una lectura de «SEXO Y CARÁCTER» (Ed. Losada – Madrid, 2004)

 

selección de párrafos,

subrayado de líneas

y lacónicos comentarios:

RAFA C.

 

 

PROLOGO A LA PRIMERA EDICION

 

pag. 21:

...no se dirige a las mujeres, sino a la mujer.

 

 

PRIMERA PARTE (PREPARATORIA):

LA DIVERSIDAD SEXUAL

 

 

INTRODUCCION

 

pag. 32:

Los viejos conceptos son insuficientes...

 

 

CAPITULO I   «MACHOS Y HEMBRAS»

 

pag. 38:

El afán por la estadística, característico de nuestra época industrial y que la diferencia de las precedentes, se ha despertado por suponer que –seguramente por su estrecho parentesco con las matemáticas- refuerza el aspecto científico, pero en este caso, como en otros, ha paralizado el progreso del conocimiento. Se desea obtener el promedio, no el tipo. No se ha comprendido que en un sistema de ciencia pura (no aplicada) sólo éste es el que interesa.

[comentario: Ernst Jünger!!!]

 

pag. 39:

La idea de la bisexualidad de todos los seres vivos (sin que jamás se presente una completa diferenciación sexual) es antiquísima. Es posible que los mitos chinos no hayan sido ajenos a ella, pero de todos modos alcanzó mayor desarrollo en Grecia. Pruebas de ello son la personificación del hermafrodita como una figura mítica, la narración de Aristófanes en el festín platónico y, en tiempos posteriores, la secta gnóstica de los Ofitos que representaba al hombre primitivo con caracteres maculinos y femeninos al mismo tiempo.

[comentario: matizable]

 

 

CAPITULO II   «ARRENOPLASMA Y TELIPLASMA»

 

pag. 42:

...el sexo se extiende por todo el cuerpo.

[comentario: !!!]

 

pags 42-43:

Ellis ha efectuado numerosas investigaciones sobre casi todos los tejidos del organismo, y ha podido comprobar diferencias según el sexo. Mencionaré que el “tinte” típico del hombre y de la mujer difiere considerablemente. Este fenómeno demuestra que existen diferencias tanto en las células de la piel como en las de los vasos sanguíneos; diferencias que también se encuentran en la cantidad de hemoglobina y en el número de glóbulos rojos contenidos en cada milímetro cúbico de sangre. Bischoff y Rudinger hallaron variaciones en el cerebro, según el sexo, y Justus y Alice Gaule las han observado también, hace pocos años, en los órganos vegetativos (hígado, pulmón, bazo); en efecto, aunque ciertas zonas sean más erógenas que otras, todo el organismo de la mujer tiene una acción de ese tipo sobre el hombre, y, recíprocamente, todo el organismo de un hombre tiene acción excitante y atractiva para la mujer.

[comentario: !!!]

 

pag 43:

...toda célula del organismo está caracterizada sexualmente y tiene un determinado tono sexual.

 

pag. 45:

Los hombres afeminados tienen, en general, una piel femenina; las células masculinas tienen en ellos débil tendencia a la multiplicación, y a ello debe atribuirse el escaso desarrollo de los caracteres sexuales macroscópicos, etc.

[comentario: no siempre es así... Morfológicamente, en cambio, un estudio detenido revelaría curiosas coincidencias]

 

pag. 46:

...la energía muscular o la fuerza de voluntad del hombre. 

(...)

...castración...

[comentario: sin embargo, hay “castrados” muy viriles –ver Evola, «METAFISICA DEL SEXO»-]

 

pag. 47:

Del mismo modo que Steenstrup ha postulado con razón que el sexo se halla extendido por todo el cuerpo y no simplemente localizado en específicas “partes sexuales”, Naegeli, De Vries, Oscar Hertwig, etc, han desarrollado y apoyado con argumentos muy sólidos la teoría de que cada célula de un organismo multicelular es portadora de todas las cualidades de la especie, y que éstas se encuentran encerradas de un modo especialmente marcado en las células germinales...

 

pag. 50:

...la extirpación de los órganos sexuales masculinos no significa, en modo alguno, la feminización.

[comentario: ya lo he dicho antes]

 

pag. 51:

...no se puede excluir la posibilidad de que una segunda glándula genital de sexo opuesto que se hallara en estado latente, asuma el gobierno en un organismo cuya característica sexual se halla en cierto modo oscilante después de la extirpación o de la atrofia de la primera.

[comentario: curioso]

 

pags 51-52:

Fenómenos análogos se presentan también en la especie humana, y así parecen confirmarlos los casos extraordinariamente curiosos de “eviratio” y “effeminatio” de individuos en la edad adulta, que la psicopatología sexual nos cuenta.

(...)

Pero el hecho de que esa consecuencia no sea general ni obligada, y que la castración de un individuo no provoque con seguridad el cambio de sexo constituye una nueva demostración de la necesidad de admitir la existencia de células originariamente arrenoplasmáticas y teliplasmáticas en todo el cuerpo.

 

pag. 53:

...hay que tener muy en cuenta el factor idioplasmático.  

 

pag. 55:

Por ejemplo, los espermatozoides pueden ser más o menos delgados y más o menos veloces. Cierto es que poco se sabe hasta ahora acerca de estas diferencias, pero ello es debido a que nadie se ha tomado la molestia de observarlas detenidamente.

 

 

CAPITULO III   «LEY DE LA ATRACCION SEXUAL»

 

pag. 61:

...el hombre y la mujer son tipos que en la realidad nunca están representados en estado de pureza...

[comentario: esto podrá ser así ahora pero no siempre fue así]

 

pag. 62:

Cada individuo tiene, respecto al otro sexo, un “gusto” determinado y perfectamente particular.

(...)

...incluso entre los animales, numerosos hechos demostrativos de que cada individuo tiene un gusto determinado, y también se han citado casos análogos entre los vegetales.

 

pag. 63:

...un “hombre” no puede ser sustituido por cualquier otro “hombre”, ni una “mujer” por cualquier otra “mujer”.

Se sabe además, por propia experiencia, que ciertas personas del otro sexo pueden ejercer sobre un individuo incluso una acción repelente, otras lo dejan frío y otras lo excitan, hasta que finalmente aparece (aunque no siempre) la que despierta un deseo incontenible de unirse a ella, y entonces todo el resto del mundo pierde su valor y desaparece.

 

pag. 66:

...dependencias funcionales entre la preferencia sexual y las cualidades somáticas y psíquicas de un ser. 

 

pag. 73:

Los casos de atracción sexual irresistible son raros precisamente porque intervienen muchos factores, y quizá porque deben cumplirse otras muchas leyes.

 

pag. 79:

La esfera sexual inferior en los seres humanos no se halla tan estrechamente sometida a las leyes de la naturaleza como en los restantes organismos, y así lo demuestra el hecho de que los seres humanos son sexuales todas las épocas del año, y en ellos los signos de un periodo especial de celo en la primavera son mucho más débiles que los que presentan incluso los animales domésticos.

 

 

CAPITULO IV   «HOMOSEXUALIDAD Y PEDERASTIA»

 

pag. 85:

...puede afirmarse audazmente que en todo invertido sexual aparecen también caracteres anatómicos del otro sexo.

(...)

...las mujeres que experimentan deseos sexuales frente a otras mujeres presentan caracteres somáticos masculinos.

[comentario: a esto me refería: no siempre es así]

 

pag. 87:

...se ha hablado de una constitución neuropática, de una tara hereditaria general...

(...)

Cuando se les pregunta si desearían comportarse de otro modo en sus relaciones sexuales, se recibe con frecuencia una respuesta negativa.

 

pag. 88:

...no existen invertidos que lo sean absolutamente. Todos ellos son al principio bisexuales, es decir, son capaces de tener relaciones sexuales tanto con hombres como con mujeres. Puede ocurrir que el propio sujeto facilite activamente más tarde su desarrollo unilateral hacia uno de los sexos, influya sobre sí mismo para tomar una dirección unisexual, con lo que finalmente domina la heterosexualidad o la homosexualidad, o se deje influir en ese sentido por factores externos.

 

pag. 89:

...la misma razón que nos lleva a afirmar que todos los seres son heterosexuales nos conduce a creer que también son homosexuales.

[comentario: ¡uf!]  

(...)

...en los años anteriores a la pubertad, cuando todavía domina una relativa indiferenciación y la secreción interna de las glándulas genitales no ha conducido aún al organismo hacia la unilateralidad sexual, tienen lugar esas cálidas “amistades de juventud” que nunca carecen completamente de un sentido sexual, tanto en los individuos masculinos como en los femeninos.

 

pag. 91:

Es frecuente, por tanto, que los individuos normales no tengan la menor idea de la enorme difusión de la homosexualidad...

 

pag. 92:

Se ha utilizado –especialmente por los partidarios de la teoría de la adquisición- el hipnotismo para insinuar al sujeto, mediante la sugestión, la idea de la mujer y del coito activo “normal” con ella, pero los resultados obtenidos son mínimos.

(...)

...el complemento del hombre invertido será la mujer masculina, la lesbiana, la tríbada. En efecto, este tipo de mujer es el único que atrae al invertido, el único que le gusta.

 

pag. 93:

...hay que reconocer que se encuentran muchos hombres con debilísimas características femeninas que, sin embargo, son impresionados por sujetos del mismo sexo mucho más fuertemente que otros mucho más afeminados que ellos, impresión que puede ser producida por hombres muy varoniles y ser más marcada que la ejercida por una mujer.

 

 

CAPITULO V   «CARACTERIOLOGIA Y MORFOLOGIA»

 

Pag. 99:

Los hombres femeninos están también, en razón de su feminidad, más orgullosos de su físico que el resto de los hombres. Muchos de estos individuos salen a pasear para ser admirados por su bello rostro, que por ser femenino revela la intención que mueve a su poseedor, y una vez conseguido su objeto vuelven contentos a su casa. Narciso era el prototipo de esta clase de hombres.

[comentario: ¡qué revelador!]

 

Pag. 100:

Cuanto más femenina es una mujer tanto menos comprenderá al hombre, y cuanto más intensa sea la acción que éste ejerza sobre sus cualidades sexuales más impresión de hombre le producirá. Esto se debe no sólo a la ley de la atracción sexual antes mencionada, sino también a que una mujer se halla en mejores condiciones de captar a su opuesto cuanto más puramente femenina sea.

[comentario: !!!]

(...)

Los llamados “conocedores de mujeres”, es decir, aquellos que no son otra cosa que “conocedores de mujeres”, encierran en gran parte cualidades femeninas. Los hombres afeminados saben tratar a las mujeres mucho mejor que los hombres varoniles, los cuales sólo llegan a aprender su trato después de larga experiencia y, salvo excepción, nunca completamente.

 

 

CAPITULO VI   «LAS MUJERES EMANCIPADAS»

 

Pag. 116:

...cuando yo hablo de la masculinidad de todas las mujeres que se han destacado justamente por su talento no se trata de una afirmación arbitraria, ni de una estrechez de miras, ni de un egoísmo maníaco de querer ensalzar el sexo masculino. De igual modo que las mujeres bisexuales tienen relaciones sexuales con mujeres masculinas o con hombres afeminados, así también las mujeres heterosexuales muestran siempre su contenido de masculinidad por el hecho de que su complemento sexual no es nunca un hombre genuino. Las “relaciones” más famosas de George Sand, entre las muchas que tuvo, fueron las mantenidas con Musset, el lírico más femenino que la historia recuerda, y con Chopin, de quien podría decirse que es el único músico afeminado. [nota a pie de página: Merimeé decía de George Sand que era «maigre comme un clou». En el primer encuentro que tuvieron, “ella” se comportó como el varón, “él” como la mujer; él enrojeció cuando ella le miró fijamente y comenzó a hacerle cumplidos con voz profunda.]. Vittoria Colonna es menos célebre por sus creaciones poéticas que por la estima que le dispenso Michelangelo, quien sólo tuvo relaciones eróticas con hombres.

 

Pag. 125:

El enorme aumento de los petimetres y de los homosexuales en los últimos años es posible que tenga un fundamento en un afeminamiento de la era actual.

[comentario: !!!]

 

 

 

 

 

SEGUNDA PARTE (O PRINCIPAL):

LOS TIPOS SEXUALES

 

 

CAPITULO II   «SEXUALIDAD MASCULINA Y FEMENINA»

 

Pag. 144:

...la influencia del “útero satisfecho” en la mujer y del semen retemtum en el hombre, y aunque se acepte la expresión moderna de que “todo” es “impulso sexual sublimado”...

[comentario: todo no, pero mucho sí]

 

Pags 144-145:

...en el acto sexual el hombre es el que cede una parte de materia, mientras que la mujer retiene tanto sus secreciones como las del hombre.

 

Pag. 145:

En las mujeres genuinas la masturbación no se conoce.

[comentario: ???]

 

Pags 146-147:

Lo que se ha denominado onanismo en la mujer no es, como en el hombre, un acto con la tendencia inmanente de poner término a la excitación sexual, sino más bien evidente tentativa de procurarla, aumentarla y prolongarla.

 

 Pag. 147:

El estado de excitación sexual significa para la mujer la suma exaltación de su total existencia, que es siempre y enteramente sexual. La mujer se consume en la vida sexual, en la esfera de la cópula y de la multiplicación, es decir, en sus relaciones como mujer y como madre, y con esas relaciones llena totalmente su existencia. El hombre, en cambio, no es únicamente sexual. Aquí se halla en realidad la diferencia que se ha intentado buscar en la diferente intensidad del impulso sexual. No se confunda, sin embargo, la violencia del deseo sexual y la intensidad del afecto sexual con la amplitud en que son cumplidos los deseos y necesidades sexuales en el hombre y en la mujer. Sólo la diferente extensión de la esfera sexual en el hombre y la mujer constituye una diferencia específica de extraordinaria importancia entre los extremos sexuales.

 

Pag. 149:

El hombre, cuando niño, no siente la necesidad de la madurez sexual; la mujer desde los primeros años espera todo de ella.

 

Pag 150:

En la mujer, la sexualidad está extendida de modo difuso por todo el cuerpo, y todo contacto, cualquiera que sea el punto, la excita sexualmente.

 

Pag. 151:

La verdadera diferencia radica en que para el hombre el impulso al coito es, por así decir, una comezón con pausas, mientras que en la mujer se trataría de un cosquilleo continuo.

[comentario: fuertecillo ¿eh?]

 

 

CAPITULO IV   «TALENTO Y GENIALIDAD»

 

Pag. 173:

En los ejemplos citados el genio aparece como el hombre capaz de comprender a muchos más seres que el individuo mediocre.

 

 

CAPITULO VIII   «EL PROBLEMA DEL YO Y LA GENIALIDAD»

 

Pag. 255: [cita introductoria]

«Al principio este mundo era sólo el Atman en forma de un hombre. Este miró a su alrededor y no vio otra cosa que a sí mismo. Inmediatamente gritó: “¡Soy yo!”. Así es como se originó el  nombre Yo. Por esto, también actualmente, cuando alguien es llamado, dice inmediatamente: “Soy yo”, y luego añade el otro nombre, el que él lleva.» (BRIHADARANYAKA-UPANISHAD)

 

Pags 258-259:

En una obra de juventud poco conocida, la octava de sus CARTAS FILOSOFICAS SOBRE EL DOGMATISMO Y EL CRISTIANISMO, Schelling emplea las siguientes hermosas y profundas palabras para expresar el mismo fenómeno:

«En todos nosotros... existe una capacidad secreta y maravillosa de recogernos en nuestra intimidad, poniéndonos al abrigo de los cambios del tiempo y, desnudando nuestro Yo, contemplar la eternidad bajo la forma de la inmutabilidad. Esta contemplación es la  más íntima y característica experiencia de la cual depende todo cuanto sabemos y creemos de un mundo trascendental. Esta contemplación nos convence, en primer término, de que existe algo en el verdadero sentido, mientras las restantes cosas a las que aplicamos ese verbo tan sólo aparecen. Se diferencia de las contemplaciones sensoriales en que sólo es producida por la libertad, y queda ignorada y oculta a aquellos individuos cuya libertad sofocada por la potencia invasora de los objetos apenas es suficiente para provocar la conciencia. También para aquellos que no poseen la libertad de la autocontemplación existen, al menos, experiencias mediatas que permiten aproximarse a ella, a través de las cuales pueden presentir su existencia. Existe inconscientemente un cierto sentido profundo del que no somos conscientes y que en vano aspiramos a desarrollar. Jakobi lo ha descrito... Esta contemplación intelectual tiene lugar en el momento en que dejamos de ser un objeto para nosotros mismos, y volvemos nuestra mirada hacia nuestro interior, con lo que el Yo contemplativo se identifica con el objeto contemplado. En este momento de la contemplación desaparece para nosotros el tiempo y la duración; no estamos en el tiempo, sino que es el tiempo, o por mejor decir la eternidad pura y absoluta la que está en nosotros. No estamos perdidos en la contemplación del mundo objetivo sino que es éste el que se pierde en nuestra contemplación.»

 

 

CAPITULO IX   «PSICOLOGIA MASCULINA Y FEMENINA»

 

Pag 285:

La feminidad perfecta no conoce el imperativo lógico ni el moral, y la palabra ley, la palabra deber, el deber para sí misma, es la palabra que suena en sus oídos del modo más extraño.

[comentario: ¡esto es una barbaridad!]  

 

Pag. 286:

Los chinos, desde la más remota antigüedad, han negado que la mujer tenga alma. Cuando se le pregunta a un chino el número de hijos que tiene, enumera sólo los varones, y si únicamente ha tenido hijas, dice que carece de descendencia [nota a pie de página: Véase también el Eclesiastés, 7, 28: «Un hombre entre mil he hallado; mas mujeres de todas éstas nunca hallé»]. Por análogos motivos Mahoma excluyó a las mujeres del Paraíso, sancionando de este modo la innoble posición de la mujer en los países de religión islámica.

[comentario: ??? ¡Esto es impresentable!]

 

Pag. 299:

Una demostración psicológica de la masculinidad de la función del juicio es que éste es sentido por la mujer como algo masculino, y le atrae como un carácter sexual (terciario). La mujer pretende siempre que el hombre tenga convicciones definidas, que ella hace suyas, y no puede en modo alguno comprender a un hombre presa de la duda. Espera siempre que el hombre discurra, y el discurso del hombre es para ella un signo de masculinidad. Las mujeres ciertamente tienen el don de la palabra, pero no el del discurso; una mujer conversa (coquetea) o charla, pero no discurre. Su momento más peligroso es cuando está callada, y el hombre está excesivamente inclinado a creer que el no hablar significa silencio.

 

Pag. 300:

...existen tantas imitaciones de la ética y tan engañosas copias de la moral, que la moralidad de las mujeres ha sido estimada por algunos como muy superior a la de los hombres.

(...)

Es un hecho bien conocido que las mujeres cometen muchos menos delitos que los hombres, y en esto se apoyan siempre los entusiastas apologistas de la pureza moral de aquéllas.

[comentario: cierto]

Pags 300-301:

El delincuente masculino se halla desde su nacimiento en relación con la idea del valor como cualquier otro hombre en el que falten casi completamente los impulsos delictivos que dominan al primero. La mujer, por el contrario, afirma muchas veces tener plena razón después de haber cometido las más reprobables bajezas. Mientras el verdadero delincuente enmudece ante los reproches, una mujer se rebela indignada de que se pueda poner en duda su derecho a obrar en la forma que lo hizo. Las mujeres están convencidas de su “derecho”, y creen que no pueden ser juzgadas por nadie. Aunque el delincuente se niega a un examen introspectivo, jamás afirma su derecho; por el contrario evita cuidadosamente la idea del derecho que le podría recordar su culpa; aquí se halla la demostración de que poseía una relación con esta idea, pues rehúye que se le ponga ante los ojos su infidelidad para con su Yo superior. Ningún delincuente cree, en realidad, que la pena que se le ha impuesto sea injustificada [nota a pie de página: El delincuente se siente incluso culpable, a su modo, aunque no haya realizado ningún mal, y espera siempre ser acusado de estafas, robos, etc, aun cuando no los haya cometido, porque se siente capaz de llevarlos a cabo. Por la misma razón se siente descubierto cuando es capturado otro delincuente.]; la mujer, por el contrario, está convencida de la mala voluntad de sus acusadores, y si ella no quiere, nadie le podrá probar que ha procedido mal. En ocasiones, cuando conversa con alguien, se deshace en lágrimas, pide perdón, “reconoce su falta” y cree que siente sinceramente su error, pero tal sucede cuando ella así lo quiere, pues este llanto le produce cierto placer sensual. El delincuente es testarudo y no se deja cambiar en un momento, a diferencia de la obstinación aparente de la mujer que puede transformarse en una acusación de culpa, igualmente aparente, cuando el acusador sabe tratarla de modo adecuado. Ninguna mujer conoce la tortura de la culpa, que arranca lágrimas en los momentos de soledad, que despierta el deseo de desaparecer ante la vergüenza que su acto le produce, y una aparente excepción (la penitente, la monja que flagela su cuerpo), demostrará también más tarde que la mujer sólo se siente culpable en presencia de los demás.

No quiero decir que la mujer sea mala y antimoral, lo que yo afirmo es que ni siquiera puede ser mala, pues únicamente es amoral, vulgar.     

 

Pag. 302:

El hombre, como no es capaz de contemplar como espectador los dolores de los pacientes, participaría de ellos hasta agotarse completamente, y esto le impediría atender a los enfermos. Quien observa a las enfermeras podrá ver con asombro que permanecen impasibles y “dulces” incluso ante las terribles convulsiones de un moribundo; el hombre, en cambio, no pudiendo contemplar los tormentos y la muerte sería un pésimo enfermero. El hombre querría aliviar los dolores, retardar la muerte, en una palabra, desearía prestar una ayuda, y como esa ayuda es imposible y hay que limitarse a una asistencia, sólo son aptas las mujeres. Se ha errado cuando se quiere apreciar la actividad de la mujer en esa esfera desde un punto de vista que no sea el utilitario.

 

Pag. 303:

[nota a pie de página: Como la mujer no siente a los restantes individuos como seres especiales, jamás sufre a consecuencia de su proximidad, y sólo por esto puede sentirse siempre superior a los demás.]

(...)

La vida amalgamada, uno de los hechos más importantes y más profundos que conforman la existencia femenina, es también la causa de la sentimentalidad de las mujeres, la causa de esa facilidad e impudicia con que dejan correr sus lágrimas.

 

 Pag. 304:

...nada avergüenza tanto a un hombre como cuando descubre que ha sentido el impulso hacia la llamada “compasión de sí mismo”, bajo cuyo influjo el sujeto se transforma de hecho en objeto.

[comentario: ver Nietzsche]

(...)

La compasión femenina, en la cual ha creído incluso Schopenhauer...

[comentario: de este tipo se puede esperar cualquier cosa]

(...)

La compasión masculina es el principum individuationis que se sonroja de sí mismo; por ello, la compasión femenina es impertinente mientras que la masculina se oculta.

 

Pag. 305:

Se tiene pudor o no se tiene, y es incomprensible un pudor del que, en ciertos momentos, puede prescindirse.

[comentario: bien visto]

La demostración absoluta de la impudicia femenina (que nos indica al mismo tiempo de dónde deriva la pretensión de ser pudorosas, a la cual las mujeres se adaptan exteriormente con tanta facilidad) la proporciona el hecho de que las mujeres, cuando están entre ellas, se desnudan completamente sin la menor vergüenza, mientras los hombres siempre tratan de ocultar su desnudez. Cuando las mujeres se encuentran solas no dejan de comparar entre sí sus atractivos corporales, y muchas veces todas las presentes son sometidas a un examen minucioso del que no está exenta cierta lujuria, porque el criterio principal, aunque inconsciente, es siempre el mismo, el valor que dará el hombre a este o aquel encanto. El hombre no tiene el menor interés por el dsnudo de otros hombres, mientras que cualquier mujer desnuda siempre con el pensamiento a sus compañeras, demostrando así la impudicia individual general de su sexo. Para el hombre es penoso y desagradable representarse la sexualidad de los demás; en cambio la mujer busca deliberadamente, con su pensamiento, representarse las relaciones sexuales de otra mujer en cuanto la conoce, y la valora siempre de acuerdo con esta idea.

(...)

Quien se sonroja por alguna cosa, demuestra ser consciente de ella...    

 

Pag. 306:

La mujer, que siempre es impúdica, puede producir la impresión de pudor, ya que no existe en ella un pudor que se pueda lesionar.

(...)

Cuando se pregunta a una mujer cómo comprende su Yo, no lo puede representar de otra manera que por su propio cuerpo.

[comentario: en realidad, hoy este es un rasgo común a todos]

 

Pag. 307:

...su vanidad se dirige hacia lo que ella supone de máximo valor, es decir, el mantenimiento, aumento y reconocimiento de la belleza corporal.

(...)

...la mujer podrá estar sola, pero jamás solitaria.

 

Pag. 308:

No hay ninguna mujer que no se considere bella y deseable al contemplarse en el espejo, y su fealdad nunca se le presenta como una realidad dolorosa, tal como sucede en el hombre, sino que buscan hasta el último momento engañarse a sí mismas y engañar a los demás.

(...)

Como no tienen un valor propio, intentan transformarse en objeto de la valoración de los demás...

(...)

Si la mujer verdadera, como ocurre siempre, sólo se estima por el valor que tenga el hombre que la ha elegido...

 

Pag. 309:

Cuando una mujer discute con otra, siempre recurrirá a aquello que sabe que puede humillar más fácilmente a la adversaria...

(...)

Un hombre se sonrojaría si tuviera que recurrir a algo ajeno a él para defender su propio valor cuando es atacado.

(...)

...el hombre que ha sido tratado en forma inamistosa y descortés por una mujer, la considera eo ipso antipática.

 

Pag. 310:

...de la misma manera que una mujer abandona rápidamente a un admirador del que se cree segura, el cual ya es incapaz, por esto, de aumentar su propio valor.

(...)

La mujer se vanagloria de ser amada y no lo silencia ante los demás para ser así envidiada.

 

Pags 310-311: 

Así se explica también la increíble memoria de las mujeres para los cumplidos que han recibido incluso en los primeros años de su juventud. Son precisamente tales cumplidos los que les confieren un valor, y por tanto, las mujeres desean que el hombre sea “galante”. La galantería es la forma más barata de conferir un valor a la mujer, y cuanto menos le cuesta al hombre tanto más peso tiene para ella, que jamás olvida el homenaje recibido. Se recuerda únicamente aquello que para el individuo posee un valor, y por esto se justifica que las mujeres tengan precisamente la memoria más tenaz para la galantería.

 

Pag. 311:

Los hombres, por el contrario, de nada conservan un recuerdo tan profundo como de aquello de que han sido culpables...

 

Pag. 313:

...presupone, como toda forma de envidia, una completa falta del sentimiento de justicia.

 

Pag. 314:

...Heinrich Schurtz, quien basándose en un abundante material demostró que los orígenes de la sociedad no se deben buscar en la familia, sino en la sociedad de los hombres.

[comentario: !!!]

 

Pag. 315:

...cuando un hombre entra en un lugar donde se encuentra una mujer, si ella lo ve, siente sus pasos o adivina su presencia, se transforma en otra.

[comentario: pues sí...]

 

Pag. 316:

Si en la mujer falta el Yo, tampoco podrá tener voluntad. Sólo quien no tenga voluntad propia carecerá de carácter en el más elevado sentido, y será fácilmente influido por la presencia de otra persona, tal como ocurre en la mujer, quedando en dependencia funcional de aquélla, en vez de comprenderla libremente.

[comentario: en realidad, existe un tipo de “pérdida de voluntad” que denota aristocratismo espiritual]

(...)

También en todo el reino animal la hembra es más fácilmente hipnotizable que el macho. De cuanto vamos a decir se deduce que los fenómenos hipnóticos están, sin embargo, en estrecho parentesco con los hechos cotidianos: recordemos la facilidad con que la mujer se deja arrastrar por otras al llanto o a la risa (ya hemos mencionado este hecho al tratar de la compasión femenina); observemos la rapidez con que hace suyo cuanto lee en los diarios, la escasa resistencia que opone a las supersticiones más absurdas, y la ligereza con que prueba todos los remedios milagrosos que le han recomendado sus vecinas.

[comentario: por esto la Modernidad es femenina (esto es fomentado)]

 

Pag. 317:

Quien carezca de carácter, carecerá también de convicciones...

 

Pag. 318:

Nuestra psicología actual es una psicología eminentemente femenina...

(...)

...la confusión de la vida anímica masculina con la femenina (en el más amplio y profundo sentido), para crear una psicología general, debe ser considerada como el factor que ha conducido a los más grandes errores.

 

Pags 327-328:

Ya hemos hecho notar que la claridad del pensamientro masculino frente a la incertidumbre femenina actúa sobre la mujer como un carácter sexual del varón, y más tarde veremos que la función del discurso meditado que encuentra su expresión en los sólidos juicios lógicos tiene la misma acción. Lo que excita sexualmente a la mujer debe ser una propiedad del hombre. De igual modo, la inflexibilidad del carácter masculino impresiona sexualmente a la mujer, que desprecia al hombre que cede ante otros. En tales casos se suele hablar de una influencia moralizadora de la mujer sobre el hombre, mientras que en realidad se trata únicamente de aferrar el complemento sexual para completar sus propiedades. Las mujeres exigen del hombre masculinidad, y se creen con derecho a indignarse en grado extremo cuando éste las defrauda en sus aspiraciones. Por muy coqueta y mentirosa que sea una mujer, quedará disgustada al percibir en el hombre algún rasgo de coquetería o mendacidad. Podrá ser cobarde, pero quiere que el hombre muestre valor. Esto es únicamente egoísmo sexual, que trata de aprovecharse de su complemento. En la experiencia no se podrá encontrar una prueba más demostrativa de la falta de alma en la mujer que su pretensión de que el hombre la tenga, y que su bondad pueda influir sobre ella, aunque de por sí la mujer no sea buena. El alma, para ella, es un carácter sexual que no tiene más significación que la que puede tener una gran fuerza muscular o una barba bien cuidada. Podrá repugnar la crudeza de estas expresiones, pero las cosas son así y no de otra manera. La influencia mayor, en fin, es la que ejerce sobre la mujer la voluntad masculina. La mujer posee un finísimo sentido para darse cuenta de si el “yo quiero” del hombre es un simple capricho o una verdadera decisión; en este último caso el efecto es extraordinario.

¿Cómo una mujer que carece de alma, llega a percibir un alma en los demás? ¿Cómo puede juzgar su moralidad siendo ella amoral? ¿Cómo es capaz de concebir la fuerza del carácter sin poseer un carácter personal? ¿Cómo es posible que sienta el influjo de la voluntad si no posee voluntad propia?

[comentario: en realidad aquí se insinúa la refutación de algunas de las afirmaciones antes señaladas por el autor]     

 

 

CAPITULO X   «MATERNIDAD Y PROSTITUCION»

 

pag. 329:

La objeción principal que puede hacerse contra lo que hasta ahora hemos expuesto se refiere a que tenga validez general para todas las mujeres. En algunas, quizá en muchas, puede ocurrir que así sea, pero hay otras...

[comentario: es cierto, hay cada pájara...]

 

pag. 330:

A todo lo malo, a todo lo repugnante que he atribuido a las mujeres, se opone la figura de la madre...

 

pag. 333:

...muchos cargos, como la teneduría de libros, los servicios de correos, los telegráficos, los telefónicos, en los que se exige un trabajo siempre igual, son concedidos preferentemente a las mujeres, dado que están menos diferenciadas y por ello tienen menos necesidades que el hombre. El capitalismo, mucho antes que la ciencia, se dio cuenta de que las mujeres tienen un estándar de vida más bajo, por lo que pueden ser peor pagadas. Por lo demás, incluso las prostitutas jóvenes mantienen su vida difícilmente, pues precisan pagar alquileres elevados, vestir trajes lujosos y sostener al maquerau, Este modo de vivir está tan arraigado en tales mujeres, que es un fenómeno frecuente que las prostitutas, cuando se casan, vuelvan a su antiguo oficio. Por una causa desconocida, pero que evidentemente radica en su constitución, las prostitutas son inmunes ante algunas afecciones que fácilmente atacan a las “mujeres honradas”.

 

pag. 335:

...la teoría de la impregnación.

[comentario: ver Evola, «METAFISICA DEL SEXO»]

(...)

...(AFINIDADES ELECTIVAS)...

 

pag. 337:

La primera diferencia entre la madre y la prostituta se encuentra en su relación con la prole. La prostituta absoluta sólo piensa en el hombre; la madre absoluta sólo se preocupa de los hijos. La piedra de toque más segura se encuentra en las relaciones con la hija: sólo puede decirse que sea verdadera madre aquélla que no envidia a su hija ni por su juventud ni por su mayor belleza, que no sufre por la admiración que ésta produce entre los hombres, sino que, por el contrario, se identifica completamente con ella, y está tan gozosa de los admiradores que tenga como si se tratara de los propios.

La madre absoluta, que sólo se preocupa de la prole, es la madre de todos los hombres. Se observará que las mujeres que en su infancia juegan más celosamente que las demás con sus muñecas, y que cuando muchachas cuidan cariñosamente a ños niños, son poco exigentes en la elección del hombre y toman como marido a aquel que sea capaz de ofrecerles una mediana situación a gusto de sus padres y parientes. Cuando una de esas muchachas llega a ser madre, no importa cómo, deja de preocuparse, en el caso ideal, de cualquier otro hombre. La meretriz absoluta, por el contrario, desde niña odia a los niños, y más tarde tan sólo los utiliza como medio para atraer al hombreenternecido por el fingido idilio entre madre y niño. Esta es la mujer que siente la necesidad de caer en brazos de todos los hombres, y, como no hay ninguna madre absoluta, podrá descubrirse en todas las mujeres al menos un rasgo de esa general tentación a la caída que no sabe renunciar a un solo hombre del mundo.

[comentario: !!!]  

 

pag. 341:

...se ha comprobado el hecho anatómico de que en el pezón de la mujer se encuentran papilas eréctiles, y los fisiólogos han observado que excitando ese punto se puede provocar contracciones de la musculatura uterina.

 

pag. 345:

La estrecha relación de la madre con el mantenimiento de la especie aparece de modo aun más claro en la característica conducta que observa en lo que se refiere a la alimentación. Una madre no puede tolerar que se desperdicien ni los residuos más pequeños que todavía puedan ser aprovechables. Por el contrario, la prostituta, sin la menor justificación y por un simple capricho, se procura gran cantidad de alimentos y bebidas para después dejar que se estropeen inútilmente. La madre es ambiciosa y de miras estrechas, la prostituta es caprichosa y desprecia el ahorro. El mantenimiento de la especie es el objeto para el cual la madre vive; cuida celosamente de que sus protegidos se sacien, y nada le alegra tanto como el buen apetito que posean. De aquí su estrecha relación con el pan y con todo lo que signifique economía.

 

pag. 355:

...en la naturaleza, el coito tiene que desempeñar también otro papel, aparte del de la multiplicación, pues vemos que muchos seres vivos llegan a multiplicarse sin necesidad del coito (partenogénesis).

 

pags 358-359:

Para la madre, el coito es el comienzo de una cadena vital, en tanto que la prostituta quiere hallar en el su fin. El grito de la madre es por esto breve, el de la prostituta se prolonga, pues ella concentra en ese momento toda su vida. Como jamás puede lograrlo, la prostituta nunca se sentirá satisfecha, ni podría llegar a estarlo con ningún hombre del mundo.

Existe, pues, una diferencia fundamental en el ser de ambas. Siendo la mujer entera y únicamente sexual, y extendiéndose esta sexualidad a todo el cuerpo, aunque en algunos puntos sea más marcada que en otros, todas las mujeres, sin excepción, se sienten en coito continuo, en todo el cuerpo, en todas partes y en todas las ocasiones. Lo que normalmente se denomina coito es sólo un caso especial de máxima intensidad. La prostituta quiere entrar en coito con todo, y por ello coquetea también cuando está sola e incluso ante objetos inanimados, ante un arroyo, ante un árbol; la madre, en cambio, quiere ser preñada por todas las cosas continuamente y en todo su cuerpo. Esta es la explicación de la teoría de la “impregnación”. Todo aquello que una vez ha impresionado a una madre, continúa impresionándola, según la intensidad de la impresión –el coito que conduce a la concepción es sólo el más intenso de estos acontecimientos y su influjo sobrepasa al de los otros- y todo se transforma en padre de su hijo, en el comienzo de un desarrollo cuyo resultado se manifestará en la prole.   

 

pag. 362:

La vida física y la muerte física que se funden misteriosa y profundamente en el coito...

 

pag. 364:

La prostitución es, pues, algo que únicamente se presenta en los seres humanos. Los animales y las plantas son tan sólo completamente amorales, sin ninguna afinidad con lo antimoral, y, por tanto, conocen únicamente la maternidad. Aquí se encuentra escondida una de las incógnitas más profundas respecto a la esencia y al origen de la especie humana.

 

 

CAPITULO XI   «EROTICA Y ESTETICA»

 

pag. 369:

Era tan poco erótico que ni siquiera sintió la necesidad de viajar.

[comentario: ???]

[fragmento de nota a pie de página: ...esa necesidad debe corresponder a cierto descontento, a un ansia determinada. Haré una anticipación de la teoría de la erótica que expondré más tarde. Así como el tiempo se dilata en la eternidad, porque toda temporalidad es perecedera y el hombre intenta sustraerse de lo perecedero, así también, por iguales causas, la otra forma de lo sensorial, el espacio, se considera como infinita. Pero la liberación del tiempo no se encuentra en la extensión infinita de la línea del tiempo, sino en su negación. La eternidad no es el tiempo más largo sino el más corto, ya que es la completa destrucción del tiempo. A este descontento por el tiempo determinado, por la temporalidad, corresponde en el ser humano un descontento por el espacio determinado; el deseo de eternidad coincide con el deseo de alcanzar la verdadera patria, y aunque el individuo sabe que no se halla en un punto concreto del universo, la busca continuamente en él sin encontrarla. Así se origina la idea infinita del espacio, ya que no halla reposo dentro de unos límites. He aquí por qué el hombre abandona todos los lugares y emigra hacia nuevas regiones, lo mismo que vence al tiempo limitado por su voluntad de vivir. Como se comprende, también en este caso los esfuerzos son vanos; el espacio se dilata en el infinito y, sin embargo, sigue siendo espacio, y todos los viajes y emigraciones nos llevan de un lugar limitado a otro también limitado.

La falta de libertad del hombre radica en la limitación del espacio no menos que en la del tempo; ambas no son otra cosa que la voluntad de eximirse del funcionalismo, la voluntad de libertad. Pero por muy heroica que sea la vida de libertad, como esfuerzo para vencer al espacio, debe terminar trágicamente cuando se manifiesta exteriormente por la necesidad de viajar; amor heroico e infeliz en igual grado.

[comentario: ¡uufff!] 

 

pag. 370:

[Schopenhauer] comprendió muy poco la erótica elevada, y su comprensión se limita a una sexualidad material...

(...)

...sólo los hombres muy compasivos son capaces de una violenta erótica: aquellos que “por nada se interesan” tienen incapacidad para el amor. No es condición necesaria que en este último caso se trate de naturalezas satánicas; por el contrario, pueden poseer una elevada moralidad sin que a pesar de ello lleguen a darse cuenta de lo que piensa o de lo que sucede en el interior del prójimo, ni sean capaces de comprender una relación hipersexual con una mujer. Esto es lo que ocurre con Schopenhauer. Era un hombre que sufrió enormemente bajo el impulso sexual, pero jamás amó. De otro modo no podría explicarse la unilateralidad de su famosa METAFISICA DEL AMOR SEXUAL, cuya doctrina más importante es que el objetivo final inconsciente de todo amor no es otra cosa que “la formación de la generación siguiente”.

 

pags 370-371:

El hombre, por muy noble que sea, es un ser sensual. Por otra parte, y en contra de cuanto pueda creerse, el amor mismo –sin la adición de principios ascéticos- es enemigo de todos aquellos elementos que empujan al coito, pues en realidad viene a ser su propia negación. El amor y el deseo son dos estados tan contrapuestos y excluyentes que en los momentos en que un hombre realmente ama, el pensamiento de una unión corporal con el ser amado le es absolutamente imposible.

 

pag. 371:

Cuanto más erótico es un individuo tanto menos le importunará su sexualidad, y al contrario.

[comentario: ¿”amoroso”? (más bien)]  

(...)

...el amor es más fuerte en ausencia de la persona amada, necesita de la separación, de una cierta distancia, para subsistir. Lo que no pueden lograr los viajes a países lejanos, lo que no consigue el transcurso del tiempo, que el verdadero amor se extinga, se origina cuando un contacto corporal casual e involuntario con el ser amado despierta el instinto sexual, que en ese caso viene a sistituir al amor. Y para el hombre altamente diferenciado, para el hombre superior, la muchacha que desea y la que únicamente ama, pero que jamás puede desear, tienen seguramente una imagen completamente distinta, un carácter dispar: son dos seres absolutamente distintos.

[comentario: !!!]

 

pag. 372:

...-Tristán e Isolda-...

 

pags 374-375:

Todo verdadero amor, al igual que toda verdadera compasión, es pudoroso. Sólo hay una impudicia: la declaración de amor, de cuya sinceridad el individuo está convencido en el momento en que la hace. Esta declaración representa la máxima impudicia imaginable, algo así como si alguien dijera: me domina el deseo. Dicha declaración sería la idea del acto impúdico, esta frase la idea de la expresión impúdica. Ambas nunca llegan a ser realizadas porque toda verdad es pudorosa. Toda declaración de amor es una mentira, y el hecho de que las mujeres crean fácilmente en esas manifestaciones amorosas prueba hasta qué punto son necias.

 

pag. 382:

...así como el diablo fue imaginado tan sólo para representar los malos impulsos del hombre fuera de él, y concederle el orgullo y la fuerza del combatiente; así también el amor no tiene más objeto que facilitar al hombre la lucha por el bien, que como pensamiento en sí es aún demasiado débil para impresionarle.

 

pag. 386:

Fecundación, nacimiento y muerte se hallan en relación indisoluble...

 

pag. 388:

La sexualidad más vulgar considera a la mujer como un aparato para el onanismo...

 

pag. 395:

Precisamente esa parte, que realmente desluce el cuerpo del hombre y afea su desnudo –razón por la cual, los escultores la cubren con una hoja de acanto o de parra-, es la que excita del modo más profundo y violento a las mujeres, y justamente en el momento en que su aspecto es más repugnante: en la erección. He aquí la última y decisiva prueba de que las mujeres no quieren belleza en el amor sino... otra cosa.

[comentario: ???]

 

 

 

CAPITULO XII  

«LA NATURALEZA DE LA MUJER Y SU SIGNIFICACION EN EL UNIVERSO»

 

pag. 401:

La mujer es astuta, calculadora, “cuerda” en un grado superior y de una manera más regular y constante que el hombre, siempre que la mueva un fin egoísta. La mujer nunca es tan tonta como puede serlo algunas veces el hombre.

 

pags 404-405:

El lector masculino imagina del modo más vivo posible el acto sexual, pero no sigue temblorosamente desde el comienzo el acercamiento de la pareja, y la sensación no crece continuamente, como en la mujer, en relación inversa con la distancia que separa a los dos protagonistas. Ese afán de acortar distancias para que se cumpla el objeto, el desengaño a que da lugar la frustración de la satisfacción sexual, son absolutamente femeninos y contrarios al hombre, y siempre se presentan en la mujer, trátese de individuos reales o creados por la fantasía.

 

pag. 412:

...las mujeres jamás se forman una opinión propia considerando objetivamente las cosas, pues lo único que desean es aceptar una cualquiera para poder sostenerla a ultranza.

 

pag. 415:

[versos de Wolfram von Eschenbach]

...las profundas inclinaciones de su corazón

son el contrajuego de la apariencia exterior.

 

pag. 427:

[notas a pie de página]

También entre los hombres se encuentran analogías: existen sirvientes innatos y también Megeras masculinos, por ejemplo, los policías. Es curioso que de ordinario los policías encuentren su complemento sexual entre las sirvientas.

La Megera absoluta jamás preguntará a su marido lo que debe hacer; por ejemplo, lo que debe cocinar; la histérica, por el contrario, es indecisa y busca la inspiración en quienes le rodean. Cito estas particularidades como uno de los signos más fáciles que sirven para su reconocimiento.

[comentario: !!!] 

 

pag. 428:

...la mendacidad orgánica...

 

pag. 433-434:

La voluntad masculina tiene más poder sobre la mujer que sobre el hombre, y en consecuencia cuando se adentra en una mujer es capaz de hacer que ésta realice cosas que tal voluntad sería incapaz de llevar a cabo cuando obra en su propia persona.

 

pag. 434:

Wala puede llegar a ser sabia, pero sólo cuando la obliga Wotan...

 

pag. 452:

La mujer no es microcosmos, no fue hecha a la imagen de Dios.

[comentario: otra barbaridad]

 

pag. 461:

El amante que cree ser comprendido por una muchacha será fácilmente engañado cuando ésta simule inconscientemente una profunda comprensión...

 

 

CAPITULO XIII   «EL JUDAISMO»

 

pag. 469:

[comentario a pie de título: ¡uno de los capítulos más flojos! (lugares comunes y bla, bla hueco)]

 

pag. 472:

[fragmento de nota a pie de página]

En mi opinión, las cualidades espirituales de los judíos son muy características y uniformes...

 

pag. 472-473:

El judaísmo debe ser considerado tan sólo como una dirección del espíritu, como una constitución psíquica posible a todos los hombres, que en el judaísmo histórico ha encontrado su realización más grandiosa.

[comentario: !!!]

 

pag. 474:

El odio es, como el amor, un fenómeno de proyección. El hombre odia únicamente a otra persona cuando ésta le produce un recuerdo desagradable de sí mismo.

 

pag. 497:

...descubrir un judío en el inglés...

[comentario: siempre lo he sabido]

 

 

 

CAPITULO XIV   «LA MUJER Y LA HUMANIDAD»

 

pag. 519:

Pero el pudor actual no es el pudor de la erótica sino el pudor de la mujer que no ha encontrado todavía ningún hombre, que no ha recibido aún atención del sexo opuesto. De aquí que unos a otros traten de demostrarse la firmeza con que cumplen el deber deleitoso de la función sexual.

 

pag. 524:

...precisamente aquí se evidencia la gran debilidad de la moral basada en la compasión, que obliga a satisfacer cualquier deseo del prójimo aunque sea totalmente injustificado.

 

pag. 532:

Wagner, el más grande hombre después de Cristo...

[comentario: ¡joder!]

 

pag. 533:

La mujer perecerá como tal, pero surgirá de sus cenizas renovada, rejuvenecida, como ser humano puro.

(...)

La muerte continuará en tanto que las mujeres paran, y la verdad no alumbrará hasta que de los dos sexos haya surgido un tercero que no sea ni hombre ni mujer.

[comentario: !!!]

 

pag. 534:

La negación de la sexualidad tan sólo mata al individuo corporal, pero confiere completa existencia al espiritual.

(...)

La continuidad de la especie no puede constituir un deber moral.

 

pag. 535:

...no se pide su consentimiento al ser que va a venir al mundo.

(...)

...porque la mujer quiere transformarse en un objeto del hombre, quien la toma tan sólo como una cosa y no como un ser humano vivo con procesos psíquicos internos. De aquí que el hombre desprecie a la mujer en cuanto la ha poseído, y la mujer sienta ese desprecio aunque dos minutos antes se sabía adorada.

 

pag. 536:

Pero el hombre sólo podrá comenzar a honrar justificadamente a la mujer cuando ella misma deje de querer ser objeto y materia para el hombre, cuando pretenda verdaderamente llegar a una emancipación que sea algo más que la emancipación de la prostituta. Todavía no se ha dicho abiertamiente dónde se ncuentra la servidumbre de la mujer: esta servidumbre se halla en el poder soberano que sobre ella posee el falo del hombre. Por ello, la emancipación de la mujer sólo ha sido deseada sinceramente por los hombres no muy profundos, pero sí leales y entusiastas de la justicia. Sobre esto no existe duda alguna. No quiero desconocer los motivos eróticos del hombre, ni suponer que su antipatía por la mujer emancipada es menor de lo que en realidad es: es más fácil dejarse arrastrar, como Goethe, que ascender y ascender continuamente por el propio esfuerzo, como Kant. Pero mucho de lo que se interpreta como una hostilidad del hombre contra la emancipación es únicamente desconfianza y duda de que se pueda lograr. El hombre no quiere a la mujer esclava; en muchos casos busca en primer término una compañera que le comprenda.

 

pag. 537:

La educación de la mujer debe ser sustraída a la mujer, la educación de la humanidad debe ser sustraída a la madre.

[comentario: !!!]

 

 

 

views of atom heart mother:

CASILDA D. MENTE

 

Alter von Lulu:

GUSTAV KLIMT

 

 

 

EL TITO OTTO Y MIS PROBLEMAS CON LAS MUJERES

coda dildosa

 

“Cuanto más largos son los cabellos menor es la inteligencia”

Dicho popular.

 

AMOR Y MISOGINIA

Puedo afirmar con rotundidad que, incluso en este mundo decadente e hipersexualizado, existen pocas personas a las que le gusten tanto las mujeres (y el vino) como al que esto suscribe. Pero, por eso mismo, también es cierto que soy un hombre que ha sufrido por amor, que ha intentado trascender las fronteras del deseo puramente físico y que ha tratado de descifrar en vano el poderoso enigma que siempre he intuido tras la arrebatadora belleza de las chicas que ha amado con intensidad, cayendo muchas veces en la desesperación o, directamente, en el desamor al tratar de fundirse, alma + alma, con ellas. Paralelamente, soy misógino por naturaleza y la prueba es que no consigo pensar en más de una decena de mujeres a las que haya admirado incondicionalmente. Y, aunque suene contradictorio, si algún día hiciera música, optaría por la canción melódica, ya fuera en la línea de Dyango o en la de Family. El caso es que, buscando una explicación a lo inexplicable, siempre me he entregado con gran placer (un placer, no obstante, nunca superior al que me han dado mis amantes) a la lectura de volúmenes que tratan de profundizar en la cuestión, que intentan esbozar una anatomía del amor (hetero)sexuarl, si es que tal cosa es posible. Textos como “Del amor” de Stendhal, “El placer” de D’Anunzio, “El banquete” de Platón, “Estudios de la psicología sexual” de Ellis, “Metafísica del sexo” de Evola, los “Estudios” de Ellis o los “Himnos a las Diosas” de Avalon, todos ellos arrojan cierta luz sobre tan oscuro tema. Pero, en esta línea, nunca me había encontrado con un libro tan radical y fascinante como “Geschlecht und Charakter” (“Sexo y carácter”) escrito por el filósofo Otto Weininger y publicado originalmente en su Viena natal en 1903. Un libro de culto calificado por progres y feministas como “peligroso para la mujer” forzosamente tenía que ser de mi agrado, máxime en esta época en la que tanto se escribe y se habla de sexo y de sexos, pero casi siempre sin decir nada de nada.

 

EL HOMBRE TIENE PENE Y LA VAGINA TIENE MUJER

Hace unos meses, Rafa C., el ya popular (entre nosotros) maestro zen, me comentó que “Sexo y carácter” había sido traducido por la Editorial Losada, y que ya estaba a la venta en castellano. Inmediatamente me hice con él y me encerré todo un fin de semana largo con el libro, un lápiz y una libreta, absorbiendo, página a página, los conocimientos e intuiciones que el autor había vertido en él. De entrada, me alucinó la facilidad del buen Otto (permítanme que lo tutee) para entremezclar psicología, biología y caracterología con su propia ciencia infusa. De esta manera, el filósofo judío convertido al cristianismo disecciona a la mujer, la desmitifica por completo ante nuestros ojos, desnuda su alma (aunque él crea que carece de ella). Sus afiladas observaciones han quedado grabadas con flujo vaginal en mi cabeza… y mi relación con las mujeres nunca volverá a ser la misma.

A continuación, algunos conceptos interesantes formulados por Otto:

La mujer absoluta es un vaso vacío.

Sólo las hembras con un alto grado de masculinidad destacan por su talento.

La emancipación de la mujer no es más que un pálido reflejo del hombre que hay en ellas.

Como dice Kant “la mujer no traiciona sus secretos” y por eso es siempre un misterio, por mucho que sus secretos suelan ser profundamente intrascendentes.

La mujer es sólo sexo y el hombre es sexo y algo más.

El hombre le pide peras al olmo a la mujer cuando busca en ella pureza y profundidad.

La belleza femenina es ilusoria, fruto de la proyección de los deseos masculinos, y se desvanece tras el acto sexual.

El hombre es física y psíquicamente distinto a la mujer.

Incluso el hombre más bajo puede llegar más lejos que la más alta de las mujeres.

La memoria continua (principio lógico de identidad) es ajena a la mujer.

La mujer tiene el don de la palabra pero no del discurso.

La mujer no puede ser mala porque es únicamente amoral y vulgar.

La mujer llora lágrimas de cocodrilo.

El pudor es eminentemente masculino, la mujer tan sólo lo caricaturiza ante el hombre.

Como se puede apreciar, “Sexo y carácter” está lleno de frases lapidarias que dejarían con el pelo blanco a cualquiera de esas émulas de Bridget Jones que campan por nuestras calles. Algunas de las cábalas del tito Otto son falsas, otras rozan el disparate, pero el conjunto es una obra excepcional e inclasificable que todo el mundo debería leerse. 

 

LA EMANCIPACIÓN ESA

Lo que es yo, tras devorar este y otros libros, voy a tomarme las cosas con calma. He desmitificado a la mujer (que hoy quiere ser hombre), ya no me la tomo tan en serio ni trato de proyectar en ella lo que debería buscar dentro de mí, y así creo que mis problemas con el llamado “sexo débil” (y no sólo me refiero a novias, sino también a amigas, madre, primas, hermanas y demás familia) están empezando a difuminarse. Con el tiempo, tal vez desaparezcan por completo estas tribulaciones. Por ahora, en el tema sexuarl, sigo siendo una víctima del Kali-yuga. Mi obsesión por el sexo y por la mujer aún me dominan, convirtiéndome en otra de esas almas perdidas, regidas a veces por las partes inferiores de sus cuerpos. Uno no es de piedra y ello repercute en su vida intelectual, espiritual y heroica. Trabajar mi afectividad (centrando mi amor y mi deseo en una sola mujer de ojos tristes y hermoso nombre germánico), meditar e intentar dominar mi cuerpo, o sea, mi mente son mis objetivos prioritarios para convertirme en un hombre de provecho y no en otra víctima de la ginecocracia que hoy lastra al mundo. No hablo de represión (eso nunca), sino de demolición y reconstrucción del deseo de forma progresiva y natural, hacia una sexualidad superior. Soy consciente de que Kali, la diosa oscura que domina esta era, no sólo es la diosa de la destrucción, sino también la del deseo y del sexo más rastreros, la de la pandemia sexual, que diría Evola. Tal vez, domar ese deseo en lugar de dejar que él te dome a ti, sea la base para alcanzar cierta paz de espíritu. Y el libro “Sexo y carácter” me ha servido de autoayuda (en el buen sentido) para relativizar y adquirir una mirada más global, más cósmica, con respecto a la cuestión femenina. Al menos, sé donde nos encontramos hoy, cuando nuestra concepción inferior del sexo y nuestra fijación con la mujer nos lleva a la angustia existencial. La resurrección de la nueva carne pasa por una desmodernización, por recuperar una concepción elevada, superior, del sexo y de los sexos. Cuando incluso ellas, las mujeres, sean capaces de leer de cabo a rabo al tito Otto sin indignarse, otro gallo empezará a cantarnos a todos y, tal vez, algún día las cosas empiecen a enderezarse. “¿Podrá someterse la mujer a la idea de la moral, a la idea de la humanidad? Tan sólo entonces tendrá lugar la emancipación de las mujeres” (Otto dixit). Muy bonito, tío Otto, muy bonito, tal vez en otra vida... 

 

*consultorio sexológico: dildodecongost@hotmail.com

 

 

 

CODA DEL WEBMEISTER

 

Creo que la femineidad que le disgusta a Weininger, la femineidad como tara, cuya hipertrofia extrema sería la impostura maricona, también me disgusta a mí. La femineidad como regodeo en el capricho y la inconsecuencia, en la falta de concentración, en la pobreza de espíritu, en la mitomanía inepta. El percibir la realidad no desde la atalaya de las intuiciones sino desde la montaña rusa de los desarreglos hormonales. La exigencia de derechos/paridades/compensaciones con los que chantajear (en vez de la búsqueda de la potencia con que afirmarse honestamente desde el privilegio ganado a pulso). Las pulsiones parasitarias y la incapacidad para comprender el logro de la meritocracia. La mujer como trampa y espejismo, como engaño, como realidad virtual, que haga un pelele del hombre y de la civilización un patético teatro de marionetas. La mujer como entropía.

Yo prefiero otra mujer, supongo que intersexual según los criterios de Weininger: una mujer en tránsito hacia la reunión de los géneros en la nostalgia superadora de lo humano. Una mujer capaz de provocar a la vez envidia y deseo, una mujer que no trate de tenerme agarrado por las pelotas (empeño inútil por otra parte dado mi bajo grado de adicción a las gimnasias del metesaca) sino que busque compartir una común sintonía de idiomas interiores, una mujer en cuya compañía ser aún más yo mismo. Una mujer en permanente movilización. Una camarada de corazón aventurero (esto es, riguroso –lo contrario de caprichoso-). Una criatura sutil y feroz que complemente mi propia intersexualidad. Una mujer con sentido del humor (con tanto sentido del humor que hiele la sangre en las venas de quienes gustan de acusar a otros de «no tener suficiente sentido del humor»). Una mujer que trascienda a cada momento su propia condición de tal, que no juegue a mujercita, y así, trascendiendo, logre la más completa femineidad. Una mujer como la que, vuelvo a suponer, anhelaba Weininger. La Gaia que lo contenía y que, por ello, no supo ver (la vieja matraca de los árboles y el bosque). Aquella que le habría obligado a no suicidarse (sino, mucho mejor, a esperar a ver cómo se suicidan otros). Una mujer llamada ENERGIA.