Nuestra
eminente escatóloga de guardia, la doctora Laura Naranjo, recupera un tema ya
clásico en el cosmos shadowliner (ahí la panorámica
ofrecida en su momento por el sr Landeira o las varias
entradas dedicadas
al gran neurogastrósofo y antihumanista
Hannibal Lecter)
ANTROPOFAGIA COMO ANTOJO
El
canibalismo podría considerarse el mayor tabú de la humanidad. Y lo cierto es
que se encuentran pruebas de ello desde los neandertales hasta nuestros días.
La
palabra caníbal fue utilizada por Cristóbal Colón (siglo XVI) en sus diarios
para describir a los indígenas de las islas del Caribe, de los cuales se decía que
comían carne humana, aunque Colón inicialmente no creía tales rumores. Sin
embargo este nombre, que en principio era el término popular usado para
describir a los pueblos del Nuevo Mundo, comenzó a utilizarse por
‘antropófago’, palabra derivada del griego y luego del latín, que el
diccionario de 1538 define como “pueblos en Asia que comían hombres”. (Carmen Nocentelli, profesora de la Universidad de Nuevo México).
Sin
embargo, numerosos investigadores coinciden en que los colonizadores exageraban
–en sus relatos, textos y grabados de la época- cuando hablaban de canibalismo
en el Nuevo Mundo. Es más, afirman que tales historias eran ficticias. William Arens, autor de The Man-Eating Myth: Anthropology and Anthropophagy,
cuestiona la credibilidad de los reportes sobre canibalismo y arguye que la
descripción de una comunidad como caníbal por parte de otra comunidad es una
herramienta retórica e ideológica para establecer una superioridad cultural. Arens basa su tesis en un detallado análisis de numerosos
casos “clásicos” de canibalismo cultural citados por exploradores, misioneros y
antropólogos. Asegura que muchos estaban basados en el racismo o en evidencias
no corroboradas oídas de segunda mano. Estas acusaciones ayudaron a caracterizar
a las poblaciones indígenas como ‘incivilizadas’ o ‘primitivas’. Además, estas
afirmaciones promovían el uso de la fuerza militar para la ‘civilización’ y
‘pacificación’ de los ‘salvajes’.
Sí
se han encontrado evidencias de proteínas de sangre humana en heces fosilizadas
en lugares del suroeste americano y existen informes de primera mano sobre
práctica caníbal entre los aztecas de Mesoamérica y los brasileños tupinambá. Una de las razones por las que el canibalismo es
algo tan controvertido es la falta de detalles acerca de su función en estas
sociedades.
Categorías caníbales
No
todo el comer carne humana es igual. Están los que se comen dentro de su
comunidad, el endocanibalismo, considerado un ritual
mortuorio cuya función es guiar al alma de la persona muerta hacia los cuerpos
vivos de sus descendientes. Existe el exocanibalismo,
que es aquél en el que te zampas a uno de la tribu rival a la que has ganado en
batalla; también contiene la idea de transmisión de la fuerza y valentía del
otro. El necro-canibalismo es la ingestión de seres que ya están muertos
–situaciones desesperadas de naufragios, expediciones perdidas, accidentes de
avión en montañas nevadas- y está también el canibalismo homicida, que como su
nombre indica es matar a alguien para comérselo. También se han dado casos de
autofagia (autocanibalismo) y canibalismo para
obtener placer sexual. Un dato curioso es que la actividad de consumir carne
humana no está formalmente incluido como uno de los desórdenes mentales en la
lista Diagnostic and Statistical
Manual of Mental Disorders (DSM).
Europa, tierra con gusto por el muslo humano
Esta
región tiene una larga historia de canibalismo desde la Prehistoria y pasando
por el Renacimiento (por supuesto, el Medioevo, que veremos más adelante),
llegando hasta la 21ª centuria, con el Caso Meiwes
(el alemán que puso un anuncio en el que pedía comerse a un tipo de buena
planta). Además, esta área del mundo nos ha legado una generosa cantidad de
ficciones caníbales, incluyendo a Drácula, que es probablemente el más famoso
consumidor de sangre humana de todos los tiempos y un dicharachero precursor de
la actual fascinación de la cultura pop por vampiros y zombis.
En
este continente se han encontrado los fósiles más antiguos con evidencias de
canibalismo. La revista Science publicó en
1999 un artículo en el que unos paleontólogos informaban del descubrimiento en
la cueva Moula-Guercy, en Francia, de unos huesos con una
antigüedad de 100.000 años de seis neandertales. Estos huesos mostraban señales
de que se les habían extraído el cerebro. Además, las marcas de herramientas en
mandíbula y fémur sugerían que la lengua y la carne de los muslos habían sido
extraídas para su consumo. Pero éste no es un incidente aislado en la Prehistoria
europea. En la década de los 90’ se reportaron evidencias de que los
neandertales continuaron comiéndose entre ellos justo hasta antes de su
desaparición. En España, en la cueva
de El Sidrón unos paleontólogos descubrieron
que una familia de 12 miembros había sido desmembrada, despellejada y después
comida por otros neandertales hace unos 50.000 años.
El
momento en el que el Homo Sapiens comenzó a interesarse por la carne de
sus congéneres está aún discutiéndose. Sandra Bowdler,
profesora emérita de arqueología en la Universidad Oeste de Australia asegura
que sí lo hicieron. Existen escasas evidencias en el cazador-recolector,
asegura Bowdler, aunque en 2009 Fernando Rozzi, del Centro Nacional de Investigación Científica de
París indicó haber encontrado un hueso de mandíbula neandertal que podría haber
sido tratada culinariamente por el Homo.
¡Que vienen los cristianos!
En
todo caso, existe certeza absoluta de que en Europa ha habido casos de
canibalismo en diferentes épocas. En el siglo XI se vendía carne humana
cocinada en los mercados ingleses en tiempos de hambruna, como señala Jay Rubenstein, historiador de la
Universidad de Tennessee (Knoxville, USA), que también recuerda los relatos de
primera mano que informan de la práctica caníbal por parte de los soldados
europeos durante las Cruzadas. Estas historias coinciden en que el asedio y
posterior captura de la ciudad Siria de Ma’arra
terminó en un banquete de musulmanes a cargo de los soldados cristianos. A
partir de ahí los hechos son confusos, dice Rubenstein.
Algunas crónicas aducen que se realizaron “banquetes malvados” a espaldas de
los superiores; otras indican que los oficiales les dieron permiso a fin de
utilizar estas historias bárbaras para amedrentar psicológicamente a los
enemigos. En todo caso, a los europeos no les gusta esta anecdotilla, ya que se
supone que las Cruzadas es un momento épico en nuestra historia occidental, y
que los que se comían a otros eran “brujas, judíos, salvajes, orientales y
paganos” pero, “en el imaginario medieval del siglo XII se suponía que los
cristianos europeos” no hacían eso. Así lo afirma Geraldine Heng
en su libro Cannibalism, The First Crusade
and the Genesis of Medieval
Romance.
Momias y otros polvos
En
el siglo XVI el canibalismo no estaba ya en la mente de los europeos, aunque sí
era parte de la medicina en España e Inglaterra. Al principio, se importaban
desde Egipto pequeños trozos de momia y se prescribían contra diferentes
dolencias, pero la práctica pronto se extendió a carne, piel, hueso, sangre y
orina de cadáveres locales –bien de criminales ejecutados hacía poco o
directamente muertos robados de sus tumbas-. Richard Sugg así lo señala en su libro publicado en 2011 Mummies,
Cannibals and Vampires: The History of Corpse Medicine from the Renaissance to
the Victorians.
Louise Noble, en su Medicinal Cannibalism in Early Modern English Literature and Culture, indica
que en 1910 el catálogo farmacéutico alemán aún vendía polvo de momia.
La
citada profesora Bowdler también señala que mientras
los europeos se dedicaban a las momias para curar males físicos, enviaban a
misioneros y colonizadores al Nuevo Mundo para ‘curar’ a los indígenas de su
supuesta barbarie caníbal, algo que en muchas ocasiones fue invención absoluta de los propios colonizadores a fin de justificar el
envío de soldados y el empleo de la violencia en ultramar. “Es absolutamente
posible que los europeos estuvieran consumiendo más carne humana en aquel
tiempo que los pueblos del Nuevo Mundo”, dice Richard Sugg.
Ya
que el canibalismo a lo largo de la historia es tan pródigo en datos, me
gustaría –con la anuencia del gran jefe Shadowliner-
realizar un seguimiento en próximas ediciones de este suntuoso blog Línea de
Sombra. En los siguientes artículos trataré de abarcar la Europa prehistórica,
el centro y el sur del continente americano, algunos casos en Norte América,
los maoríes de Nueva Zelanda, ciertas partes del centro y oeste de África y
algunos lugares más. Por último quisiera desvelar la razón del título: el
antojo es mío. ¡Hasta la próxima merendola, amigos!
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Referencias
y fuentes:
Primera
encuentro académico sobre canibalismo: “Interdisciplinary
Cannibal Conference” en el Manchester
Museum (2013)
La
hipócrita historia europea del canibalismo, por Sarah Everts:
http://www.smithsonianmag.com/history/europes-hypocritical-history-of-cannibalism-42642371/
Wikipedia
Revista
Vacaciones en Polonia, número “Literaturas antropófagas”
Revista
Science: http://science.sciencemag.org/content/286/5437/128.full