LA VISITA SOCIAL

por Beatriz Alonso Aranzábal



El canario tiene alpiste, la nevera está surtida, una amiga remueve las lentejas, y hay un libro con su marcapáginas en la mesilla. El educador no tiene más remedio que admitir que, desde que salió del ingreso psiquiátrico, Rodrigo se encuentra bien, se vale por sí mismo y no necesita atención de los servicios sociales. Lo que no sabe es que, nada más marcharse, detrás de él salen las vecinas con sus pucheros y sus mascotas, y él puede sacar de los armarios su desorden y su libertad. Ellas no entienden que no quiera recibir prestaciones económicas y prefiera fingirse sano. Un bicho raro, sin duda.