Lo que no cambia



un recordatorio de ANDREA BYBLOS



Parece ser, según Biden, que la invasión será este miércoles 16 de febrero (aunque las tropas rusas están, parece ser, de retirada. El lunes 14, cuando empecé a escribir este texto, todavía no). Está bien que lo anuncie para que los youtubers se preparen y puedan hacer directos sobre la tan ansiada invasión, vendiendo productos y anunciando promociones.



Biden ya no es un Presidente, sino un Creador de contenido.



Cambian los tiempos. Hace unos días, leyendo la prensa inglesa, muchos ingleses se mostraban avergonzados de la Ministra de Asuntos Exteriores inglesa, que fue a Moscú con total arrogancia colonial y fue plantada por Lavrov. Tampoco entendían qué pinta Inglaterra en esa guerra y el papel de Boris Johnson, que, desprestigiado por algo tan ridículo y patético como el partygate, se prestaba a seguir diciendo que usarían el ejército inglés para defender Ucrania de las garras rusas.



Pero los ingleses recordaron con sorna que la armada inglesa estaba a otras cosas y no podía ocuparse: Tenía el ejército inglés un día de “reflexión sobre el género”. Supongo que los militares, para cumplir con su cometido, deben saber qué se sienten, hombre, mujer, algo fluido, algo entremedias y lo que es más importante: Si disparar un AK 47 con uñas postizas pintaditas de rosa da puntos para la promoción.



Cambian los tiempos porque el desprestigio de los dirigentes buenos como Biden, Boris Johnson, Sánchez, Macron y demás es tal, que sólo nos quedan los malos. Porque sabemos que Putin, por muy malo que sea, no va a acabar teniendo lapsus de memoria y diciendo tonterías ni será vilipendiado por un partygate al mentir a los ingleses no cumpliendo él mismo las normas autoritarias del confinamiento.



Cambian los tiempos porque Europa oculta sus propios y serios problemas para quedar de guay y su debilidad queda patente en ese estado guay de querer mostrar superioridad moral de forma histriónica y dejar que las cosas se pudran.



Pero es curioso, que, a pesar de que todo cambia, hay algo que se mantiene vigente: el autoritarismo.



Putin es autoritario: Si se le pone entre ceja y ceja invadir Ucrania lo hará. Aunque dudo mucho que lo haga, y menos, invadir Kiev, porque estratégicamente no es una buena decisión. Lo que hará será meter miedo, enseñar los dientes. Porque sabe que el miedo funciona.



Y los otros… Son autoritarios. Eso no cambia. Es lo que no cambia. Pero es un autoritarismo flojo que va de guays. Es el autoritarismo de la puñaladita trapera por la espalda con una sonrisa. El autoritarismo de sacarse normas de la manga un día sí y otro también. El autoritarismo de multar por una mascarilla a un ciudadano corriente porque es presa fácil, y dejar que las mafias y delincuentes de todo origen y ralea campen a sus anchas porque esos dan miedo. El autoritarismo flojo de obligar a la vacunación sin decir que es obligatoria, como Macron insultando a los que no se vacunan.



Un autoritarismo disimulado, rastrero y flojo, no un autoritarismo real y de frente, que no finge ser Santa Teresa de Calcuta.



Y en ese autoritarismo flojo, si Biden decide montar una guerra en Europa para dejarnos sin gas y ganar USA algo a cambio, lo hará, queramos o no queramos. Y dirá que lo hace por nosotros, aunque nos tenga sin luz eléctrica (y lo que ello supone) y sin calefacción, porque es así de bueno nuestro abuelito del alma y nos adora.



Putin, sin embargo, es malo. Lo sabe él, lo sabemos nosotros y lo saben todos. No es nuestro abuelito del alma que nos adora. Menos mal.