a
confidential rapport on the waves by charlie mysterio
intro
Estoy obsesionado con poder fotografiar y grabar imágenes que no acusen
indicios o señales del presente, momento histórico que odio y acepto sin más
remedio. Vivir bajo la presión de un tiempo no deseado puede combatirse
fácilmente, tan sólo hay que cerrar los ojos . No tengo por qué soportar los
horrores modernos. Todos tenemos la capacidad de vivir en paraísos artificiales
o naturales. Al menos esa esperanza, esa vía de escape permanentemente a
nuestro alcance me consuela. Me fascinan los sonidos añejos. La música
contemporánea ha ganado en medios técnicos para degenerar en el campo de la
producción y especialmente en la interpretación. Los músicos de hoy calcan más
que tocan. Los estudios de grabación producen monstruos. Los actuales
productores ofrecen al pueblo el mismo engendro sonoro independientemente del
país en que desarrollen su actividad.
Si el cine de hoy no avanza os podéis
hacer una idea de la precaria situación musical global. Sin ideas, innovaciones
que no sean técnicas, con una demanda cruelmente mediatizada que sorbe cual
chupóptero los éxitos de la temporada... es más que complicado encontrar en
En diez segundos
soy capaz de decidir si un tema me gusta o no. Me basta y sobra este intervalo
para encontrar hallazgos, sacar errores y emitir un juicio a bote pronto.
Teniendo en cuenta que el inicio de un tema cualquiera -naturalmente me refiero
al pop- suele ser instrumental, es la entrada de la voz la que determina cómo
será la canción. El cantante comienza su interpretación que suele ir in
crescendo. Sus primeras notas dicen mucho. Dibujan una melodía. ¿La has
escuchado antes? Una voz profunda captará mi atención de forma instantánea. Una
voz melosa puede llegar a empacharme si no va aderezada por un manto de
arreglos misteriosos, notas que quedan suspendidas gracias a la magia del eco.
Las buenas voces reúnen correcta entonación, dicción y emoción. Siento
predilección por las graves y rotas, tanto
en hombre como en mujer. Desgraciadamente uno no se topa todos los días con una
Kim Carnes cantando “Bette Davis Eyes”, canción redonda que te atrapa en el
mínimo lapso de tiempo gracias a diversos motivos. Solamente la frase
repetitiva e hipnótica de la guitarra inicial te seduce. Ocho notas misteriosas
que dan paso a una voz ronca y profunda que relata una historia, la de la chica
con los ojos de Bette Davis. Otro acierto más: el argumental. Porque este tema
nació con vocación de clásico. Y fue una suerte que esta producción -entonces,
en 1981, bastante innovadora- fuese degustada por el público masivo. Fue
directamente al número uno de las listas. Y no creo que todo fuera una artimaña
comercial basada en una eficiente promoción... Había mucho talento detrás
(Jackie De Shannon, Val Garay, la propia Carnes, etc).
Reconozcámoslo: antaño la comercialidad
no estaba reñida con la calidad. Sin ir más lejos en 1959 la banda sonora de
“Orfeo Negro” arrasó en todo el planeta y preparó el terreno para la maestra
“Garota de Ipanema” contenida en “Getz/Gilberto”, uno de los discos de jazz más
vendidos en la historia. Este histórico LP fue publicado en 1963 meses antes de
Hubo
un tiempo en que las amas de casa norteamericanas planchaban al tiempo que
escuchaban a Korla Pandit -el mago del turbante y el Hammond- actuar en
televisión en su espacio diario de exótica catódica, transmitiendo vibraciones
positivas y relajantes a los hijos del baby boom. ¿Podría esto explicar
la excelsa cantera artística que florecería posteriormente en USA durante los
soleados 70? Este y otros muchos detalles crearon el caldo de cultivo y la
trama invisible donde se posicionarían miles de genios y lumbreras. Porque no
es difícil percibir que en la auténtica década prodigiosa -los setentas- se
alcanzaron las más altas cotas de creatividad americana en todas y cada una de
las disciplinas artísticas.
Sin
embargo la fiebre del oro termina en el año 80 [ Neil
Young en “After the Gold Rush” (1970) revela que “todo pertenece a un sueño, la
carga ha comenzado”. También advierte que tras la fiebre del oro los elegidos
se marcharán].Los nacidos a partir de esta fecha ya
no están tocados por la varita mágica. Las nuevas generaciones tanto
norteamericanas como de cualquier nacionalidad sufren de escasez de ideas y de
una severa disminución del talento. Contemplemos los terribles años 90 y el
penoso momento presente. ¿Cómo explicarlo? Podríamos encontrar respuestas en
Creo
en el sunshine-pop, del que más tarde hablaré. Un producto típico de mediados
de los 60, momento de toma de conciencia colectiva y descubrimiento de
En
los 50 la férrea sociedad del momento asistió impasible a un cambio insólito,
radical y hasta entonces desconocido: el nacimiento de la juventud. En la
segunda mitad del siglo XX tiene lugar la auténtica revolución juvenil; los
adolescentes y los veinteañeros imponen sus gustos y preferencias, por fin se
les considera una entidad propia y los mayores terminan por copiar a los
pequeños. El cine, la moda, las publicaciones, el rock, los vehículos, el
diseño, los deportes, la televisión, la alimentación...quedan al servicio de la
juventud.
Lo
cotidiano, las nuevas costumbres sociales y los aspectos triviales de la
cultura pasan a ser palabras mayores. El pop/art trae frescura y chispa
provocando la muerte súbita del caduco y poco comercial expresionismo abstracto.
El neorrealismo pone a la sociedad en el punto de mira cuestionando sus valores
y aportando inspiración al sinfín de angry young men. El jazz rompe toda
barrera estilística. La música concreta se mezcla con el rock: ya no hay
fronteras. Las drogas son fuente inagotable de ideas y creación de paraísos
naturales. El terrorismo -acto social más despiadado y castigado- comienza a
ser considerado seriamente como expresión artística. La filosofía libera
finalmente al hombre de toda imposición; nos invita a perdernos
intencionadamente en las ciudades, sin rumbo fijo, protagonizando una road
movie inacabada. ¿Quién quiere madurar cuando se puede ser joven hasta la
muerte?
1967,
un joven enciende la radio y busca al azar una emisora. De repente es seducido
por un ritmo intrigante de bajo obsesivo y una armonía en tono menor, de
cadencia casi flamenca. Un crescendo da paso al estribillo en tono mayor, toda
un explosión de color y fuegos de artificio. La melodía es tremendamente
contagiosa y el joven sonríe... Podía ser, por ejemplo, “Happy Together” de The
Turtles. También cualquiera de las maravillas producidas en aquel momento,
muchas de ellas oscuros hits que aún no han sido descubiertos, obra de extraños
grupos que junto a otros más conocidos forman el infinito tejido del
sunshine/pop.
the thing
Existe un estilo
musical llamado sunshine-pop del que me confieso absoluto devoto. Poco se conoce
y menos se ha escrito sobre él. Se trata de un movimiento norteamericano que
está bien definido temporalmente: 1965-1969. Se inicia tras la “Invasión
Británica” y su inmediata respuesta
yanqui [En 1964 una primera hornada
de grupos británicos copa las listas USA: Beatles, Rolling Stones, Kinks,
Herman´s Hermits, Hollies, Searchers, Animals... Una segunda invasión con The
Who y The Zombies a la cabeza tiene lugar en 1966. Como contrapartida América
ofrece nuevas bandas a partir del 64 de éxito mundial como The Byrds o
Lovin´Spoonful y fabrica su propio Fab
Four (más bien Prefab Four) que es el caso de The Monkees] floreciendo en
En un país confuso
donde la música aún era sinónimo de ingenuidad nace un pop que bebe
principalmente de dos fuentes: la música vocal y los grandes orquestadores, dos
fenómenos musicales típicamente americanos y de éxito masivo. Los grupos
tradicionales de pop vocal, allí conocidos como harmony vocal groups, tienen su origen en los años 20-30 y
obtuvieron un grandísimo éxito en la década de los 50 Se
cultivaron en los 50 diversos géneros de música vocal de gran aceptación
popular. Desde el jazz vocal de The Hi-Lo´s o Lambert, Hendricks &Ross
hasta el pop vocal de los Four Lads o Four Freshmen pasando por el genuino e
inagotable Doo-Wop (Diamonds, Coasters, Flamingos, Moonglows...). El origen de
esta música esencialmente a capella
data de los años 20 siendo su cara blanca la música de barberías y su lado
negro lejanos combos como Mills Brothers o Ink Spots. La década de los 60 se
inicia con una nueva música que en su vertiente vocal desarrolla aún más este
estilo: la música surf (Jan & Dean, Rip Chords...). Durante los años
siguientes los reyes del vocal pop fueron sin duda los Beach Boys quienes
influyen directamente en la gestación del sunshine-pop Las lujosas orquestaciones de Nelson Riddle, Percy Faith,
Ray Conniff o Guy Lombardo habían empapado la cultura popular con sus sacarosas
suites de muzak pop ofreciendo un cóctel de sonidos amables, optimistas, ricamente
armoniosos, fáciles de escuchar y sintonizar. Estas eran las características
principales del pop soleado.
El sunshine-pop es un producto de su
tiempo aderezado por el lado amable de la psicodelia y el folk-rock , las
genuinas canciones del Brill Building, el soul-pop, la bossa, los musicales de
Broadway, las bandas sonoras y en definitiva lo que estaba en boga en aquellos
floreados días. Aquí se revela su clara vocación mainstream pues en el fondo estaba inspirado por lo genuinamente
popular y buscaba un merecido puesto en las listas de éxito De hecho grupos de éxito de
mediados de los sesenta como The Monkees, The Turtles, Nilsson, The Mamas and
the Papas o The Fifth Dimension también se adscribieron en ocasiones al
sunshine-pop. No es difícil encontrar canciones de este estilo en sus
respectivas discografías: “Pleasant Valley Sunday” y “Daydream Believer” de los
Monkees, “My old desk” de Harry Nilsson, “Up, up and away” de 5th Dimension,
por citar un ejemplo..
Siendo un movimiento que no nació con una filosofía underground o minoritaria, el paso del tiempo lo ha convertido sin
embargo en objeto de culto para amantes de lo camp y lo exquisito. Por ejemplo
el sello independiente nacional Siesta Records -nuestra discográfica más sofisticada- ha reeditado
gran parte de la obra de The Free Design, combo neoyorquino de finales de los
60 que en su momento no obtuvo la atención y el éxito que hubiera merecido.
Una clarísima
intención hay detrás del sunshine-pop: provocar buenas vibraciones en el
oyente. Solo persigue hacernos pasar un buen rato, promover el buen humor y la
tranquilidad. No hay fines políticos, religiosos, sexuales, inducciones al uso
de drogas o llamadas a la expansión de la mente. Sin embargo es curioso que
bajo semejante tamiz de infinita amabilidad no encontremos una música sosa,
insuntancial y carente de toda creatividad. Lo que el sunshine-pop ofreció en
su breve existencia fueron grandes canciones repletas de gracia y aciertos que
a día de hoy son aún joyas desconocidas para el gran público. Deliciosos e
irresistibles placebos de
Motivar,
alegrar el espíritu, provocar una sonrisa de satisfacción. Un propósito que sin
embargo no era del todo original pues existía un claro precedente: el easy-listening. La música lounge -otro fenómeno genuinamente USA
que fue revisado y reciclado a mediados de los 90- tuvo su era dorada en los
atómicos 50, siendo diseñada para lograr en el oyente un completo relax y crear
una atmósfera cálida y agradable; tan dulce y sensual como la sonrisa de Doris
Day en los días del baby-boom, tan exótica y enigmática como la increíble voz
de Yma Sumac, la princesa inca. Es en la creación de paraísos artificiales
donde coincide plenamente con el también escapista sunshine-pop, su más directo
heredero en el decenio posterior.
De hecho el sunshine tomaría muchos aciertos
de la cocktail-music: brillantes
arreglos repletos de colorido, alta variedad de recursos e instrumentación,
gusto por el exotismo, temática aparentemente trivial, etéreas y complejas
orquestaciones, gran uso de armonías y juegos vocales, aprovechamiento de las
últimas técnicas de grabación y producción musical Esquivel y Martin Denny, dos
de los grandes nombres del muzak-de obsesiva fijación por los sonidos latinos y
hawaianos respectivamente- fueron auténticos artesanos del estudio, inventores
de burbujeantes sinfonías para la space-age
music y prematuros productores cuando esta figura aún no existía realmente.
Grabaron innumerables álbumes que no eran sino laboratorios de sonidos donde
experimentaban las posibilidades de la grabación. Al coincidir con la invención
del sonido estereofónico fueron hábiles maestros en su uso, jugando con la separación de canales e inventando nuevos y
apasionantes efectos para el oído.
Años
más tarde las innovaciones en materia de producción son ampliamente
aprovechadas por el sunshine-pop. Artesanos del estudio como Lee Hazlewood,
Phil Spector o
Brian Wilson habían abierto un nuevo camino aprovechando un viejo instrumento
musical hasta entonces desaprovechado: el estudio de grabación.
Espectaculares
canciones como “River Deep, Mountain
High” (66) de Ike & Tina Turner con producción spectoriana, “Some velvet morning” (68) de Hazlewood a dúo
con Nancy Sinatra e increíbles álbumes como “Pet Sounds” (66) de Beach Boys y
“Pandemonium Shadow Show” (67) de Harry
Nilsson ofrecían nuevas formas de expresión y apuntaban las directrices que se
iban a adoptar en los años venideros.
La música estaba cambiando, comienza la era
del sonido contemporáneo. A partir de entonces los estudios se convierten en
sancta sanctorum de la tecnología y
los productores en sumos sacerdotes del pop juvenil. Llegarían nuevas consolas
y soportes de calidad, mesas de grabación con cada vez más pistas,
amplificadores de mayor potencia y envergadura, micrófonos de alto alcance y
perfección, sintetizadores más sofisticados, instrumentos cargados de
efectos... Todo acabaría estallando en los pomposos y barrocos 70. El productor
es el nuevo Mesías como el astuto Swann (aka Paul Williams) en el inmortal
rock-film “El Fantasma del Paraiso” (1974) de Brian de Palma.
Pero
no hay motivo de alarma. Todavía estamos en
La temática del sunshine-pop es infantil, prometedora,
carente de meditación. Las letras tratan generalmente sobre amor y juegos.
Ofrecen efectos balsámicos para paliar los desamores y nos invitan a nuevos
romances. Spanky and Our Gang imaginan a la chica perfecta en “Like to Get to Know
You," (68). Harpers Bizarre revisan el
“Come to the sunshine” (67) de Van Dyke Parks indicando dónde está el amor. The
Association -el único grupo sunshine de éxito comercial- expresan un cálido
romanticismo en “Message of our love” (66). Por lo general no se ahonda en
letras sensuales ni se ofrecen fantasías erotizantes. Son más bien mensajes
cargados de ingenuidad, simples letras de amor, historias de parejas narradas
en tonos costumbristas que nunca describen pasiones fuera de tono. Y en plena
era de Acuario, de libertad sexual y confesa promiscuidad estos aires inocentes
eran poco usuales...
El otro asunto que tanto gusta a los sunshineros es el
juego, entendido como actividad infantil y no como cátedra del vicio. Es decir
no se habla de casinos, juegos de cartas, apuestas, bingos, ruletas rusas...
Más bien se dedican canciones al arte de volar cometas, jugar con balones de
colores o desempolvar juguetes en el trastero que pertenecían a nuestros
abuelos. The Yellow Balloon editan su tema homónimo en 1967 e invitan a subirse
en un dirigible de colores; The Free Design se maravillan del sonido de las
pompas de jabón (“Bubbles”, 1970) y los geniales Harpers Bizarre -en mi opinión
el mejor grupo del género- cantan sobre las delicias de jugar a los trenes en
“Chattanooga Choo Choo”. Afines combos como Millenium, Brooklin Bridge o
Sunshine Company (¡el nombre definitivo) emplean temáticas parecidas.
Resulta curioso pero es innegable que las composiciones
de este singular movimiento pop destilen solvencia suficiente para salir
airosas del envite y no caer en la tan a menudo inevitable ramplonería
conceptual.
los
grupos sunshine
(breve
selección a modo de aperitivo)
Cuanto más investigo más me doy cuenta de lo inabarcable que resulta
este peculiar género. Podía estar meses hablando de los grupos sunshine que han
existido y existen en la actualidad; de cómo un estilo genuinamente americano
traspasó fronteras llegando hasta nuestras tierras y la evolución que en los
setenta llegó a experimentar fundiéndose con el soft-rock, el sonido chicle, el
AM pop, etc. Sirva como referencia esta pequeña reseña acerca de 6 bandas
esenciales.
spanky & our gang
Procedían de Chicago y se formaron en 1966 alrededor de la vocalista
Elaine "Spanky" McFarlane, quien dotó al conjunto de su dulce e
inconfundible voz. Juegos vocales propios de Mamas&Papas, ciertos aromas
jazzy mezclados con folk, guiños a la música vocal de los años cuarenta y a los
comerciales radiofónicos. Así era la banda de Spanky, que para más inri posaban
en las fotos promocionales vestidos de gangsters. Sus letras inconfundiblemente sunshine hablan de días
perezosos, viajes en jet, teléfonos de piel de leopardo, domingos mágicos y
definiciones de amor según las enciclopedias. Su sentido del humor y la
simpatía que irradiaban unidos a un irresistible repertorio les hizo visitar
las listas de éxitos durante 1967 y 1968. Sus tres únicos LPs son auténticas
joyas que merecen ser recuperadas. La prematura muerte de Malcolm Hale
(multinstrumentista, arreglista y vocalista fundador), víctima de neumonía
truncó la prometedora carrera de este peculiar combo en 1968.
harper´s bizarre
Su nombre ya indicaba cierta travesura al variar el nombre de la
conocida revista. Se dieron a conocer en el Verano del Amor del 67 con una
excente versión del clásico de Paul Simon "The 59th Street Bridge Song
(Feelin' Groovy)". Uno escuchaba este nuevo conjunto y quedaba pasmado por
su pericia instrumental. Tenía una explicación: no eran sino los Tikis, un genuino
conjunto surf de Santa Cruz (California) en una nueva encarnación mezclando
todo lo que caía en sus manos:armonías wilsonianas, arreglos orquestales,
contagiosos ritmos beat, exotismos, vaudeville... Además contaban con la genial
colaboración del arquitecto musical Van Dyke Parks, creador junto a Brian
Wilson de sinfonías adolescentes y de la mística californiana. Si a la historia
han pasado Free Design, el abanico temático de los Harpers merece una
oportunidad. La historia de Simon y su increíble oso bailarín, el baile de
debuntantes, un bolsillo lleno de milagros, cuando yo era cowboy... Con títulos
así ¿quién puede resistirse?
yellow balloon
El nombre sunshine definitivo. En
realidad fue el proyecto de dos personas: el actor televisivo Don Grady (que
entonces gozaba de mucha popularidad gracias a la serie "My three
sons" y el productor Gary Zekley, que venía de trabajar con los ídolos Jan
& Dean. Zekley, que también era compositor y cantante, grabó por su cuenta
el increíble single homónimo en 1967, obteniendo un sonado hit sin que nadie
sospechase que el grupo era solo él. Don Grady lo escuchó impresionado y tras
enterarse de su secreto decidió formar realmente la banda. Además de actor,
Grady era bailarín y tocaba trompeta, bajo, guitarra, piano y batería. ¡Si es
que en esta época estaban realmente preparados! Junto a músicos que provenían
de garage bands montó el Balón Amarillo, ocupándose él de la percusión. El
público no tardó en reconocerle y pronto se hicieron famosos. Grabaron un único
álbum en 1967, influidos por Phil Spector y Brian Wilson, en el que captaron el
espíritu adolescente con títulos como "Impressions With Syvonne",
"Springtime Girl", "Panama Red" o el himno definitivo
"Follow the Sunshine" . Seguimos la luz del sol cada vez que
escuchamos cualquiera de estos cortes. Y sin duda alguna, este es el buen
camino.
the
association
Este prodigioso combo vocal
originario de California desarrollaba un espectacular sentido de la armonía con
deslumbrantes arreglos en brillantes melodías pop de repiques psicodélicos y
folk-rock. Su primer Lp es un excelente muestrario de sus apacibles y elegantes
habilidades melódicas plenas de maduro romanticismo. Con la ayuda en la genial
producción de Curt Boettcher, la aristocrática asociación musical angelina
logró buenos muy resultados en ventas con singles como "Along comes
Mary" o "Cherish" (un soberbio número 1 compuesto por el
teclista Terry Kirkman) entre 1966 y 1969. El grupo alcanzó su madurez y la absoluta
perfección con su tercer álbum, el menospreciado "Birthday" (68)
grandioso en ideas, juegos de voces e ineresantes letras. En él se incluye un
tema titulado "Toymaker" que define a la perfección el espíritu
sunshine. ¿Acaso no es este preciado género un genuino artesano de juguetes
sonoros?
sagittarius
Un supergrupo que reunió a tres de los músicos más cotizados del
momento: el increible Gary Usher (factótum, productor, vocalista), el
legendario guitarrista Glen Campbell y el famoso cantante BruceJohnston (Bruce
& Terry, Beach Boys). Sólo obtuvieron un moderado éxito en el 67 con
"My world fell down", oscuro hit con Campbell a la voz solista. Pero
grabaron dos imprescindibles LPs que demuestran que el sunshine también era un
estilo abierto a la experimentación. Teniendo en cuenta que el género se
benefició en su época de los avances en materia de producción, Sagittarius
sigue siendo un caso aparte. Sonidos innovadores, instrumentales poderosos, las
mil ideas de Usher puestas en práctica... Ojos puestos en la psicodelia
británica pero con poderosa producción angelina. No fueron muy entendidos
entonces; puede que ahora sea el momento de descubrirlos. En su segundo LP
titulado "The Blue Marble" (69) Usher se empleó en el uso del
sintetizador Moog. Todo ello en un contexto pop absolutamente delicioso.
¿Es el sunshine-pop el estilo definitivo que estábamos
buscando? ¿Son sus promesas del todo ciertas? ¿No esconden en el fondo mentes
maquiavélicas con fines sectarios?
Podéis encontrar
estas y otras respuestas además de amplia información acerca del género en
posteriores investigaciones sobre este tema (esto es sólo una
aproximación).
Puede que vuestras
mentes se recarguen de energías positivas y os apuntéis a nuestro té de menta
con pastelillos de miel cada domingo soleado.