breve introducción del webmeister:

tras haber conocido (bien de primera mano bien desde el acoso mediático) las bilis del humor entendido como entropía (entropía como mal absoluto o entropía también como estrategia lobotomizadora), me alegra, me pone de BUEN HUMOR conocer a alguien bienaventurado que reivindica el humor como energía para elevarse y no como veneno para hundirse ni para hundir a sus prójimos

 

 

 El humorismo, un género de vida

 

tesonera tesina de la joven licenciada

 Guillermina Royo-Villanova

(AKA Clorata de Potasa)

 

Me encuentro a punto de escribir sobre el humorismo pero, dado que la idea me fue plagiada antes de mi nacimiento por unos cuantos, entre ellos un tal Pío Baroja en 1919 (en La caverna del humorismo) y un talísimo Ramón Gómez de la Serna (en La gravedad e importancia del humorismo), supongo que corro el peligro de que el humorismo termine escribiendo sobre mí.

 

“ Gravedad e importancia del humorismo” (1928)

Fragmento del capítulo “Ismos“ publicado en La Revista de Occidente en 1928:

La actitud más cierta ante la efimeridad de la vida es el humor. Es el deber racional más indispensable y en su alcachofa de trivialidades, mezclada de gravedades, se descansa con plenitud. Se sobrepasa gracias al humor esa actitud en que sólo se es profesional del vivir, en toda la sumisión que presenta ese profesionalismo(…) El humorismo es una anticipación, es echarlo todo e el mortero del mundo, es devolvérselo todo al cosmos un poco disociado, macerado por la paradoja, confuso, patas arriba. Cuanto más confunda el humorismo los elementos del mundo, mejor va “

 

Humorismo según Baroja , La Caverna del humorismo ( 1919 )

“ Es indudable que allá dónde hay un plano de serenidad, de respetabilidad, hay otro plano de risa y burla. Lo trágico y lo épico se alojan en primer plano, lo cómico en el segundo, el humorista salta continuamente de lo uno a lo otro y llega a confundir los dos, de aquí que el humorismo pueda definirse como lo cómico-serio, lo trivial trascendental, la risa triste, filosófica y cósmica. Esta mezcla cómico-romántica, cómico-patética, cómico trágico , un gesto agridulce que es el sabor de las obras de humor”

 

 

El que sonríe mejor, también sonríe el último 

El alegre llanto de Clorata

 

El humor coexiste con la risa pero no es lo mismo. Kant definiría así la risa: “Nos reímos cuando somos insensibles ante la falta que presenciamos; cuando se espera algo grande y la esperanza se resuelve en nada”. Lo que reconfirma Richter al decir que reímos cuando hay desproporción entre el esfuerzo y el resultado. Esto es, cuando satirizamos egoístamente, cuando no somos nosotros los que estamos en una situación chusca aun temiendo que nos llegue o ya habiendo pasado por ella, porque ante la muerte, señores, somos todos iguales. Kant ve el humor como respuesta a una incongruencia, la ambigüedad, la imposibilidad lógica, la irrelevancia  y la inadecuación. En cambio, para Hobbes el humor surge de la gloria de una inspiración espontánea al sentirse superior a los demás. En cuanto a esta teoría de la superioridad, Aristóteles y Platón  hablan de la agresividad que el humor despierta. Clorata, defensora del humor a ultranza, sostiene que el humor puede suscitar contrariedad pero es la risa exagerada la que crea esa agresividad, es necesario disociar los dos conceptos. Una lágrima de alegría ahoga carcajadas, la carcajada es la sepultura del humorismo. Sigmund Freud explica el humor como un fin para socorrer al hombre, una forma de liberarse de la represión y de ahorrar. En época de crisis es recomendable no gastar, en cambio el humor es muy consumido, es un ahorro de sentimentalismo:  río por no llorar y me llevo cuatro y así nos salen las cuentas a final de mes. Nietzsche da en el clavo cuando se refiere a la risa diciendo que «El hombre sufre tan profundamente que ha debido inventar la risa» (aquí el humor es una catarsis para el espíritu como la risa lo es para algunos cuerpos). Cuando converso con Nietzsche solemos llegar a la conclusión de que la risa es dionisíaca y el humor apolíneo: pueden ustedes reírse.

El humor no tiene una definición concreta porque es más coqueto que concreto; por lo contrario la risa es un acto fisiológico… para la lógica de algunos, la de la tía Felisa.

La risa entre los humanos y los buzos está frecuentemente ligada a disociarse de acontecimientos que suscitan inquietud y que se asocian con la desgracia, propia o ajena. La risa es la pasión instantánea que nos provoca nuestra propia excentricidad. Así la risa nerviosa viene a ser un acto fallido del subconsciente. Desde este punto de vista el humor se constituye en un acto de purificación que permitiría evacuar esta violencia, nacida de la frustración y del sufrimiento. Una vez más en este caso el humor está ligado a la risa, pero sólo tienen una relación secundaria y no necesaria; más bien son los hermanos incestuosos que mejor harían llevándolo en silencio. Y es que la risa es un proceso fisiológico que surge de un cambio psicológico agradable y los sentimientos buenos o malos deberían expresarse con moderación. Mejor veo yo la edípica relación del humor y la sonrisa. Me reconcilio con la risa cuando la veo como símbolo de unión, cuando el hombre la utiliza como lenguaje para expresar que comparte con otras personas el mismo sentido de humor o al menos, la alegría de expresarlo y las ganas de crear un vínculo mediante el buen rollo: me reconcilio mientras esa risa no sea extrema, mientras se quede en un leve acto social y reconciliador. Mientras no sea un tic convertido en necesidad de desahogo espiritual, un vicio incontrolado.

Dentro de la sociedad, tanto los grupos políticos, sociales, el nuevo rico, el pobre, el nuevo pobre, el rico de toda la vida, los hombres, las mujeres, el del pueblo de al lado, el de otra raza, todo es objeto del humor y siempre mal intencionado,  precisamente esta burla es la que convierte la risa en denigrante; en cambio la sonrisa expresa : joder, hoy le toca a éste, a mi me tocó ayer. Porque estamos todos en la parrilla del humor. En La República escribía Platón: « …no conviene que los guardianes sean gente pronta para reírse, ya que, por lo común, cuando alguien se abandona a una risa violenta, esto provoca a su vez una reacción violenta»

El humor vendría a desempeñar una función purificadora parecida a la de las lágrimas, pero diferente en cuanto a que el humor supone una separación de y no una identificación con el objeto que es soporte del mismo, un desaprecio y no una compasión. No hay nada más cruel y cínico que el humor compasivo. ¡Ah, si! El humor dirigido a un sujeto, al cual generosamente se le deja elegir entre no entenderlo o convertirle en objeto, obligando a reír al receptor, por lo que resulta doblemente imbécil, y ¿por qué no se le insulta directamente? En estos casos comprendo a Richter cuando definía una de las caras del humorismo como una idea que aniquila, en este caso aniquila el objeto y al sujeto. Alonso López Pinciano escribió su propia teoría de la comedia, Philosophia antigua poética (1595), donde decía que «la risa está fundada en un no sé qué de torpe y feo».

Yo entiendo el humorismo como el arte de lo deconstruido que se vuelve a inventar, se restaura la bondad que se ha aniquilado en el proceso. Y en este proceso coincido con Ruggero Bonghi cuando utilizaba estas palabras para definirlo “agria disposición para descubrir y expresar lo ridículo de lo serio y lo serio de lo ridículo humano” (un buen elemento este pensador y escritor italiano que he descubierto durante mi documentación, al que sin duda dedicaré en el futuro más tiempo).

El humor puede ser muy cabrón y para disimular este sentimiento ruin los clásicos, concretamente los artistas de los teatros ambulantes italianos del SXVII, inventaron una definición de la comedia para su consuelo: “Corrijo las costumbres riendo”, pero, una vez más, la risa social no arregla nada aunque mejor es hacer sonreír al pueblo, como haría Moliere, intentando suavizar las pasiones antes que negarles la risa. Nada cambia a lo largo del tiempo en el hombre a la hora de reír. Seguimos encontrando preciosas muy ridículas y enfermos imaginarios. El humorismo quiere terminar con la risa burlona y humillante para traer la sonrisa clara, con el alma desnuda, la risa resignada que comienza riéndose de los fracasos de uno mismo. De ahí su pasión por lo disparatado que nos dice que no existe un sentido único, que por encima de la lógica y el orden persiste el equívoco para acercarnos a la verdad.

Diría Tomás Borrás, “Sólo ríe quien no sabe lo que expresa sonreír”

 

 

El humorismo parlamentario

Si la risa libera tensiones, el humorismo viene de la desesperación por un hecho que no tiene remedio. No es un remedio, sólo hace las cosas más llevaderas, pero ¿es esto perjudicial para la sociedad?, ¿te aleja de resolver el problema? , ¿anestesia y consuela hasta tal punto? No, por supuesto que no, el humor cuando es profundo es triste y filosófico, una viñeta moralista despertará la opinión más que atontarla. Esta versión de que el humorismo es malo para el pueblo nace de los mandatarios que lo temen. La censura no existiría en el humor si fuera un elemento anticultura, sino todo lo contrario, como dijo el Che, “un pueblo desinformado, es un pueblo sin opinión”, el humor convierte la información en opinión, una opinión que compartida o no, nunca te deja indiferente. En cualquier caso, si un humorista gráfico crea un vínculo de simpatía con sus lectores hasta el punto de influir en ellos gracias a la desinformación de éstos, se convierte en alguien muy peligroso y temido por los oradores políticos, ya que no sólo influirá sobre sus seguidores sino que encima lo hace con gracia y simpatía, lo que hará que se prolongue su legislatura. El humorista puede tanto crear simpatía por la empatía como empatía por su simpatía, puede incluso sacar una sonrisa a los que no compartan su opinión. Los grandes pensadores son los menos, las personas apenas tienen tiempo para ganarse los cuartos y atender a sus familias. Solucionen esto y no tendrán que temer al humor popular. El humorista gráfico tiene tanto o más poder en una sociedad que el periodista de opinión y es mucho más peligroso porque juega en una liviana frontera con el despiste. No existe el juez consagrado de la ironía gráfica, aún en su obviedad. Lo que realmente compensa a un gobierno es llenar la televisión de basura radioactiva con sus consecutivos tumores cerebrales e impedir que una nación piense.

El Roto y Mingote son actualmente mis filósofos vanguardistas más admirados, en cuanto que la lógica del absurdo trascendente es la filosofía que aspira a la totalidad.

Nada habla de un País, como sus publicaciones humorísticas, que en algunas épocas de la historia  llegan a ser lo más serio que se publique. Ya Azorín escribía en 1913 a propósito del humorismo: “El capítulo de eutrapelia, del divertimento espiritual es sumamente importante en la historia del desenvolvimiento humano; haciendo la historia de la ironía y del humor, tendríamos hecha la sensibilidad humana y consiguientemente la del progreso, la de la civilización. La marcha de un pueblo está en la marcha de sus humoristas”.

En concreto la crítica y opinión de los humoristas gráficos, independientemente de su calidad artística, llega más al pueblo que la del orador y el periodista de opinión y esto se debe al vínculo entrañable que crean con el lector. La primera intención del viñetista, es hacer pensar y si lo consigue mediante el humor, mejor. Como decía Tono en aquella viñeta que dejándola en blanco rezaba a su pie: “No somos nada querida”, viñeta que le costó cobrar al entregarla en su redacción, ¿Pero cómo le vamos a pagar una viñeta en blanco? …Y es que, no somos nada.

El humor gráfico nos proporciona información en el aspecto cultural, el estilístico y el sociopolítico. Uno no ha hecho nada, ni bueno ni malo, por un País, sino ha sido retratado en una viñeta de alguna publicación importante.

 

Melancolía

 

El humor forzado es insoportable. Prefiero que me persiga un acordeón con un hombre colgando a un hombre que no para de contar chistes. Le cuelgue lo que le cuelgue.

Si humorismo es una necesidad que viene en parte de la inadaptación en la sociedad, de la discrepancia con lo instituido, la estupidez satisfecha y realizada es antihumorista.

El origen del término humor viene de la teoría fisiológica hipocrática de la medicina helénica, en la que los cuatro humores del cuerpo regulaban el estado de ánimo: la bilis, la flema, la sangre y la bilis negra. Los griegos pensaban que el carácter humorístico corresponde al humor sanguíneo. La preponderancia de un humor sobre otro determinaba un carácter, así hoy todavía hablamos de coléricos, flemáticos, biliosos, sanguíneos y melancólicos. Estos últimos son mis preferidos: melás-kole, en griego, negra bilis o humor negro, el humor por antonomasia. Para cuando se dieron cuenta que nada tenía que ver la bilis y la sangre con el humor, el término ya era un sinónimo de inclinación a un carácter. De ahí el buen  humor y la mala leche. Lo que sí podemos deducir de esto es que el humor es transitorio y cambiante.

El humor negro hace más útiles los temas serios satirizándolos. Cuando hablo de humor negro me vienen a la memoria las pinturas negras del desconocido humorista Goya, en especial Saturno devorando a un hijo, ya que la melan-colía está directamente vinculada con los hombres guiados por Saturno. En contra de lo que se opina, el humor negro es cruel pero no más primitivo que el blanco, sólo más atrevido en cuanto a los tabúes establecidos; la muerte es su tema preferido, compartido con los malditos y suicidas (parece que alguno cree que pueda escapar de ella si no la nombra). Recapacitando sobre los tabúes, cuando era niña la única manera de sobrepasarlos era con un chiste. Mi madre, que es joven y bella, ha dejado encargado que hagan cuatro relojes de arena con sus cenizas, uno para cada hijo, para que podamos medir en “madres” lo que le falta al pollo en el horno, y es que a mi madre no le gusta perderse una y en casa las mejores tertulias son en la cocina y en el cuarto de baño. Aquí el humorismo es la melan-colía de quien se divierte con aquello que le entristece.

Como soporte humorístico existen técnicas literarias, figuras retóricas que de nada sirven si no son espontáneas. El humor inteligente está dirigido a un público preparado visual e intelectualmente, con una sensibilidad y experiencia determinada que le da capacidad para realizar todo el proceso de entendimiento; para ello debe estar en un contexto y tener un reflejo humorístico y un receptor cómplice y empático. Esta definición llega a ser exagerada por Hegel que lo define como una actitud especial del intelecto y del espíritu por la que el artista se pone en el lugar de las cosas . Esto puede confundirnos ya que nos lleva a pensar en el humorismo como una adivinanza complicada.

Hace veinte años la joven Clorata pidió consejo a Forges: esta Clorata adolescente quería ser como él pero se parecía más a uno de sus personajes. En primer lugar el maestro jedi le dijo carrera estudia tú, informada mantente, periódico lee todos los días y no olvides matemáticas la vida es. En efecto, el humor es una ciencia, tiene sus fórmulas, se vale de la ironía, el sarcasmo, la hipérbole, el anticlímax, el enigma, la antítesis, el oxímoron, la alusión, el bla,bla,bla, el non sequitur ( un tipo de falacia en la cual la conclusión no se deduce de las premisas ), la silepsis, el juego de palabras, la sátira, la parodia, la paradoja, los litotes…- me encanta esta palabra- y como fórmula matemática por excelencia, la greguería del científico experimental del humor, Ramón Gómez de la Serna, que en sus propias palabras, viene a ser la suma conmutativa de la metáfora y el humorismo.

Como en todas la ciencias, existen diferentes ramas de humor, el  negro (burlesco, machista , feminista, cínico, sexista), el absurdo (irónico), el blanco, el amarillo… (estos últimos no apelarán a la ofensa y susceptibilidad del receptor). Cuando hablo de humor machista o feminista incluyo también el humor verde, un humor creado para darse golpes de codo con tu compadre, un humor que divide a la mitad de la humanidad contra la otra a excepción de los homosexuales que también recibirán su parte. El humor verde une a los sexos iguales y apela a la comprensión del opuesto. Ellos se ríen de sus frustraciones y anhelos, siempre desearían tener un harén; ellas serán hipócritas insatisfechas disfrazadas de recatadas comprensivas, al menos en público. El sexo se separa del matrimonio porque si no no tenemos humor verde, se degrada la institución, se insulta al cónyuge en el bar para hacerle el amor al llegar a casa. Es un humor que aunque en ocasiones parezca inofensivo dispara tanto o más que el humor homófobo, un humor básico para el que no hace falta mucho más que un pene o un coño y al que no dedicaré más tiempo.

Cada tipo de humor obtiene partículas nuevas de lo que parecía indivisible , el humor no se deja atrapar en una sola sentencia. El humorismo depende del dónde, cuándo, cómo y por qué y comienza riéndose de sí mismo.

 

 

Humor escrito

Eutrapelias

 

Luigi Pirandello definiría el proceso humorístico como el resultado de la contraposición de dos sentimientos que suscita la reflexión activa durante la lectura de una obra o situación (Esencia, caracteres y materia del humorismo). Para el escritor humorístico esta reflexión se mantiene conscientemente explícita y presente durante toda su obra, se convierte la reflexión en mucho más que el sentimiento del artista para llegar a crear en sus lectores una intuición naíf de su opinión y su forma de sentirlo. Para los más ortodoxos Cervantes es el comienzo del humorismo; lo que fue sin duda Cervantes es un genio que involucra al lector hasta el tuétano de tal manera que acompaña a Don Alonso Quijano en sus ridículas hazañas como si de su fiel escudero se tratase, así que cuando llega a su punto más cómico el lector no puede reírse, inmerso en un sentimiento de tristeza y en defensa de el héroe, porque Cervantes nos dio un héroe con un humorismo intrínseco hasta la lágrima.

Para el escritor el humor es una manera de manifestar su personalidad e independencia, un baile de seducción, un señuelo sin anzuelo. Pero otra vez, para que esto funcione, se necesita una legitimación de este humor, tiene que haber complicidad entre el escritor y sus lectores. Por ello veneramos a los escritores que perduran a lo largo del tiempo, que más allá del momento sociocultural de la época apelan a la condición humana.

El humor escrito es una reflexión sobre lo que de antemano resulta cómico, da un sentido intelectual a lo risible, quita sentido a lo que lo tiene devolviéndole su sentido en todos los sentidos, porque está con-sentido. Es una actitud ante la vida que te hace libre y te abre los pulmones, es inmediatez, ridículo domado... Miguel Mihura diría: “El humor es darse cuenta de por dónde cojean las cosas, el juego más inofensivo y limpio de intenciones, un capricho, un lujo…“ o, como decía Jardiel Poncela, el humorismo “piensa, sabe, observa y siente”. Edgar Neville opinaba que el humor es la manera de entenderse entre sí las personas civilizadas, que sólo personas inteligentes y con una educación desarrollada son capaces de captar el humor, mientras que los seres sin educación, son impermeables a él. Y qué razón tenía, hay que tener cuidado porque el humor malentendido en estos seres es directamente proporcional a un prominente garrotazo en la cabeza, a veces la ironía duele al que la suelta… Otras veces en cambio  es una manera de evitar roces y situaciones desagradables, una salida de emergencia. Para Oscar Wilde «El humor es la gentileza de la desesperación», es el último y más seguro reducto de la libertad, el humorista es un ser que ejerce desde la lucidez una libertad independiente. Se desmarca de lo establecido y burla el orden del mundo. Por ello es tan valioso en épocas de opresión, de crisis, de muerte. Porque el humor tiene el poder de convertir la obviedad en su más obvia contrariedad, muchos tiemblan cuando lo oyen llegar, otros hacen que no lo oyen, otros no lo oyen y oye el que lo oye, lo alimenta y deja que se apodere de situaciones banales elevándolas a momentos inolvidables, desdoblando la evidencia a un plano nada plano. 

El humor es fundamental para nuestra adaptación al mundo o para que este se adapte a nosotros, dependiendo de quién sea la versión. ¿Nos obliga el humor a ser más reflexivos o son los reflexivos los que viven con mejor humor? Desde luego fue antes la extinción que el dodo. El sociólogo de literatura y comunicación,  Robert Escarpit diría que “El humor sólo es difícil a las personas honestas” lo que no me parece del todo honesto, aun definiendo persona honesta como persona sin perspectiva, lo que no sería justo, honestamente, y es que existe el humor honesto (Robert Escarpit escribió El humor, uno de los mejores estudios sociológicos sobre el humor, sino el mejor). 

El humor surge al saber que todos los problemas están resueltos por la muerte, que vendrá a arreglarlos. El humorismo, como el misticismo, es un contar con la muerte. Pero cuenta más el humorista que el místico, porque no juega la coartada de otra vida. El optimismo es un misticismo inverso y alegre que se queda aquí, el optimismo es el misticismo de la tierra, como el misticismo es el optimismo del cielo. La muerte se lleva la obra de otros –en el sentido de que la niega o desmiente- pero del humorista, nada se lleva.

No hace falta entender pero sí al menos asumir lo absurdo del mundo, lo que te deja en situación de privilegiada víctima.

Al ser el hombre un animal que ríe se deduce su superioridad ante los animales, también en la capacidad que tiene en putear a los de su especie sin ninguna causa aparente de lucha por la supervivencia, a excepción de los babuinos, a los que el ocio les inspira la necesidad de establecer jerarquías según su capacidad de fastidiar a sus semejantes. El hombre ríe ante la torpeza, el perjuicio, el error, el fracaso, el ridículo, el adulterio, el bobo, todo esto nos hace reír mucho. Es decir, nos reímos de nosotros mismos. Henry Bergson, el filósofo de la intuición, en su ensayo La risa, después de plantear muchas hipótesis y diseminar lo cómico en tubos de ensayo, deduce que no sólo es el hombre el único animal que puede reír sino que “hace reír”; porque fuera de lo humano no hay nada cómico, a no ser que esto nos recuerde al hombre. La alegría que nos produce el espectáculo del mundo nos hace reír, más aún cuando somos conscientes de que esta vida termina con otra eterna… pero sólo eterna desde el fin. Esa superioridad ante los animales también se puede definir como neurosis: el hombre ha creado una civilización que no soporta, unas restricciones, jerarquías, una moral, y luego otra, un sistema político, una sociedad opresiva que si juzgáramos severamente nos convertiría en cretinos, locos o asesinos. El humor es la vacuna social que nos vendemos a nosotros mismos, la civilización crea una gripe, la sociedad te mete el miedo, la farmacéutica te vende el remedio, el gobierno cobra, al fin y al cabo, la risa es lo mismo, porque sin ella, cobrarían con otra moneda. Pero el humorismo lucha, no se resigna, se revela contra todo esto, no se ríe socarrón desde su butaca, como buen activista es una respuesta a una sociedad oprimida, no se rinde porque el último resquicio de lealtad moral está en uno mismo aún sabiendo que nada puede cambiar la necedad del mundo.

El humor clásico tiende a burlarse cruelmente del individuo, el impudor quevediano; agudísimo humor irónico, el humor romántico por contra se retroalimenta de la ironía, el sarcasmo, de la tentación de pensar dos o tres cosas a la vez sobre ninguna cosa o sobre todas, de hacer un mundo heterogéneo, generoso en géneros,  de perderse en simbolismos y es que lo que no se entiende puede colar si sólo se sugiere, hacerse del voluntariado de la confusión, poner en contradicción el pensamiento de uno mismo con el pensamiento universal. Richter lo definió así : “El humor romántico es la actitud grave del que compara el pequeño mundo finito con la idea infinita, lo cual da como resultado una risa mezcla de dolor y de grandeza. Es un cómico universal, lleno de tolerancia y de simpatía hacia todos aquellos que, participando de nuestra naturaleza...”

Estas dos vertientes del humor crearon a principios del siglo XIX un ambiente muy rudo entre los periodistas.

Concluyendo, el auténtico humorismo literario no es un juego de palabras virtuoso, es un sentimiento que invade los textos desde los pensamientos del escritor hasta las teclas de su máquina de afeitar. En ocasiones, la búsqueda de la inocencia a través del caos, cantaba Aute, que el fin del mundo nos pille bailando.

 

 

Brevísimo Viaje Desde Las Raíces Del Humor-Ismo Literario.

 

Humorístico es el género que enjuicia la realidad resaltando el lado cómico, risueño o ridículo de las cosas, por lo tanto es justo decir que el humor literario aparece con el lenguaje escrito. Desde Homero, Aristófanes, Menandro, Luciano de Samosata, Plauto, los poetas satíricos Marcial y Horacio, Petronio con su Satiricón, el sutil humor erótico de Giovanni Boccaccio, Juan de la Encina, la picaresca renacentista, el precursor del teatro en el Siglo de Oro, Lope de Rueda y el humor del barroco con El Quijote de Cervantes, la parodia de Lope de Vega, Calderón de la Barca, Francisco de Quevedo, William Shakespeare, Ben Jonson (más rápido en la métrica satírica que Ben Johnson en los 100 metros lisos). Del SXVIII destacaré a Molière, Voltaire, Jonathan Swift, Lawrence Sterne

En el siglo XIX en Europa destaca la sátira anglosajona de Oscar Wilde, el humor localista de los ingleses Edward Lear y Lewis Carroll, creadores de la literatura del absurdo ‘nonsense’, Charles Dickens, Mark Twain, Ambrose Bierce, William Thackeray, Thomas de Quincey, el humor subyacente en las novelas de Feodor Dostoievski y a finales de siglo aparecía la Patafísica de Alfred Jarry y sus seguidores.

Entonces en España el humorista era un metafísico desengañado, al que por fin se le tiene en cuenta en los ámbitos críticos. Un humor de herencia romántica que en España convivió en la segunda mitad del S.XIX con la tradición festiva. No podemos olvidar el amargo humor en la literatura romántica de Mariano José de Larra, Las Fábulas de Hartzenbusch, ni la labor humorística durante este siglo el longevo Manuel Casal con algunos discípulos como Francisco Camborda. Bartolomé José Gallardo, Sebastián de Miñano y Bedoya, Juan Martínez Villergas y Félix Mejía cultivan el humor en la prensa a través de la sátira.

Por aquel entonces un escritor era mucho más leído en el periódico que el periodista, siempre y cuando fuera un escritor de periódicos. Surge entonces la prensa satírica política del SXX con Wenceslao Fernández Flórez, Julio Camba en los años 10, los hermanos y comediógrafos Álvarez Quintero, Carlos Arniches, la astracanada de Pedro Muñoz Seca, el dramaturgo y maestro del humor Enrique García Álvarez y el gran genio del humor surrealista, Ramón Gómez de la Serna, su éxito consistía en que más que periodismo era literatura de la calle. Dando paso a la generación humorística del 27. Que renovaron la prensa , la literatura de humorismo y el teatro del humor, como Enrique Jardiel Poncela, Miguel Mihura y Álvaro de Laiglesia. En el SXX contábamos con articulistas de humor como los desaparecidos Tomás Salvador y Jaime Campmany, agudo periodista y poeta satírico que utilizaba su ironía e inteligencia para arremeter contra la izquierda aunque no se libraba tampoco la insustancial oposición de la derecha ni la sociedad en su conjunto. Actualmente contamos con la ironía radical ya algo debilitada de Alfonso Ussía, pero de casta le viene al galgo y algo de casta gasta de su abuelo Muñoz Seca.

 

 

El Humor De Vanguardia En La Europa Del SXX

 

Alfred Jarry, de quien André Breton diría años más tarde que «aniquiló como principio la diferencia entre arte y vida » fue el precursor del Dadaísmo, del Surrealismo y del Absurdo. Su obra Ubú rey la escribió con quince años, lo que no es de extrañar ya que en su obra póstuma, Hechos y dichos del doctor Faustroll, patafísico , el protagonista y su alter ego, Faustroll, nació a la edad de 63 años, mientras Jarry moriría a los 34. Ya muerto su creador funda el Colegio de Patafísica «sociedad docta e inútil dedicada al estudio de las soluciones imaginarias», entre cuyos socios “sátrapas” se encuentran entre otros, Max Ernst, Eugene Ionesco, Joan Miró, Boris Vian, Marcel Duchamp, Jean Dubuffet, René Clair, Joan Miró, Umberto Eco, Fernando Arrabal.

En 1944 el francés André Breton, otro pionero de los movimientos antirracionalistas, escribe Antología del humor negro. Un humor que por lo que he podido comprobar aún hoy no es entendido por el español convencional confeccionado condicionalmente, creándoles conmoción sin contusión, más continua confusión convulsionando su cordura hasta rechazar el color, por racista de este humor o por creer que es cuestión de carisma en corrupción que cuestione el confesor en casta contradicción, pues del humor “negro” es el color como del cura el camisón.

En España, Ramón viajaba a Europa desde principios de siglo importando a sus tertulias del Pombo las obras de escritores como Cocteau, Baudelaire, Lautrèamont, los caligramas de Apollinaire, la intraducible comicidad de Molière, la ironía de Voltaire… en realidad De la Serna armoniza a Quevedo con Apollinaire, funde la vanguardia europea con el barroco español y es así como consigue esa personal síntesis y raro acento en su prosa, el ramonismo. Textos intemporales en los que se ignora las instituciones elevando la anécdota a estética.

Ramón fue la inspiración de la llamada “otra generación de 27” la del humorismo, con una introducción más agresiva y avanzada ante el español, abrió las puertas a un nuevo humor.

 

 

Ortega y Gasset, Gómez de la Serna y Camba.

Introductores del nuevo humorismo del 27.

  

El ambiente en los  felices años 20 (…cuando murió el abuelo…) y 30, era propicio para las publicaciones de quiosco desvinculándose las editoriales de la política y consiguiendo llegar a un sector social muy amplio, con gran  aceptación popular y consecutiva influencia en la opinión púdica y en la pública, también .

En mi opinión el nuevo humorismo comenzó con Ortega y Gasset al recalcar la importancia de la metáfora en el nuevo arte. Sus discípulos seguirán experimentando con todo tipo de recursos retóricos, y aumentan el distanciamiento y la sinrazón. Ramón Gómez de la Serna y los surrealistas comenzaron a explotar analogías humorísticas imposibles. También es precursor del humorismo nuevo Julio Camba “el ciudadano del mundo”, nuestro más genial corresponsal. Y no como ahora que se puede ser corresponsal en Londres sentado en tu casa de Espinardo, Murcia.

Este trío fue el encargado de introducir el humor de la otra generación del 27, la de Jardiel Poncela, que se adelantaría en su época peleando en un camino de incomprensión que hubiera ganado sin duda más tarde.

 

Los tres mosqueteros del humor.

Evaristo Acevedo fue periodista de humor y escritor muy dado a las biografías, colaborador de Cucú y La Codorniz entre otras muchas publicaciones. Para Evaristo la plenitud del humorismo se alcanzó a mediados del SXX  gracias a los tres mosqueteros del humor, Wenceslao Fernández Flórez, Julio Camba y Ramón Gómez de la Serna, a los que se les uniría Artagnan, Jardiel Poncela, y sobre los que escribiría: «Tienen la pluma por espada y un mismo lema profesional:  “Ni me empuñes sin humor, ni me envaines por temor”».

Jardiel Poncela sería entonces el eslabón entre los mosqueteros con la siguiente generación, la de Miguel Mihura, activista y precursor que imitaría las metáforas de Ramón en sus greguerías y apostaba por un humor vanguardista, José López Rubio, miembro de la Real Academia,  Edgar Neville, Samuel Ros, el dramaturgo Alfonso Paso, el superhumorismo de Antonio de Lara (Tono), un humor bobo, ingenuo, intelectual, surrealista, marcado por sus formas suprematistas, geométricas y por sus fraseologismos, "fue nuestra generación una verdadera generación precursora, que todavía se está riendo de nosotros", Jacinto Miquelarena, K-Hito, el padre reconocido de los entonces nuevos humoristas gráficos, Antoniorrobles, Manuel Lázaro, Bagaría…y otros tantos se agruparon paralelamente en la denominada “otra generación del 27”, que se caracterizaría sobre todo por el empeño en la renovación del humor en todas sus manifestaciones, literatura, publicaciones, teatro, comedias. Lo harían rompiendo con los moldes estéticos y las nociones culturales mediante la desmitificación, mezclando diferentes géneros, introduciendo el absurdo... Edgar Neville, López Rubio y Jardiel Poncela emprendieron con éxito aventuras cinematográficas en Hollywood, pero todos volvieron a España donde continuaron con el cine. La guerra sorprendió a Neville en zona republicana y tuvo que irse a Francia donde se incorporó a los nacionales, estos le encomendaron una serie de cinematografía, con la que iba rodando escenas del frente y de las ciudades tomadas. Esta generación del 27,  en su mayoría, se unió al bando nacional más por comodidad que por convencimiento, les gustaba vivir bien. Sin querer extenderme en el tema cinematográfico es importante saber que Neville dirigió más de treinta películas además de sus trabajos como guionista contratado por la Metro Goldwyn Mayer o en ¡Novio a la vista!, película dirigida por Luis García Berlanga en 1954, basada en la comedia original de Edgar Neville, que también participó como guionista junto a J. Luis Colina, Juan Antonio Bardem y Berlanga. Otro aventurero fue Jardiel Poncela, que trabajaría en Hollywood para la Fox realizando en castellano películas de la productora, incluso rodó una versión cinematográfica de su Angelina o el honor de un brigadier. La experiencia de Jardiel en California no fue gratificante; en realidad era consciente de que su indudable talento no era reconocido con justicia por la crítica. Este seguidor de Ramón Gómez de la Serna se adelantó a su época, una época marcada por los retrasos y es que siempre se llegaba tarde por culpa de la Censura.

En general -hay excepciones más beligerantes, como Jardiel, que definía la Dictadura como el sistema de gobierno en el que lo que no está prohibido es obligatorio…– era un humor de derechas que se refugiaba en lo pueril, en lo absurdo y en la inocencia para salvarse. Una forma de escapismo ante la dura realidad de Europa, un nuevo valor en el arte de vanguardia, optimismo, esperanza, que huía del sainete y del casticismo. Humor que iría liberalizándose en la transición. Hasta 1966, año de la ley Fraga, la prensa languidecía por culpa de la censura que imperaba desde el fin de la guerra, aunque intentaba traspasar con disimulo la frontera de los límites impuestos. Los escritores se referían a temas costumbristas o domésticos como hicieran Wenceslao Fernandez Florez y Julio Camba. Noel Clarasó firmaba artículos en La Vanguardia, Mingote, que había debutado en ABC en 1953, se convirtió en estrella indiscutible, lo que hizo que otros periódicos incorporaran grafistas a sus páginas, como Dátile, en el diario Ya, y Máximo consolidaría su fama en 1965 en Pueblo.

La ley Fraga de prensa e imprenta reintrodujo la libertad de prensa, lo que fue un gran paso en su momento aunque tuvo sus consecuentes problemas, como el secuestro del diario ABC en 1966 y del Diario Madrid. Gracias a esta ley entre 1966 y 1975 se produjo el bomm del humor gráfico, a partir de entonces hasta 1982 que fue su decadencia, actualmente su éxito se centra en los pocos elegidos que colaboran para los periódicos aunque tampoco es un buen momento para las publicaciones en papel.

 

 

Sobre La Otra Generación Del 27

 

Este concepto de “la otra generación del 27” nace con el discurso de José López Rubio en su ingreso en la Real Academia Española donde dejó patente que se sentía miembro de un grupo generacional, lo que no gustó a los miembros de la Academia y menos a los de la generación del 27, la de los poetas. Este grupo al que se refería López Rubio es el de “la otra generación del 27”, la de los renovadores del humor contemporáneo. El discurso de López Rubio era un texto escrito en legítima defensa de un grupo de humoristas a quienes no les importaba los manifiestos colectivos, les unía una estética similar pero eran muy individualistas, no querían crear un estilo común, buscaban su propia firma y en esta nueva línea que manejaban era fácil que les confundieran. Apenas existe correspondencia entre ellos como ocurre entre los poetas de la generación del 27. López Rubio habla en su discurso de los vínculos literarios y la amistad sincera entre ellos, pero la relación entre sus miembros más destacados -Mihura, Neville, Tono, Jardiel Poncela y López Rubio- tuvo muchas rencillas, celos y matrimonios de conveniencia. Tenían que buscar su hueco en las mismas publicaciones y esto les llevaba a enfrentamientos competitivos en el plano profesional. Como el conocido  enfrentamiento entre Enrique Jardiel Poncela y Miguel Mihura. Jardiel, más allá de la lícita influencia literaria que decía tener sobre Mihura, le acusaba de plagio. Le reprochaba copiarle hasta los defectos, tachándole de señorito de vida fácil mientras él había luchado en su vida para mantener a su familia con la pluma. Como este enfrentamiento, hubo tantos otros, se enfadaban y se agrupaban según les convenía en diferentes publicaciones, y es que hasta el humor es competitivo a la hora de ganarse los cuartos.

 

 

Breve Historia De Extinciones

El dodo ha muerto ¡Viva El Dodo!

 

No se preocupen, que el dodo no ha muerto, sólo se ha extinto definitivamente. Hago referencia a esta revista digital que humildemente dirijo con el fin de acercar a sus lectores el arte con humor, ya que la extinción es el denominador común entre las revistas de humor, es bien sabida su manía por desaparecer a corto plazo, a excepción de La Codorniz que, fundada en 1941 por Mihura, perduró hasta los setenta, y El Jueves, que durará mientras exista la monarquía.

 

Apunte de humor encuadernado.

Para contextualizarnos en la historia de las publicaciones humorísticas nombraré algunos escritores de principio de siglo como Armando Palacio Valdés, escritor realista y asturiano ( muy compatibles ambas cosas) con su original autobiografía humorística La novela de un novelista. Los viajes morrocotudos del innovador humor de Juan Pérez Zúñiga, la fina ironía de la novela realista de escritor epicúreo andaluz, Juan Valera, en Pepita Jiménez y en su Epistolario. También dentro del realismo hay que situar los artículos satíricos de Leopoldo Alas «Clarín» y otros autores integrantes del conocido como Bilis club, nombre con el que bautizó el padre de Ortega y Gasset a las tertulias burlonas y demoledoras dónde los chistes malos se castigaban como delitos. De ella surgieron los tres números de la revista satírica Rabagás 'periódico audaz', político satírico (1872) fundada por Leopoldo Alas, Tomás Tuero y Armando Palacio Valdés que vivían en el mismo piso. Del Bilis club también surgió el homenaje a Benito Pérez Galdós (1883), a quien estaré orgullosa de hacer mi propio homenaje otro día. ¡Qué desafortunata fué Fortunata y la pobre Jacinta que nunca estuvo en cinta, sin olvidarnos de mi tocaya y vecina de ésta última, Guillermina Pacheco!

 

 

Revistas De Humor Desde Finales SXIX

La Risa (1843-1844), publicación fundada por el conocido folletinista y poeta festivo Wenceslao Ayguals de Izco que llevaba por título Enciclopedia de extravagancias. Donde se hicieron famosa las entregas culinarias llamadas Ambigú, escritas por Don Abundio Estofado (Sergio Ayguals de Izco).

La publicación estaba escrita en prosa y verso por varios poetas de buen humor. Era una obra clásico-romántica de costumbres, de literatura, sana moral, gastronomía y carcajadas. Contaba con colaboradores como Zorrilla, Hartzenbusch, López Pelegrín, Romero Larrañaga y los satíricos poemas políticos y festivos de Miguel Agustín Príncipe. Pero esta forma de humor-poético la retomaremos más tarde, analizando alguna de las publicaciones satíricas de Wenceslao entre ellas, Guindilla,  El Fandango, El Telégrafo , El Dómine Lucas y La linterna Mágica.

 

Madrid Cómico (1880-1912), es uno de los más importantes semanarios de toda la historia de la prensa de humor española. Lo fundó Miguel Casañ. Contaba con ocho páginas y se vendía al precio de diez céntimos. Entre sus colaboradores iniciales estaba Constantino Gil, Ricardo de la Vega, Miguel Ramos Carrión, Vital Aza, Navarro Gonzalvo, Pérez Zúñiga y Rodríguez Chaves.

En 1881 se cerró el periódico pero Sinesio Delgado, se lo compró a Casañ por doscientas cincuenta pesetas (que le prestó Balbina Valverde, célebre actriz del Teatro Lara) y lo resucitó convirtiéndose en su nuevo director. Lo condujo con maestría, preocupándose desde la contabilidad a la maquetación.

Contó con la inestimable colaboración gráfica de Eduardo Ramón "Cilla", y entre sus sucesivos colaboradores incorporaría a Luis Taboada, Leopoldo Alas "Clarín", Peña y Goñi, Eduardo Sáenz-Hermúa "Mecachis", Xaudaró, Ricardo Martín, Sancha, Rojas, Leal de la Cámara, Tovar, Fresno, Medina Vera y Juan Gris.

A lo largo de su existencia tocó los temas principales de la época: el teatro, los toros y la política (aunque se empeñara en negarlo).  Cultivó la parcela erótica desde el enfoque gráfico, las crónicas epigramáticas y la crítica social y de costumbres. Hacia final de siglo fue perdiendo su vertiente cómica para convertirse en revista literaria y de espectáculos. Se despidió Sinesio Delgado, siendo sustituido por breve tiempo por Ruiz de Velasco. Poco después será su director "Clarín" y con posterioridad traspasará la dirección a un joven Jacinto Benavente.

Pero fue perdiendo el humor y apoyo del público. En 1912 después de treinta y dos años cierra definitivamente.

Humor erótico-festivo.

A finales del SXIX y comienzo del SXX las ilustraciones picantes proliferaron en publicaciones satíricas. Este tipo de humor gráfico jugaba con la doble intención, destacando en sus dibujos la faceta más insinuante de la belleza femenina. Entre las revistas españolas de este talante destacaron La Hoja de Parra (1911), Mundo Galante (1912), Satiricón (1914), El Viejo Verde (1914) y La Guindilla (1931).

 

 

Xaudaró y la nueva era.

Xaudaró, conocido ilustrador y caricaturista español es famoso por sus dibujos sobre las nuevas tecnologías de su tiempo, es una intersección importante entre los mundos de la ilustración del siglo XIX y la del siglo XX. Comenzó publicando en La Saeta, Gedeón, Barcelona Cómica y Madrid Cómico utilizando de vez en cuando el seudónimo J. O'Raduax ("Xaudaró" escrito al revés). Entre 1907 y 1914 dibujó para el periódico parisino Le Rire. Más tarde Xaudaró trabajaría para Blanco y Negro y ABC, en Madrid. Sus viñetas diarias para ABC  le dieron fama nacional ayudado por el pequeño perro que introducía en sus ilustraciones conocido como el "perrito de Xaudaró".  Entre otros libros ilustró  Los viajes morrocotudos de Juan Pérez Zúñiga.

Xaudaró también colaboró en una película animada con el dibujante Ricardo García López, K-Hito. Sus observaciones respecto a la cultura y la tecnología contemporánea, con un sentido del humor refinado y penetrante, son evidentes en historietas como "El telégrafo sin hilos", "Un retrato futurista", "El auto que pasa", "Despertar en Biarritz", "El leopardo inglés en Spyon-Kop".

 

En Patufet Y Papitu

Es un importante hecho sociológico en la prensa catalana la convivencia que durante treinta años tuvieron estas dos revistas satíricas tan diferentes, En Patufet y Papitu, la primera derechista y conservadora y Papitu totalmente de izquierdas.

En Patufet fue a primera publicación infantil para niños hecha en catalán, que durante sus 35 años de existencia se convirtiera en un verdadero fenómeno social con una tirada de 65.000 ejemplares en su mejor momento. Fue creada por el folklorista Aureli Capmany, quien empezó imprimiendo 500 ejemplares en su casa. Los contenidos de la revista evolucionaron y la convirtieron en una publicación de interés para toda la familia.

Papitu inició su publicación el 25 de noviembre de 1908, fecha histórica en el periodismo crítico de Cataluña pues coincidía con el aniversario del asalto de la redacción de Cu-Cut! por parte de oficiales de la guarnición de Barcelona con quema de sus muebles y papeles. Papitu, estaba escrita en catalán, dedicaba una página a reproducir humor extranjero y destacó en bastantes números la publicación de un folletín, entre los que sobresalió "Càndit o l´optimisme", de Voltaire.

Durante su larga existencia publicó diversos extras monográficos; fueron famosos los dedicados a los médicos, a los curas y a las prostitutas. También editó los tradicionales números almanaque cada doce meses. Papitu era el nombre por el que se conocía al crítico musical Josep Maria Pascual. A lo largo de su historia pasó por diversas épocas. La primera fue moderada, bajo la influencia de Feliu Elias "Apa" y su equipo, Francesc Pujols, conseguiría firmas de gran calidad y un final rápido.

 

 

 

Buen Humor

 

La revista Buen Humor, subtitulada "semanario satírico". fue la primera publicación del humor nuevo de herencia ramoniana. Tenía una nueva mentalidad europea; en plena era de las nuevas tecnologías, las vanguardias irrumpen en todos los terrenos del arte; Sileno lanza esta revista con la idea de hacer de ella un "laboratorio de experimentos" con los recursos nuevos basados en las teorías de Henri Bergson, el filósofo que hizo de la intuición realidad, anteriormente nombrado.

Con ese fin -el de hacer reír-, mientras recuperaba a Juan Pérez Zúñiga y Tomás Luceño, que en Madrid Cómico habían demostrado una clara inclinación a la literatura experimental e innovadora, se atrajo a Ramón Gómez de la Serna, cabecilla de todas las renovaciones, y los acompañó de los nuevos escritores con talante moderno : Antoniorrobles, Enrique Jardiel Poncela, José López Rubio, Edgar Neville y otros con su espíritu revolucionario.

Como dibujantes contó con Kato, K-Hito, Francisco López Rubio, Galindo, Padilla, Garrido, Vares, Santillana, Tovar, Fresno, Karikato y los que habrían de ser grandes figuras durante más de medio siglo a partir de entonces: Tono y Mihura.

Y al mismo tiempo cubrió un área divulgadora, reproduciendo textos de especialistas extranjeros de indudable categoría: Cami, Alphonse Allais, Pierre Mac Orlan, Pierre Veber, F. Anstey o Maurice Norcott. Rompiendo con las tradiciones vigentes en la prensa satírica hasta entonces, desaparecieron las alusiones personales y sus páginas se llenaron de observaciones psicológicas, sobre el hombre de la calle, sobre hechos cotidianos en los que el absurdo y lo casual determinaban personajes casi irreales sometidos a lo imprevisto.

Con su irrupción en el mercado se abrió el camino a la que se ha llamado la "generación inverosímil" y que difundiría su concepción surrealista del humor primero en Gutiérrez y posteriormente en 1937 Mihura y Tono hacen la guerra desde la revista La Trinchera que terminaría llamándose La Ametralladora, el semanario de los soldados… de los nacionales

 

 

La Trinchera

La Ametralladora 1937-1939

 

En 1937 la Secretaría General del Estado crea en Salamanca la Delegación del Estado para Prensa y Propaganda. Esta Delegación será la encargada de crear La Trinchera, un semanario destinado a los combatientes del bando nacional, bajo la dirección de Rogelio Pérez Olivares. A partir del tercer número la revista cambia el nombre de su cabecera y pasa a llamarse La Ametralladora.

Tenía una impresión tosca y poco material gráfico con fines propagandistas. En sus páginas, instrucciones políticas, discursos, eventos conmemorativos, desfiguración de los hechos, extremismo y ridiculización de los rojos. Es una publicación de nacionales para nacionales dónde se dispara a matar sin miramientos contra el enemigo que es atacado a todos los niveles.

Miguel Mihura era un hombre tímido nada dado a exaltaciones patrióticas; no estando a gusto en un Madrid republicano se fue a San Sebastián que estaba tomado por los nacionales. Por aquél entonces Donosti era un foco de cultura para aquellos que no comulgaban con la República. Una vez allí Mihura se afilió a la Falange. Comenzó a colaborar en Vértice con el pseudónimo de Lilo. A la Delegación de Prensa y Propaganda le gustó su estilo y lo citaron pensando que sería el director idóneo para La Ametralladora. Este panfleto propagandista no era exactamente la publicación con la que soñaba Mihura, pero a Miguel le gustaba vivir bien y no estaba la cosa para rechazar trabajos. Por otro lado la Delegación le concedía aparte de un buen sueldo otros privilegios como el salvoconducto y traslado de su hermano Jerónimo a la ciudad donostiarra, material fotográfico a voluntad y prensa humorística extranjera, lo que le acerca a los humoristas italianos que tanto le influyeron. En un principio se ocupaba de la dirección artística, mientras que Tomás Borras llevaba la parte propagandística. De esta manera Mihura, que no quería comprometerse políticamente, hasta ese punto relajaba su conciencia.

Mihura introdujo un humor vanguardista deshumanizado en el territorio de la guerra y la tragedia y pronto dirigiría La Ametralladora, una publicación para el combatiente, por supuesto, el nacional. Y es que los nacionales tenían sus vaquillas, sus panfletos y otras cosas muy monas. Mihura aceptó entrar en la historia de los vencedores, más por comodidad que por compromiso político. Y haría que la revista fuese evolucionando introduciendo poco a poco un humor más libre y absurdo en medio de una realidad más absurda todavía, él tenía su guerra particular e iba cogiendo terreno en el papel según iban ganando la guerra los nacionales aunque su humor estaba orientado ideológicamente ya que debía de hacer algunas concesiones, debía mantener las consignas y la propaganda. No tardó en recibir incómodas sugerencias en cuanto a la línea editorial. En noviembre de 1937, la Delegación envía a San Sebastián un redactor-jefe, Juan Brasa Sánchez, que había sido director de España de Hoy y que firmaba con el pomposo seudónimo de El Legionario de la Pluma. Pedro Gómez Aparicio, Jefe de la Prensa Nacional, le concede a Mihura un aumento de sueldo y aprovecha para remarcarle el camino ideológico que debía seguir :

 A mi juicio La Ametralladora puede convertirse en algo así como un órgano de fusión entre los frentes y la retaguardia, para lo cual conviene mucho que explique a los lectores de la retaguardia mediante crónicas del parapeto, fotografías, etc., cómo viven nuestros soldados y a su vez constantemente a nuestros combatientes, también mediante reportajes sobre las distintas obras de carácter benéfico, social, etc., la sensación de que en la retaguardia hay todo un pueblo que piensa en ellos y que en todo momento les asiste.

Estaba claro que no iban a dejarle hacer la revista de humor literaria que él deseaba.

El gobierno republicano se acababa de trasladar de Valencia a Barcelona, y pronto comenzaría la batalla de Teruel. Mihura mantendría los contenidos humorísticos y junto a las demandas propagandísticas, pero empezaba a florecer una tendencia humorística que triunfaría plenamente durante la posguerra.

Existía una lucha de poder provocada por la división entre Borrás, encargado de supervisar lo estrictamente ideológico, y Mihura. Éste logra resolver el altercado a su favor con la incorporación de un nuevo redactor-jefe menos advenedizo, José Simón Valdivielso, antiguo redactor de El Heraldo de Madrid y de Informaciones. Valdivielso demostrará su ardor guerrero en más de una parodia de la prensa roja, mientras Mihura y su equipo -ya con Enrique Herreros- continúan con la idea de un humorismo que toca la entraña misma de la comedia. Había que mantener las formas, de modo que si la portada es humorística, la contraportada deberá amoldarse a las leyes de la propaganda. De vez en cuando, un chiste gráfico de Tono de sabor político, pero ilustrado de tal modo que se rebaja la pulsión hostil.

En abril de 1938, en plena Guerra Civil, Serrano Suñer crea la Ley de Prensa con el objetivo de suprimir la prensa republicana, haciendo del conjunto de la prensa una institución al servicio del Estado, transmisor de valores oficiales e instrumento de adoctrinamiento político. La Ametralladora recibe las primeras consignas de publicación obligatoria y órdenes de no meterse con la Iglesia.

En junio de 1938, Jesús Ercilla, es nombrado redactor-jefe de La Ametralladora, cargo que ostenta sólo unos meses.  Ercilla, médico psiquiatra, fue el hombre de confianza del falangista Onésimo Redondo en Valladolid, donde fundó en 1931 el diario Libertad. En su sustitución llega un joven Álvaro de Laiglesia, procedente del semanario infantil Flecha. La amistad entre Ercilla y Mihura fue clave para que la Dirección General de Prensa le concediera a Mihura la autorización administrativa para poder publicar el primer número de La Codorniz. Ganada la guerra por los nacionales, La Ametralladora edita su último número el 21 de mayo de 1939.

 

 

 

 La Codorniz 

“La revista más audaz para el lector más inteligente”

El 8 de junio de 1941 sale el primer huevo de La Codorniz. Ya terminada la guerra, el humor de Miguel Mihura pierde la carga política a la que le habían obligado en La Ametralladora, ahora podía dar rienda suelta a la imaginación en su propia publicación y olvidar un pasado del que no estaba orgulloso. Ni subversiva contra los principios fundamentales del régimen ni reaccionaria, sino todo lo contrario. Lo codornicesco se convierte en sinónimo de lucha contra toda clase de convencionalismo, fuera literario o moral. La Codorniz no se apoyaba en la realidad, en las noticias ni en la política, ese punto es muy ramoniano. De la Serna vivía la vida desde el ocio ajeno al mundo que le rodeaba jugando con la imaginación, las mentiras inofensivas y lo absurdo para pasar el rato. Pero aunque negado por Mihura la revista tenía sus pinceladas de sátira realista, que explica la polémica ante su sesgo deshumanizado entre algunos lectores.

Para este nuevo proyecto Mihura se rodea de colaboradores afines a este pensamiento codornicesco, Cossío, el mismo Ramón Gomez de la Serna, Jacinto Miquelarena, Alvarito de Laiglesia, Javier López Rubio, Edgar Neville, Tono, el ya consagrado Wenceslao Fernández Flórez, Enrique Jardiel Poncela, Galindo y Picó, Conchita Montes, Enrique Herreros...cuyo humor terminaría tendiendo hacia un tono menos Tono y más oscuro.

La Codorniz era una reescritura purificada de los textos aparecidos durante la guerra, muchos de ellos en La Ametralladora, hecho que evidencia la continuidad de la poética vanguardista de los años veinte. La predilección de La Codorniz por las situaciones disparatadas se cifra en el extrañamiento cómico que produce en el lector tanto el espectáculo de una lógica

invertida como el naufragio de los principios pragmáticos de la conversación. El proyecto de La Codorniz puede resumirse en la lucha contra toda clase de estereotipo, ya sea lingüístico, literario o moral. Los estereotipos morales son los que marcan la burguesía y Mihura, que no negaba ser un burgués, tampoco comulgaba con la falsa moral y el adoctrinamiento, como este mundo le era cercano le resultaba muy sencillo tratar el tema con autoironía, al igual que haría Jardiel Poncela pero éste desde el lado de los no acomodados. La publicación perseguía todo lo falso de la sociedad y el convencionalismo de los sentimientos estereotipados. La burguesía era carne de cañón para sus disparos humorísticos, ahora los zambombazos atacaban su comportamiento, su vulgaridad y cursilería detrás de ninguna trinchera. Todos estos contenidos demandaban una maqueta renovada, se aumenta el número de ilustraciones, chistes gráficos y fotografías introduciéndose orlas que individualizan cada colaboración.

Durante los primeros cuatro años el nuevo humorismo codornicesco, surrealista, absurdo y desconcertante provocó entusiasmo y cabreo por partes iguales. La parodia se ensaña en subgéneros cómicos entonces de moda -la alta comedia y la comedia de costumbres-, destroza los dramas de la tradición y ridiculiza el patetismo del folletín romántico. Un humor que le da la vuelta a todo, el mundo se transforma continuamente alejándose de la doctrina moral y religiosa. Lo irracional es real desde la sombra de una sociedad cambiante.

Mihura era muy severo a la hora de seleccionar a sus colaboradores, no admitía a nadie que no tuviera su original sentido de lo humorístico, un humor muy definido. Mihura no cedería ante grandes firmas, llegó a dar de baja a Camilo José Cela y no admitió a Francisco Umbral. Este afán de perfección en los contenidos humorísticos le llevaba muchas veces a tener que completar él mismo las páginas, un trabajo agotador que terminaría aburriéndole y le llevaría a vender la publicación a una sociedad anónima formada por el Conde de Godó y Manuel Pombo Angulo, ascendiendo a la dirección a su redactor jefe, Álvaro de Laiglesia.

Con él se inició la etapa más fecunda de la publicación. Aumentó el tamaño de la revista y fue crucial el nombrar su segundo a Fernando Perdiguero (que provenía de Gutiérrez, y era tan genial como modesto), incorporó una nueva plantilla de dibujantes integrado por Nácher, Goñi, Mingote, Gila, Tilu, Chumy Chúmez, engrosó el equipo de escritores dando entrada a Rafael Azcona, Ángel Palomino, Rafael Castellano, Evaristo Acevedo, Óscar Pin, Alfonso Sánchez y la Baronesa Alberta.

La Codorniz llegó casi a triplicar su tirada y en una oleada posterior se incorporaron como firmas principales las de los articulistas Remedios Orad, Víctor Vadorrey, Gonzalo Vivas, Jorge Llopis, Juan Chorot, Bardaxí, José Luis Coll, Pgarcía y Julio Penedo mientras que la plantilla de dibujantes se ampliaba con Munoa, Máximo, Cebrián, Serafín, Kalikatres, Dátile, Pablo, Mena, Eduardo y Madrigal.

Gracias a la personalidad arrolladora de Álvaro de Laiglesia y la firmeza de Perdiguero en la sombra se consiguió crear un equipo sólido que siempre andaba experimentando con nuevas fórmulas, dando a la revista un éxito estable que había de prolongarse hasta la muerte del segundo en 1970... Con su muerte comenzó la decadencia. Muchas de las mejores firmas de La Codorniz se fueron a otras revistas de la competencia, como Hermano Lobo, ni los autores que permanecieron ni los nuevos fueron capaces de suplir sus ausencias.

Fernando Perdiguero había mantenido la severidad electiva de Mihura, mientras hacía evolucionar el humor hacia temas más cotidianos sin perder un carácter de absurdo inteligente y experimentador. Tras la desaparición de Perdiguero se relajó el valioso rigor intelectual, se abrieron las puertas a las mil interpretaciones individualizadas y carentes de orientación de las nuevas firmas y el proyecto se vino abajo. El humor de La Codorniz se había aburguesado, era una caricatura de si misma, casi una moda cursi.

En 1977, después de treinta y tres años dirigiendo La Codorniz, Álvaro de Laiglesia fue destituido, sustituyéndole nominalmente Miguel Ángel Flores aunque los responsables reales eran Manuel Summers y Chumy Chúmez, que regresaban tras el cierre de Hermano Lobo. Del extinto semanario incorporaron entre otros a Manuel Vicent, Emilio de la Cruz Aguilar  alias "McMacarra" y el caricaturista Palacios. La nueva fórmula nada tenía que ver con lo que antaño fuera La Codorniz. Se había perdido la identidad que durante tanto tiempo la había diferenciado de otras publicaciones. Descendieron notablemente las ventas y un 29 de enero de 1978 La Codorniz interrumpió su tirada para volver a los kioscos dos meses después, esta vez intentando copiar la fórmula del célebre Canard enchainé francés, como harían otras publicaciones, una línea que no llegó a cuajar en España. Esta fórmula consistía en arremeter contra el erotismo barato que había invadido las publicaciones y cansaba a los lectores para apostar por el periodismo de opinión. Introdujeron a los dibujantes Martinmorales, El Cubri y Saltés como refuerzo del equipo, pero en esta época lo mejor de sus páginas se debe a sus columnistas, Víctor Martínez Reviriego, Felipe Mellizo, Manuel Vicent, Raúl del Pozo, Ángel Sánchez Harguindey y Pilar Trenas, y al cantante Ramoncín, como fenómeno contracultural de la primera transición. Fue todo un síntoma de una sociedad donde comienzan a tener protagonismo nuevas marcas; Cándido, Manuel Vicent y Raúl del Pozo se ocupan de retratar la fauna sociopolítica.

 Carlos Luís Álvarez "Cándido" dirigiría la revista en sus últimos días, era imposible mantenerla con los nuevos cambios. La Codorniz había perdido a sus lectores y después de tantos cambios de pluma en sus última época por fin descansó en paz el 11 de diciembre de 1978 dejando un vacío hasta estos días. En total editó 1898 números. Este pájaro del humor ha sido el ave con mayor repercusión en el siglo XX.

 

Don José (1955-1958)

Se anunciaba como "Suplemento de humor del diario España, de Tánger", en cuyos talleres tenía lugar la tirada para distribuirse después por toda la geografía nacional. Estaba impreso en un papel de pésima calidad, para el descontento de sus lectores y colaboradores que por otro lado eran envidiados ya que esta publicación tenía fama de ser la que mejor pagaba.

Don José fue una consecuencia de la Academia de Humor que había fundado Enrique Laborde. En 1955 el premio de novela de la Academia había recaído en "Pepe", escrita por Rafael Castellano. Fue el presidente de la empresa editora del España, de Tánger, Gregorio Corrochano, que deseaba un semanario humorístico, el que negoció con Laborde para crear esta revista que terminó llamándose Don José, en honor al premio de aquél año. Se nombró director a Antonio Mingote, que triunfaba con su chiste diario en ABC y Laborde quedó como segundo de la aventura.

Como hicieran La Codorniz y más tarde Hermano Lobo, Don José experimentó en la búsqueda de fórmulas nuevas, poniéndose junto a éstas a la altura de las vanguardias europeas basando su espíritu en la creatividad intuitiva (Bergman).

De La Codorniz se llevó a Tono, Edgar Neville, José López Rubio, Ángel Palomino, Jorge Llopis, Alfredo Marqueríe y Gila, a los que acompañaron brevemente Antonio Ozores, Nácher y Gloria Fuertes. Incorporó a otros dibujantes como Dávila, Martínez de León, Ugalde y a un extraordinario plantel de nuevos valores: Puig Rosado, Ballesta, Julio Cebrián, Abelenda, Racaj y Elgar.

 

 

La Ofensiva Barcelonesa

En 1959 surgió en Barcelona Pepe Cola con un humor verde-caqui, chistes gráficos y artículos humorísticos "para adultos" de humor casto por culpa de la censura que no llegó a alcanzar un año de publicación. Como ocurriría anteriormente con la revista de historietas, Tío Vivo, otra aventura empresarial de un grupo de dibujantes de la editorial Bruguera que se unían al sentirse explotados.

En 1963 Perich, que trabajaba para Bruguera, intentó hacer su versión catalana de La Codorniz,  transformando las revistas Can Can y DDT. En 1965 Conti dirigiría Mata Ratos,  con colaboradores como Noél  Clarasó, Figueras,  Adan,  Gin, Perich,  Serafín

El Papus, subtitulada "Revista satírica y neurasténica", fue un semanario de humor satírico publicado por la editorial Amaika con periodicidad semanal desde el 20 de octubre de 1973 a 1986. Buscaba un humor novedoso y duro, con una estética gráfica muy informal, dibujo basto y texto abigarrado, que incluso fue calificada de "feísta" pero con un lenguaje descarado, directo y valiente. Fue fundada por Xavier de Echarri, creador también de Barrabás, una revista satírica dedicada al deporte.

Entre 1975 y 1976 la revista fue sancionada dos veces con su consecutivo cierre. El 20 de septiembre de 1977 el grupo armado de ideología fascista Triple A (Alianza Apostólica Anticomunista) fue responsable de un atentado con paquete explosivo contra la sede de la revista. En el atentado falleció el conserje Joan Peñalver y se produjeron diecisiete heridos. En opinión de Manuel García Quintana, a raíz de este atentado, la agresividad de El Papus muere paulatinamente, dándose por finalizada la gran época de la revista, cuando "era un ariete vivo que arremetía contra el fascismo de forma constante."

Su portada, en cuatricromía, estaba dedicada a un tema que en el interior se abordaba de forma casi monográfica desde diferentes puntos de vista. En sus comienzos, se ocupaba de temas generales (el consumo, la contaminación, los jóvenes...), pero con el tiempo se fue politizando y abordando asuntos más concretos y directos, llegando a alcanzar fama de radical en su última época.

En ella colaboraron los escritores Antonio Franco, Joan de Segarra,  Vázquez Montalbán  y Maruja Torres, y los dibujantes Carlos Giménez, Gin, Ivà, , L'Avi, García Lorente, Óscar, Vives, Fer, Manel, Ventura & Nieto y Rafael Ramos, entre otros. Las historietas de "España Una, Grande y Libre" (1976), obra de Ivá y Carlos Giménez, se publicaron por primera vez en esta revista entre 1976 y 1977.

El Papus contaba también con un artículo a modo de editorial titulado "Cojonudo lo de usted", que trataba de los hechos reprochables de alguna figura del mundo de la política.

Por Favor (1974-1978)  fue una revista española de humor que, partiendo de una idea del promotor editorial José Ilario, fue fundada en 1974 y codirigida por Jaume Perich y por Manuel Vázquez Montalbán. Esta revista se publicó hasta 1978. Forges contribuyó a su creación y colaboró en ella desde su inicio.

En ella colaboraron Máximo, Juan Marsé, Maruja Torres, Nuria Pompeia, Romeu, Forges y Josep Ramoneda, entre otros.              

HERMANO LOBO

Una revista de humor dentro de lo que cabe 

A comienzos de los setenta a Álvaro de Laiglesia se le va parte de su equipo de La Codorniz , Ops, Perich, Chumy Chumez, Forges, Summers… que se unían para dar vida a Hermano Lobo, a los que se les sumarían otros colaboradores como Jimmy Jiménez Arnau, Rosa Montero o Luis Carandell. La revista fue muy bienvenida pero pronto Perich, Forges, Manuel Vázquez Montalban y Juan Marsé, se van para crear Por Favor , y sin pedirlo por favor también se llevaron a Cebrian y a Pablo de La Codorniz, que para entonces ya era a color.

Fue fundada en 1972, con Chumy Chúmez como principal impulsor, inspirado en el semanario francés Charlie Hebdo. El nombre de la revista surgió de Manolo Summers que recordando el célebre aforismo de Hobbes Homo homini lupus y añadiéndole cierto aroma franciscano surgió: Hermano Lobo. La revista incorporaba sutilmente las últimas tendencias del humor europeo, tenía poco texto e ilustraciones grandes y vistosas, los importantes eran los dibujantes y los escritores estaban obligados a hacerlo bajo seudónimo. Pronto se convirtió en la revista de humor de referencia del tardofranquismo, arrinconando a una envejecida "La Codorniz", que empezó un acusado declive en las preferencias de los lectores.

Forges, Jaume Perich y Manuel Summers colaboraban como dibujantes, y Francisco Umbral, Manuel Vázquez Montalbán y Manuel Vicent como colaboradores literarios. Otros destacados colaboradores fueron un jovencísimo Ops (hoy El Roto), que se incorporó en las postrimerías de la publicación y Emilio de la Cruz Aguilar, que con su sección "Los cassetes de Mac Macarra", junto con el peculiar y revolucionario lenguaje de los personajes de Forges, crearon un nuevo ejemplo léxico para los jóvenes españoles de la década de 1970. Consistía en un nuevo grafismo a través de grandes ilustraciones plagadas de bocadillos. Durante tres años Hermano Lobo mantuvo el interés de sus lectores con sus críticas al poder, irreverencias y sátiras sociales pero era una época de cambio y transición a la que era difícil sobrevivir y fue desapareciendo su impacto con su consecutivo cierre en números rojos.

 

EL COCODRILO LEOPOLDO

"Semanario socializante de información general"

Pgarcía (José García Martínez-Calín ) fue redactor en La Codorniz de Álvaro de Laiglesia, pero él pretendía que la revista tuviera mayor compromiso crítico y político y la abandonaría en 1973 para crear El Cocodrilo Leopoldo. Pgarcía llevaba una páginas humorísticas de éxito político en Sábado Gráfico, una publicación de opinión pública y comunicación política en la transición democrática de la Cadena de Revistas de Eugenio Suárez. al que mostrándole ejemplares de la prestigiosa publicación francesa Le Canard Enchainé le convenció de que esa fórmula de denuncia sarcástica en prensa era la que ellos debían cubrir en España, en un momento en que la sociedad española luchaba contra la censura y el franquismo llegaba a su fin. Leopoldo vino al mundo un año antes de la muerte de Franco.

El empresario y periodista Eugenio Suárez dueño de varias publicaciones había organizado anteriormente una fiesta benéfica cuya recaudación sería destinada a los niños subnormales, en la que sorteaban un cocodrilo, “Leopoldo”. Leopoldo fue rechazado por la ganadora por lo que se quedó a vivir durante una temporada en la sala de juntas de sus oficinas, pero al no prosperar en su carrera como redactor- pasaba el tiempo fumando en pipa- el pobre Leopoldo terminó en el zoológico de Madrid, donde le negaron el tabaco. Suárez habiendo registrado el nombre como marca lo aprovechó para la nueva aventura que dejaría en manos de Pgarcía en base a sus propuestas.

Al no existir articulistas de humor lo suficientemente puestos en política, reclutó a periodistas "serios" capaces de escribir humor, y así reunió a Lorenzo Contreras ("El Lazarillo de Manzanares"), P. del Barco, Eduardo G. Rico, A. Espada (Bonifacio Mancebo), María Eugenia Yagüe, Adolfo Barricart, José Luis Herrera ("Dom Iosep"), Rafael Fraguas, Camilo José Cela Conde, Ana Parrilla, desde Barcelona a Luis Cantero, Castellá Gassols y Joan de Segarra y las colaboraciones de Celso Collazo desde Moscú, y las de agencia de Art Buchwald. En la parte gráfica contó inicialmente con Peridis, Almarza, Palacios, Fandiño, Benson (Guillermo Summers), Miranda, Pablo, Quique, LPO, El Cubri, Navas, Néstor, Opal, Víctor, Ángelo y algunos más.

Sus cuarenta y cuatro semanas de existencia fueron de lo más azaroso. Para empezar resultó secuestrado ¡su número cero!, que con una tirada de 30.000 ejemplares no estaba destinado a la venta sino a informar a distribuidores y vendedores (por una caricatura de portada dibujada por Peridis en la que se mostraba a un Carlos Arias Navarro, entonces presidente del Gobierno, dubitativo, caracterizado de "Charlie Brown").

El Cocodrilo Leopoldo sufriría un par de secuestros más, algunos expedientes administrativos que obligaban a retirar determinadas páginas, y dos comparecencias ante el Tribunal de Orden Público. Por otra parte a los banqueros no les hacían la menor gracia las críticas de "Bonifacio Mancebo" a los asuntos inmobiliarios y presionaban a Suárez en su contra, mientras Pgarcía se defendía de las ingerencias del editor en su proyecto. No tardaría en cerrar con un “Hasta pronto“, nueve años más tarde volvería a los kioscos con el nombre de El Cocodrilo, para otra vida algo más larga pero tan movida como la primera. Más adelante Punch Editores intenta lo mismo con Muchas Gracias, muchas gracias pero me extingo.

Esta fue la época en la que La Codorniz había resistido el temporal y la competencia, pero llegaba su fin, como he comentado anteriormente. Álvaro de la Iglesia fue sustituido por Summers y Chumy, que a su vez fueron sustituidos por Cándido, Martinmorales y Máximo, los cuales tuvieron que enterrar el pájaro durante su búsqueda de la fórmula “Le Canard”, tan en boga. Después, en los setenta el humor se chabacaniza en El Jueves, Perich haría un último intento por conseguir un Le Canard con Histeria Semanal, y Amilibia dirigiría Muy Señor Mío, publicación de corta vida que intentó aullar como el Hermano Lobo.

Corta pero intensa fue la vida de Nacional Show de la editorial Planeta, con lo mejorcito de Por Favor. Después llega el sexo, la grosería y los recursos fáciles, van desapareciendo los textos, se deriva al comic, la sangre y el porno, ya no es humorismo. Para contrarrestar la editorial Alaska saca El Puro, de deportes y Balalaika, pero el humor blanco ya no se vendía, donde esté una paja en el ojete ajeno que se quite la inocencia de la mano que pasa las páginas.

 

 

Mis Filósofos Vanguardistas Más Admirados

 

Una mención especial a dos grandes, Mingote y El Roto, que aún siguen alegrándonos en las páginas de ABC y El País. Nada describe la historia de España desde la transición hasta nuestros días como la obra de estos dos autores desde sus diferentes puntos de vista.

Antonio Mingote, el erudito humorista autodidacta, inició su carrera en 1946 como humorista gráfico en La Codorniz de Álvaro de Laiglesia. En 1948 publica su primera novela, en 1953 comienza una colaboración con el diario ABC donde hoy en día aún nos deleita con sus críticas humorísticas, donde las madres desesperadas por la rebeldía de sus hijos adolescentes, amenazan con ingerir la píldora de los dieciocho años después… En su primera etapa en el periódico sus portadas eran clave de éxito. En 1955 Gregorio Corrochano le propone la dirección de la revista Don José, comentada anteriormente. Dotado de merecidos premios y galardones y miembro de la Real Academia Española, ha sido el embajador heredero de aquella otra generación del 27.

Andrés Rábago García, El Roto, también fue autodidacta. Quien fuera el joven OPS durante el régimen de Franco en las publicaciones Hermano Lobo y Triunfo terminaría adoptando el seudónimo de El Roto, que aún mantiene.

El Roto no es exactamente un ‘humorista’. El practica la sátira donde no necesariamente tiene que haber humor, cada viñeta suya es más una crítica social que puede llegar a estremecer por su dureza con un estilo satírico que mezcla la ternura con una cruel y/o realista visión del mundo y sus contradicciones. Andrés Rábago ha colaborado desde 1968 en multitud de publicaciones como La Codorniz, Hermano Lobo, Cuadernos para el diálogo,  Tótem, El Jueves, La Estafeta Literaria, El Independiente,  El Periódico de Catalunya, Madriz, Triunfo, Informaciones y Ajoblanco. Paralelamente siguió publicando en prensa en Diario 16, Cambio 16, Tiempo, Informaciones, El Cuervo, Pueblo o La Hoja del Lunes. En la actualidad publica en El País.

 

 

Humor y ripios satírico-festivos en la prensa.

 

Como ya hemos mencionado antes, el humor poético nos consta desde la antigüedad: Aristófanes, Homero y sobre todo para lo que nos atañe sería Petronio con su novela, El Satiricón, ya que es el primer ejemplo de novela picaresca en la literatura europea y puede considerarse el modelo de novelas posteriores, donde sus diálogos coloquiales ofrecen un interesante estudio sociológico de la época. Las publicaciones españolas de carácter festivo y satírico pertenecientes a la primera mitad del siglo XIX solían utilizar el verso en sus críticas desenfadadas y mordaces siempre en función de la censura que fue más acusada en las dos primeras décadas aunque existen publicaciones de carácter literario con un ligero matiz satírico y misceláneo. En la prensa periódica satírica de la primera mitad del siglo XIX se percibe por sus críticas un panorama poco halagüeño por la corrupción política y las rivalidades literarias. Antes de la transición el periodista vivía las artes de la censura política. Con la democracia, fueron los políticos los que se buscaban la amistad de los periodistas, hoy por hoy los políticos juegan a periodistas en la televisión y los periodistas tránsfugas en sus ideales revolotean buscando un bando que les alimente.

En este panorama periodístico, parecido al actual, aparecen publicaciones que no teniendo esta tendencia humorística y satírica incluyen  composiciones poéticas destinadas a la crítica desde un punto de vista humorístico. Se trata de un tipo de revista o periódico serio, literario, enmarcado en un proyecto único: difundir las bellas artes y la literatura.

No es hasta el Trienio Liberal cuando nacen las publicaciones que utilizarán el verso en sus críticas.

Es entonces cuando surge La Periodicomanía, una publicación sarcástica, humorística, punzante, con un carácter burlón y festivo, que analiza un total de ochenta y seis publicaciones, entre ellas, El Cajón de Sastre, El Censor, El Cetro Constitucional, El Conservador, El Constitucional, El Correo General de Madrid, La Cotorrita Constitucional, El Diario de Madrid, La Frailomanía, La Ley, La Miscelánea, El Mochuelo Literario y El Universal.

La Periodicomanía siempre emite concisos juicios sobre la muerte del periódico, siendo su principal enfermedad la falta de dinero. Mesonero Romanos funda el Semanario Pintoresco Español haciendo que por primara vez este negocio fuese rentable.

Es también en el Trienio Liberal cuando aparece el El Zurriago, de insolente procacidad, incapaz de respetar a las personas e instituciones.

 Varias publicaciones de mediados del SXIX combinaban la prosa y el verso mordaz y agresivo para arremeter contra determinados comportamientos, como : Fray Gerundio, La Risa, El Dómine Lucas, El Fandango, La Cencerrada, El Garrotazo, El Trabuco, Palo de ciego, El Sepulturero, El Jorabodo, El Mata-Moscas, El Guirigay, El Estudiante, El Cangrejo, La Guindilla, La Risa, El Tío Fidel, La Tarántula, Calipso, El Moscardón entre otras. Mezclan la prosa con el verso como ya hiciera Petronio en el Satiricón. Aunque existen periódicos redactados exclusivamente en verso como Palo de Ciego, cuyos cinco números están escritos en romance. Otros, como El Sepulturero, tendrán como objetivo, al igual que La Periodicomanía, dar noticias en tono satírico de la muerte de sus colegas, dedicándoles su correspondiente epitafio en verso.

La Risa “Enciclopedia de extravagancias”, otra publicación de Wenceslao Ayguals de Izco que ya he nombrado anteriormente. La publicación estaba escrita en prosa y verso por varios poetas de buen humor y su habilísimo cocinero. Las composiciones poéticas ofrecen siempre un aire desenfadado y mordaz que no siempre se limitan a censurar lo banal sino los comportamientos sociales y modas. Cuando un ripio hería a una persona, la ofendida encontraba en la misma publicación su columna correspondiente para responder a dicha crítica, por supuesto en verso.

El Dómine Lucas, publicación a la que da nombre la famosa comedia de José de Cañizares (1800), es otra de las publicaciones de Wenceslao Ayguals de Ozco; en sus páginas se publican incisivos versos, al igual que en El Fandango, aunque en este último la forma métrica elegida suele ser el epigrama, ya que no se trata de una forma métrica definida (copla real, pareados, tercetos, cuartetas, redondillas, quintillas, dobles quintillas, rima consonante o asonante...). En todo caso lo que es evidente en todas estas publicaciones es la agudeza festiva y satírica.

El verso de El Fandango solía ser grosero, especialmente contra el clero. Su gracejo, burla y lenguaje popular y castizo era muy próximo al de los escritores de los siglo XVI y XVII. Atacaba con irreverencia a los franceses, la religión y a determinados escritores.

Por su parte El Burro y La Cencerrada prefieren arremeter contra políticos y escritores en general, sin desdeñar a los

representantes del clero y El tío Camorra y su estaca, solía arremeter también contra el general Narváez.

Jaime Campmany, El Versificador, heredero del verso de cabo roto cervantino, aunque abandonara el estilo lírico del que acostumbraba en posguerra -aquella rima joseantoniana en sazón quevedesca– no dejó de escribir hasta que falleciera en el 2005 algún artículo rimado con el libre “a” del romance o en hip hop.

Actualmente Alfonso Ussía / en la radio Onda Cero / expresándose en rima / usa su lengua de acero/ con buen tino e ironía / Los jueves la tarde espera / a ver si el  juglar se inspira/ arte que de su abuelo hereda/ dependiendo del día / acompañando a Herrera /con su arte en tontería/ El que espera desespera y en la ONCE no hay Prisa/ más vale una rima ciega que nos saque una sonrisa.

No quisiera despedirme del humorismo, así que haré como hacían las revistas que cerraban con vaga esperanza de reapertura, “¡Hasta pronto!”.

 

“ La última mueca de la tierra cuando sea una luna fría y sin vida, será una mueca humorista, la que pasea la luna sobre nosotros “   Ramón Gómez de la Serna

 

Bibliografía:

 

Escrituras en libertad. Poesía experimental española e hispanoamericana del SXX. Ministerio de Cultura. Instituto Cervantes y Diputación Provincial de Cuenca.

 

25 años de humor español. Paleta Agroman

 

Revista de Occidente. “ Gravedad e importancia del humorismo” (1928)

 

El Humor / Robert Escarpit; (1972)

 

Los humoristas del 27. Museo nacional Centro de Arte Reina Sofía. Ediciones Sinsentido 2002

 

Ramón y las vanguardias. Francisco Umbral. Selecciones Austral. Espasa-Calpe,S.A. 1978

 

Jaracanda de Madrid. Tomás Borrás. Vasallo de Mumbert editor Madrid.

 

La Codorniz, Antología (1941, 1978)” Editorial EDaf eitado en 1998

 

Ensayo , Enrique Rubio de Cremades.Universidad de Alicante

 

Serra Masana, José. Análisis de la comicidad. Barcelona, 1972

 

 Blas María Araque, Biografía de don Wenceslao Ayguals de Izco, Madrid, 1851 (Imprenta de la Sociedad Literaria); otra edición Madrid, 1881.

 

Tratado de Henri Bergson sobre la Risa (Publicado en la Revue de París, el 1 de febrero de 1899).

 

Página web de la Academia de Humor. La Ciberniz.

 

Pueden encontrar obras de muchos de los autores citados en los libros publicados por las editoriales, La Hostería del buen Humor y Clásicos del humor, temas de hoy.

 

 

Guillermina Royo-villanova