BAJO LA CONTRASEÑA TAL ES EL SENDERO DE LO INTIMO


EXEGESIS ESPIGANDO EN TAL O CUAL MOMENTO DEL LIBRO LA VIDA, CONTIGO DE ESTHER PEÑAS EN UNA PRIMERA LECTURA (en una relectura podría ser otra la elección)





"Recuerdo el pozo. El pozo vino después, aunque estuvo antes. Compró el terreno, buscó agua. Un zahorí la detectó. Un zahorí como aquel que aparecía en la novela de la escritora extremeña, de rostro sereno pero inconsolable. Un zahorí que, con su digna batuta (¿de qué material son las varas de un zahorí, de sauce, de avellano?) en forma de tirachinas horizontal (su postura favorita al final del día, la que le llena de placer) es capaz de averiguar la existencia y la profundidad del agua soterrada. Su horquilla vibra ante la actividad electromagnética y predice el elemento. Tampoco se equivocó el zahorí (un zahorí moderno, con tarjeta de visita). Todo estaba escrito. Tuvimos pozo en el jardín de afectos. Aún no tiene brocal, ni bomba extractora (términos a los que pareciera no les gusta bailar agarrados). En mi cabeza puedo ver cómo será ese brocal, de piedra, pequeño, bombeando agua, como un corazón hidráulico, dándonos de beber por el placer de hacerlo." (leyendo este párrafo he pensado en quien fue marido de una de las dedicatorias y en lo único que leí de él -aquel libro que nos recomendaban en el bachillerato-, libro traducido a imágenes fijas como de Isabel Quintanilla y también a secuencias con Fernán-Gómez haciendo de maestro o de esclavo o de esclavo y maestro)


"(hacer tiempo con ella es posible, se teje, se alumbra, se construye, se versifica)" (Este paréntesis me provoca envidia. Insana, como todas las envidias)



"Y en cualquier fábrica en la que nieve toda huella queda impresa." (no hace mucho me pediste Tarkovskys, no sé si para reencontrar, descubrir o profundizar pero esta frase me la imagino como una secuencia de STALKER)


"¿El mérito está en quien mira o en lo mirado? ¿Quién escribe es dueño de lo escrito o el merecimiento es también ajeno, externo? ¿La poesía la encienden los ojos que contemplan o los ojos solos escarban y dan con el verso adecuado, con la palabra justa, con el milagro? ¿Es posible que uno, quien sea, se pertenezca por completo o hay mayorazgos y terratenientes, accionistas de nuestra identidad misma? ¿Somos dueños de nosotros mismos o existen heredades concedidas, títulos de posesión que uno expende a sabiendas o que acepta porque se imponen a golpe de huella de nieve? Lo que se ve, ¿depende del ángulo? ¿No hay un punto de abrigo, una referencia como un faro para que los navíos no encallen? ¿Es posible que todo esté dentro y se vuelque en el espacio compartido, en lo público y sin distancia? ¿Qué sucede con lo que arraiga en lo real y se hace vísceras? ¿El corazón no alberga a quien mira y lo mirado? Lo que sucede, ¿no es el resultante de la suma de quien lo pelea, o lo desnuda, o lo desiste? El sueño tiene ritmo interno, pero la temperatura se ajusta avivando fuegos, aunque no todos nos pertenecen." (cuando en la movida alguien me encasillaba como intelectual yo siempre respondía que no, que ése era Santiago Auserón, que yo era intuitivo, medium o, como diría Jünger, aprendiz de sismógrafo: este párrafo me ha hecho recordar aquellas respuestas)


"Camino detrás de ella no sé desde hace cuánto. Camino detrás de ella y voy contándome mientras en pequeñas remesas, para cuando le hable. Camino detrás de ella y es inevitable." (malinterpretando completamente desde mi circunstancia, pues otra cosa sería pretensión intolerable, este fragmento me cala hasta los huesos: por cierto, sincronicidad jungiana, en el párrafo siguiente inédito hace un instante se habla de huesos calados)



"La coma es importante es cualquier caso. Si escribo ‘la vida contigo’ significo que la parcela que nos concierne suspende las zonas colindantes, ilumino una parte del todo. La más importante, quizás, pero una zona concreta del territorio. Si convoco la coma, si escribo ‘la vida, contigo’, emerge la inmensidad del sujeto, y la vida se hace plena, y la incluye. Es distinto. La intensidad. Sé que lo recoge." (en efecto, la coma es importante: desde mi condición de lego, de nuevo la envidia, de una insania supina)


"El encuentro es la experiencia misma de la creación." (sublime perogrullada: preciso que en un mundo descabalado lo cabal es siempre necesaria, terapéutica perogrullada, retorno a Ortega y Chacel pero en el caso de Esther derivando el placer esclarecedor de la cogitación por el gozo mistérico de la poesía, una poesía bien plantada, sin más ni menos)


"Hay un rastro de infancia en lo que hace, en lo que piensa. Cuando fija la mirada. La infancia en la que todo era más fácil, y no había restricciones más allá de las que protegían. Una infancia, la suya, en la que había juegos, y un abuelo atento, y rocas donde merendar en grupo, y la vida pasaba tranquila y era suya. Y porque somos nuestra infancia, confío." (parafraseando el canto epifánico de Peter Griffin, más que el pájaro, es la infancia la clave, porque entre otras cosas contiene en su condición de antijaula a todos los pájaros)


"Espera. Espero." (esa tensión sexual que tanto se explota en las teleseries de forenses y policías nunca ha sido mejor resumida)



"...Examina los embutidos. Queso con pimentón, otro pedazo de distinto género, sin gluten, filetitos (ella los llama así, filetitos, no lonchas, no cortes, filetitos) de jamón de york y pavo, cecina, algo de serrano (que esté duro, así nos gusta). Peras de conferencia, plátanos (de las islas, prefiere), alguna manzana verde doncella. Todo listo. Tomamos una cerveza, hay un quiosco de cervezas ecológicas, de fabricación artesanal. Nunca recordamos cuál de ellas nos gusta tanto. Damos la explicación convenida, una cerveza con toques afrutados, por favor; nos sirven una muestra para comprobar. No equivoca la selección, el dependiente. Pedimos una pinta; a veces, media, depende de la sed y del despiste. Voy (o va) a por algo que la acompañe. Un ración de tortilla de patatas sin huevo (extraña en el sabor), o croquetas de boletus, o empanada de vegetales (berenjena, sobre todo). Juro que no me gustaba la cerveza, pero con ella todo tiene un sabor diferente. Como los chipirones en su tinta, que en estos cuarenta años me han provocado arcadas hasta que ella los preparó para mí y vencí la náusea. Me gustaron. No sé cómo lo hizo, qué hice. La cerveza está turbia y sabe a descanso, al relajamiento de fin de tarde. Este momento lo disfruto con disposición de cumpleaños. Este, cualquier otro que hagamos. El puzle deja resquicios para solazarnos. Anochece en el mercado y no hay prisa; anochece y aún queda una última parada, el local de ultramarinos regentado por un matrimonio asiático que nos conoce, nos sonríe, nos saca nuestro descubrimiento: botellines de sidra con pera. Subimos al cuarto, ya cenadas, ya envueltas en amor. Y el amor nos sigue." (talamí de Esther: ecuación de amor y comida, tálamo en forma de filetitazo de salami -a mí, que sólo me gusta la cerveza como aderezo en guisos, no como bebida, en este párrafo sí me apetecería un trago, pero sólo en este párrafo, es decir, nunca-)



"Estar en lo oculto, ceñirse a lo que no es de curso legal, vigente, andar en lo que nadie sabe que está siendo transitado. Estar en lo que no se dice, no se cuenta, no aparece… Y si no aparece, pudiera darse que no existiera, porque no existe, en cierto modo, según quién mire, quién quiera mirar. En relación clandestina nos movemos, haciendo que las piezas del puzle tengan una dificultad añadida y perseverante. En el secreto nos mantenemos. Se hace tan extraño, como la vida a veces. Sorteamos el disimulo y echamos mano de eufemismos cuando nadie debe saber que somos, qué somos. En la furtividad de dos animales que huyen, corremos. En la reserva de esta confidencia sustentada, vivimos."

(...)

"Entonces yo vivía llena de rumores que me enloquecían, de vueltas dadas a destiempo, de relojes detenidos. Acompañada a todas horas por los miedos. Entonces yo vivía en un lugar en el que me coloqué sin ser consciente, vendándome de madrugada lo sincero y haciéndome creer que lo sincero era todo aquello que me despedazaba. Querer salir corriendo y añadir un nudo en el extremo del cabo. Querer no estar, y sellar con cera la punta del cabo. Querer el no de mármol pero sellar la tumba conmigo dentro." (dos fragmentos en distintas páginas pero ambos retrato cabal de la pasión -esa cosa que afecta tanto a Cristo como a la mayor de las Bronte, aunando los sentidos presuntamente diversos- y que me confirma una vez más que lo que mata la pasión, lo que mata a Cristo tanto como a Emilia, es la emasculación del riesgo, la villanía constantiniana del decreto-ley)


"...películas que no terminan porque cunde el sueño..." (fragmento de frase rodeada de puntos suspensivos cuando la espiga el lector y que asombra por la exactitud al definir esos pases de madrugada en que la duermevela se impone al televisor)


"Todo lo recuerdo. Todo nos pertenece." (esta línea situada al otear el último cuarto del libro, tal vez contenga el busilis de todo el libro)



"Está conmigo, a mi lado, cerca, a mi vera, queda. Estoy con ella, a su lado, a su vera. Y vemos exactamente lo mismo." (utopía desde el prisma del lector aunque, formalmente, paseando con alguien que ya no está, también deja vu)


"Porque cualquier historia de amor que por tal se tenga (y son menos de las que se afirman) solo puede ser comprendida desde dentro, y quien mira –con permiso incierto y limitado– recompone desde sí, y la hace suya, y la hace otra." (la cita se comenta a sí misma: el acotado del presentador sería repetirla una y otra vez, como en un trampantojo de espejos reflejándose en espejos, siempre idénticos por diferentes)


"Todo lo que he vivido me ha llevado a ti de esta manera. Te llegué en lo exacto y en lo exacto quiero que se cumpla el tiempo que nos queda, que sea todo. Que seamos más mayores, o que eso parezca. Porque lo nuestro es la vida. Porque lo raro es vivir." (hay citas que, insisto, desde la malinterpretación que dan las circunstancias de cada cual, sólo pueden ser comentadas con un AMEN)