breve
introducción del webmeister:
tras haber conocido (bien de primera mano bien desde
el acoso mediático) las bilis del humor entendido como entropía (entropía como mal absoluto o entropía también como estrategia
lobotomizadora),
me alegra, me pone de BUEN HUMOR conocer a alguien bienaventurado que
reivindica el humor como energía para elevarse y no como veneno para hundirse ni
para hundir a sus prójimos
El humorismo, un género de vida
tesonera
tesina de la joven licenciada
Guillermina Royo-Villanova
(AKA Clorata de
Potasa)
Me encuentro a punto de
escribir sobre el humorismo pero, dado que la idea me fue plagiada antes de mi nacimiento
por unos cuantos, entre ellos un tal Pío Baroja en 1919 (en La
caverna del humorismo) y un talísimo Ramón Gómez de la Serna (en
La
gravedad e importancia del humorismo), supongo que corro el peligro de que
el humorismo termine escribiendo sobre mí.
“ Gravedad
e importancia del humorismo” (1928)
Fragmento del capítulo “Ismos“ publicado en La Revista de
Occidente en 1928:
La actitud más cierta ante la efimeridad de
la vida es el humor. Es el deber racional más indispensable y en su alcachofa
de trivialidades, mezclada de gravedades, se descansa con plenitud. Se
sobrepasa gracias al humor esa actitud en que sólo se es profesional del vivir,
en toda la sumisión que presenta ese profesionalismo(…) El humorismo es una
anticipación, es echarlo todo e el mortero del mundo, es devolvérselo todo al
cosmos un poco disociado, macerado por la paradoja, confuso, patas arriba.
Cuanto más confunda el humorismo los elementos del mundo, mejor va “
Humorismo según Baroja
, La Caverna del humorismo ( 1919 )
“ Es indudable que allá dónde hay un plano de serenidad, de
respetabilidad, hay otro plano de risa y burla. Lo trágico y lo épico se alojan
en primer plano, lo cómico en el segundo, el humorista salta continuamente de lo
uno a lo otro y llega a confundir los dos, de aquí que el humorismo pueda
definirse como lo cómico-serio, lo trivial trascendental, la risa triste,
filosófica y cósmica. Esta mezcla cómico-romántica, cómico-patética, cómico
trágico , un gesto agridulce que es el sabor de las obras de humor”
El que sonríe mejor, también sonríe el
último
El alegre llanto de Clorata
El humor coexiste con la risa pero no es lo mismo. Kant
definiría así la risa: “Nos reímos cuando somos insensibles ante la falta que
presenciamos; cuando se espera algo grande y la esperanza se resuelve en nada”.
Lo que reconfirma Richter al decir
que reímos cuando hay desproporción entre el esfuerzo y el resultado. Esto es,
cuando satirizamos egoístamente, cuando no somos nosotros los que estamos en
una situación chusca aun temiendo que nos llegue o ya habiendo pasado por ella,
porque ante la muerte, señores, somos todos iguales. Kant ve el humor como respuesta a una
incongruencia, la ambigüedad, la imposibilidad lógica, la irrelevancia y la inadecuación. En cambio, para
Hobbes el humor surge de la gloria de
una inspiración espontánea al sentirse superior a los demás. En cuanto a esta
teoría de la superioridad, Aristóteles
y Platón hablan de la agresividad que el humor despierta. Clorata, defensora del humor a
ultranza, sostiene que el humor puede suscitar contrariedad pero es la risa
exagerada la que crea esa agresividad, es necesario disociar los dos conceptos.
Una lágrima de alegría ahoga carcajadas, la carcajada es la sepultura del
humorismo. Sigmund
Freud
explica el humor como un fin para socorrer al hombre, una forma de liberarse de la
represión y de ahorrar. En
época de crisis es recomendable no gastar, en cambio el humor es muy consumido,
es un ahorro de sentimentalismo: río por no llorar
y me llevo cuatro y así nos salen las cuentas a final de mes. Nietzsche da en el clavo cuando se
refiere a la risa diciendo que «El hombre sufre tan profundamente que ha
debido inventar la risa» (aquí el humor es una catarsis para el espíritu
como la risa lo es para algunos cuerpos). Cuando converso con Nietzsche solemos llegar a la
conclusión de que la risa es dionisíaca y el humor apolíneo: pueden ustedes
reírse.
El humor no tiene una definición
concreta porque es
más coqueto que concreto; por lo contrario la risa es un acto fisiológico… para
la lógica de algunos, la de la tía Felisa.
La risa entre los humanos y los buzos
está frecuentemente ligada a disociarse de
acontecimientos que suscitan inquietud y que se asocian con la desgracia,
propia o ajena. La risa es la pasión instantánea que nos provoca nuestra propia
excentricidad. Así la risa nerviosa
viene a ser un acto fallido
del subconsciente. Desde este punto de vista el humor se constituye en un acto
de purificación que permitiría evacuar esta violencia, nacida de la frustración y del sufrimiento. Una vez más
en este caso el humor está ligado a la risa, pero sólo tienen una relación
secundaria y no necesaria; más bien son los hermanos incestuosos que mejor
harían llevándolo en silencio. Y es que la risa es un proceso fisiológico que surge de
un cambio psicológico agradable y los sentimientos buenos o malos deberían
expresarse con moderación. Mejor veo yo la edípica relación del humor y la
sonrisa. Me
reconcilio con la risa cuando la veo como símbolo de unión, cuando el hombre la
utiliza como lenguaje para expresar que comparte con otras personas el mismo
sentido de humor o al menos, la alegría de expresarlo y las ganas de crear un
vínculo mediante el buen rollo: me reconcilio mientras esa risa no sea extrema,
mientras se quede en un leve acto social y reconciliador. Mientras no sea un
tic convertido en necesidad de desahogo espiritual, un vicio incontrolado.
Dentro de la sociedad, tanto los grupos políticos,
sociales, el nuevo rico, el pobre, el nuevo pobre, el rico de toda la vida, los
hombres, las mujeres, el del pueblo de al lado, el de otra raza, todo es objeto
del humor y siempre mal intencionado,
precisamente esta burla es la que convierte la risa en denigrante; en
cambio la sonrisa expresa : joder, hoy le toca a éste, a mi me tocó ayer.
Porque estamos todos en la parrilla del humor. En La República escribía Platón: « …no conviene que los guardianes
sean gente pronta para reírse, ya que, por lo común, cuando alguien se abandona
a una risa violenta, esto provoca a su vez una reacción violenta»
El humor vendría a desempeñar una
función purificadora
parecida a la de las lágrimas,
pero diferente en cuanto a que el humor supone una separación de y no una
identificación con el objeto que es soporte del mismo, un desaprecio y no
una compasión.
No hay nada más cruel y cínico que el humor compasivo. ¡Ah, si! El humor
dirigido a un sujeto, al cual generosamente se le deja elegir entre no
entenderlo o convertirle en objeto, obligando a reír al receptor, por lo que
resulta doblemente imbécil, y ¿por qué no se le insulta directamente? En estos
casos comprendo a Richter cuando
definía una de las caras del humorismo como una idea que aniquila, en este caso
aniquila el objeto y al sujeto. Alonso López Pinciano escribió su propia teoría de la comedia,
Philosophia antigua poética
(1595), donde
decía que «la risa está fundada en un no sé qué de torpe y feo».
Yo
entiendo el humorismo como el arte de lo deconstruido que se vuelve a inventar,
se restaura la bondad que se ha aniquilado en el proceso. Y en este proceso
coincido con Ruggero
Bonghi cuando utilizaba estas palabras para
definirlo “agria disposición para descubrir y expresar lo ridículo de lo
serio y lo serio de lo ridículo humano” (un buen elemento este pensador y
escritor italiano que he descubierto durante mi documentación, al que sin duda
dedicaré en el futuro más tiempo).
El humor puede ser muy cabrón y para disimular este
sentimiento ruin los clásicos, concretamente los artistas de los teatros
ambulantes italianos del SXVII, inventaron una definición de la comedia para su
consuelo: “Corrijo las costumbres riendo”, pero, una vez más, la risa
social no arregla nada aunque mejor es hacer sonreír al pueblo, como haría
Moliere, intentando suavizar las pasiones antes que negarles la risa. Nada
cambia a lo largo del tiempo en el hombre a la hora de reír. Seguimos
encontrando preciosas muy ridículas y enfermos imaginarios. El humorismo quiere
terminar con la risa burlona y humillante para traer la sonrisa clara, con el
alma desnuda, la risa resignada que comienza riéndose de los fracasos de uno
mismo. De ahí su pasión por lo disparatado que nos dice que no existe
un sentido único, que por encima de la lógica y el orden persiste el equívoco para
acercarnos a la verdad.
Diría Tomás Borrás, “Sólo ríe quien no
sabe lo que expresa sonreír”
El humorismo parlamentario
Si la risa libera tensiones, el
humorismo viene de la desesperación por un hecho que no tiene remedio. No es un
remedio, sólo hace las cosas más llevaderas, pero ¿es esto perjudicial para la
sociedad?, ¿te aleja de resolver el problema? , ¿anestesia y consuela hasta tal
punto? No, por supuesto que no, el humor cuando es profundo es triste y
filosófico, una viñeta moralista despertará la opinión más que atontarla. Esta
versión de que el humorismo es malo para el pueblo nace de los mandatarios que
lo temen. La censura no existiría en el humor si fuera un elemento anticultura,
sino todo lo contrario, como dijo el Che, “un pueblo desinformado, es un
pueblo sin opinión”, el humor convierte la información en opinión, una
opinión que compartida o no, nunca te deja indiferente. En cualquier caso, si
un humorista gráfico crea un vínculo de simpatía con sus lectores hasta el punto
de influir en ellos gracias a la desinformación de éstos, se convierte en
alguien muy peligroso y temido por los oradores políticos, ya que no sólo
influirá sobre sus seguidores sino que encima lo hace con gracia y simpatía, lo
que hará que se prolongue su legislatura. El humorista puede tanto crear
simpatía por la empatía como empatía por su simpatía, puede incluso sacar una
sonrisa a los que no compartan su opinión. Los grandes pensadores son los
menos, las personas apenas tienen tiempo para ganarse los cuartos y atender a
sus familias. Solucionen esto y no tendrán que temer al humor popular. El
humorista gráfico tiene tanto o más poder en una sociedad que el periodista de
opinión y es mucho más peligroso porque juega en una liviana frontera con el despiste.
No existe el juez consagrado de la ironía gráfica, aún en su obviedad. Lo que realmente
compensa a un gobierno es llenar la televisión de basura radioactiva con sus
consecutivos tumores cerebrales e impedir que una nación piense.
El
Roto y Mingote son actualmente
mis filósofos vanguardistas más admirados, en cuanto que la lógica del absurdo
trascendente es la filosofía que aspira a la totalidad.
Nada habla de un País, como sus publicaciones
humorísticas, que en algunas épocas de la historia llegan a ser lo más serio que se publique. Ya Azorín
escribía en 1913 a propósito del humorismo: “El capítulo de eutrapelia, del
divertimento espiritual es sumamente importante en la historia del
desenvolvimiento humano; haciendo la historia de la ironía y del humor,
tendríamos hecha la sensibilidad humana y consiguientemente la del progreso, la
de la civilización. La marcha de un pueblo está en la marcha de sus humoristas”.
En
concreto la crítica y opinión de los humoristas gráficos, independientemente de
su calidad artística, llega más al pueblo que la del orador y el periodista de
opinión y esto se debe al vínculo entrañable que crean con el lector. La
primera intención del viñetista, es hacer pensar y si lo consigue mediante el
humor, mejor. Como decía Tono en aquella viñeta que dejándola en blanco rezaba
a su pie: “No somos nada querida”, viñeta que le costó cobrar al
entregarla en su redacción, ¿Pero cómo le vamos a pagar una viñeta en blanco?
…Y es que, no somos nada.
El humor gráfico nos proporciona información en el
aspecto cultural, el estilístico y el sociopolítico. Uno no ha hecho nada, ni bueno ni malo, por un
País, sino ha sido retratado en una viñeta de alguna publicación importante.
Melancolía
El
humor forzado es insoportable. Prefiero que me persiga un acordeón con un
hombre colgando a un hombre que no para de contar chistes. Le cuelgue lo que le
cuelgue.
Si humorismo es una necesidad que viene en parte de la inadaptación en
la sociedad, de la discrepancia con lo instituido, la estupidez satisfecha y
realizada es antihumorista.
El origen del término humor viene de la teoría fisiológica
hipocrática de la medicina helénica, en la que los cuatro humores del
cuerpo regulaban el estado de ánimo: la bilis, la flema, la sangre y la bilis negra. Los griegos
pensaban que el carácter humorístico corresponde al humor sanguíneo. La
preponderancia de un humor sobre otro determinaba un carácter, así hoy todavía
hablamos de coléricos, flemáticos, biliosos, sanguíneos y melancólicos. Estos
últimos son mis preferidos: melás-kole, en griego, negra bilis o humor negro,
el humor por antonomasia. Para cuando se dieron cuenta que nada tenía que ver
la bilis y la sangre con el humor, el término ya era un sinónimo de inclinación
a un carácter. De ahí el buen humor y
la mala leche. Lo que sí podemos deducir de esto es que el humor es transitorio
y cambiante.
El humor negro hace más útiles los temas serios satirizándolos. Cuando
hablo de humor negro me vienen a la memoria las pinturas negras del desconocido
humorista Goya, en especial Saturno
devorando a un hijo, ya que la melan-colía está directamente vinculada
con los hombres guiados por Saturno. En contra de lo que se opina, el humor
negro es cruel pero no más primitivo que el blanco, sólo más atrevido en cuanto
a los tabúes establecidos; la muerte es su tema preferido, compartido con los
malditos y suicidas (parece que alguno cree que pueda escapar de ella si no la
nombra). Recapacitando sobre los tabúes, cuando era niña la única manera de
sobrepasarlos era con un chiste. Mi madre, que es joven y bella, ha dejado
encargado que hagan cuatro relojes de arena con sus cenizas, uno para cada
hijo, para que podamos medir en “madres” lo que le falta al pollo en el
horno, y es que a mi madre no le gusta perderse una y en casa las mejores
tertulias son en la cocina y en el cuarto de baño. Aquí el humorismo es la
melan-colía de quien se divierte con aquello que le entristece.
Como
soporte humorístico existen técnicas literarias, figuras retóricas que de nada
sirven si no son espontáneas. El humor inteligente está
dirigido a un público preparado visual e intelectualmente, con una sensibilidad
y experiencia determinada que le da capacidad para realizar todo el proceso de
entendimiento; para ello debe estar en un contexto
y tener un reflejo humorístico y un receptor cómplice y empático. Esta
definición llega a ser exagerada por Hegel que lo define como
una actitud especial del intelecto y del espíritu por la que el artista se
pone en el lugar de las cosas . Esto puede
confundirnos ya que nos lleva a pensar en el humorismo como una adivinanza
complicada.
Hace
veinte años la joven Clorata pidió consejo a Forges: esta Clorata adolescente quería ser como él pero se parecía
más a uno de sus personajes. En primer lugar el maestro jedi le dijo carrera
estudia tú, informada mantente, periódico lee todos los días y no olvides
matemáticas la vida es. En efecto, el humor es una ciencia, tiene sus
fórmulas, se vale de la ironía, el sarcasmo, la hipérbole, el anticlímax, el enigma, la antítesis, el oxímoron, la alusión, el
bla,bla,bla, el
non sequitur ( un tipo de falacia en la cual la conclusión no se deduce de las
premisas ), la silepsis, el juego de palabras, la sátira, la parodia, la paradoja, los litotes…- me encanta esta palabra- y
como fórmula matemática por excelencia, la greguería del científico
experimental del humor, Ramón Gómez de
la Serna, que en sus propias palabras, viene a ser la suma conmutativa de
la metáfora y el humorismo.
Como
en todas la ciencias, existen diferentes ramas de humor, el negro
(burlesco, machista , feminista, cínico, sexista), el absurdo (irónico), el
blanco, el amarillo… (estos últimos no apelarán a la ofensa y susceptibilidad
del receptor). Cuando hablo de humor machista o feminista incluyo también el
humor verde, un humor creado para darse golpes de codo con tu compadre, un
humor que divide a la mitad de la humanidad contra la otra a excepción de los
homosexuales que también recibirán su parte. El humor verde une a los sexos
iguales y apela a la comprensión del opuesto. Ellos se ríen de sus
frustraciones y anhelos, siempre desearían tener un harén; ellas serán
hipócritas insatisfechas disfrazadas de recatadas comprensivas, al menos en
público. El sexo se separa del matrimonio porque si no no tenemos humor verde,
se degrada la institución, se insulta al cónyuge en el bar para hacerle el amor
al llegar a casa. Es un humor que aunque en ocasiones parezca inofensivo
dispara tanto o más que el humor homófobo, un humor básico para el que no hace
falta mucho más que un pene o un coño y al que no dedicaré más tiempo.
Cada
tipo de humor obtiene partículas nuevas de lo que parecía indivisible , el
humor no se deja atrapar en una sola sentencia. El humorismo depende del dónde,
cuándo, cómo y por qué y comienza riéndose de sí mismo.
Humor escrito
Eutrapelias
Luigi
Pirandello definiría el proceso
humorístico como el resultado de la contraposición de dos sentimientos que
suscita la reflexión activa durante la lectura de una obra o situación (Esencia, caracteres y materia del
humorismo). Para el escritor
humorístico esta reflexión se mantiene conscientemente explícita y presente
durante toda su obra, se convierte la reflexión en mucho más que el sentimiento
del artista para llegar a crear en sus lectores una intuición naíf de su
opinión y su forma de sentirlo. Para los más ortodoxos Cervantes es el comienzo
del humorismo; lo que fue sin duda Cervantes es un genio que involucra al
lector hasta el tuétano de tal manera que acompaña a Don Alonso Quijano en sus
ridículas hazañas como si de su fiel escudero se tratase, así que cuando llega
a su punto más cómico el lector no puede reírse, inmerso en un sentimiento de
tristeza y en defensa de el héroe, porque Cervantes nos dio un héroe con un
humorismo intrínseco hasta la lágrima.
Para
el escritor el humor es una manera de manifestar su personalidad e
independencia, un baile de seducción, un señuelo sin anzuelo. Pero otra vez,
para que esto funcione, se necesita una legitimación de este humor, tiene que
haber complicidad entre el escritor y sus lectores. Por ello veneramos a los
escritores que perduran a lo largo del tiempo, que más allá del momento
sociocultural de la época apelan a la condición humana.
El
humor escrito es una reflexión sobre lo que de antemano resulta cómico, da un
sentido intelectual a lo risible, quita sentido a lo que lo tiene devolviéndole
su sentido en todos los sentidos, porque está con-sentido. Es una actitud ante
la vida que te hace libre y te abre los pulmones, es inmediatez, ridículo
domado... Miguel Mihura diría: “El
humor es darse cuenta de por dónde cojean las cosas, el juego más inofensivo y
limpio de intenciones, un capricho, un lujo…“ o, como decía Jardiel Poncela, el humorismo “piensa,
sabe, observa y siente”. Edgar Neville
opinaba que el humor es la manera de entenderse entre sí las personas
civilizadas, que sólo personas inteligentes y con una educación desarrollada
son capaces de captar el humor, mientras que los seres sin educación, son
impermeables a él. Y qué razón tenía, hay que tener cuidado porque el humor
malentendido en estos seres es directamente proporcional a un prominente
garrotazo en la cabeza, a veces la ironía duele al que la suelta… Otras veces
en cambio es una manera de evitar roces y situaciones desagradables, una
salida de emergencia. Para Oscar Wilde
«El humor es la gentileza de la desesperación», es el último y más
seguro reducto de la libertad, el humorista es un ser que ejerce desde la
lucidez una libertad independiente. Se desmarca de lo establecido y burla el
orden del mundo. Por ello es tan valioso en épocas de opresión, de crisis, de
muerte. Porque el humor tiene el poder de convertir la obviedad en su más obvia
contrariedad, muchos tiemblan cuando lo oyen llegar, otros hacen que no lo oyen,
otros no lo oyen y oye el que lo oye, lo alimenta y deja que se apodere de
situaciones banales elevándolas a momentos inolvidables, desdoblando la
evidencia a un plano nada plano.
El
humor es fundamental para nuestra adaptación al mundo o para que este se adapte
a nosotros, dependiendo de quién sea la versión. ¿Nos obliga el humor a ser más
reflexivos o son los reflexivos los que viven con mejor humor? Desde luego fue
antes la extinción que el dodo. El sociólogo de literatura y comunicación, Robert
Escarpit diría que “El humor sólo es difícil a las personas honestas”
lo que no me parece del todo honesto, aun definiendo persona honesta como
persona sin perspectiva, lo que no sería justo, honestamente, y es que existe
el humor honesto (Robert Escarpit escribió El humor, uno de los mejores
estudios sociológicos sobre el humor, sino el mejor).
El humor surge al saber
que todos los problemas están resueltos por la muerte, que vendrá a
arreglarlos. El humorismo, como el misticismo, es un contar con la muerte. Pero
cuenta más el humorista que el místico, porque no juega la coartada de otra
vida. El optimismo es un misticismo inverso y alegre que se queda aquí, el
optimismo es el misticismo de la tierra, como el misticismo es el optimismo del
cielo. La muerte se lleva la obra de otros –en el sentido de que la niega o
desmiente- pero del humorista, nada se lleva.
No
hace falta entender pero sí al menos asumir lo absurdo del mundo, lo que te
deja en situación de privilegiada víctima.
Al
ser el hombre un animal que ríe se deduce su superioridad ante los animales,
también en la capacidad que tiene en putear a los de su especie sin ninguna
causa aparente de lucha por la supervivencia, a excepción de los babuinos, a
los que el ocio les inspira la necesidad de establecer jerarquías según su
capacidad de fastidiar a sus semejantes. El hombre ríe ante la torpeza, el
perjuicio, el error, el fracaso, el ridículo, el adulterio, el bobo, todo esto
nos hace reír mucho. Es decir, nos reímos de nosotros mismos. Henry Bergson, el filósofo de la intuición, en su ensayo La risa, después de plantear muchas hipótesis y diseminar lo
cómico en tubos de ensayo, deduce que no sólo es el hombre el único animal que
puede reír sino que “hace reír”;
porque fuera de lo humano no hay nada cómico, a no ser que esto nos recuerde al
hombre. La alegría que nos produce el espectáculo del mundo nos hace reír, más
aún cuando somos conscientes de que esta vida termina con otra eterna… pero
sólo eterna desde el fin. Esa superioridad ante los animales también se puede
definir como neurosis: el hombre ha creado una civilización que no soporta,
unas restricciones, jerarquías, una moral, y luego otra, un sistema político,
una sociedad opresiva que si juzgáramos severamente nos convertiría en
cretinos, locos o asesinos. El humor es la vacuna social que nos vendemos a
nosotros mismos, la civilización crea una gripe, la sociedad te mete el miedo,
la farmacéutica te vende el remedio, el gobierno cobra, al fin y al cabo, la
risa es lo mismo, porque sin ella, cobrarían con otra moneda. Pero el humorismo
lucha, no se resigna, se revela contra todo esto, no se ríe socarrón desde su
butaca, como buen activista es una respuesta a una sociedad oprimida, no se
rinde porque el último resquicio de lealtad moral está en uno mismo aún
sabiendo que nada puede cambiar la necedad del mundo.
El
humor clásico tiende a burlarse cruelmente del individuo, el impudor
quevediano; agudísimo humor irónico, el humor romántico por contra se
retroalimenta de la ironía, el sarcasmo, de la tentación de pensar dos o tres
cosas a la vez sobre ninguna cosa o sobre todas, de hacer un mundo heterogéneo,
generoso en géneros, de perderse en simbolismos y es que lo que no se
entiende puede colar si sólo se sugiere, hacerse del voluntariado de la
confusión, poner en contradicción el pensamiento de uno mismo con el
pensamiento universal. Richter lo definió
así : “El humor romántico es la actitud grave del que compara el pequeño
mundo finito con la idea infinita, lo cual da como resultado una risa mezcla de
dolor y de grandeza. Es un cómico universal, lleno de tolerancia y de simpatía
hacia todos aquellos que, participando de nuestra naturaleza...”
Estas
dos vertientes del humor crearon a principios del siglo XIX un ambiente muy
rudo entre los periodistas.
Concluyendo,
el auténtico humorismo literario no es un juego de palabras virtuoso, es un
sentimiento que invade los textos desde los pensamientos del escritor hasta las
teclas de su máquina de afeitar. En ocasiones, la búsqueda de la inocencia a
través del caos, cantaba Aute, que el fin del mundo nos pille bailando.
Brevísimo Viaje Desde Las Raíces Del
Humor-Ismo Literario.
Humorístico
es el género que enjuicia la realidad resaltando el lado cómico, risueño o ridículo
de las cosas, por lo tanto es justo decir que el humor literario aparece con el
lenguaje escrito. Desde Homero, Aristófanes,
Menandro, Luciano de Samosata, Plauto, los poetas
satíricos Marcial y Horacio, Petronio con su Satiricón, el sutil humor
erótico de Giovanni Boccaccio, Juan de la Encina, la picaresca
renacentista, el precursor del teatro en el Siglo de Oro, Lope de Rueda
y el humor del barroco con El Quijote
de Cervantes, la parodia de Lope de Vega, Calderón de la Barca,
Francisco de Quevedo, William Shakespeare, Ben Jonson (más rápido en la
métrica satírica que Ben Johnson en los 100 metros lisos). Del SXVIII destacaré a Molière, Voltaire,
Jonathan Swift, Lawrence Sterne…
En el siglo XIX en Europa destaca la sátira anglosajona de Oscar
Wilde, el humor localista de los ingleses Edward Lear y Lewis Carroll, creadores de la literatura del absurdo ‘nonsense’, Charles Dickens, Mark Twain,
Ambrose Bierce, William Thackeray, Thomas de Quincey, el humor subyacente en las novelas de Feodor Dostoievski
y a finales de
siglo aparecía la Patafísica de Alfred
Jarry y sus
seguidores.
Entonces en España el humorista era un metafísico desengañado,
al que por fin se le tiene en cuenta en los ámbitos críticos. Un humor de
herencia romántica que en España convivió en la segunda mitad del S.XIX
con la tradición festiva. No
podemos olvidar el amargo humor en la literatura romántica de Mariano José
de Larra, Las Fábulas de Hartzenbusch, ni la labor humorística durante este siglo
el longevo Manuel Casal con algunos discípulos como Francisco Camborda.
Bartolomé José Gallardo,
Sebastián de Miñano y Bedoya,
Juan Martínez Villergas
y Félix Mejía
cultivan el humor en la prensa a través de la sátira.
Por aquel entonces un escritor era mucho más leído
en el periódico que el periodista, siempre y cuando fuera un escritor de
periódicos. Surge entonces la prensa satírica política
del SXX con Wenceslao Fernández Flórez, Julio Camba en los años 10, los hermanos y
comediógrafos Álvarez Quintero, Carlos Arniches, la astracanada de
Pedro Muñoz Seca, el dramaturgo y maestro del humor Enrique García Álvarez y el gran genio del humor
surrealista, Ramón Gómez de la Serna, su éxito consistía en que más que periodismo era
literatura de la calle. Dando paso a la generación humorística del 27. Que renovaron la prensa , la literatura
de humorismo y el teatro del humor, como Enrique Jardiel Poncela, Miguel Mihura y
Álvaro de Laiglesia.
En el SXX contábamos con articulistas de humor como los desaparecidos Tomás Salvador y Jaime Campmany, agudo periodista y poeta satírico que utilizaba su ironía
e inteligencia para arremeter contra la izquierda aunque no se libraba
tampoco la insustancial oposición de la derecha ni la sociedad en su conjunto. Actualmente contamos con la ironía radical ya algo
debilitada de Alfonso Ussía, pero de casta le
viene al galgo y algo de casta gasta de su abuelo Muñoz Seca.
El Humor De Vanguardia En La Europa Del SXX
Alfred Jarry,
de quien André Breton diría años más tarde que «aniquiló como principio la
diferencia entre arte y vida » fue el precursor del Dadaísmo,
del Surrealismo y del Absurdo. Su obra Ubú rey la escribió con quince años,
lo que no es de extrañar ya que en su obra póstuma, Hechos y dichos del doctor Faustroll,
patafísico , el protagonista y su alter ego, Faustroll, nació a la edad de 63
años, mientras Jarry moriría a los 34. Ya muerto su creador funda el Colegio de
Patafísica «sociedad docta e inútil dedicada al estudio de las soluciones
imaginarias», entre cuyos socios “sátrapas” se encuentran entre otros,
Max Ernst, Eugene Ionesco, Joan Miró,
Boris Vian, Marcel Duchamp, Jean Dubuffet, René Clair, Joan Miró, Umberto Eco, Fernando Arrabal. …
En
1944 el francés André Breton, otro pionero de los movimientos antirracionalistas, escribe Antología del humor negro. Un humor que por
lo que he podido comprobar aún hoy no es entendido por el español convencional
confeccionado condicionalmente, creándoles conmoción sin contusión, más
continua confusión convulsionando su cordura hasta rechazar el color, por
racista de este humor o por creer que es cuestión de carisma en corrupción que
cuestione el confesor en casta contradicción, pues del humor “negro” es el color como
del cura el camisón.
En
España, Ramón viajaba a Europa
desde principios de siglo importando a sus tertulias del Pombo las obras
de escritores como Cocteau, Baudelaire, Lautrèamont, los
caligramas de Apollinaire, la intraducible comicidad de Molière,
la ironía de Voltaire… en realidad De la Serna armoniza a Quevedo
con Apollinaire, funde la vanguardia europea con el barroco español y es
así como consigue esa personal síntesis y raro acento en su prosa, el
ramonismo. Textos intemporales en los que se ignora las instituciones elevando
la anécdota a estética.
Ramón fue la inspiración de la llamada “otra generación de 27” la
del humorismo, con una introducción más agresiva y avanzada ante el español,
abrió las puertas a un nuevo humor.
Ortega y Gasset, Gómez de la Serna y Camba.
Introductores del nuevo humorismo del 27.
El ambiente en los felices años 20 (…cuando murió el abuelo…) y
30, era propicio para las publicaciones de quiosco desvinculándose las
editoriales de la política y consiguiendo llegar a un sector social muy amplio,
con gran aceptación popular y consecutiva influencia en la opinión púdica
y en la pública, también .
En mi opinión el nuevo humorismo comenzó con Ortega y Gasset al recalcar
la importancia de la metáfora en el nuevo arte. Sus discípulos seguirán
experimentando con todo tipo de recursos retóricos, y aumentan el
distanciamiento y la sinrazón. Ramón Gómez de la Serna y los surrealistas comenzaron a explotar analogías
humorísticas imposibles. También es
precursor del humorismo nuevo Julio Camba “el ciudadano del mundo”, nuestro más genial
corresponsal. Y no como ahora que se puede ser corresponsal en Londres sentado
en tu casa de Espinardo, Murcia.
Este
trío fue el encargado de introducir el humor de la otra generación del 27, la
de Jardiel Poncela, que se
adelantaría en su época peleando en un camino de incomprensión que hubiera
ganado sin duda más tarde.
Los tres
mosqueteros del humor.
Evaristo Acevedo fue periodista de humor y escritor muy dado a las
biografías, colaborador de Cucú y La Codorniz entre otras muchas
publicaciones. Para Evaristo la plenitud del humorismo se alcanzó a mediados
del SXX gracias a los tres mosqueteros
del humor, Wenceslao Fernández Flórez, Julio
Camba y Ramón Gómez de la Serna, a los que se les uniría Artagnan, Jardiel Poncela, y sobre los que
escribiría: «Tienen la pluma por espada y
un mismo lema profesional: “Ni me
empuñes sin humor, ni me envaines por temor”».
Jardiel Poncela
sería entonces el eslabón entre los mosqueteros con la siguiente generación, la
de Miguel Mihura, activista y
precursor que imitaría las metáforas de Ramón
en sus greguerías y apostaba por un humor vanguardista, José López Rubio, miembro
de la Real Academia, Edgar Neville, Samuel Ros, el dramaturgo Alfonso
Paso, el superhumorismo de Antonio
de Lara (Tono), un humor bobo, ingenuo, intelectual, surrealista, marcado
por sus formas suprematistas, geométricas y por sus fraseologismos, "fue
nuestra generación una verdadera generación precursora, que todavía se está
riendo de nosotros", Jacinto Miquelarena, K-Hito, el padre reconocido de los
entonces nuevos humoristas gráficos, Antoniorrobles,
Manuel Lázaro, Bagaría…y otros tantos se agruparon paralelamente en la denominada
“otra generación del 27”, que se caracterizaría sobre todo por el empeño
en la renovación del humor en todas sus manifestaciones, literatura,
publicaciones, teatro, comedias. Lo harían rompiendo con los moldes estéticos y las nociones
culturales mediante la desmitificación, mezclando diferentes géneros,
introduciendo el absurdo... Edgar
Neville, López Rubio y Jardiel Poncela emprendieron con éxito aventuras
cinematográficas en Hollywood, pero todos volvieron a España donde continuaron
con el cine. La guerra sorprendió a Neville en zona republicana y tuvo que irse
a Francia donde se incorporó a los nacionales, estos le encomendaron una
serie de cinematografía, con la que iba rodando escenas del frente y de las
ciudades tomadas. Esta generación del 27,
en su mayoría, se unió al bando nacional más por comodidad que
por convencimiento, les gustaba vivir bien. Sin querer extenderme en el tema
cinematográfico es importante saber que Neville dirigió más de treinta
películas además de sus trabajos como guionista contratado por la Metro
Goldwyn Mayer o en ¡Novio a la vista!, película
dirigida por Luis García Berlanga en 1954, basada en la comedia original
de Edgar Neville, que también participó como guionista junto a J.
Luis Colina, Juan Antonio Bardem y Berlanga. Otro aventurero
fue Jardiel Poncela, que trabajaría en Hollywood para la Fox realizando en castellano películas de la productora,
incluso rodó una versión cinematográfica de su Angelina o el honor de un brigadier. La experiencia de Jardiel
en California no fue gratificante; en realidad era consciente de que su
indudable talento no era reconocido con justicia por la crítica. Este seguidor
de Ramón Gómez de la Serna se adelantó a su época, una época marcada por
los retrasos y es que siempre se llegaba tarde por culpa de la Censura.
En general -hay excepciones más beligerantes, como Jardiel, que definía la Dictadura como el sistema de
gobierno en el que lo que no está prohibido es obligatorio…– era un humor de derechas que se refugiaba en lo
pueril, en lo absurdo y en la inocencia para salvarse.
Una forma de escapismo ante la dura realidad de Europa, un nuevo valor en el
arte de vanguardia, optimismo, esperanza, que huía
del sainete y del casticismo. Humor que iría liberalizándose en la
transición. Hasta 1966, año de la ley Fraga, la prensa languidecía por culpa de
la censura que imperaba desde el fin de la guerra, aunque intentaba traspasar
con disimulo la frontera de los límites impuestos. Los escritores se referían a
temas costumbristas o domésticos como hicieran Wenceslao Fernandez Florez y Julio
Camba. Noel Clarasó firmaba
artículos en La Vanguardia, Mingote,
que había debutado en ABC en 1953, se convirtió en estrella indiscutible, lo que
hizo que otros periódicos incorporaran grafistas a sus páginas, como Dátile, en el diario Ya, y Máximo consolidaría su fama en 1965 en
Pueblo.
La ley Fraga de prensa e imprenta reintrodujo la libertad de prensa, lo que fue un
gran paso en su momento aunque tuvo sus consecuentes problemas, como el secuestro del diario
ABC en 1966 y del Diario
Madrid. Gracias a esta ley entre 1966 y 1975 se produjo el bomm del humor
gráfico, a partir de entonces hasta 1982 que fue su decadencia, actualmente su
éxito se centra en los pocos elegidos que colaboran para los periódicos aunque
tampoco es un buen momento para las publicaciones en papel.
Sobre La Otra Generación Del 27
Este concepto de “la otra generación del 27”
nace con el discurso de José López Rubio
en su ingreso en la Real Academia Española donde dejó patente que se sentía
miembro de un grupo generacional, lo que no gustó a los miembros de la
Academia y menos a los de la generación del 27, la de los poetas. Este grupo al que se refería López
Rubio es el de “la otra generación del 27”, la de los renovadores
del humor contemporáneo. El discurso de López Rubio era un texto escrito
en legítima defensa de un grupo de humoristas a quienes no les importaba los
manifiestos colectivos, les unía una estética similar pero eran muy
individualistas, no querían crear un estilo común, buscaban su propia firma y
en esta nueva línea que manejaban era fácil que les confundieran. Apenas existe
correspondencia entre ellos como ocurre entre los poetas de la generación del 27.
López Rubio habla en su discurso de los vínculos literarios y la amistad
sincera entre ellos, pero la relación entre sus miembros más destacados -Mihura, Neville, Tono, Jardiel Poncela y
López Rubio- tuvo muchas rencillas, celos y matrimonios de conveniencia.
Tenían que buscar su hueco en las mismas publicaciones y esto les llevaba a
enfrentamientos competitivos en el plano profesional. Como el conocido enfrentamiento entre Enrique Jardiel Poncela y Miguel
Mihura. Jardiel, más allá de la lícita influencia literaria que
decía tener sobre Mihura, le acusaba de plagio. Le reprochaba copiarle
hasta los defectos, tachándole de señorito de vida fácil mientras él había
luchado en su vida para mantener a su familia con la pluma. Como este
enfrentamiento, hubo tantos otros, se enfadaban y se agrupaban según les
convenía en diferentes publicaciones, y es que hasta el humor es competitivo a
la hora de ganarse los cuartos.
El dodo ha muerto ¡Viva El Dodo!
No se preocupen, que el dodo no ha muerto, sólo se ha extinto
definitivamente. Hago referencia a esta revista digital
que humildemente dirijo con el fin de acercar a sus lectores el arte con humor,
ya que la extinción es el denominador común entre las revistas de humor, es
bien sabida su manía por desaparecer a corto plazo, a excepción de La Codorniz que, fundada en 1941 por
Mihura, perduró hasta los setenta, y El
Jueves, que durará mientras exista la monarquía.
Apunte de humor encuadernado.
Para
contextualizarnos en la historia de las publicaciones humorísticas nombraré
algunos escritores de principio de siglo como Armando Palacio Valdés, escritor realista y asturiano ( muy compatibles
ambas cosas) con su original autobiografía humorística La novela de un
novelista. Los viajes morrocotudos del innovador humor de
Juan Pérez Zúñiga,
la fina ironía de la novela realista de escritor
epicúreo andaluz, Juan Valera, en Pepita Jiménez y en su Epistolario.
También dentro del realismo hay que situar los artículos satíricos de Leopoldo Alas «Clarín» y otros autores
integrantes del conocido como Bilis club,
nombre con el que bautizó el padre de Ortega y Gasset a las tertulias
burlonas y demoledoras dónde los chistes malos se castigaban
como delitos. De ella surgieron los tres números de la revista satírica Rabagás
'periódico audaz',
político satírico (1872) fundada por Leopoldo
Alas, Tomás Tuero y Armando Palacio Valdés que vivían en el mismo piso. Del Bilis club también surgió el homenaje a Benito Pérez Galdós
(1883), a quien estaré orgullosa
de hacer mi propio homenaje otro día. ¡Qué desafortunata fué Fortunata y la
pobre Jacinta que nunca estuvo en cinta, sin olvidarnos de mi tocaya y vecina
de ésta última, Guillermina Pacheco!
Revistas De Humor Desde
Finales SXIX
La
Risa (1843-1844), publicación fundada por el conocido folletinista y
poeta festivo Wenceslao Ayguals de Izco que llevaba por título Enciclopedia
de extravagancias. Donde se hicieron famosa las entregas culinarias
llamadas Ambigú, escritas por Don Abundio Estofado (Sergio Ayguals de Izco).
La publicación estaba escrita en prosa y
verso por varios poetas de buen humor. Era una obra
clásico-romántica de costumbres, de literatura, sana moral, gastronomía y
carcajadas. Contaba
con colaboradores como Zorrilla,
Hartzenbusch, López Pelegrín, Romero Larrañaga y los satíricos poemas políticos y festivos de Miguel Agustín Príncipe.
Pero esta forma de humor-poético la retomaremos más tarde, analizando alguna de
las publicaciones satíricas de Wenceslao entre ellas, Guindilla, El
Fandango, El
Telégrafo , El Dómine Lucas y La linterna Mágica.
Madrid
Cómico (1880-1912), es uno de los más importantes semanarios de toda la historia de la prensa
de humor española. Lo fundó Miguel Casañ. Contaba con ocho páginas y se vendía
al precio de diez céntimos. Entre sus colaboradores iniciales estaba Constantino Gil, Ricardo de
la Vega, Miguel Ramos Carrión, Vital Aza, Navarro Gonzalvo, Pérez Zúñiga y Rodríguez Chaves.
En 1881 se cerró el periódico pero Sinesio Delgado, se lo compró a Casañ por doscientas cincuenta
pesetas (que le prestó Balbina Valverde, célebre actriz del Teatro Lara) y lo
resucitó convirtiéndose en su nuevo director. Lo condujo con maestría, preocupándose
desde la contabilidad a la maquetación.
Contó con la inestimable colaboración
gráfica de Eduardo Ramón "Cilla", y entre sus sucesivos colaboradores
incorporaría a Luis Taboada, Leopoldo Alas "Clarín", Peña y Goñi, Eduardo
Sáenz-Hermúa "Mecachis", Xaudaró, Ricardo Martín, Sancha, Rojas, Leal
de la Cámara, Tovar, Fresno, Medina Vera y Juan Gris.
A lo largo de su existencia tocó los
temas principales de la época: el teatro, los toros y la política (aunque se
empeñara en negarlo). Cultivó la parcela erótica desde el
enfoque gráfico, las crónicas epigramáticas y la crítica social y de
costumbres. Hacia final de siglo fue perdiendo su vertiente cómica para
convertirse en revista literaria y de espectáculos. Se despidió Sinesio Delgado, siendo sustituido por breve
tiempo por Ruiz de Velasco. Poco después será su director "Clarín" y con posterioridad traspasará
la dirección a un joven Jacinto Benavente.
Pero fue perdiendo el humor y
apoyo del público. En 1912 después de treinta y dos años cierra
definitivamente.
Humor erótico-festivo.
A finales del SXIX y
comienzo del SXX las
ilustraciones picantes proliferaron en publicaciones satíricas.
Este tipo de humor gráfico jugaba con la doble intención, destacando en sus
dibujos la faceta más insinuante de la belleza femenina. Entre las revistas
españolas de este talante destacaron La Hoja de Parra (1911), Mundo Galante
(1912), Satiricón (1914), El Viejo Verde (1914) y La Guindilla (1931).
Xaudaró y la nueva era.
Xaudaró, conocido ilustrador y caricaturista español es famoso por sus dibujos sobre las nuevas tecnologías
de su tiempo, es
una intersección importante entre los mundos de la ilustración del siglo XIX y
la del siglo XX. Comenzó publicando en La Saeta, Gedeón, Barcelona Cómica y Madrid Cómico utilizando de vez en cuando el
seudónimo J. O'Raduax ("Xaudaró" escrito al revés). Entre 1907 y 1914 dibujó para el periódico parisino Le Rire. Más tarde Xaudaró trabajaría para Blanco y Negro y ABC, en Madrid. Sus viñetas diarias para ABC le dieron fama nacional
ayudado por el pequeño perro que introducía en sus ilustraciones conocido como
el "perrito de Xaudaró". Entre otros libros ilustró
Los viajes morrocotudos de Juan
Pérez Zúñiga.
Xaudaró también colaboró en una película animada con el dibujante Ricardo
García López, K-Hito.
Sus observaciones respecto a la cultura y la tecnología contemporánea, con un
sentido del humor refinado y penetrante, son evidentes en historietas como "El
telégrafo sin hilos", "Un retrato futurista",
"El auto que pasa", "Despertar en
Biarritz", "El leopardo inglés en Spyon-Kop".
Es un importante hecho sociológico en la
prensa catalana la convivencia que durante treinta años tuvieron estas dos
revistas satíricas tan diferentes, En Patufet y Papitu, la primera derechista y conservadora y Papitu
totalmente de izquierdas.
En Patufet fue a primera publicación
infantil para niños hecha en catalán, que durante sus 35 años de existencia se
convirtiera en un verdadero fenómeno social con una tirada de 65.000 ejemplares
en su mejor momento. Fue creada por el folklorista Aureli Capmany, quien empezó
imprimiendo 500 ejemplares en su casa. Los contenidos de la revista
evolucionaron y la convirtieron en una publicación de interés para toda la
familia.
Papitu inició su publicación el 25 de
noviembre de 1908, fecha histórica en el periodismo crítico de Cataluña pues
coincidía con el aniversario del asalto de la redacción de Cu-Cut! por parte de oficiales de la guarnición de Barcelona con quema de sus
muebles y papeles. Papitu, estaba escrita en catalán, dedicaba una
página a reproducir humor extranjero y destacó en bastantes números la
publicación de un folletín, entre los que sobresalió "Càndit o
l´optimisme", de Voltaire.
Durante su larga existencia publicó
diversos extras monográficos; fueron famosos los dedicados a los médicos, a los
curas y a las prostitutas. También editó los tradicionales números almanaque
cada doce meses. Papitu era el nombre por el que se conocía al
crítico musical Josep Maria Pascual. A lo largo de su historia pasó por diversas épocas. La primera fue moderada,
bajo la influencia de Feliu Elias "Apa" y su equipo, Francesc Pujols, conseguiría firmas de gran
calidad y un final rápido.
La revista Buen Humor, subtitulada
"semanario satírico". fue la primera
publicación del humor nuevo de herencia ramoniana. Tenía una nueva mentalidad europea; en
plena era de las nuevas tecnologías, las vanguardias irrumpen en todos los
terrenos del arte; Sileno lanza esta revista con la
idea de hacer de ella un "laboratorio de experimentos" con los recursos nuevos basados en las
teorías de Henri Bergson, el filósofo que hizo de la intuición
realidad, anteriormente nombrado.
Con ese fin -el de hacer reír-, mientras
recuperaba a Juan Pérez Zúñiga y Tomás Luceño, que en Madrid Cómico habían demostrado una clara inclinación
a la literatura experimental e innovadora, se atrajo a Ramón Gómez de la Serna, cabecilla de todas las
renovaciones, y los acompañó de los nuevos escritores con talante moderno : Antoniorrobles, Enrique
Jardiel Poncela, José López Rubio, Edgar Neville y otros con su espíritu revolucionario.
Como dibujantes contó con Kato, K-Hito, Francisco
López Rubio, Galindo, Padilla, Garrido, Vares, Santillana, Tovar, Fresno,
Karikato y los que habrían de ser grandes figuras durante más de medio siglo a
partir de entonces: Tono y Mihura.
Y al mismo tiempo cubrió un área
divulgadora, reproduciendo textos de especialistas extranjeros de indudable
categoría: Cami, Alphonse Allais, Pierre Mac Orlan, Pierre Veber, F. Anstey o Maurice Norcott. Rompiendo con las tradiciones
vigentes en la prensa satírica hasta entonces, desaparecieron las alusiones
personales y sus páginas se llenaron de observaciones psicológicas, sobre el
hombre de la calle, sobre hechos cotidianos en los que el absurdo y lo casual
determinaban personajes casi irreales sometidos a lo imprevisto.
Con su irrupción en el mercado se abrió
el camino a la que se ha llamado la "generación inverosímil" y
que difundiría su concepción surrealista del humor primero en Gutiérrez y posteriormente en 1937 Mihura
y Tono hacen la guerra desde la
revista La Trinchera que terminaría llamándose La Ametralladora, el
semanario de los soldados… de los nacionales…
La Ametralladora 1937-1939
En 1937 la Secretaría General del Estado crea en Salamanca
la Delegación del Estado para Prensa y Propaganda. Esta Delegación será la
encargada de crear La Trinchera, un semanario destinado a los
combatientes del bando nacional, bajo la dirección de Rogelio Pérez Olivares. A partir del tercer
número la revista cambia el nombre de su cabecera y pasa a llamarse La Ametralladora.
Tenía una impresión tosca y poco material gráfico
con fines propagandistas. En sus páginas, instrucciones políticas, discursos,
eventos conmemorativos, desfiguración de los hechos, extremismo y
ridiculización de los rojos. Es una publicación de nacionales
para nacionales dónde se dispara a matar sin miramientos contra el
enemigo que es
atacado a todos los niveles.
Miguel Mihura era un hombre tímido nada dado a exaltaciones
patrióticas; no estando a gusto en un Madrid republicano se fue a San Sebastián
que estaba tomado por los nacionales. Por aquél entonces Donosti era un
foco de cultura para
aquellos que no comulgaban con la República. Una vez allí Mihura se afilió a la
Falange. Comenzó a colaborar en Vértice con el pseudónimo de Lilo. A la Delegación de Prensa y Propaganda le gustó su
estilo y lo citaron pensando que sería el director idóneo para La
Ametralladora.
Este panfleto propagandista no era exactamente la publicación con la que soñaba
Mihura, pero a Miguel le gustaba vivir bien y no estaba la cosa para rechazar
trabajos. Por otro lado la Delegación le concedía aparte de un buen sueldo
otros privilegios como el salvoconducto y traslado de su hermano Jerónimo a la
ciudad donostiarra, material fotográfico a voluntad y prensa humorística
extranjera, lo que le acerca a los humoristas italianos que tanto le
influyeron. En un principio se ocupaba de la dirección artística, mientras que Tomás Borras llevaba la parte propagandística.
De esta manera Mihura, que no quería comprometerse políticamente, hasta
ese punto relajaba su conciencia.
Mihura introdujo un humor vanguardista deshumanizado
en el territorio de la guerra y la tragedia y pronto dirigiría La Ametralladora, una
publicación para el combatiente, por supuesto, el nacional. Y es que los nacionales tenían
sus vaquillas, sus panfletos y otras cosas muy monas. Mihura aceptó entrar en la historia de
los vencedores, más por comodidad que por compromiso político. Y haría que la revista
fuese
evolucionando introduciendo poco a poco un humor más libre y absurdo en medio
de una realidad más absurda todavía, él tenía su guerra particular e iba
cogiendo terreno en el papel según iban ganando la guerra los nacionales
aunque su humor estaba orientado ideológicamente ya que debía de hacer algunas
concesiones, debía mantener las consignas y la propaganda. No tardó en recibir
incómodas sugerencias en cuanto a la línea editorial. En noviembre de 1937, la
Delegación envía a San Sebastián un redactor-jefe, Juan Brasa Sánchez, que había sido director de España
de Hoy
y que firmaba con el pomposo seudónimo de El Legionario de la Pluma. Pedro
Gómez Aparicio, Jefe de la Prensa Nacional, le concede a Mihura un aumento
de sueldo y aprovecha para remarcarle el camino ideológico que debía seguir :
A mi juicio La Ametralladora puede convertirse
en algo así como un órgano de fusión entre los frentes y la retaguardia, para
lo cual conviene mucho que explique a los lectores de la retaguardia mediante
crónicas del parapeto, fotografías, etc., cómo viven nuestros soldados y a su
vez constantemente a nuestros combatientes, también mediante reportajes sobre
las distintas obras de carácter benéfico, social, etc., la sensación de que en
la retaguardia hay todo un pueblo que piensa en ellos y que en todo momento les
asiste.
Estaba claro que no iban a dejarle hacer la revista
de humor literaria que él deseaba.
El gobierno republicano se acababa de trasladar de
Valencia a Barcelona, y pronto comenzaría la batalla de Teruel. Mihura
mantendría los contenidos humorísticos y junto a las demandas propagandísticas,
pero empezaba a florecer una tendencia humorística que triunfaría plenamente
durante la posguerra.
Existía una lucha de poder provocada por la división
entre Borrás, encargado de
supervisar lo estrictamente ideológico, y Mihura.
Éste logra resolver el altercado a su favor con la incorporación de un nuevo
redactor-jefe menos advenedizo, José
Simón Valdivielso, antiguo redactor de El Heraldo
de Madrid y de Informaciones. Valdivielso
demostrará su ardor guerrero en más de una parodia de la prensa roja, mientras
Mihura y su equipo -ya con Enrique Herreros- continúan con la idea de un
humorismo que toca la entraña misma de la comedia. Había que mantener las
formas, de modo que si la portada es humorística, la contraportada deberá
amoldarse a las leyes de la propaganda. De vez en cuando, un chiste gráfico de Tono
de sabor político, pero ilustrado de tal modo que se rebaja la pulsión hostil.
En abril de 1938, en plena Guerra Civil, Serrano Suñer crea la Ley de Prensa
con el objetivo de
suprimir la prensa republicana, haciendo del conjunto de la prensa una
institución al servicio del Estado, transmisor de valores oficiales e
instrumento de adoctrinamiento político. La Ametralladora recibe las primeras consignas de publicación obligatoria y órdenes de
no meterse con la Iglesia.
En junio de 1938, Jesús Ercilla, es nombrado redactor-jefe de La Ametralladora, cargo que ostenta sólo unos meses. Ercilla, médico psiquiatra, fue el hombre de
confianza del falangista Onésimo Redondo en Valladolid, donde fundó en 1931 el
diario Libertad. En su sustitución llega un joven Álvaro de Laiglesia, procedente del
semanario infantil
Flecha.
La amistad entre Ercilla y Mihura fue clave para que la Dirección General de
Prensa le concediera a Mihura la autorización administrativa para poder
publicar el primer número de La Codorniz.
Ganada la guerra por los nacionales, La Ametralladora edita su último número el 21 de mayo de
1939.
La Codorniz
“La revista más audaz para el
lector más inteligente”
El 8 de junio de 1941 sale el primer huevo de La
Codorniz. Ya terminada la guerra, el humor de Miguel Mihura pierde la carga política a la que le habían obligado
en La Ametralladora, ahora
podía dar rienda suelta a la imaginación en su propia publicación y olvidar un
pasado del que no estaba orgulloso. Ni subversiva contra los principios fundamentales del régimen ni
reaccionaria, sino todo lo contrario. Lo codornicesco se convierte en sinónimo
de lucha contra toda clase de convencionalismo, fuera literario o moral. La Codorniz no se apoyaba en la realidad, en las noticias ni en
la política, ese punto es muy ramoniano. De la Serna vivía la vida desde
el ocio ajeno al mundo que le rodeaba jugando con la imaginación, las mentiras
inofensivas y lo absurdo para pasar el rato. Pero aunque negado por Mihura la revista
tenía sus pinceladas de sátira realista, que explica la polémica ante su sesgo
deshumanizado entre algunos lectores.
Para este nuevo proyecto Mihura se rodea de colaboradores afines a este pensamiento
codornicesco, Cossío, el mismo Ramón Gomez de la Serna, Jacinto Miquelarena, Alvarito de
Laiglesia, Javier López Rubio, Edgar
Neville, Tono, el ya consagrado Wenceslao Fernández Flórez, Enrique
Jardiel Poncela, Galindo y Picó, Conchita Montes,
Enrique Herreros...cuyo
humor terminaría tendiendo hacia un tono menos Tono y más oscuro.
La Codorniz era una reescritura purificada de los textos
aparecidos durante la guerra, muchos de ellos en La Ametralladora,
hecho que evidencia la continuidad de la poética vanguardista de los años
veinte. La predilección de La Codorniz por las situaciones disparatadas se cifra en el extrañamiento cómico
que produce en el lector tanto el espectáculo de una lógica
invertida como el naufragio de los principios
pragmáticos de la conversación. El proyecto de La Codorniz puede resumirse en la lucha contra toda clase de
estereotipo, ya sea lingüístico, literario o moral. Los estereotipos morales
son los que marcan la burguesía y Mihura, que no negaba ser un burgués, tampoco comulgaba con la falsa
moral y el adoctrinamiento, como este mundo le era cercano le resultaba muy
sencillo tratar el tema con autoironía, al igual que haría Jardiel Poncela
pero éste desde el lado de los no acomodados. La publicación perseguía todo lo falso de la
sociedad y el convencionalismo de los sentimientos estereotipados. La burguesía
era carne de cañón para sus disparos humorísticos, ahora los zambombazos
atacaban su comportamiento, su vulgaridad y cursilería detrás de ninguna
trinchera. Todos estos
contenidos demandaban una maqueta renovada, se aumenta el número de
ilustraciones, chistes gráficos y fotografías introduciéndose orlas que
individualizan cada colaboración.
Durante los primeros cuatro años el
nuevo humorismo codornicesco, surrealista, absurdo y desconcertante provocó
entusiasmo y cabreo por partes iguales. La parodia se ensaña en subgéneros cómicos entonces
de moda -la alta comedia y la comedia de costumbres-, destroza los dramas de la
tradición y ridiculiza el patetismo del folletín romántico. Un humor que le da
la vuelta a todo, el mundo se transforma continuamente alejándose de la doctrina
moral y religiosa. Lo irracional es real desde la sombra de una sociedad
cambiante.
Mihura era muy severo a la hora de seleccionar
a sus colaboradores, no admitía a nadie que no tuviera su original sentido de lo
humorístico, un humor muy definido. Mihura no cedería ante grandes firmas,
llegó a dar de baja a Camilo José Cela y no admitió a Francisco Umbral. Este
afán de perfección en los contenidos humorísticos le llevaba muchas veces a
tener que completar él mismo las páginas, un trabajo agotador que terminaría
aburriéndole y le llevaría a vender la publicación a una sociedad anónima formada
por el Conde de Godó y Manuel Pombo Angulo, ascendiendo a la dirección a su redactor jefe, Álvaro de Laiglesia.
Con él se inició la etapa más fecunda de
la publicación. Aumentó el tamaño de la revista y fue crucial el nombrar su
segundo a Fernando Perdiguero (que provenía de Gutiérrez, y era tan genial como modesto),
incorporó una nueva plantilla de dibujantes integrado por Nácher, Goñi, Mingote,
Gila, Tilu, Chumy Chúmez, engrosó el equipo de escritores dando entrada a Rafael Azcona, Ángel
Palomino, Rafael Castellano, Evaristo Acevedo, Óscar Pin, Alfonso Sánchez y la Baronesa Alberta.
La Codorniz llegó casi a triplicar su
tirada y en una oleada posterior se incorporaron como firmas principales las de
los articulistas Remedios Orad, Víctor Vadorrey, Gonzalo Vivas, Jorge Llopis, Juan
Chorot, Bardaxí, José Luis Coll, Pgarcía y Julio Penedo mientras que la plantilla de dibujantes
se ampliaba con Munoa, Máximo, Cebrián, Serafín, Kalikatres, Dátile, Pablo, Mena,
Eduardo y Madrigal.
Gracias a la personalidad arrolladora de
Álvaro de Laiglesia y la firmeza de Perdiguero en la sombra se consiguió crear
un equipo sólido que siempre andaba experimentando con nuevas fórmulas, dando a
la revista un éxito estable que había de prolongarse hasta la muerte del
segundo en 1970...
Con su
muerte comenzó la decadencia. Muchas de las mejores firmas de La Codorniz se fueron a otras revistas de la
competencia, como Hermano Lobo,
ni los autores que permanecieron ni los nuevos fueron capaces de suplir sus
ausencias.
Fernando Perdiguero había mantenido la severidad
electiva de Mihura, mientras hacía evolucionar el humor hacia temas más cotidianos
sin perder un carácter de absurdo inteligente y experimentador. Tras la
desaparición de Perdiguero se relajó el valioso rigor intelectual, se abrieron las puertas a las
mil interpretaciones individualizadas y carentes de orientación de las nuevas
firmas y el proyecto se vino abajo. El humor de La Codorniz se
había aburguesado, era una caricatura de si misma, casi una moda cursi.
En 1977, después de treinta y tres años
dirigiendo La Codorniz, Álvaro de Laiglesia fue destituido, sustituyéndole nominalmente Miguel Ángel Flores aunque los responsables reales
eran Manuel
Summers y Chumy Chúmez, que regresaban tras el cierre de Hermano Lobo. Del extinto semanario
incorporaron entre otros a Manuel Vicent, Emilio de la Cruz Aguilar alias "McMacarra" y el caricaturista Palacios. La nueva fórmula nada tenía
que ver con lo que antaño fuera La Codorniz. Se había perdido la identidad que durante tanto
tiempo la había diferenciado de otras publicaciones. Descendieron notablemente las ventas y un
29 de enero de 1978 La Codorniz
interrumpió su tirada para volver a los kioscos dos meses después, esta vez
intentando copiar la fórmula del célebre Canard enchainé francés, como harían otras
publicaciones, una línea que no llegó a cuajar en España. Esta fórmula
consistía en arremeter contra el erotismo barato que había invadido las
publicaciones y cansaba a los lectores para apostar por el periodismo de
opinión. Introdujeron a los dibujantes Martinmorales, El Cubri y Saltés como refuerzo del equipo, pero en esta
época lo mejor de sus páginas se debe a sus columnistas, Víctor Martínez Reviriego,
Felipe Mellizo, Manuel Vicent, Raúl del Pozo, Ángel Sánchez Harguindey y Pilar Trenas, y al cantante Ramoncín, como fenómeno contracultural
de la primera transición. Fue todo un síntoma de una sociedad donde comienzan a
tener protagonismo nuevas marcas; Cándido,
Manuel Vicent y Raúl del Pozo se ocupan de retratar la fauna sociopolítica.
Carlos Luís Álvarez "Cándido" dirigiría
la revista en sus últimos días, era imposible mantenerla con los nuevos cambios. La Codorniz había perdido a sus lectores y
después de tantos cambios de pluma en sus última época por fin descansó en paz
el 11 de diciembre de 1978 dejando un vacío hasta estos días. En total editó
1898 números. Este pájaro del humor ha sido el ave con mayor repercusión en el
siglo XX.
Don
José (1955-1958)
Se
anunciaba como "Suplemento de humor del diario España, de Tánger", en cuyos talleres tenía lugar la tirada
para distribuirse después por toda la geografía nacional. Estaba impreso en un
papel de pésima calidad, para el descontento de sus lectores y colaboradores
que por otro lado eran envidiados ya que esta publicación tenía fama de ser la
que mejor pagaba.
Don José fue una consecuencia de la Academia de
Humor que había fundado Enrique Laborde.
En 1955 el premio de novela de la Academia había recaído en "Pepe",
escrita por Rafael
Castellano. Fue el presidente de la empresa editora del España, de Tánger, Gregorio Corrochano, que deseaba un semanario humorístico, el que
negoció con Laborde
para crear esta revista que terminó llamándose Don José, en honor al premio de aquél año. Se nombró
director a Antonio
Mingote,
que triunfaba con su chiste diario en ABC y Laborde quedó como segundo de la aventura.
Como hicieran La
Codorniz y más tarde Hermano Lobo, Don José experimentó en la búsqueda de
fórmulas nuevas, poniéndose junto a éstas a la altura de las vanguardias
europeas basando su espíritu en la creatividad intuitiva (Bergman).
De La Codorniz se llevó a Tono, Edgar Neville, José López Rubio, Ángel
Palomino, Jorge Llopis, Alfredo Marqueríe y Gila, a los que acompañaron brevemente Antonio Ozores, Nácher
y Gloria
Fuertes.
Incorporó a otros dibujantes como Dávila, Martínez de León, Ugalde y a un extraordinario plantel de nuevos
valores: Puig Rosado, Ballesta, Julio Cebrián,
Abelenda, Racaj y Elgar.
En 1959 surgió en Barcelona Pepe Cola
con un humor verde-caqui, chistes gráficos y artículos humorísticos "para
adultos" de humor casto por culpa de la censura que no llegó a
alcanzar un año de publicación. Como ocurriría anteriormente con la revista de
historietas, Tío Vivo, otra
aventura empresarial de un grupo de dibujantes de la editorial Bruguera que se
unían al sentirse explotados.
En 1963 Perich,
que trabajaba para Bruguera, intentó hacer su versión catalana de La Codorniz, transformando las revistas Can Can y DDT. En 1965 Conti dirigiría Mata Ratos, con colaboradores
como Noél Clarasó, Figueras,
Adan, Gin, Perich, Serafín…
El Papus, subtitulada "Revista satírica y neurasténica", fue un semanario de humor satírico
publicado por la editorial Amaika con periodicidad semanal desde el 20 de
octubre de 1973 a 1986. Buscaba un humor novedoso y duro,
con una estética gráfica muy informal, dibujo basto y texto abigarrado, que
incluso fue calificada de "feísta" pero con un lenguaje
descarado, directo y valiente. Fue fundada por Xavier de Echarri, creador también de Barrabás, una revista satírica
dedicada al deporte.
Entre 1975 y 1976 la revista fue
sancionada dos veces con su consecutivo cierre. El 20 de septiembre de 1977 el
grupo armado de ideología fascista Triple A (Alianza Apostólica
Anticomunista) fue responsable de un atentado con paquete explosivo
contra la sede de la revista. En el atentado falleció el conserje Joan Peñalver
y se produjeron diecisiete heridos. En opinión de Manuel García Quintana, a
raíz de este atentado, la agresividad de El Papus muere
paulatinamente, dándose por finalizada la gran época de la revista, cuando "era un ariete vivo que
arremetía contra el fascismo
de forma constante."
Su portada, en cuatricromía, estaba
dedicada a un tema que en el interior se abordaba de forma casi monográfica
desde diferentes puntos de vista. En sus comienzos, se ocupaba de temas
generales (el consumo, la contaminación, los jóvenes...), pero con el tiempo se
fue politizando y abordando asuntos más concretos y directos, llegando a
alcanzar fama de radical en su última época.
En ella colaboraron los escritores Antonio Franco, Joan de Segarra, Vázquez Montalbán y Maruja Torres, y los dibujantes Carlos Giménez, Gin, Ivà, Já, L'Avi, García Lorente, Óscar, Vives, Fer, Manel, Ventura & Nieto y Rafael Ramos, entre otros. Las historietas
de "España Una, Grande y Libre" (1976), obra de Ivá y
Carlos Giménez, se publicaron por primera vez en esta revista entre 1976 y
1977.
El Papus contaba también con un
artículo a modo de editorial
titulado "Cojonudo lo de usted", que trataba de los
hechos reprochables de alguna figura del mundo de la política.
Por Favor (1974-1978) fue una revista española de humor que, partiendo de una idea del
promotor editorial José Ilario, fue fundada en 1974 y codirigida por Jaume Perich y por Manuel
Vázquez Montalbán. Esta revista se publicó hasta 1978. Forges contribuyó a su creación y colaboró en
ella desde su inicio.
En ella colaboraron Máximo, Juan Marsé, Maruja Torres, Nuria Pompeia, Romeu, Forges y Josep Ramoneda, entre otros.
HERMANO
LOBO
“Una revista de humor dentro de lo que cabe”
A comienzos de los setenta a Álvaro de Laiglesia
se le va parte de su equipo de La
Codorniz , Ops, Perich, Chumy
Chumez, Forges, Summers… que se unían para dar vida a Hermano Lobo, a los que se les
sumarían otros colaboradores como Jimmy
Jiménez Arnau, Rosa Montero o Luis Carandell. La revista fue muy bienvenida
pero pronto Perich, Forges, Manuel
Vázquez Montalban y Juan Marsé, se van para crear
Por Favor , y sin pedirlo por
favor también se llevaron a Cebrian
y a Pablo de La Codorniz, que para entonces ya era a color.
Fue fundada en 1972, con Chumy Chúmez como principal impulsor, inspirado en
el semanario francés Charlie Hebdo. El nombre de la revista surgió de Manolo
Summers que recordando el célebre aforismo de Hobbes Homo homini lupus
y añadiéndole cierto aroma franciscano surgió: Hermano Lobo. La revista
incorporaba sutilmente las últimas tendencias del humor europeo, tenía poco texto e
ilustraciones grandes y vistosas, los importantes eran los dibujantes y los
escritores estaban obligados a hacerlo bajo seudónimo. Pronto se convirtió en
la revista de humor de referencia del tardofranquismo, arrinconando a una envejecida
"La Codorniz", que empezó un acusado
declive en las preferencias de los lectores.
Forges, Jaume Perich y Manuel Summers colaboraban como dibujantes,
y Francisco Umbral, Manuel Vázquez Montalbán y Manuel Vicent como colaboradores literarios. Otros destacados
colaboradores fueron un jovencísimo Ops
(hoy El Roto), que se incorporó en las
postrimerías de la publicación y Emilio de la Cruz Aguilar, que con su sección "Los
cassetes de Mac Macarra", junto con el peculiar y revolucionario
lenguaje de los personajes de Forges,
crearon un nuevo ejemplo léxico para los jóvenes españoles de la década de
1970. Consistía en un nuevo grafismo a través de grandes ilustraciones plagadas
de bocadillos. Durante tres años Hermano Lobo mantuvo el interés de sus
lectores con sus críticas al poder, irreverencias y sátiras sociales pero era
una época de cambio y transición a la que era difícil sobrevivir y fue desapareciendo
su impacto con su consecutivo cierre en números rojos.
EL COCODRILO LEOPOLDO
"Semanario socializante de
información general"
Pgarcía (José García Martínez-Calín ) fue redactor en La Codorniz de Álvaro de Laiglesia, pero él pretendía que la
revista tuviera mayor compromiso crítico y político y la abandonaría en 1973
para crear El Cocodrilo Leopoldo. Pgarcía llevaba una páginas humorísticas
de éxito político en Sábado Gráfico, una publicación de opinión
pública y comunicación política en la transición democrática de la Cadena de Revistas de Eugenio Suárez. al que mostrándole ejemplares de la
prestigiosa publicación francesa Le Canard Enchainé le convenció de que esa fórmula
de denuncia sarcástica en prensa era la que ellos debían cubrir en España, en
un momento en que la sociedad española luchaba contra la censura y el
franquismo llegaba a su fin. Leopoldo vino al mundo un año antes de la muerte
de Franco.
El empresario y periodista Eugenio
Suárez dueño de varias publicaciones había organizado anteriormente una
fiesta benéfica cuya recaudación sería destinada a los niños subnormales, en la
que sorteaban un cocodrilo, “Leopoldo”. Leopoldo fue rechazado por la
ganadora por lo que se quedó a vivir durante una temporada en la sala de juntas
de sus oficinas, pero al no prosperar en su carrera como redactor- pasaba el
tiempo fumando en pipa- el pobre Leopoldo terminó en el zoológico de Madrid,
donde le negaron el tabaco. Suárez habiendo registrado el nombre como marca lo
aprovechó para la nueva aventura que dejaría en manos de Pgarcía en base a sus propuestas.
Al no existir articulistas de humor lo suficientemente
puestos en política, reclutó a periodistas "serios" capaces de
escribir humor, y así reunió a Lorenzo Contreras ("El Lazarillo de
Manzanares"), P. del Barco, Eduardo G. Rico, A. Espada (Bonifacio Mancebo), María Eugenia Yagüe, Adolfo Barricart, José Luis
Herrera ("Dom Iosep"), Rafael Fraguas, Camilo José Cela Conde,
Ana Parrilla, desde Barcelona a Luis Cantero, Castellá
Gassols y Joan de Segarra y las colaboraciones de Celso Collazo desde Moscú, y las de agencia
de Art Buchwald. En la parte gráfica
contó inicialmente con Peridis, Almarza, Palacios, Fandiño, Benson (Guillermo Summers), Miranda, Pablo, Quique,
LPO, El Cubri, Navas, Néstor, Opal, Víctor, Ángelo y algunos más.
Sus cuarenta y cuatro semanas de existencia fueron de lo más azaroso.
Para empezar resultó secuestrado ¡su número cero!, que con una tirada de 30.000
ejemplares no estaba destinado a la venta sino a informar a distribuidores y
vendedores (por una caricatura de portada dibujada por Peridis en la que se mostraba a un Carlos
Arias Navarro, entonces presidente del Gobierno, dubitativo, caracterizado de "Charlie
Brown").
El Cocodrilo Leopoldo sufriría un par de secuestros más,
algunos expedientes administrativos que obligaban a retirar determinadas páginas,
y dos comparecencias ante el Tribunal de Orden Público. Por otra parte a los
banqueros no les hacían la menor gracia las críticas de "Bonifacio
Mancebo" a los asuntos inmobiliarios y presionaban a Suárez en su contra, mientras Pgarcía
se defendía de las ingerencias del editor en su proyecto. No tardaría en cerrar
con un “Hasta pronto“, nueve años más tarde volvería a los kioscos con
el nombre de El Cocodrilo, para otra vida algo más larga
pero tan movida como la primera. Más adelante Punch Editores intenta lo mismo
con Muchas Gracias, muchas gracias pero me
extingo.
Esta fue la época en la que La
Codorniz había resistido el temporal y la competencia, pero llegaba su
fin, como he comentado anteriormente. Álvaro de la Iglesia fue sustituido por Summers y Chumy, que a su vez fueron
sustituidos por Cándido, Martinmorales y
Máximo, los cuales tuvieron que enterrar el pájaro durante su búsqueda de
la fórmula “Le Canard”, tan en boga. Después, en los setenta el humor se
chabacaniza en El Jueves, Perich haría un último intento por
conseguir un Le Canard con Histeria Semanal, y Amilibia dirigiría Muy Señor Mío, publicación de corta
vida que intentó aullar como el Hermano
Lobo.
Corta pero intensa fue la vida de Nacional Show de la editorial Planeta, con lo mejorcito
de Por Favor. Después llega el sexo, la grosería y los recursos
fáciles, van desapareciendo los textos, se deriva al comic, la sangre y el
porno, ya no es humorismo. Para contrarrestar la editorial Alaska saca El Puro, de deportes y Balalaika, pero el humor blanco ya no se vendía, donde esté una
paja en el ojete ajeno que se quite la inocencia de la mano que pasa las
páginas.
Una mención especial a dos grandes, Mingote y El Roto,
que aún siguen alegrándonos en las páginas de ABC y El País. Nada describe la historia de España
desde la transición hasta nuestros días como la obra de estos dos autores desde
sus diferentes puntos de vista.
Antonio
Mingote, el erudito humorista autodidacta, inició su carrera en 1946 como
humorista gráfico en La Codorniz de Álvaro de Laiglesia. En 1948
publica su primera novela, en 1953 comienza una colaboración
con el diario ABC donde hoy en día aún nos deleita con sus
críticas humorísticas, donde las madres desesperadas por la rebeldía de sus
hijos adolescentes, amenazan con ingerir la píldora de los dieciocho años
después… En su primera etapa en el periódico sus portadas eran clave de éxito.
En 1955 Gregorio
Corrochano le propone la dirección de la revista Don José, comentada anteriormente.
Dotado de merecidos premios y galardones y miembro de la Real Academia Española, ha sido el embajador heredero de aquella
otra generación del 27.
Andrés Rábago García,
El Roto, también fue autodidacta. Quien fuera el joven OPS durante el régimen de Franco en las publicaciones Hermano Lobo y Triunfo terminaría adoptando el seudónimo de El Roto, que aún mantiene.
El Roto no es exactamente un ‘humorista’. El practica
la sátira donde no necesariamente tiene que haber humor, cada viñeta suya es
más una crítica social que puede llegar a estremecer por su dureza con un
estilo satírico que mezcla la ternura con una cruel y/o realista visión del
mundo y sus contradicciones. Andrés Rábago ha colaborado desde 1968 en multitud
de publicaciones como La Codorniz, Hermano Lobo, Cuadernos para el
diálogo, Tótem, El Jueves, La Estafeta Literaria, El Independiente, El Periódico de Catalunya, Madriz,
Triunfo, Informaciones y Ajoblanco. Paralelamente siguió publicando en prensa en Diario 16, Cambio 16, Tiempo, Informaciones, El Cuervo, Pueblo o La Hoja del Lunes. En la actualidad publica en El País.
Humor y ripios satírico-festivos
en la prensa.
Como ya hemos mencionado antes, el humor poético nos
consta desde la antigüedad: Aristófanes, Homero y sobre todo para lo que nos atañe sería Petronio con su
novela, El Satiricón, ya que es el primer ejemplo
de novela picaresca
en la literatura europea y puede considerarse el modelo de novelas posteriores, donde sus diálogos
coloquiales ofrecen un interesante estudio sociológico de la época. Las publicaciones españolas de
carácter festivo y satírico pertenecientes a la primera mitad del siglo XIX
solían utilizar el verso en sus críticas desenfadadas y mordaces siempre en
función de la censura que fue más acusada en las dos primeras décadas aunque
existen publicaciones de carácter literario con un ligero matiz satírico y
misceláneo. En la prensa periódica satírica de la primera mitad del siglo XIX
se percibe por sus críticas un panorama poco halagüeño por la corrupción política
y las rivalidades literarias. Antes de la transición el periodista vivía las
artes de la censura política. Con la democracia, fueron los políticos los que
se buscaban la amistad de los periodistas, hoy por hoy los políticos juegan a
periodistas en la televisión y los periodistas tránsfugas en sus ideales
revolotean buscando un bando que les alimente.
En este panorama periodístico, parecido
al actual, aparecen publicaciones que no teniendo esta tendencia humorística y
satírica incluyen composiciones poéticas
destinadas a la crítica desde un punto de vista humorístico. Se trata de un
tipo de revista o periódico serio, literario, enmarcado en un proyecto único:
difundir las bellas artes y la literatura.
No es hasta el Trienio Liberal cuando
nacen las publicaciones que utilizarán el verso en sus críticas.
Es entonces cuando surge La Periodicomanía, una publicación sarcástica,
humorística, punzante, con un carácter burlón y festivo, que analiza un total
de ochenta y seis publicaciones, entre ellas, El Cajón de Sastre,
El Censor, El Cetro Constitucional, El Conservador, El Constitucional, El
Correo General de Madrid, La Cotorrita Constitucional, El Diario de Madrid, La
Frailomanía, La Ley, La Miscelánea, El Mochuelo Literario y El Universal.
La Periodicomanía siempre emite concisos
juicios sobre la muerte del periódico, siendo su principal enfermedad la falta
de dinero. Mesonero Romanos funda el
Semanario Pintoresco
Español haciendo que por primara vez este negocio fuese rentable.
Es también en el Trienio Liberal cuando
aparece el El Zurriago, de insolente
procacidad, incapaz de respetar a las personas e instituciones.
Varias publicaciones de mediados del SXIX combinaban la prosa y el
verso mordaz y agresivo para arremeter contra determinados comportamientos,
como : Fray Gerundio, La Risa, El Dómine Lucas,
El Fandango, La Cencerrada, El Garrotazo, El Trabuco,
Palo de ciego, El Sepulturero, El Jorabodo, El Mata-Moscas,
El Guirigay, El Estudiante, El Cangrejo, La Guindilla,
La Risa, El Tío Fidel, La Tarántula, Calipso, El Moscardón
entre otras. Mezclan la prosa con el verso como ya hiciera Petronio en el
Satiricón. Aunque existen periódicos redactados exclusivamente en verso como Palo de Ciego, cuyos cinco números están
escritos en romance. Otros, como El Sepulturero, tendrán como
objetivo, al igual que La Periodicomanía, dar noticias en tono
satírico de la muerte de sus colegas, dedicándoles su correspondiente epitafio
en verso.
La Risa “Enciclopedia de
extravagancias”, otra publicación de Wenceslao Ayguals de Izco que ya he nombrado anteriormente. La
publicación estaba escrita en prosa y verso por varios poetas de buen humor y
su habilísimo cocinero. Las composiciones poéticas ofrecen siempre un aire
desenfadado y mordaz que no siempre se limitan a censurar lo banal sino los
comportamientos sociales y modas. Cuando un ripio hería a una persona, la
ofendida encontraba en la misma publicación su columna correspondiente para
responder a dicha crítica, por supuesto en verso.
El Dómine Lucas, publicación a la que da nombre la famosa comedia
de José de Cañizares (1800), es otra de
las publicaciones de Wenceslao Ayguals de Ozco; en sus páginas se publican
incisivos versos, al igual que en El Fandango, aunque en este último la forma
métrica elegida suele ser el epigrama, ya que no se trata de una forma métrica
definida (copla real, pareados, tercetos, cuartetas, redondillas, quintillas,
dobles quintillas, rima consonante o asonante...). En todo caso lo que es
evidente en todas estas publicaciones es la agudeza festiva y satírica.
El verso de El Fandango solía ser grosero, especialmente contra
el clero. Su gracejo, burla y lenguaje popular y castizo era muy próximo al de
los escritores de los siglo XVI y XVII. Atacaba con irreverencia a los
franceses, la religión y a determinados escritores.
Por su parte El Burro y La Cencerrada prefieren arremeter contra políticos y
escritores en general, sin desdeñar a los
representantes del clero y El tío Camorra y su estaca, solía arremeter también
contra el general Narváez.
Jaime Campmany, El Versificador, heredero
del verso de cabo roto cervantino, aunque
abandonara el estilo lírico del que acostumbraba en posguerra -aquella rima
joseantoniana en sazón quevedesca– no dejó de escribir hasta que falleciera en el 2005
algún artículo rimado con el libre “a” del romance o en hip hop.
Actualmente Alfonso Ussía / en la radio Onda Cero / expresándose en rima /
usa su lengua de acero/ con buen tino e ironía / Los jueves la tarde espera / a
ver si el juglar se inspira/ arte que
de su abuelo hereda/ dependiendo del día / acompañando a Herrera /con su arte
en tontería/ El que espera desespera y en la ONCE no hay Prisa/ más vale una
rima ciega que nos saque una sonrisa.
No quisiera despedirme del humorismo,
así que haré como hacían las revistas que cerraban con vaga esperanza de
reapertura, “¡Hasta pronto!”.
“ La última mueca de la
tierra cuando sea una luna fría y sin vida, será una mueca humorista, la que
pasea la luna sobre nosotros “ Ramón Gómez de la Serna
Bibliografía:
Escrituras
en libertad. Poesía experimental española e hispanoamericana del SXX.
Ministerio de Cultura. Instituto Cervantes y Diputación Provincial de Cuenca.
25 años
de humor español. Paleta Agroman
Revista de Occidente. “ Gravedad e importancia
del humorismo”
(1928)
El Humor / Robert Escarpit; (1972)
Los
humoristas del 27. Museo nacional Centro de Arte Reina Sofía. Ediciones
Sinsentido 2002
Ramón y las
vanguardias. Francisco Umbral. Selecciones Austral. Espasa-Calpe,S.A. 1978
Jaracanda
de Madrid. Tomás Borrás. Vasallo de Mumbert editor Madrid.
“La Codorniz, Antología (1941, 1978)”
Editorial EDaf eitado en 1998
Ensayo ,
Enrique Rubio de Cremades.Universidad de Alicante
Serra Masana, José. Análisis de la comicidad. Barcelona, 1972
Blas María
Araque, Biografía de don Wenceslao Ayguals de Izco, Madrid,
1851 (Imprenta de la Sociedad Literaria); otra edición Madrid, 1881.
Tratado
de Henri Bergson sobre la Risa
(Publicado en la Revue de París, el 1 de febrero de 1899).
Página
web de la Academia de Humor. La Ciberniz.
Pueden
encontrar obras de muchos de los autores citados en los libros publicados por
las editoriales, La Hostería del buen Humor y Clásicos
del humor, temas de hoy.