a confidential rapport on the waves by charlie mysterio

 

 

 

 

 

 

intro

 

Cuadro de texto: Batiatto dice de la música actual que es peor aún que la situación política de nuestros días. La cul- tura moderna es puesta en evidencia en muchas de sus geniales cancio- nes. “Pongamos bajo llave al personal artístico y a la falsa cultura”Estoy obsesionado con poder fotografiar y grabar imágenes que no acusen indicios o señales del presente, momento histórico que odio y acepto sin más remedio. Vivir bajo la presión de un tiempo no deseado puede combatirse fácilmente, tan sólo hay que cerrar los ojos . No tengo por qué soportar los horrores modernos. Todos tenemos la capacidad de vivir en paraísos artificiales o naturales. Al menos esa esperanza, esa vía de escape permanentemente a nuestro alcance me consuela. Me fascinan los sonidos añejos. La música contemporánea ha ganado en medios técnicos para degenerar en el campo de la producción y especialmente en la interpretación. Los músicos de hoy calcan más que tocan. Los estudios de grabación producen monstruos. Los actuales productores ofrecen al pueblo el mismo engendro sonoro independientemente del país en que desarrollen su actividad.

Si el cine de hoy no avanza os podéis hacer una idea de la precaria situación musical global. Sin ideas, innovaciones que no sean técnicas, con una demanda cruelmente mediatizada que sorbe cual chupóptero los éxitos de la temporada... es más que complicado encontrar en la FM una buena melodía. No pido mucho, Lloyd. Sólo un poco de jodido respeto: tres minutos de evasión, tres minutos pegajosos, tres minutos de gloria. En definitiva, tres minutos de sueño profundo y placentero. Quiero escuchar una buena y digamos nueva melodía. ¿Cómo se compone una canción así? La estructura -resulta paradójico afirmarlo a estas alturas- es muy rígida. Y anticuada. Introducción, nudo y desenlace; en lenguaje musical corresponden a estrofa, estribillo, estrofa, estribillo, puente, estribillo, final. Sobre este esquema tan simple es posible crear maravillas.

En diez segundos soy capaz de decidir si un tema me gusta o no. Me basta y sobra este intervalo para encontrar hallazgos, sacar errores y emitir un juicio a bote pronto. Teniendo en cuenta que el inicio de un tema cualquiera -naturalmente me refiero al pop- suele ser instrumental, es la entrada de la voz la que determina cómo será la canción. El cantante comienza su interpretación que suele ir in crescendo. Sus primeras notas dicen mucho. Dibujan una melodía. ¿La has escuchado antes? Una voz profunda captará mi atención de forma instantánea. Una voz melosa puede llegar a empacharme si no va aderezada por un manto de arreglos misteriosos, notas que quedan suspendidas gracias a la magia del eco. Las buenas voces reúnen correcta entonación, dicción y emoción. Siento predilección por las graves y rotas, Cuadro de texto: La nota eterna. Phil Spector la usaba en todas sus producciones. La reverberación era una de sus marcas de fábrica. Joe Meek la producía en su pequeño piso-estudio londinense valiéndose de trucos de estudio, pericias a la hora de grabar y la portentosa acústica del cuarto de baño, donde el eco es natural gracias a sus azulejos. También la nota infinita está presente en las músicas ancestrales. El moderno efecto de delay ya era conocido y utilizado hace miles de años.tanto en hombre como en mujer. Desgraciadamente uno no se topa todos los días con una Kim Carnes cantando “Bette Davis Eyes”, canción redonda que te atrapa en el mínimo lapso de tiempo gracias a diversos motivos. Solamente la frase repetitiva e hipnótica de la guitarra inicial te seduce. Ocho notas misteriosas que dan paso a una voz ronca y profunda que relata una historia, la de la chica con los ojos de Bette Davis. Otro acierto más: el argumental. Porque este tema nació con vocación de clásico. Y fue una suerte que esta producción -entonces, en 1981, bastante innovadora- fuese degustada por el público masivo. Fue directamente al número uno de las listas. Y no creo que todo fuera una artimaña comercial basada en una eficiente promoción... Había mucho talento detrás (Jackie De Shannon, Val Garay, la propia Carnes, etc).

Reconozcámoslo: antaño la comercialidad no estaba reñida con la calidad. Sin ir más lejos en 1959 la banda sonora de “Orfeo Negro” arrasó en todo el planeta y preparó el terreno para la maestra “Garota de Ipanema” contenida en “Getz/Gilberto”, uno de los discos de jazz más vendidos en la historia. Este histórico LP fue publicado en 1963 meses antes de la Beatlemanía. En la América pre-invasión británica un paleto de Milwaukee disfrutaba del sonido vaporoso del saxo de Stan Getz mientras degustaba una insípida cerveza helada. La voz de Astrud Gilberto salía del pick-up confundiéndose con el crepitar del bacon de la barbacoa en el jardín. Los rudos vecinos discutían acaloradamente sobre el debate televisivo Nixon-Kennedy y de fondo se escuchaba una de las músicas más sofisticadas y elegantes del siglo XX. ¿Increíble, verdad?

Hubo un tiempo en que las amas de casa norteamericanas planchaban al tiempo que escuchaban a Korla Pandit -el mago del turbante y el Hammond- actuar en televisión en su espacio diario de exótica catódica, transmitiendo vibraciones positivas y relajantes a los hijos del baby boom. ¿Podría esto explicar la excelsa cantera artística que florecería posteriormente en USA durante los soleados 70? Este y otros muchos detalles crearon el caldo de cultivo y la trama invisible donde se posicionarían miles de genios y lumbreras. Porque no es difícil percibir que en la auténtica década prodigiosa -los setentas- se alcanzaron las más altas cotas de creatividad americana en todas y cada una de las disciplinas artísticas.

Sin embargo la fiebre del oro termina en el año 80 [ Neil Young en “After the Gold Rush” (1970) revela que “todo pertenece a un sueño, la carga ha comenzado”. También advierte que tras la fiebre del oro los elegidos se marcharán].Los nacidos a partir de esta fecha ya no están tocados por la varita mágica. Las nuevas generaciones tanto norteamericanas como de cualquier nacionalidad sufren de escasez de ideas y de una severa disminución del talento. Contemplemos los terribles años 90 y el penoso momento presente. ¿Cómo explicarlo? Podríamos encontrar respuestas en la Resonancia Schumann, la frecuencia que emite nuestro planeta al exterior; un indicador sensible de las variaciones de la temperatura y de las condiciones mundiales del clima. Aunque esta varía entre las distintas regiones geográficas, durante miles de años fue de 7.8 Hz pero desde 1980 se ha elevado a 11 Hz. Como consecuencia disminuyen los campos magnéticos de la Tierra y se aceleran las reversiones de los polos magnéticos. En esta era de confusión, el tiempo parece acelerarse mientras nos acercamos al Punto Cero, momento en que la Resonancia Schumann alcance los 13 Hz. Los cambios en los cuerpos físicos y esencialmente en el ADN han producido una raza de inútiles creativos. Las mediocridades de estos nuevos adultos entretienen a la humanidad. En esta era del no pensamiento es muy recomendable echar la vista atrás y disfrutar de los sonidos de antaño.

Creo en el sunshine-pop, del que más tarde hablaré. Un producto típico de mediados de los 60, momento de toma de conciencia colectiva y descubrimiento de la Era de Acuario. Este pequeño y desconocido invento derivaría años más tarde en el soft-rock, el AOR o FM rock y los tediosos musicales de los 70. En los últimos sesenta la psicodelia mostró su lado amable y recuperó los pequeños placeres cotidianos y epicúreos: los viajes sin necesidad de LSD, el romanticismo, los juegos, la vuelta a la infancia, el cocooning o predilección por la vida doméstica para protegerse del exterior, etc. En aquella época la intención de crear una buena y simpática canción es sencillamente admirable, lo mismo que el reto por rodar un buen film o la ardua tarea de escribir un gran libro. Hoy es muy difícil huir de los tópicos, no caer en los vicios comunes pues la fotocopiadora ha pasado de ser un utensilio de oficina a herramienta no creativa pero habitual en la mente de cualquier compositor/productor actual. El público naturalmente ha cambiado y con ello los gustos populares.

En los 50 la férrea sociedad del momento asistió impasible a un cambio insólito, radical y hasta entonces desconocido: el nacimiento de la juventud. En la segunda mitad del siglo XX tiene lugar la auténtica revolución juvenil; los adolescentes y los veinteañeros imponen sus gustos y preferencias, por fin se les considera una entidad propia y los mayores terminan por copiar a los pequeños. El cine, la moda, las publicaciones, el rock, los vehículos, el diseño, los deportes, la televisión, la alimentación...quedan al servicio de la juventud.

Lo cotidiano, las nuevas costumbres sociales y los aspectos triviales de la cultura pasan a ser palabras mayores. El pop/art trae frescura y chispa provocando la muerte súbita del caduco y poco comercial expresionismo abstracto. El neorrealismo pone a la sociedad en el punto de mira cuestionando sus valores y aportando inspiración al sinfín de angry young men. El jazz rompe toda barrera estilística. La música concreta se mezcla con el rock: ya no hay fronteras. Las drogas son fuente inagotable de ideas y creación de paraísos naturales. El terrorismo -acto social más despiadado y castigado- comienza a ser considerado seriamente como expresión artística. La filosofía libera finalmente al hombre de toda imposición; nos invita a perdernos intencionadamente en las ciudades, sin rumbo fijo, protagonizando una road movie inacabada. ¿Quién quiere madurar cuando se puede ser joven hasta la muerte?

 1967, un joven enciende la radio y busca al azar una emisora. De repente es seducido por un ritmo intrigante de bajo obsesivo y una armonía en tono menor, de cadencia casi flamenca. Un crescendo da paso al estribillo en tono mayor, toda un explosión de color y fuegos de artificio. La melodía es tremendamente contagiosa y el joven sonríe... Podía ser, por ejemplo, “Happy Together” de The Turtles. También cualquiera de las maravillas producidas en aquel momento, muchas de ellas oscuros hits que aún no han sido descubiertos, obra de extraños grupos que junto a otros más conocidos forman el infinito tejido del sunshine/pop.

 

 

the thing

 

Existe un estilo musical llamado sunshine-pop del que me confieso absoluto devoto. Poco se conoce y menos se ha escrito sobre él. Se trata de un movimiento norteamericano que está bien definido temporalmente: 1965-1969. Se inicia tras la “Invasión Británica”  y su inmediata respuesta yanqui [En 1964 una primera hornada de grupos británicos copa las listas USA: Beatles, Rolling Stones, Kinks, Herman´s Hermits, Hollies, Searchers, Animals... Una segunda invasión con The Who y The Zombies a la cabeza tiene lugar en 1966. Como contrapartida América ofrece nuevas bandas a partir del 64 de éxito mundial como The Byrds o Lovin´Spoonful  y fabrica su propio Fab Four (más bien Prefab Four) que es el caso de The Monkees] floreciendo en la América mansoniana pre-Cielo Drive [Charles Manson se asentó en California del Sur hacia 1967 entablando amistad con Neil Young (que entonces formaba parte de Buffalo Springfield), miembros de los Love, Beach Boys y el compositor y productor Terry Melcher, hijo de Doris Day e integrante del famoso dúo surfer Bruce & Terry. Melcher llenó la cabeza de Manson con fantasías de rock-star y posibles triunfos en el mundo de la canción. En el 68 grabarían juntos unas demos. Todo quedó en promesas y la noche del viernes 8 de Agosto de 1969 el mortal comando enviado por Manson a Cielo Drive pasó primero por la casa de Terry Melcher, que por fortuna estaba de viaje, antes de la terrible visita al 10050.] La muerte de Sharon Tate endurece el hippismo y termina con la ola de optimismo predominante en aquella era. Nada sería igual en la dulce California tras el baño de sangre de los niños de las flores.

En un país confuso donde la música aún era sinónimo de ingenuidad nace un pop que bebe principalmente de dos fuentes: la música vocal y los grandes orquestadores, dos fenómenos musicales típicamente americanos y de éxito masivo. Los grupos tradicionales de pop vocal, allí conocidos como harmony vocal groups, tienen su origen en los años 20-30 y obtuvieron un grandísimo éxito en la década de los 50 Se cultivaron en los 50 diversos géneros de música vocal de gran aceptación popular. Desde el jazz vocal de The Hi-Lo´s o Lambert, Hendricks &Ross hasta el pop vocal de los Four Lads o Four Freshmen pasando por el genuino e inagotable Doo-Wop (Diamonds, Coasters, Flamingos, Moonglows...). El origen de esta música esencialmente a capella data de los años 20 siendo su cara blanca la música de barberías y su lado negro lejanos combos como Mills Brothers o Ink Spots. La década de los 60 se inicia con una nueva música que en su vertiente vocal desarrolla aún más este estilo: la música surf (Jan & Dean, Rip Chords...). Durante los años siguientes los reyes del vocal pop fueron sin duda los Beach Boys quienes influyen directamente en la gestación del sunshine-pop Las lujosas orquestaciones de Nelson Riddle, Percy Faith, Ray Conniff o Guy Lombardo habían empapado la cultura popular con sus sacarosas suites de muzak pop ofreciendo un cóctel de sonidos amables, optimistas, ricamente armoniosos, fáciles de escuchar y sintonizar. Estas eran las características principales del pop soleado.

El sunshine-pop es un producto de su tiempo aderezado por el lado amable de la psicodelia y el folk-rock , las genuinas canciones del Brill Building, el soul-pop, la bossa, los musicales de Broadway, las bandas sonoras y en definitiva lo que estaba en boga en aquellos floreados días. Aquí se revela su clara vocación mainstream pues en el fondo estaba inspirado por lo genuinamente popular y buscaba un merecido puesto en las listas de éxito De hecho grupos de éxito de mediados de los sesenta como The Monkees, The Turtles, Nilsson, The Mamas and the Papas o The Fifth Dimension también se adscribieron en ocasiones al sunshine-pop. No es difícil encontrar canciones de este estilo en sus respectivas discografías: “Pleasant Valley Sunday” y “Daydream Believer” de los Monkees, “My old desk” de Harry Nilsson, “Up, up and away” de 5th Dimension, por citar un ejemplo.. Siendo un movimiento que no nació con una filosofía underground o minoritaria, el paso del tiempo lo ha convertido sin embargo en objeto de culto para amantes de lo camp y lo exquisito. Por ejemplo el sello independiente nacional Siesta Records -nuestra discográfica más sofisticada- ha reeditado gran parte de la obra de The Free Design, combo neoyorquino de finales de los 60 que en su momento no obtuvo la atención y el éxito que hubiera merecido.

Una clarísima intención hay detrás del sunshine-pop: provocar buenas vibraciones en el oyente. Solo persigue hacernos pasar un buen rato, promover el buen humor y la tranquilidad. No hay fines políticos, religiosos, sexuales, inducciones al uso de drogas o llamadas a la expansión de la mente. Sin embargo es curioso que bajo semejante tamiz de infinita amabilidad no encontremos una música sosa, insuntancial y carente de toda creatividad. Lo que el sunshine-pop ofreció en su breve existencia fueron grandes canciones repletas de gracia y aciertos que a día de hoy son aún joyas desconocidas para el gran público. Deliciosos e irresistibles placebos de la Era de Aquario. Breves muestras de talento que derivaron luego en estilos más aceptados como el pop barroco (que hasta Bowie imitaría) o la música chicle que invadió las listas a comienzos de los 70 y que en España tuvo especial repercusión.

Motivar, alegrar el espíritu, provocar una sonrisa de satisfacción. Un propósito que sin embargo no era del todo original pues existía un claro precedente: el easy-listening. La música lounge -otro fenómeno genuinamente USA que fue revisado y reciclado a mediados de los 90- tuvo su era dorada en los atómicos 50, siendo diseñada para lograr en el oyente un completo relax y crear una atmósfera cálida y agradable; tan dulce y sensual como la sonrisa de Doris Day en los días del baby-boom, tan exótica y enigmática como la increíble voz de Yma Sumac, la princesa inca. Es en la creación de paraísos artificiales donde coincide plenamente con el también escapista sunshine-pop, su más directo heredero en el decenio posterior.

De hecho el sunshine tomaría muchos aciertos de la cocktail-music: brillantes arreglos repletos de colorido, alta variedad de recursos e instrumentación, gusto por el exotismo, temática aparentemente trivial, etéreas y complejas orquestaciones, gran uso de armonías y juegos vocales, aprovechamiento de las últimas técnicas de grabación y producción musical Esquivel y Martin Denny, dos de los grandes nombres del muzak-de obsesiva fijación por los sonidos latinos y hawaianos respectivamente- fueron auténticos artesanos del estudio, inventores de burbujeantes sinfonías para la space-age music y prematuros productores cuando esta figura aún no existía realmente. Grabaron innumerables álbumes que no eran sino laboratorios de sonidos donde experimentaban las posibilidades de la grabación. Al coincidir con la invención del sonido estereofónico fueron hábiles maestros en su uso, jugando con la  separación de canales e inventando nuevos y apasionantes efectos para el oído.

 Años más tarde las innovaciones en materia de producción son ampliamente aprovechadas por el sunshine-pop. Artesanos del estudio como Lee Hazlewood, Phil Spector o Brian Wilson habían abierto un nuevo camino aprovechando un viejo instrumento musical hasta entonces desaprovechado: el estudio de grabación.

Espectaculares canciones como  “River Deep, Mountain High” (66) de Ike & Tina Turner con producción spectoriana,  “Some velvet morning” (68) de Hazlewood a dúo con Nancy Sinatra e increíbles álbumes como “Pet Sounds” (66) de Beach Boys y “Pandemonium Shadow  Show” (67) de Harry Nilsson ofrecían nuevas formas de expresión y apuntaban las directrices que se iban a adoptar en los años venideros.

La música estaba cambiando, comienza la era del sonido contemporáneo. A partir de entonces los estudios se convierten en sancta sanctorum de la tecnología y los productores en sumos sacerdotes del pop juvenil. Llegarían nuevas consolas y soportes de calidad, mesas de grabación con cada vez más pistas, amplificadores de mayor potencia y envergadura, micrófonos de alto alcance y perfección, sintetizadores más sofisticados, instrumentos cargados de efectos... Todo acabaría estallando en los pomposos y barrocos 70. El productor es el nuevo Mesías como el astuto Swann (aka Paul Williams) en el inmortal rock-film “El Fantasma del Paraiso” (1974) de Brian de Palma.

Pero no hay motivo de alarma. Todavía estamos en la California mid-sixties y la gente lleva flores en la cabeza. En Soul Francisco las calles son pura explosión de color, tranquilidad y armonía. Cruzas el freeway y descubres que en Frisco todos juegan con cometas, no hay de qué preocuparse y estás invitado a cualquier picnic bajo el sol. Haz pompas de jabón y súbete al globo amarillo para apreciar el valle desde las alturas.

La temática del sunshine-pop es infantil, prometedora, carente de meditación. Las letras tratan generalmente sobre amor y juegos. Ofrecen efectos balsámicos para paliar los desamores y nos invitan a nuevos romances. Spanky and Our Gang imaginan a la chica perfecta en “Like to Get to Know You," (68). Harpers Bizarre revisan el “Come to the sunshine” (67) de Van Dyke Parks indicando dónde está el amor. The Association -el único grupo sunshine de éxito comercial- expresan un cálido romanticismo en “Message of our love” (66). Por lo general no se ahonda en letras sensuales ni se ofrecen fantasías erotizantes. Son más bien mensajes cargados de ingenuidad, simples letras de amor, historias de parejas narradas en tonos costumbristas que nunca describen pasiones fuera de tono. Y en plena era de Acuario, de libertad sexual y confesa promiscuidad estos aires inocentes eran poco usuales...

El otro asunto que tanto gusta a los sunshineros es el juego, entendido como actividad infantil y no como cátedra del vicio. Es decir no se habla de casinos, juegos de cartas, apuestas, bingos, ruletas rusas... Más bien se dedican canciones al arte de volar cometas, jugar con balones de colores o desempolvar juguetes en el trastero que pertenecían a nuestros abuelos. The Yellow Balloon editan su tema homónimo en 1967 e invitan a subirse en un dirigible de colores; The Free Design se maravillan del sonido de las pompas de jabón (“Bubbles”, 1970) y los geniales Harpers Bizarre -en mi opinión el mejor grupo del género- cantan sobre las delicias de jugar a los trenes en “Chattanooga Choo Choo”. Afines combos como Millenium, Brooklin Bridge o Sunshine Company (¡el nombre definitivo) emplean temáticas parecidas.

Resulta curioso pero es innegable que las composiciones de este singular movimiento pop destilen solvencia suficiente para salir airosas del envite y no caer en la tan a menudo inevitable ramplonería conceptual.

 

los grupos sunshine

(breve selección a modo de aperitivo)

Cuanto más investigo más me doy cuenta de lo inabarcable que resulta este peculiar género. Podía estar meses hablando de los grupos sunshine que han existido y existen en la actualidad; de cómo un estilo genuinamente americano traspasó fronteras llegando hasta nuestras tierras y la evolución que en los setenta llegó a experimentar fundiéndose con el soft-rock, el sonido chicle, el AM pop, etc. Sirva como referencia esta pequeña reseña acerca de 6 bandas esenciales.

 

spanky & our gang

Procedían de Chicago y se formaron en 1966 alrededor de la vocalista Elaine "Spanky" McFarlane, quien dotó al conjunto de su dulce e inconfundible voz. Juegos vocales propios de Mamas&Papas, ciertos aromas jazzy mezclados con folk, guiños a la música vocal de los años cuarenta y a los comerciales radiofónicos. Así era la banda de Spanky, que para más inri posaban en las fotos promocionales vestidos de gangsters. Sus letras  inconfundiblemente sunshine hablan de días perezosos, viajes en jet, teléfonos de piel de leopardo, domingos mágicos y definiciones de amor según las enciclopedias. Su sentido del humor y la simpatía que irradiaban unidos a un irresistible repertorio les hizo visitar las listas de éxitos durante 1967 y 1968. Sus tres únicos LPs son auténticas joyas que merecen ser recuperadas. La prematura muerte de Malcolm Hale (multinstrumentista, arreglista y vocalista fundador), víctima de neumonía truncó la prometedora carrera de este peculiar combo en 1968.


harper´s bizarre

Su nombre ya indicaba cierta travesura al variar el nombre de la conocida revista. Se dieron a conocer en el Verano del Amor del 67 con una excente versión del clásico de Paul Simon "The 59th Street Bridge Song (Feelin' Groovy)". Uno escuchaba este nuevo conjunto y quedaba pasmado por su pericia instrumental. Tenía una explicación: no eran sino los Tikis, un genuino conjunto surf de Santa Cruz (California) en una nueva encarnación mezclando todo lo que caía en sus manos:armonías wilsonianas, arreglos orquestales, contagiosos ritmos beat, exotismos, vaudeville... Además contaban con la genial colaboración del arquitecto musical Van Dyke Parks, creador junto a Brian Wilson de sinfonías adolescentes y de la mística californiana. Si a la historia han pasado Free Design, el abanico temático de los Harpers merece una oportunidad. La historia de Simon y su increíble oso bailarín, el baile de debuntantes, un bolsillo lleno de milagros, cuando yo era cowboy... Con títulos así ¿quién puede resistirse?


yellow balloon

El nombre sunshine definitivo. En realidad fue el proyecto de dos personas: el actor televisivo Don Grady (que entonces gozaba de mucha popularidad gracias a la serie "My three sons" y el productor Gary Zekley, que venía de trabajar con los ídolos Jan & Dean. Zekley, que también era compositor y cantante, grabó por su cuenta el increíble single homónimo en 1967, obteniendo un sonado hit sin que nadie sospechase que el grupo era solo él. Don Grady lo escuchó impresionado y tras enterarse de su secreto decidió formar realmente la banda. Además de actor, Grady era bailarín y tocaba trompeta, bajo, guitarra, piano y batería. ¡Si es que en esta época estaban realmente preparados! Junto a músicos que provenían de garage bands montó el Balón Amarillo, ocupándose él de la percusión. El público no tardó en reconocerle y pronto se hicieron famosos. Grabaron un único álbum en 1967, influidos por Phil Spector y Brian Wilson, en el que captaron el espíritu adolescente con títulos como "Impressions With Syvonne", "Springtime Girl", "Panama Red" o el himno definitivo "Follow the Sunshine" . Seguimos la luz del sol cada vez que escuchamos cualquiera de estos cortes. Y sin duda alguna, este es el buen camino.

 

the association

Este prodigioso combo vocal originario de California desarrollaba un espectacular sentido de la armonía con deslumbrantes arreglos en brillantes melodías pop de repiques psicodélicos y folk-rock. Su primer Lp es un excelente muestrario de sus apacibles y elegantes habilidades melódicas plenas de maduro romanticismo. Con la ayuda en la genial producción de Curt Boettcher, la aristocrática asociación musical angelina logró buenos muy resultados en ventas con singles como "Along comes Mary" o "Cherish" (un soberbio número 1 compuesto por el teclista Terry Kirkman) entre 1966 y 1969. El grupo alcanzó su madurez y la absoluta perfección con su tercer álbum, el menospreciado "Birthday" (68) grandioso en ideas, juegos de voces e ineresantes letras. En él se incluye un tema titulado "Toymaker" que define a la perfección el espíritu sunshine. ¿Acaso no es este preciado género un genuino artesano de juguetes sonoros?


sagittarius

Un supergrupo que reunió a tres de los músicos más cotizados del momento: el increible Gary Usher (factótum, productor, vocalista), el legendario guitarrista Glen Campbell y el famoso cantante BruceJohnston (Bruce & Terry, Beach Boys). Sólo obtuvieron un moderado éxito en el 67 con "My world fell down", oscuro hit con Campbell a la voz solista. Pero grabaron dos imprescindibles LPs que demuestran que el sunshine también era un estilo abierto a la experimentación. Teniendo en cuenta que el género se benefició en su época de los avances en materia de producción, Sagittarius sigue siendo un caso aparte. Sonidos innovadores, instrumentales poderosos, las mil ideas de Usher puestas en práctica... Ojos puestos en la psicodelia británica pero con poderosa producción angelina. No fueron muy entendidos entonces; puede que ahora sea el momento de descubrirlos. En su segundo LP titulado "The Blue Marble" (69) Usher se empleó en el uso del sintetizador Moog. Todo ello en un contexto pop absolutamente delicioso.

 

 

¿Es el sunshine-pop el estilo definitivo que estábamos buscando? ¿Son sus promesas del todo ciertas? ¿No esconden en el fondo mentes maquiavélicas con fines sectarios?

Podéis encontrar estas y otras respuestas además de amplia información acerca del género en posteriores investigaciones sobre este tema (esto es sólo una aproximación). 

Puede que vuestras mentes se recarguen de energías positivas y os apuntéis a nuestro té de menta con pastelillos de miel cada domingo soleado.