LA DISTANCIA Y EL CUERPO A CUERPO (notas)
Céline aúlla su odio muy atinado a Algo pero lo encarna de manera errónea (por biológicamente reduccionista) en Alguien y no será hasta dos lustros después que epifanice su error al sorprenderse con la ruptura de esquemas que supone para sus visiones la creación del estado de Israel. Aquello que lo desquiciaba y reflejó TAN BIEN Y TAN MAL en sus pamphlets, la distancia desde la que el titiritero urde sus guerras (lo hemos visto en los últimos años con las insidias de Biden en relación al Estado fallido de Ucrania), quedaba eclipsado por el cuerpo a cuerpo con que se rompía el esquema en torno a Lo Judío devenido en Lo Israelita (palabra que rima con antisemita pero que, ahora, reacuñada como nueva realidad geopolítica y de algún modo orientalizada como ISRAELI, dejaba de ser sambenito hostilmente zumbón para devenir en apelativo generador tanto de admiraciones como de odios frontales, ambos tan propios del cuerpo a cuerpo). Es interesante cómo esa sorpresa ante el activismo sionista que le lleva a mirar a Israel como algo más esperanzador que amenazador y que confía a su corresponsal judío Milton Hindus llevará a la crisis con éste cuando en su encuentro "cuerpo a cuerpo" en Dinamarca, perciba a Hindus como un elemento pasivo (más cercano al tópico retratado mucho después por Woody Allen en sus paisajes neoyorkinos) que no está "a la altura" de esos sujetos que en Próximo Oriente están erigiendo un nuevo Estado (en el testimonio de Hindus THE CRIPPLED GIANT se ve la cosa con bastante claridad precisamente por ser la visión del judeousaco "liberal" contrastando con la ferocidad celiniana del animal acosado -ferocidad que podría no ser muy diferente de algunas conductas y sentimientos de combatientes israelíes en su primer gran choque contra la primera coalición árabe así como en el desprecio que irá in crescendo de tantos israelíes por los "emboscados", dicho en su sentido más peyorativo y nada jungeriano, de la diáspora más acomodada-).
Releyendo a EJ (páginas de TEMPESTADES DE ACERO y del primer volumen de RADIACIONES) y comparando su cuerpo a cuerpo con el planteado por Tarantino en MALDITOS BASTARDOS (film que cayó mejor entre los judíos de Israel que entre los judíos de la diáspora por señalar la posibilidad de un judío/héroe -los mimbres con los que se construyó el estado de Israel- frente a un judío/víctima -arma propagandística puntual para Israel pero elemento esencial para el judío de la diáspora en tanto que uno de los "padres fundadores", salvo excepciones intempestivas, del chantaje moral que acabará culminando en el sinsentido esquizoide de Lo Políticamente Correcto). EJ siempre se siente vinculado a la nostalgia de la guerra como torneo en tanto que el escuadrón gore dirigido por Aldo Raine plantea su cuerpo a cuerpo como partida mucho más primitiva, más cercana al esperpento violento mostrado por Baroja en los recuerdos de Aviraneta con la partida del cura Merino. Pero, claro, también tiene que ver con el lenguaje del Irgun o de los aún más incorrectos betarim, nada susceptible de lograr el triunfo de manera caballeresca (de hecho, cuando el mismo EJ inspira con EN LOS ACANTILADOS DE MARMOL y LA PAZ las acciones más directas de los conspiradores "walkyrios" está anticipando el fatalismo guerrillero de LA EMBOSCADURA). Y es que para lograr que un supremacista ario sienta pavor por un judío, éste debe de yugular su sibilino estereotipo y volver a las viejas y enterradas artes macabeas. El propio Tarantino, a partir de MALDITOS BASTARDOS, llevará esa constante narrativa del cuerpo a cuerpo de su filmografía a su propia vida uniendo sus destinos más privados al destino de Israel (el país ¿occidental? en perpetuo cuerpo a cuerpo -de ahí sus crecientes choques con Lo Políticamente Correcto, que solamente puede concebir el cuerpo a cuerpo como juego de rol, como queda claro desde los troqueles de la muy occidentalizada RC china y su retoño el maidan del 68, tan criticado por una Arendt o un Pasolini por el deja vu que a ellos les trae de testosterónicos y predadores "cultos a la juventud", hasta las violencias "canceladoras" provocadas con la excusa de la muerte de George Floyd y las lecturas "liberianas", esto es, afroUSACAS, de Foucault y su erotización, tan machaconamente celebrada por él mismo, de la violencia de las turbas en la Revolución Francesa vista más como snuff movie que como reflexión política-). Frente a ese destino (hoy encarado a su más definitiva confrontación con el entorno árabe y parsi que sigue cuestionando su existencia como Estado), la cómoda distancia de ese Hollywood día a día más degenerado cuya elegía pareció dibujar en su última película hasta la fecha.
"Una de las cosas que más me fascinan de Tarantino (tras ver y posteriormente leer sus prolijos autoanálisis en entrevistas de MALDITOS BASTARDOS y DJANGO DESENCADENADO -desconozco sus declaraciones en cuanto a LOS ODIOSOS OCHO pero las supongo no menos sabrosas, dada la aún más sofisticada posición dialéctica de esta última historia-) es cómo resolverá sin herniarse la cabalgata de contradicciones que implica su actual opción vital de residir, crear y procrear en Tel Aviv (un Tel Aviv que encara su porvenir más enconadamente conflictivo desde la fundación de la ciudad) con sus circunstancias orgullosamente aireadas de cuarterón cherokee y de su negritud honoraria [analizada con bastante tino en el trabajo RACE ON THE QT: BLACKNESS AND THE FILMS OF QUENTIN TARANTINO de Adilifu Nama]: sus diatribas feroces contra Griffith y Ford en relación con lo negro y lo cobrizo, sus arengas a tropas israelíes que siempre estarán condicionadas (le guste o no al arengador) por la evocación de Aldo Raine motivando a su escuadrón gore, o si en el conflicto entre Israel y Gaza y las relaciones de poder, welfare y armamento entre ambas partes, el recuerdo de los pielrojas masacrados por la expansión COLONIZADORA o de los negros sometidos a la esclavitud tiene algún peso o se oblitera o, por el contrario, acabará por epifanizar a QT en el sentido de asumir que para defender la existencia de Israel, de la tortilla Israel, han de romperse huevos (no cabe otra: se rompieron mucho antes del 48, cuando desde Egipto los judíos pisaron por vez primera Canaán y se toparon con que aquello estaba ya inoportunamente habitado) y ello ¿le llevará a una posición insostenible en cuanto a lo postulado en las tres películas mentadas? Queda una obra pendiente por realizar antes de, según su plan, abandonar la dirección y dedicarse sólo a tareas de escritura. ¿Tendrá que ver con su realidad actual como ciudadano israelí, la trascenderá, se retrotraerá al cálido útero de Beatrix Kiddo como ya anunció en su momento, o nos volverá a sorprender con algo completamente inesperado, como hizo con su hasta ahora último film? Yo, por lo menos, estoy en ascuas." (autocita)
Y, por seguir con autocitas y sobre cómo hacer una buena tortilla, remito a los párrafos finales de esta entrada, dedicados al historiador Zeev Sternhell y a su crítica "políticamente correcta" de la creación y desarrollo del Estado de Israel. Tan contradictoria la visión pacifista de Sternhell como la visión insurgente tarantiniana de lo negro/cobrizo imbricadas en el constante combate de Israel con sus enemigos más directos. Sólo una visión audaz de cuerpo a cuerpo diplomático (siguiendo el modelo de reconocimiento de un equilibrio con el contrario en la línea de Nixon/Kissinger -y que HK de algún modo trataría de inculcar a las partes en liza en su maratón diplomático por la región en 1973- o planteando las blitzkriegs "art of deal" trumpianas) podría llegar a unir todos estos impulsos en principio antagónicos. Porque el cuerpo a cuerpo no sólo implica lidia sino también búsqueda directa de acuerdos para evitar males mayores. En todo caso, la distancia de los titiriteros, siempre tentados a ver la guerra como un juego de mesa o de ordenador, banalizando su gravedad (ahí Céline, en todas sus muchas páginas sobre la violencia extrema de la guerra narrada desde la perspectiva de quien recibe la bomba o repta entre los escombros, es el antídoto perfecto contra tanta retórica buenista de quienes azuzan a otros a matarse "por el bien de la Humanidad" -lo mejor y más salvable de sus pamphlets está precisamente en ese núcleo boscoso de aullidos contrarios a la guerra al que sólo puede llegarse atravesando los espinosos y equivocados árboles del antisemitismo con resabios biologicistas-).
A MODO DE CODA/ARGUMENTO PARALELO:
SI HITLER HUBIESE SIDO MAS "CORRECTO"...
(escrito a la manera de Jonathan Swift a partir de la lectura del libro de Douglas Murray THE WAR ON THE WEST)
Salido de una cruenta guerra, hocicando entre los cubos de basura en la inmediata postguerra, viviendo en un país destrozado y con una sociedad donde las clases se iban reubicando a la baja, hacia la bancarrota, entre miseria y lumpen: tenía todas las papeletas para ejercer un discurso victimista. Demagogo y sofista, él podría haber epifanizado su doctrina no en base a ensueños de poderío a recuperar, a ressentiment de un pueblo antaño señor y ahora desposeído de su rango, sino en base a chantaje moral, al ressentiment woke que en la incipiente Rusia revolucionaria bullía en un completo caos social y una miseria mucho más generalizada y asumida que en la recientemente pauperizada república de Weimar. Un bulling no planteado en plan golpista ni frontalmente matonesco sino, no menos violento, pero en clave de "asalto a los cielos" de los poderosos, de los usurpadores, aunque más dirigido tal asalto a las voluntades, a las mentes de los enemigos, que a sus cuerpos. Más dispuesto a priorizar como fuerzas de choque no a unas SA sino a escuadrones de sociólogos, de críticos, de deconstructores (algo que tal vez habría llevado a elementos contemporáneos de su recental actuar, aquellos que con el tiempo -con la excepción de Walter Benjamin, junto pero nunca revuelto con el resto- a ser conocidos como la Escuela de Frankfurt, a unirse a su causa y no a meramente tratar de usurparlo desde la envidia secreta disfrazada de virtuoso odio "antifascista"). ¿Los judíos acomodados se sentirían abrumados por la culpa y acabarían de manera suicidamente autofágica aceptando sus CRITICAS TESIS RACIALES? ¿Aprobarían todo lo dicho contra ellos desde el campo antisemita, pedirían perdón por los crímenes rituales que se les achacaban, por ESCLAVIZAR a los arios proletarizados, darían fondos para el aún gateante NSDAP y demolerían sus propias estatuas, quemarían sus propios textos, demonizarían su propia historia, en purgativa tarea de AUTOCANCELACION?
El problema de Hitler, si seguimos este argumento, es que no supo conjugar sus fantasmas más viscerales con una ruta que, estratégicamente, le habría resultado más útil, una ruta donde el cínico Marx se reía con retranca antisemita de su rival el quijotesco Lassalle (tan judío como él pero mucho más anticapitalista en sus visiones de conjunción tecnomedieval de aristocracia y proletariado, de atender más a Bismarck que a la talasocracia británica), donde los futuros frankfurtianos comenzaban a metabolizar los impulsos más oscuros del fascismo (aquellos que precisamente rechazaba la Konservative Revolution y que dará ejemplares NO ES ESTO, NO ES ESTO en páginas de Jünger, de Niekisch, de Moeller o de Heidegger) a mayor gloria del "antifascismo" (una dinámica que acabaría desembocando en el narcisista maidan del 68 y de la contestación juvenil usaca donde Charles Manson y Andreas Baader serían, cada uno a su manera, retoños extremos, dinámica que algunas voces -Arendt, Pasolini- radiografiarían en sus críticas denunciando cómo aquel aparente culmen antifascista tenía mucho de deja vu de su presunto contrario) y cuya última vuelta de tuerca sería el culto a Foucault (el Foucault que confesó sin rubor su relación onanista con las violencias más casqueriles de la Revolución Francesa -con la misma y reduccionista lente se motivarían sus muy peculiares simpatías por la recién estrenada República Islámica de Irán o por el polpotianismo camboyano: de haber llegado a conocer a Al Qaeda o, aún mejor, al Daesh se habría consumido de puro orgasmo ¿revolucionario?-).
¿Los judíos, carcomidos por la zapa dialéctica de un nazismo más sociológico que mamporrero, habrían acabado por ayudar a construir los läger que los albergarían hasta la ducha final? ¿O no era tiempo y para ello Hitler habría tenido que nacer mucho más tarde y en unas situaciones mucho menos dramáticas en lo material, aunque más histrionizadas en lo audiovisual, y haber mamado más de Marx, Frankfurt y Foucault para convertir su TEORIA CRITICA DE LA RAZA en arma imbatible de bulling psico/social? ¿Habría evitado la reacción contra su actuar que supuso su beligerancia a este y oeste simplemente contemplando cómo sus enemigos se autodevoraban solitos siguiendo sus insidiosos chantajes y diatribas? ¿La culpa inoculada sería más efectiva como arma que los ejércitos y los arsenales prenucleares?
Pues igual no, por aquello del eterno combate entre lo pendular versus lo irreversible, propio del devenir histórico EN ESPIRAL. Porque ahora mismo, en ese Occidente rehén por lustros del chantaje moral, del wokismo y de la culpabilización, el péndulo vuelve a moverse. Ojalá que esta vez lo haga de manera trascendente, capaz de superar su consabido círculo vicioso en zigzag, capacidad que puede lograrse simplemente reflexionando y atendiendo a la Realidad y a la Memoria como elemento esclarecedor y no estupefaciente. Asumiendo la luminosidad cabal de Pero Grullo frente a las demenciales tinieblas del Mago de Oz...