RECETAS EN TIEMPO DE CRISIS

 

COMO ALEGRAR LA CARNE MAS ECONOMICA

 

 

Por lo general, la pantera Esther y mi prima Coralín suelen proveerme de excelentes suministros cárnicos (bien curados o bien frescos) pero en los lapsos (de vacas flacas, nunca mejor dicho) en que me encuentro desabastecido, mis exiguos caudales deben ingeniárselas para atender a las ofertas definitivas (en proporción cantidad/precio) de los super a los que suelo ir y esas ofertas se concretan en cuatro opciones: dos mondongos cilíndricos de fiambre de chopped o bien de ¿pavo?; un paquete marca blanca con una cantidad innúmera de frankfurts y otro con cuatro morcillas para pinchito. Hace tiempo, en uno de los super, vendían a muy buen precio unas salchichas rumanas ahumadas (marca CARPATI) que no he vuelto a ver en ningún establecimiento (ignoro si hay algún super para consumidores eslavos en Madrid y si ahí me reencontraría con esta especialidad que añoro de veras). En esta entrega culinaria, doy algunas ideas para elaborar con cierta gracia algunos platos a partir de estas carnes conglomeradas y supereconómicas.

 

 

 

COMO SACARLE PARTIDO AL MONDONGO

 

En sartén con una chispa de margarina o (mejor aún -para el chopped-) manteca de cerdo o panceta, tuesto en plan parrilla unas rodajas del cilindro y luego, a fuego residual, las dejo cubiertas de unas lonchas del queso fresco que me proporciona la vermeeriana Clara, sazonándolas con pimienta (acostumbro a usar un molinillo de 5 pimientas), perejil y ajo y cebolla de los que ya venden fritos (a muy buen precio, la cebolla frita de LA SIRENA, y el ajo frito, de mi socorrida IBERO/CHINA). Coronando la cosa, unos toques de mermelada de naranja amarga y alguna salsa oriental (chutney, chili agridulce...).   

 

 

 

CONSERVANDO Y SABORIZANDO LOS FRANKFURTS

 

Ya he dicho que el paquete de salchichas del SIMPLY lleva una gran cantidad por lo que, para una sola persona, conlleva un problema de conservación. Cuando compro salchichas frescas sí las congelo pero los frankfurt, como cualquier fiambre, los guardo en nevera. Lo que suelo hacer es distribuirlos en frascos de cristal y cubrirlos con una mezcla de cerveza (ya he dicho alguna vez que no me gusta como bebida pero me encanta para cocinar) y zumo de limón. Así pueden aguantar tranquilamente mucho más tiempo y adquieren nuevos matices de sabor. Con hacerlas luego en sartén con una nada de aceite o margarina y dejarlas reposar cubiertas de mostaza y perejil, listas.

 

 

 

REVUELTO DE MORCILLA

 

A fuego medio en sartén sofrío (a veces con manteca de cerdo, otras con sobrasada o, simplemente, con aceite) cebolla, pimientos verde y rojo y trocitos de manzana o pera. Cuando empieza a estar todo bastante hecho, añado una morcillita de pincho, dejo que se reblandezca y entonces remojo con un chorro de cerveza en donde diluyo un trocito de curry de IBERO/CHINA (el idóneo, obviamente, es el que lleva manzana y miel) para acabar reduciendo el líquido con algún toque de salsa (tomate o cachup aderezado con corteza de mandarina molida y unas gotas del residuo líquido que rezuma de la ya mentada mermelada de naranja amarga –sólo el residuo, o un poquito pero muy poquito de la pulpa-).

 

La variante más bestiaja es hacer la manzana con el resto de la guarnición en freidora (patata, zanahoria, calabacín...) y acabar revolviendo un huevo justo al final, que se vaya cuajando en el sofrito con el calor residual, cuando la cerveza con la salsa ha reducido y la morcilla se ha hecho prácticamente puré con las verduras. Como punto y final, unas virutas del potente queso curado que Coral me suele mandar del pueblo.