Forma

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Los modernos le ponen nombres a todo. Y los antiguos también, claro, no nos vamos a engañar, pero flipándose menos. Ahora, a la comida que a uno le produce felicidad tras una jornada asquerosa de trabajo o de azarosas complicaciones vitales se le llama confort food. Y es una cuestión muy personal, pues si bien, el común de los mortales espera que eso sea una hamburguesa grasienta con extraña denominación o una tarta empalagosa de Lotus—eso es el mainstream— a mí me resulta apetecible la pasta, un yogur fresco con cosas o un trozo de queso de cerdo  o tocino con pan, que es el material con el que se alimentan los sueños. Y un «joyo aseite».

Pues eso, las películas que ves sin esfuerzo, que te sientes cómodo en el mundo que crean, músicas gustosas y actores y actrices sugerentes pues las llamo Confort Cinema. Dirección con firma, argumentos golosines o más secos que el ojo de un tuerto. Pero que te piace más que a un tonto un lápiz. A continuación, algunas de mis reconfortantes cinéfilos desahogos, oasis de mi vida llena de industrias y desajustes.

 

EL LANDISMO AMPLIADO

Un hombre con un texto en blanco

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Lo que en su día fue una etiqueta de denostación, yo al menos la asumo como lugar cálido, esa época —muy corta— del cine español que coincide con las primeras aperturas de la censura franquista y que para al llegar la democracia (1969-1976). Aunque se podría prolongar un poco más en el tiempo ya sería destape sensu stricto, aunque de todo hay en la viña del señor.

Muchos afirman que debería haberse llamado lopezvazquismo y difiero. Aunque las mimbres y las personas fuesen las mismas, López Vázquez hacía de señor circunspecto de la burguesía o el funcionariado —si salía en un pueblo siempre era el secretario, como El turismo es un gran invento (1968) y con un antecedente antológico como Quintanilla, el de las serrerías, en Plácido (1961) —. Alfredo Landa, sin embargo, encarnaba al hombre sencillo, gañán, inocente, un prototipo de señor español a la antigua, pero con algo de apertura hacía lo moderno, que sería sustituido en la Transición por Pepe Sacristán, como español promedio de ciudad, progre y más intelectual.

Sea como fuere, este cine, que hoy sería cancelado rápidamente, aunque estaba hecho para diversión en las butacas, nos dicen mucho de aquella España, que no sé si difiere mucho de la actual por mucho que nos digan.

Los directores que son la cumbre de este cine patrio son, para un servidor, Mariano Ozores y Pedro Lazaga. Dicho esto, también incluiría yo la obra anterior de ambos en lo que he denominado este landismo ampliado, porque no olvidemos que antes de Landa, está Don Paco Martínez Soria, como abuelo de España en los 60. Y que después sobre todo Mariano Ozores tendría una importante obra de grandes éxitos ya en pleno destape.

Películas como El alma se serena (1970), Aunque la hormona se vista de seda (1971), ¡Vente a Alemania, Pepe! (1971), Vente a ligar al Oeste (1972), París bien vale una moza (1972), Simón, contamos contigo (1972), Manolo la nuit (1973), Lo verde empieza en los Pirineos (1973), Fin de semana al desnudo (1974), Dormir y ligar: todo es empezar (1974), Jenaro, el de los 14 (1974), Mayordomo para todo (1976), Celedonio y yo somos así (1977)… siendo éstas las protagonizadas por Landa. Landa tendría una carreraza después de esto —que ya habría servido para entrar en los libros de historia—, haciendo en los 70 y principios de los 80 con José Luis Garci Las verdes praderas (1979) y las dos partes de El Crack (1981 y 1983). Y un montón después, claro. Desde Los Santos Inocentes (1984) de Camus a sus últimas películas importantes —también con Garci— como Tiovivo c. 1950 (2004) o Luz de domingo (2007) pasando por La Vaquilla (1985) de García Berlanga  o El Bosque Animado (1987) —ambas éstas muy aplaudidas en mi casa—.

 Aparte señalar otras que me gustan especialmente.

La decente (1971) donde no interpreta a uno de boina de rosca, sino al ínclito inspector Miranda —ojalá hubiese tenido una serie de televisión en la época al estilo de Colombo— al alimón con Conchita Velasco y López Vázquez. Una deliciosa comedia de crímenes de José Luis Sáenz de Heredia, basado en un libro de Miguel Mihura.

Una persona con un traje de color negro

Los pecados de una chica casi decente (1975) donde Mariano Ozores para saltarse un poco mejor la censura, sitúa la acción en Italia. Así se puede hacer un poquillo de mofa de la Iglesia y de las fuerzas del orden. Landa interpreta a un párroco cuya hermana Lina Morgan mantiene una relación prematrimonial con el carabinero Pedro Valentín. Completan el reparto Antonio Ferrandis como el jefe de carabineros, Keta Claver como madre del cura y Joaquín Roa como el obispo metepatas que visita durante un negrísimo enredo con muerto de por medio.

Grupo de personas en medio de cuarto

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Paco el seguro (1979) extrañísima coproducción con Francia dirigida por Didier Haudepin con guion de José María Forqué y de otros gabachos.

El alcalde y la política (1980) de José María Delgado. Landa es un alcalde a la antigua usanza que se adapta los nuevos tiempos de una curiosa forma.

Este cine, que es muy amplio y no tan homogéneo como parece, me lleva a la década en la cual nací y de la que ni me acuerdo, pero como en mi infancia era todo tan parecido a eso pues lo asocio con la España de mis primeros años. Estas películas son hechas con pocas pretensiones más allá de hacer algo de gracia y dineros. Pero son como cápsulas del tiempo. Al contrario que muchas series y películas de ahora que no se parecen a lo cotidiano, éstas, aunque exagerando el disparate muestra como son las gentes de su tiempo. Si bien hay una gran división de temas a partir de 1975, en su esencia siguen siendo películas para el pueblo, sea lo que sea esto. Teniendo Somos en casa por cable y siendo suscriptor de FlixOlé sigo de cerca las nuevas novedades que van saliendo. Novedades de películas de hace 50 años, pues por aquello de derechos y otras gaitas van apareciendo nuevas con cuentagotas. Estas pelis muchas veces las pillo a medias, pero son un bálsamo de tranquilidad. Para días donde el ajetreo ha sido máximo son estupendas, y siempre con grandiosos actores del primero al último. Todos tenían una dicción impoluta, aunque hablaran en slang, como Manolito Alexandre o fuesen gallegos o de donde fuesen. Igualito que ahora, que casi todos hablan madrileño y no se les entiende una mierda, porque para ellos actuar bien es susurrar y fruncir el ceño.

ALGUNAS PELÍCULAS COMODÍSIMAS

CONAN, EL BÁRBARO (1982)

Conan, personaje del que  a su alrededor hice una de mis primeras pesquisas en Línea de Sombra, siempre vuelve a casa como el turrón, por Navidad. Bueno, para ser más exactos por Nochevieja. Una tarde de esa fecha de los primeros 2000 estaba yo con mi amigo Manolín en su cochera —cuartel general de muchas cosas por aquel entonces— y por casualidad en Canal Hollywood dieron una de nuestras pelis favoritas, la susodicha, la buena, la de Milius. Lo que comenzó por una feliz coincidencia, acabó siendo una tradición muy arraigada que llega hasta el día de hoy.

Y es que el filme, donde Arnold hace su primer gran papel, es una película mágica. El viaje del héroe, mil veces contado, se convierte aquí en una historia de venganza, de amoríos imposibles, de aventura con mayúsculas muy tochas; la barbarie contra la civilización. Si bien basada en los libros maravillosos de Robert E. Howard, es una película de autor de primera magnitud —aun suponiéndola como una de género— donde Milius desglosa su particular visión del mundo. Los paisajes de Almería, Madrid y Burgos, los excelentes efectos especiales, la música sin igual de Basil Poledouris, añaden aún más de esa magia, que supura a borbotones.

 Y claro, los protagonistas. Schwarzenegger hace del sonido gutural un arte, habla muy poco, pero actúa rápido. Sandahl Bergman, como Valeria, hace de una ladrona muy alejada de otras parteners que hubiesen colocado realizadores más torpes —optando por una pechugona tonta—.

Subutai, Gerry López, es el compañero de andanzas, al que Conan libra de que lo coman los lobos y se dedican tras ello a conocer las ciudades. Es curioso que López salga en una de las películas de mi adolescencia, que también es de Milius, El Gran Miércoles (1979). Bueno, tan curioso no es porque él es surfista profesional y de eso es lo que va la película y participó en como actor solo en esas dos y alguna más puntualmente.

Un grupo de personas disfrazadas

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El malo es un increíble James Earl Jones, que tiene un aura de misterio difícil de igualar. Interpreta a Thulsa Doom, un caudillo militar al que la magia y el secreto del acero atrajeron hasta convertirse en el señor de las serpientes.

Imagen que contiene persona, hombre, sostener, parado

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Una peli que como la coja en un zapping en el momento que sea se verá indudablemente, quitando tiempo de siesta, lo más seguro.

 

EL HOMBRE QUE PUDO REINAR (1975)

Ciertamente otra película con una atmósfera prodigiosa. Basado en el libro pequeñito de Rudyard Kipling, el meollo del asunto nos lleva a la India colonial, donde dos exsoldados de su Majestad se dedican a timar por allí y por allá a lo largo de todo el subcontinente indio; o sea, Michael Caine y Sean Connery.

 Ya se sabrán la historia, Dravot y Carnehan, los susodichos. Carnehan roba el reloj del propio Rudyard —Christopher Plummer—, pero se dan cuenta de que es masón, como lo es él mismo, y hace todo lo posible por devolverlo. Aparte se meten en un lío de chantaje haciéndose pasar por el corresponsal del Morning Star —el propio escritor— que los saca del apuro. Una noche calurosa acuden a él a pedirle ayuda y para que firme como testigo en un contrato… el papel que valida su asociación para convertirse en reyes de Kafiristán, un territorio por aquel entonces independiente en las montañas del Hindu Kush, en Afganistán. La peli cuenta con gran humor las aventuras para que eso ocurra, con ayuda del soldado gurkha Billy Fish —Saeed Jaffrey— que se encuentran en la primera “ciudad” a la que llegan en su periplo. Exotismo, epicidad de andar por casa, grandes paisajes y una aventura que entronca con los grandes clásicos decimonónicos.

Una persona con un sombrero

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John Huston consigue una obra redonda, donde la codicia, el afán de descubrimiento, la amistad y el viaje a lo desconocido van de la mano, y convierte a unos marroquíes en unos ignotos habitantes del Asia Central, aquella que me quitaba el sueño en mi infancia.

Maese Zurdo en un comentario de facebook sobre un libro que leía sobre Paul Newman  me contaba que le enviaron el guion para repetir éxitos de la dupla Newman/Redford, y fue el propio actor el que le dijo a Huston que consiguiera a Connery y a Caine. ¡Un gran acierto de reparto! Más adelante hablaré sobre más Newman.

 

ACORRALADO —FIST BLOOD— (1982)

La amarga primera película de Rambo es muy modesta. Costó poco dinero para lo que son las producciones usacas. Era una historia de largo recorrido. Basado en un libro de David Morrell, escrito en el 72, la cosa tardo 10 años en ver la luz entre otras cosas porque hubo muchos actores que no la quisieron hacer al ser, según ellos, muy violentas. Actores como Clint Eastwood, Al Pacino, Robert De Niro, Paul Newman, Nick Nolte, John Travolta, Dustin Hoffman, James Garner, Kris Kristofferson, Michael Douglas o Terence Hill lo rechazaron. Sylvester Stallone, después del éxito de Rocky (1976), se postuló para el papel. Para el teniente Trautman se elegió al fin Richard Crenna. Lee Marvin había dicho que no y Kirk Douglas, que comenzó la película, se marchó cuando sus ideas sobre el final de la película no se tuvieron en cuenta. Para el sheriff se tentó a Robert Duvall o Gene Hackman, pero tampoco quisieron. Al final el papel fue para Brian Dennehy, lo cual me parece excelente.

Imagen que contiene hombre, persona, uniforme militar, viendo

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El exsoldado y veterano de Vietnam John Rambo llega a un pueblo de esos perdidos de la mano de Dios con una pinta algo extraña. El sheriff que no le gustan mucho los vagabundos le lleva a la comisaría y le encierra. Le encuentra un cuchillaco y le da por someterle a tratos degradantes sin ser consciente del problema en que se había metido. Habían derramado la primera sangre. Tras un rifirrafe escapa al monte y comienza la caza al hombre. Rambo como un animal que no quiere volver a ser encerrado hará lo posible por su libertad. La ineficacia total de los policías del pueblo y los voluntarios del Club de Amigos del Rifle hacen que llame a su instructor de la guerra que nos deja muy claro que al acorralado Rambo no es posible cogerlo sin su ayuda.

La puesta en escena sobria, los paisajes supuestamente del estado de Washington —en realidad canadienses de un poquillo más arriba—, los grandísimos personajes arquetípicos con diálogos forjados a fuego y la acción poco amiga del CGI actual, le confieren una verosimilitud muy confortable. El trasfondo político de la cinta es muy de la época, ya que la incomprensión que sufren los veteranos de guerra es notoria, cuando deberían ser héroes. Rambo, como símbolo, ha sufrido por el menosprecio de los antiguerra de Vietnam, la dejadez de las autoridades que querían tapar la evidente derrota de la guerra y por la perdida de tantos compañeros —el penúltimo de su escuadrilla murió de cáncer un poco antes de inicio de la película por las consecuencias del agente naranja—. De hecho, poco después de la película y aunque no tenga que ver, veteranos de la guerra pusieron querellas a Monsanto, Dow Chemical y algunas más por la acción de este agente naranja y ganaron. No así los vietnamitas que también pusieron querellas —se estima que entre 500.000 y 1.000.000 niños nacieron con malformaciones por el uno de dicho agente—.Pero los jueces no la admitieron a trámite.

Las secuelas, si bien resultan entretenidas, no son lo de la misma intensidad ni gravedad, siendo explotaciones de la era Reagan con componentes patrióticos para un público más masivo, o las últimas para nostálgicos crepusculares.

Por no hablar más de Sylvester Stallone dejo para un próximo capítulo las películas de Rocky.

 

Imagen que contiene nombre de la empresa

El contenido generado por IA puede ser incorrecto.LA LEYENDA DEL INDOMABLE —COOL HAND LUKE— (1967)

¿Qué podíamos decir de La leyenda del indomable que no se haya dicho ya? Pues nada, como en todo  lo que precede.

Stuart Rosenberg nos lleva a una atmosfera asfixiante, calurosa y opresiva. Sur de Estados Unidos en los primeros 50s, la época post IIGM. El único aire fresco lo aporta Paul Newman haciendo del también veterano de guerra y prisionero Lucas Jackson apodado como Cool Hand Luke por sus compañeros de presidio por la potra que tuvo en una partida de cartas. Luke está en la cárcel por desatornillar borracho unos parquímetros —glorioso comienzo de la película—. Solo piensa en huir. Es un alma libre encerrado en el profundo Sur y en unos barracones que no deben oler demasiado bien. Tiene escenas tan memorables como la apuesta de los 50 huevos duros, las diversas huidas… y ese limpiar de coche que para la época era de muy alto voltaje.

El gran acompañante en estas penurias de Newman es George Kennedy, personaje con el que acaba a guantazos al principio de la película;, pero como era de otros tiempos, se podían medir el lomo el uno al otro y después tan amigos. Seca te deja la boca los trabajos en esas carreteras sureñas, polvo y paja, rifles y gafas de espejo. Esas noches encerrado en su catre, las canciones a la guitarra de Harry Dean Stanton y las propias de Luke al banjo. Una de ellas siempre me acompañó desde que vi la peli en la pubertad. La de la virgen de plástico en el salpicadero del coche. Y si hablamos de música, cómo obviar la sensacional banda sonora de Lalo Schiffrin puntal básico del filme, junto a la luminosa fotografía de Conrad Hall.

Si el antihéroe en películas de décadas anteriores es el antagonista a partir de los 50 —ese Marlon Brando cuereado— y aún más en los 60 pasan a ser los protagonistas. Luke no sabe demasiado bien porque se revela, está aburrido de ese mundo. Tiene bagaje en su vida, y quizás por ello, mira con desdén a la autoridad, siendo aquí una bien cruel y redneck. Es un mundo profundamente segregado. Segregado racialmente —los únicos negros que salen son los niños que le ayudan a escapar— y segredado sexualmente, pues al ser presos no tienen contacto con el sexo femenino. Son en cuestión los que las nuevas generaciones de ahora ven como el culmen de la escala evolutiva en el heteropatriarcado: varones blancos, … pero éstos… éstos son lo opuesto, ¿no? Perdedores, criminales de baja cuna, pobres de espíritu, quebrados por las circunstancias. Y por eso ven en la figura redentora de Luke alguien a quien admirar, alguien del que contar anécdotas… pero al final igual de perdedor que ellos. Es una película amarga. Me remite a otro antihéroe que ya traté por aquí, al Chico de la MotoMickey Rourke— en La Ley de la Calle (1983). Son guapos, atractivos, líderes naturales, pero el problema es que no saben que hacer con eso… Paul Newman aquí es quizás donde esté más pletórico en su carrera, muy larga y fecunda. Le decían el imitador de Brando, y yo, sin duda, prefiero un Paul a 10 Marlons.

Hombre sentado en un sillón

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Y con esto doy por acabada esta tanda de pelis y géneros, que, seguro que tendrá más entregas, aquí en…

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