CANON VS
NIKON
diseccionó CELIA DE COCA
Un mes de preparación, dos días de rodaje y 170 de postproducción con un
equipo de 30 personas. Publicado en 2011, consiguió su primer medio millón de
visitas en menos de una semana.
Así reza el making of
de este vídeoclip.
La idea de producir por producir, quizá hasta reventar, se materializa
cada día con cada “contenido” generado para un mercado 2.0. Realizar un
despliegue de recursos tecnológicos y económicos sólo porque quede bien, sin
pensar en lo que se está haciendo, sin saber por qué o el para qué, se ha
convertido en nuestro alimento diario. Llenemos sin miedo y sin consciencia
nuestro castigado servidor orgánico con estética de masas. Pongámosle un filtro
Instagram para que sólo nos haga falta ver y nada
más. El emisor no se pregunta para qué y el receptor aún menos. Mientras tanto,
se bombardea con humo tóxico a un público cada vez más obligado a encontrar en
las formas una nueva idolatría, independientemente del fondo.
Un grupo de seres llamémosles “creativos” se reúne para crear un vídeo
viral. Sacan la lista de recursos y técnicas. El mensaje es lo de menos. Están
asfixiados por una sobreexposición visual a las
imágenes que acaba por anular el resto de los sentidos. Su mal llamado proceso
de creación (deberíamos referirnos a los creativos como investigadores post
modernos limitados a la nueva biblioteca de Alejandría que esperemos, arda
pronto, o en su defecto, artesanos del refrito) les lleva a parir este clip
repleto de lugares comunes y clichés que con su vistoso envoltorio, ha sido
visualizado por más de 1,2 millones de personas. ¿Pensamos cuando vemos un vídeo
en las implicaciones de la ocurrencia de turno? (Ser ocurrente es hoy sinónimo
de ser artista, sólo los golpes de efecto parecen llamarnos la atención ya que
nos han robado el criterio que permite la emisión de un juicio de valor)
El título Canon vs Nikon
deja claro que se va a visualizar una batalla a lo peli
de acción. Es de agradecer que sea coherente en estética, secuencias, y planos,
por otro lado, muy típicos de este género (véase el plano aéreo que, en
cuestión de contenido, sugiere la próxima resolución de la trama y la cercanía
de refuerzos y en cuestión de forma, amplía el campo visual del desarrollo de
la escena, sí señor, la técnica la tienen dominada)
La producción es buena -en cuanto a riqueza expresiva y variedad de
encuadres, lentes y efectos, aunque peca de catálogo de recursos- y el ritmo es
adecuado pero un poco largo para tan poca chicha.
La finalidad es mostrar mucho producto de una forma entretenida,
basándose en la rivalidad existente entre las dos marcas, con lo que puede
decirse que ha cumplido. ¿Pero a qué precio?
Recurriendo a un formato muy gastado de cerrar la historia con el
despertar de un “soñante” y los efectos que el sueño produce en su vida;
empleando una analogía harto conocida, que con otra finalidad podría ser
interesante explotar, si con ello se quisiera decir algo, pero que en este
caso, no es más que un soporte, un flotador para un contenido vacío, a saber:
la analogía entre cámara y arma; y desarrollando un guión basado en el
secuestro de una chica guapa que tiene que ser liberada. (Sorprende encontrar a
estas alturas de la película una idea tan trasnochada)
La analogía antes mencionada, tiene suficiente miga como para ahondar en
ella, el fotógrafo es un cazador/guerrero provisto de un arma para
cazar/matar. El léxico empleado en
fotografía contiene numerosas referencias al lenguaje bélico: La cámara es un
objeto que dispara, lo mismo ocurre con el flash (en inglés también se usa la
palabra “gun” para referirse al flash de mano, “shoot” para hacer una foto, o “trigger”
para el botón disparador. Asimismo, se habla de la empuñadura de la cámara o de
su bayoneta). Estos paralelismos vienen dados por algunos aspectos de la
naturaleza de la fotografía porque el proceso de hacer una foto puede ser muy
parecido al de cazar. Hay que empuñar y
sostener la cámara, mirar cerrando un ojo a través de un visor o punto de
referencia y hay que esperar el momento idóneo para disparar.
Al igual que la guerra entra dentro del campo simbólico de lo masculino,
la fotografía, tal y como la refleja este vídeo, cae también, por su
paralelismo aparente, en ese mismo saco. Uniendo este aspecto de la fotografía
tan machaconamente subrayado por el clip, al papel pasivo del personaje
femenino, las digamos “externalidades” no dan lugar a
dudas.
Otra de las perlas que se queda flotando en el ambiente – y que deriva
de la conclusión anterior- es la anulación total del resultado del acto
fotográfico, barriendo por completo el sentido de fotografiar. Crear una imagen
no es matar un sujeto, la capacidad expresiva, la sensibilidad artística, la
fertilidad infinita que aporta una cámara, es sustituida. El medio se convierte
en un fin dejando paso al concepto comercial de la máquina y su carga simbólica
masculina potenciando ideas desfasadas tales como que la cámara, cuánto más
grande, mejor; el objetivo, cuánto más largo, mejor; el flash, cuánto más
potente, mejor. El poseedor se siente orgulloso de tener ese impresionante
objeto que le da prestigio social, igual que lo hace un coche o una moto, lo
que se haga con la cámara, o a donde se vaya con el coche, es secundario. Lo
principal es tenerla y cuanto más se pague por ella, también mejor, aunque por
sí misma, no sea más que un cacharro.
En este sentido, los fabricantes buscan que el consumidor tome partido
por una marca y se identifique con ella hasta rozar el fanatismo y este vídeo,
que aparentemente está realizado por una productora ajena a las dos colosales
factorías, tiene su razón de ser precisamente en esa rivalidad. Nuestra
querencia “natural” al bipartidismo se manifiesta en todos los campos de
nuestras reducidas perspectivas. No sé cuántas veces me habrán preguntado ya
que qué es mejor Canon o Nikon, preguntad a los locos
de canonistas.com o nikonistas.com. Este clip toma partido estableciendo una indentificación bastante naiv de
los nikonistas con terroristas en un mundo
inconfundiblemente yankee donde sólo hay buenos y
malos, amigos y enemigos.
En vez de producir un clip viral que aporte, que incite, que despierte,
que supere, se ha quedado en una mediocridad fundamentada en unos cuantos
tópicos manidos, pero que lamentablemente dejan un poso muy tostado.
Probablemente, los productores hayan creído que era una idea/ocurrencia potente
para desarrollar, sin cuestionarse si quiera el resultado más allá de unos
parámetros estéticos. Es un buen golpe de efecto.