica de las instituciones religiosas de caridad de
otrora y con la misma condición de opio del pueblo pues nada hay más
opiáceo que las pretensiones de buena conciencia-)? Esta Europa de burócratas
ineptos y falsamente bienintencionados (la debilidad y la cobardía, en momentos
de extrema decadencia, se hacen pasar por buenas intenciones) es tan poco real
como lo fue en los años 30 la antroposófica y
filantrópica y masonaza Sociedad de Naciones (las
realidades de entonces eran la
URSS, el III Reich, la guerra civil
española y el carnaval mussoliniano –y, por supuesto,
todo aquello que, en otros países, guardase relación con tales
realidades-).
Hoy las realidades de Europa son el Islam (11M –sus
causas, sus consecuencias-, Theo Van Gogh yendo a hacer compañía a su amigo Pym
Fortuyn, la pasión turca de los sectores más
claudicantes de la UE
–ZP a la cabeza-, el chantaje marroquí para condicionar más y más a la Unión a través de una España
con la soga al cuello y de una Francia que se disputa con USA los favores del
sultán, las nuevas sorpresas que puedan deparar en los Balcanes –con franquicia
de Al Qaida, por supuesto- los pobrecitos bosnios y
albaneses...), Rusia (y sus aledaños –más en concreto, el este de Ucrania:
equivalente, como nueva patata caliente para la UE, a los serbobosnios
en los últimos 90, pero en versión king-size y con arsenal nuclear, amén del apoyo directo de la Patria Madre si la
ocasión lo requiere-), la crisis económica alemana y en qué momento el gigante
rubio echará las patas por alto y perderá el talante (más tarde o más
temprano no tendrán otra opción que soltar lastre por el Oeste y retomar la
vieja idea de Bismarck y Rathenau
de estrechar lazos eurasiáticos con Rusia –sería la solución común para ambas
partes y para todas las pequeñas naciones situadas en su órbita-), Gran Bretaña
(eficaz quinta columna USA y sempiterno agente desestabilizador de toda unidad
continental –ayudada en su cometido por el polichinela berlusconiano:
a fin de cuentas, la patente de corso es común-) y,
por último pero no menos importante, Israel (que hará todo lo posible –la
cuenta atrás ha comenzado ya con los fastos jeremíacos a propósito de Auschwitz- por implicar –no sólo a través de USA sino
directamente, sin intermediarios- a Europa en sus trifulcas y contrarrestar así
cualquier veleidad proárabe –ya saben, cosas como la
inefable «Alianza de Civilizaciones» de ZP, el maestro del escaqueo y la
provocación tonta: la Intifada de plexiglás, como quien dice-).
A estas realidades deberíamos añadir las catástrofes naturales, más y más
frecuentes en base al calentamiento del planeta, que, aparte de acelerar el desgaste
económico, deteriorarán esa imagen lúdica de EuroDisney
con que los artífices de la Constitución Europea pretendían continuar
manteniendo a la población en la inopia.
Estas son las realidades en torno a las cuales se
moverá nuestro continente en un futuro inmediato y el engendro virtual que
pueda surgir tomando como partida el «SI» en el referéndum se verá tan
impotente para lidiar con ellas como la Sociedad de Naciones se vio en los 30 para llegar
a algo mínimamente constructivo, más allá de los estériles
gestos de conciliación (cuando no hay nada que conciliar, sino desafíos a los
que enfrentarse, asumiendo conflictos y yendo al meollo de los problemas).
POSTDATA TRAS CONOCER LOS RESULTADOS // Dejando
aparte la obviedad que supone la escasísima participación (lo que daría como
opción mayoritaria a la abstención –y aplastantemente mayoritaria la suma de
abstención y voto en contra-), hay algo más que convierte a esta consulta en
algo payasesco y virtual: la enorme paradoja de que
dos partidos enfrentados como nunca lo habían estado antes dos mayorías
parlamentarias en el postfranquismo hayan defendido
la misma postura en el referéndum (aunque muchos votantes del PP, rompiendo la
consigna de partido, hayan votado en contra por sentirse más atlantistas que
partidarios de la Europa
de ZP –esto es, por hallar más realidad europea en los USA de Bush que en el engendro transgénico
de los burócratas de Estrasburgo-) en tanto que los aliados del PSOE (IU y ERC)
han votado en contra. Si en los primeros referéndums
patrocinados por Suárez (esos sí reales y cruciales y sin la menor sombra de
histrionismo), los sectores que favorecían la actuación del presidente hubiesen
votado en contra en dichas consultas, la situación habría sido imposible y la Transición se habría
colapsado antes de nacer. Ahora, en esta parodia grotesca de nueva Transición,
nada de esto importa porque, a fin de cuentas, las únicas realidades hoy
aliadas del Gobierno son Esquerra Republicana como
coyuntural vanguardia espoleadora del independentismo
catalán, y el deus ex machina polanquiano («el futuro de España es discutible en
cualquiera de sus aspectos, pero, cuidadín, nada de
bromas con el del Grupo PRISA»), a cuyos intereses plutocráticos sirve ZP y
su troupe.
BOWLING FOR THE DOLLHOUSE
A
mediados de enero me vi por la 2, a instancias de Dildo (fan nº 1 de este director), el film de Todd Solondz «WELCOME TO THE
DOLLHOUSE». Recuerdo que me la vendió de la siguiente guisa: «A ti, tan
experto en mujeres araña, te interesará esto: es la génesis de una mujer araña,
con todos los ingredientes, amigo mariquita incluido».
Y
es cierto, estaban todos los ingredientes, adolescente considerada fea por sus
compañeros de clase (a mí me pareció que tenía una piel preciosa y, en la Dimensión Zurda,
las gafas graduadas siempre añaden atractivo a una chica), castigada
injustamente por maestros y familiares, enamorada platónicamente de un
imposible (que acaba por romperle el corazón al pasarle por las narices el
verdadero sentido de su expresión fetiche, «gente especial») y conducida
a la adicción masoquista hacia su mayor atormentador verbal y potencial
violador (la pobre al final sólo parece esperar que alguien repare en ella
sexualmente, aunque sea para violarla), y con un amigo mariquita
como único reposo a su guerra cotidiana.
La película tenía un cierto interés como documental de la
naturaleza pero no me llegó a apasionar, de ahí que no la incluya en el MENU. A
diferencia de cierta redactora de «MONDO BRUTTO», las cadenas de humillaciones
convertidas en bucles masoca/conformistas no me van
lo que se dice nada: siempre que contemplo este tipo de historias, sin un final
catártico a lo masacre de Columbine, me quedo
profundamente insatisfecho. Tal vez Solondz planteaba
una historia de justificación profética de la mentada matanza escolar (en su
posterior palo a Michael Moore en «STORYTELLING» -mi
película favorita del interfecto- parece confirmarse esto) pero, incluso
viéndola desde esta perspectiva, no le hallo el suficiente gancho.
No
habría sido así en los 60/70, época en que todas las humillaciones infantiles
de una wienerdog podían ser cobradas en
variopintos caminos de ultraviolencia: creando un
club unipersonal para castrar a tiro limpio a Andy Warhol; cohabitando con Charlie Manson en el Valle de la Muerte; practicando la guerrilla simbiótica y
lavando el cerebro a rehenes pijas (poética revancha
contra las repulidas torturadoras del pasado escolar); perpetrando un saludable
terrorismo cultural (en caso de no tener el temple suficiente para la lucha
armada) en forma de mixtificaciones sexológicas y/o psicoanalíticas, narrativa
extrema con visos ballardianos, guiones
cinematográficos alucinatorios, ensayos estructuralistas, odas filomaoístas o cómix directos a
la yugular... Pero jamás cediendo a la pesada cadena de la cordura, la
desmovilización y la sensatez (esa emasculación postmoderna tan cara a l@s seguidor@s de las coartadas cioranescas). La gafotas solondziana,
otrora (por cierto, otrora comienza a ser ahora –un nuevo comienzo, como en la
saga de Jason, el niño comido por los peces-: rasgo
cíclico que se refleja estupendamente en ese símbolo tarantiniano,
el brillo acerado de la katana empuñada por Uma Thurman), habría llegado a
zafarse del bucle, a construir su propia moral de filosa autoestima, a lograr
(inquietando a los enemigos –the only
way-) esa bendita cuota de jodido respeto...
SUPERGARZON Y EL 11M
Garzón contra el tsunami: ¿para cuándo un auto de
procesamiento contra las catástrofes naturales? (por cierto, ¿a alguien se le
ha ocurrido ligar los hechos siguientes?: Garzón, en un momento dado,
superándose a sí mismo en megalomanía, pretende encausar al mismísimo Bin Laden y propala sus
intenciones a los cuatro vientos; pocos meses después, Bin
Laden responde con el 11M -sin negar la
importantísima cuota de responsabilidad de Aznar en
el asunto, al convertir a nuestro país en diana para activistas islámicos por
su estrecho compromiso con la cruzada de Bush y Blair, no son moco de pavo aquellas acciones y
declaraciones garzonescas tan rebosantes de poderío-)
ATLAS EN ESPAÑA: ¿TURISMO ACCIDENTAL?
De
pronto, todos los shadowliners andamos leyendo
el «ATLAS» de
Ayn Rand en castellano. Una
edición argentina, lujosa y bastante precisa en la traducción, apareció por
estos pagos (creo es la misma que pidió Dildo a fines
del pasado año a Buenos Aires sin recibir respuesta) y hay quien la encontró en
la FNAC, quien
la vio en El Corte Inglés, o en secciones de librería de otras grandes
superficies. También Elderly me comentó haberse
topado en un kiosko con una reedición de «EL
MANANTIAL» bajo el patrocinio de la Cadena SER. Con cierta grandilocuencia me
calificó de «tastemaker»: me parece excesivo
pero tal vez algo haya influido en todo esto (la distribución por grandes
comercios de la obra maldita de AR –diametralmente opuesta en su individualismo
heroico a las patéticas consignas weimariano/terminales
del binomio Zapaterolo- o que una novela como «EL
MANANTIAL» –tópica en las bibliotecas familiares de la clase media de nuestra postguerra y luego inencontrable
por décadas salvo en cajones de viejo- sea posible adquirirla en kioskos) la insistencia de LINEA DE SOMBRA por dar a
conocer el mundo randiano de una manera abierta a
impensables hermenéuticas, rompiendo los estrechos fanales de la ortodoxia
neoliberal más corta de vuelo, buscando la relación con los contrarios bajo una
perspectiva estereoscópica, soreliana.
Cuando
decíamos en esta web que el espíritu shadowliner, con sus aparentes paradojas, con su sustancial
(no gestual) incorrección política, con su implacable objetividad negempática y replicante (esa objetividad americana
que celebraba Stalin en sus «PRINCIPIOS DEL
LENINISMO» y que Ayn Rand
–en soterrada conexión con su presunto opuesto- denominaría «Objetivismo» y
aplicaría como definición de su filosofía), tenía como patrimonio el futuro que
se hace presente por momentos, no esperábamos más que la confirmación de los
hechos. También, ahora que el «ATLAS» está al alcance de lectores
carpetovetónicos, se pueda comprender mejor la postura shadowliner
de no/colaboración integral con el Sistema (que implica la negativa a jugar a oponernos, porque tal
postura implica legitimación de la propia farsa democrática: el Sistema
sólo merece por parte de un espíritu auténticamente crítico que se le dé la
espalda, sin la menor consideración ni respeto -¿qué respeto y consideración
merece un Sistema que establece con la ciudadanía unas relaciones sustentadas
exclusivamente en la venalidad y la cobardía?- y considerar como aliado
objetivo a todo aquello que contribuya a acelerar su inevitable caída).
Hoy
Ayn Rand está por las
nubes, como deja claro la última película de Scorsese.
ATLAS (el HERCULES randiano) contempla a sus lectores
a vista de pájaro. Poco a poco, los voceros del antiheroísmo
y del nihilismo conformista (tan hostiles a Hughes y
a su tocayo Roark) van perdiendo incidencia en el
orden social.
La Naturaleza
se renueva.
GAYBERTZALES
Nunca
he podido comprender cómo alguien puede practicar/justificar/aplaudir la lucha
armada (con su intensa vinculación a los perfiles últimos de la realidad) y casar
tal actitud con el apoyo al mundo gay (no hablo de homosexualidad –todo un
universo de actitudes y opciones donde caben desde los guerreros tebanos y/o
las amazonas, ancestros primigenios de toda lucha armada, a los presentadores
de telebasura, las drag-queens y/o las bolleras hooliganescas
tan bien descritas por la pantera Esther en su más polémico artículo-,
sino de eso tan acotado y concreto y codificado y bendecido por los elementos
de nuestra sociedad más hostiles a toda profundización en la realidad –realidad
natural, cultural, sociopolítica-, de esa parte –lo gay- que pretende
secuestrar al todo –el impulso homosexual, sobre el que nadie puede imponer su copy right-). Recuerdo las palabras
de Rafa, nuestro maestro zen, comentando su
asistencia al épico, quasi medieval, entierro de Olaia Castresana («la
manifestación política más emocionante a la que he asistido jamás») y, en
comparación, me parecen una burla aquellas páginas de «ARDI BELTZA» dedicadas a
lo gay o los artículos en «GARA» a favor de las leyes zerolianas
promovidas por ZP. Equiparar las reivindicaciones de liberación nacional y de
construcción de un modelo social de radical movilización popular (que han
llevado a tantos pueblos, de Vietnam a Euskalherría,
a empuñar las armas) con las fantasías escapistas y los timos legales de una
minoría social de ínfimo rango, surgida del lumpen de
la opulencia occidental en su devenir más corrupto y degradado, rebaja la
seriedad de compromiso de una saga activista a frívola ultraviolencia
de personajes sacados de «LA NARANJA MECANICA».
Según
estos presupuestos, ¿se digieren sin la menor ayuda de antiácidos los más
indiscriminados y sangrientos atentados de ETA pero se condena a Durruti por el ametrallamiento del famoso vagón de tren,
acción que él justificó «porque estamos en guerra y las putas y los
maricones mermarían la moral de la tropa», o se rasgan las vestiduras por
la conducta de Castro o el Che ante el hecho gay, conducta motivada no
por ninguna fobia arbitraria sino por las mismas razones de movilización total
que aducía Durruti? ¿Con qué autoridad moral, con qué
coherencia de discurso se puede funcionar así?
Antes
menté a los guerreros tebanos y a las amazonas. Podría entender la tajante
defensa de la opción sexual homófila tomada por
hombres y mujeres comprometidos al ciento por ciento con el discurso
beligerante y austero que se supone propio del independentismo revolucionario.
Pero ¿qué demontres tiene que ver esto con el mundo feliz
y chantajista y sacacuartos de Zerolo, Chueca,
Almodóvar, Boris, etc?
VICTIMAS DEL...
¿TERRORISMO?
La
mejor prueba de que no se puede generalizar en materia de «terrorismo» la
han dado en los últimos tiempos las víctimas y familiares encuadrados en las
dos principales asociaciones de ámbito español, la AVT y la Asociación de Víctimas
del 11M.
Enfrentamientos
entre ambos colectivos, reproches de las galaxias políticas y medios de
comunicación que apoyan a cada uno (PP y periódicos como «ABC», «LA RAZON» o «EL MUNDO» a favor
de la AVT; y
PSOE/IU y el imperio PRISA, amén de la mayor parte de las televisiones, a favor
de los del 11M), la intervención de Pilar Manjón en la Comisión de Investigación
del 11M que provocó ataques muy duros de voceros próximos al PP acusándola de
insolidaridad con las víctimas de ETA, o los porrazos a Bono y la ausencia de
Peces Barba (Comisionado –se supone- para TODAS las Víctimas del Terrorismo) en
la manifestación promovida por la
AVT... En fin. Lo lógico.
La AVT
y la Asociación
de Víctimas del 11M representan a las dos Españas en
el campo de los damnificados por atentados. La primera recoge básicamente la
reivindicación de los muertos por ETA vinculados a los cuadros del anterior
Régimen, a la extrema derecha y neofranquistas (AP,
sectores más derechistas de UCD) en la Transición, al PP gobernante en los 90 (atacado
con especial saña en el País Vasco –al menos, en comparación con los ataques
recibidos en la misma zona por el PSOE-), y, por supuesto, y como un continúum donde se unen franquismo y postfranquismo,
los muertos pertenecientes al Ejército y a la Guardia Civil. No
es casual que Ynestrillas hijo, en los inicios de su
saga política (MSE/AUN), se apoyase muy concretamente en la AVT tratando de satelizarla
(cosa que los directivos de la asociación no aceptaron para evitar pérdida de
credibilidad democrática y de influencia en la opinión, aunque siempre
se mantendría un puente sumergido entre la ultraderecha y los elementos más
exaltados del colectivo de víctimas). La
AVT tiene una idea de la realidad vasca completamente pied/noir: ven a «las
provincias Vascongadas» como plaza de soberanía en trance de perderse por
los embites del nacionalismo institucional de PNV/EA
y de la insurgencia abertzale.
Es
cierto que ETA también provocó víctimas entre los socialistas (aunque ya he
dicho que en número mucho menor –pese a tener el recuerdo del GAL como
motivación de represalias- que las provocadas contra miembros de UCD y PP). En
efecto, y de ahí que surgiese BASTA YA como alternativa diferenciada de la AVT, amén de grupos de
consenso (en la época en que PP y PSE andaban a partir un piñón
antiterrorista) como el Foro de Ermua. Pero, al
cambiar la dirección del PSE y variar diametralmente las directrices de este
partido, hoy filonacionalista con Patxi
López, frente al anterior españolismo de Redondo Terreros y Rosa Díez, pues es
curioso cómo todas las iniciativas antiterroristas con presencia socialista
destacada han entrado en fase de sordina. Los sectores del PSE más rotundamente
críticos con la actual línea acabarán por disgregarse y engrosar las filas de la AVT y el Foro. Y BASTA YA, o
acabará desapareciendo o fundiéndose con colectivos vinculados al PP. No es de
recibo la presencia de Rosa Díez en la manifestación última de la AVT en contraste con la
ausencia de las instituciones (o sea, de Peces Barba –y recuérdese que Bono
insistió una y otra vez en que él iba a título personal, como un ciudadano
más-).
En
cuanto a la Asociación
de Víctimas del 11M, las zonas urbanas de donde procedían la mayoría de las
víctimas se sitúan en las antípodas de las prioridades e intereses del PP y del
mundo pied/noir
que representa la
AVT. Básicamente, recogen simpatías hacia lo que hoy todavía
pretende venderse electoralmente como izquierda (IU, PSOE, Verdes). En muchos
casos, contemplarán a la otra asociación como un nido de fachas y de viudas de picoletos y militares. Tampoco sentirán (sobre todo, los
más cercanos a IU) el mismo pálpito españolista sobre el problema vasco y, por
tanto, buscar la solidaridad automática con los muertos y mutilados por ETA es
absurdo. Tal vez si el atentado del 11M se hubiese producido en el barrio de
Salamanca, la concordia entre ambos colectivos sería total.
Por
otra parte, los damnificados por el 11M son muchísimo más realistas que la AVT en sus reclamaciones:
saben que, frente al terrorismo islámico, es inútil exigir castigo ejemplar
contra los responsables directos (primero, porque muchos de estos responsables
escamotean toda pretensión de castigo al autoinmolarse; y, en segundo lugar,
porque la España
de ZP carece -por su propia falta de poder político y de presencia
internacional, y por las restricciones penales autoimpuestas
en aras del talante- de medios para castigar en una proporción mínimamente cercana a los hechos cometidos –ya he comentado
antes lo vacuo de las baladronadas garzonescas contra
Bin Laden que, lo más, lo
más, contribuyeron no a la seguridad de la población, sino a acelerar la
catástrofe-); se conforman con dar caña al responsable indirecto (Aznar, el PP) y a tratar de conseguir cobertura y
asistencia económica por parte del Gobierno actual.
La AVT
vivirá en una perpetua frustración hasta que, falta de todo eco, se disuelva.
Sólo un golpismo militar que pusiese al país patas arriba para acabar con ETA y
con todo peligro secesionista, armado o sin armar, podría haber satisfecho sus
aspiraciones (no iba desencaminado Ynestrillas al
considerar a la asociación campo psicológicamente abonado para apoyar su
campaña –otra cosa es que aquello hubiese cuajado más allá de alguna anécdota
sangrienta, emulando torpemente los voluntarismos antiterroristas de la Transición-). Un
gobernante duro con ínfulas democráticas como Aznar
(quien, por cierto, tuvo que ampararse en el big boss Bush y el recuerdo del 11S
para tomar decisiones más o menos drásticas –luego no era tan duro-) es lo más
aproximado que ha podido encontrar la asociación a sus apetencias justicieras.
Hoy, dado el actual clima de guerracivilismo entre
PSOE y PP, de claudicación (con aires de regateo) ante las dinámicas soberanistas vasca y catalana, y de ínfulas
re-constituyentes de un republicanismo de juguete tutelado por la Corona (si Alfonso XIII
tuvo a su pequeño Mussolini en Primo de Rivera, su
actual sucesor puede jugar a la
República –sin República: todo muy a lo despotismo ilustrado-
con ZP y sus amigüitos), las esperanzas de la AVT carecen por completo de
sentido.
Tal
vez ellos mismos ya lo sospechan y de ahí la progresiva pérdida de carisma en
sus portavoces: de aquella imponente Ana Mª Vidal Abarca (con trazas de
estantigua apostólica fernandina, como sacada de «EL EXTRAÑO VIAJE» -la hemos
vuelto a ver no hace mucho en la manifestación de los mamporros, como una Dolorosa
en procesión: a su lado, la Díez
quedaba un poquito monicaca-) para acabar llevando
ante la Comisión
del 11M al tal Alcaraz (pobrecillo medio afásico –«born
to loose» escrito en la
cara-, incapaz de provocar la menor empatía entre el respetable, aún más si
contrastamos la performance redonda –por tensión emocional y telegenia-
de Pilar Manjón, la portavoz del colectivo rival).
Para
acabar, alguien podría hacerse la pregunta del millón respecto a las dos
asociaciones y así hallarles un único común denominador. La pregunta en
relación con la AVT
sería cómo un colectivo de tan claros sentimientos pied/noir actúa desde presupuestos (el victimismo
no violento, con rasgos formales quasi ghandianos –o presuntamente tales-) absolutamente diversos
a los de sus homólogos en Irlanda del Norte (los orangistas protestantes) o en
Israel (los colonos judíos de los asentamientos). La pregunta en relación con la Asociación de Víctimas
del 11M sería que si el atentado hubiese caído sobre un sector de población
similar pero en Francia o en Estados Unidos (la Francia donde el lepenismo manda en buena parte de los barrios obreros de
población autóctona, los USA que han dado a Bush en
su reelección el mayor número de votos de la Historia) se habría
reaccionado como se reaccionó aquí.
El
común denominador que une a ambas asociaciones y responde a ambas preguntas es
el miedo. Un miedo que supera toda reacción activista automática, espontánea,
de rabia, de revancha, capaz de vertebrar un movimiento de resistencia. Las
prioridades del orangista protestante o del colono judío, en un caso, y las de
la basura blanca que confía en Bush o Le Pen, en el otro, no están regidas por el miedo, por la
certeza aplastante de la inferioridad ante el enemigo sino por el orgullo y la
negativa a una posible pérdida de rango (impulso ciego, insensato, si se
quiere, pero ese impulso es la materia con la que se logra lo imposible, con la
que en este país –hace mucho, pero que muucho tiempo-
se puso en jaque a un imperio invasor –y fue la basura blanca de
entonces la que tuvo que ver bastante en esa lid-). Rafa C., el maestro zen, con parientes en cierta localidad guipuzcoana de
población mayoritariamente abertzale, me comentó que el independentista vasco
(a diferencia del católico con el protestante en Irlanda del Norte, o del
palestino con el israelí) no odia/teme al «español», sencillamente lo
desprecia, lo considera un perdedor como masa, como pueblo (esta sensación que
me comunicó Rafa la ha podido compartir mucha más gente con las recientes
imágenes televisivas del juicio a los miembros de Haika/Jarrai, en las que la algazara de los enjuiciados sudando
la camiseta en la pecera contrastaba con la crispación casi histérica de
algunos magistrados y acusadores, dejando bastante claro quién teme y quién
desprecia a quién, hoy por hoy, en el contencioso españolismo vs independentismo vasco –ya antes, yo había detectado
ese nerviosismo y pérdida de papeles de nuestros demócratas en los
inefables artículos de dos puntales de nuestro periodismo en defensa de las
libertades, Alfonso Ussía e Isabel San Sebastián,
a propósito de la presunta promiscuidad de la activista Idoia
López: desenfrenadas fantasías eróticas dignas de algún cumplidor funcionario
argentino de la Escuela
de Mecánica de la Armada-).
Si el independentismo tuvo en su momento miedo, fue de que cuajase una
intentona golpista y, años después (sobre todo, en las jornadas de mayor
histeria colectiva pro/Miguel Angel Blanco),
de que pudiese consolidarse una unión sagrada antiterrorista PSOE/PP que plantease
un estado de excepción similar al que habrían instaurado los golpistas pero
disfrazado con retórica democrática y buscando el apoyo de la comunidad
internacional (lo que pretendió Aznar pero sin el
apoyo del PSOE y confiando que el amigo americano acabaría devolviéndole
el favor de su adhesión perruna a la cruzada contra Irak en clave de lucha
contra ETA). Otro amigo me dijo no hace mucho, respecto al madrileño barrio de Lavapiés (una de las zonas con mayor población inmigrante
de confesión islámica), que el efecto del 11M entre los árabes ha sido
tremendo, en cuanto a verse cada vez más confiados en nuestro suelo, con un
desprecio creciente por los autóctonos (a los que ven cada vez más de manera
similar a como los abertzales ven a los «españoles»,
esto es, como una población acabada).
Nos
merecemos a ZP. Es lógico que su trampolín a la Moncloa
haya sido el miedo colectivo, paralizante, provocado por el 11M. Tal pueblo,
tal gobernante. Sólo nos queda reconocerlo. Reconocer que, en un plazo no muy
largo, Euskalherría y Cataluña funcionarán
completamente por su cuenta y que el resto pasará a convertirse en el
patio trasero (mejor, en el desván, por su disposición geográfica) del sultanato marroquí. Las prioridades que condicionarán
nuestro destino serán las apetencias geopolíticas y petrolíferas de usacos, británicos y franceses sobre el Estrecho y los
tejemanejes que el déspota alauita se monte con ellos
para seguir tranquilo en la poltrona. Euskalherría y
Cataluña se separan del tejido enfermo. Hacen bien, qué diantres.
La Naturaleza
se renueva.
LA MIRADA DE
SOREL
La
política es el mundo de los espejos, la boutique de trajes nuevos del
emperador. El poder (esto es, la
Política con mayúscula –maquiaveliana,
schmittiana-) es el mundo de la realidad, las fuentes
de energía. La mirada de Sorel, como la mirada de
ciertos predadores, es una mirada térmica, que atiende sólo a aquellas
entidades que emanan energía, que huyen del bienestar y del ocio y del diálogo
y del consenso, que se afirman en el conflicto y el desafío, que no son
optimistas salvo en la catástrofe («contra peor, mejor»). La mirada de Sorel exige heroísmo, desapego,
inteligencia, como la mirada del Atlas randiano, como
la mirada del Anarca jungeriano,
como la mirada del Titán staliniano. La mirada de Sorel
fue la mirada con que la izquierda revolucionaria se agitó en los 60/70 en
Occidente para poder sentirse por un momento igual a quienes, en Extremo
Oriente, no hacían de la revolución una performance
ni una añagaza populista, sino una pura necesidad surgida en el corazón de las
tinieblas. La mirada de Sorel es esencialmente
estereoscópica, antisectaria: sólo condena sin
paliativos la debilidad y la ineptitud, la falta de voluntad constructora, el
regodeo en la frase «nadie es perfecto», los atajos propiciados por la indolencia, las realidades
afeitadas de cuerna que gustan de promover quienes son incapaces de vivir en la
auténtica realidad (muestra de este espíritu soreliano
son las apreciaciones de Malcolm X sobre los
candidatos a las presidenciales USA del 64, Johnson
–candidato demócrata- y Goldwater –candidato
republicano-, prefiriendo al segundo frente al más progresista porque «es
mejor el enemigo que ataca de frente que el que confunde y trata de sobornarte»
-con esa misma mirada soreliana podemos reflexionar
sobre el hecho de que Sharon ha reavivado la lucha palestina que Barak, junto con
los maniobreros de la ONU,
estaba apagando con la oferta envenenada del bantustan
maquillado de estado independiente: hoy, cuando el control de Occidente
sobre Oriente Medio es más precario que nunca desde las Cruzadas, Palestina
puede, al menos, alejarse definitivamente del destino que la hipócrita Comunidad
Internacional le preparaba, la extinción lenta de todo un pueblo en su
reserva india con marchamo de la
ONU-). Como la realidad sin afeites, la mirada de Sorel engendra élites cuyo
patrimonio es el futuro/presente y aboca a la extinción a quienes carecen del
temple suficiente para aceptar una tensión tal.
Quiero
acabar esta última parrafada recordando uno de los textos más sorelianos aparecidos en LINEA DE SOMBRA: el elogio al AGUJERO BLANCO
que hizo hace ya más de tres años la mítica YNA LINNE.