SARTENADAS ZURDAS



Hace unos meses la pantera Esther me regaló un juego de sartenes que me ha permitido desarrollar toda clase de proezas que mi anterior menaje no me admitía (por aquello de la pérdida de antiadherencia). Freír huevos con apenas aceite (la primera vez fue una experiencia casi orgásmica, magnífico colofón a un arroz a la cubana), hacerme tortillitas ligeras y jugosas (bien enrrolladitas, no en plan panqueque), jugar con la técnica de plancha tanto para carnes como para verduras, incluso adentrarme en el proceloso mundo de las paellas y fideuás.


En la sartén mayor he descubierto algo hasta ahora impensable: sacar directamente del congelador un pescado plano (tipo panga), soltarlo sobre la superficie bien caliente y apenas aceitada, ir aderezándolo con lima, limón y vinagre de arroz mientras se iba sellando uno de los lados, y lograr en su punto un pescado a la parrilla entero (antes, tras horas de descongelado, pérdida de jugos y desintegración en la sartén a medida que se pegaba, me era imposible prepararme un pescado entero, sino una especie de andrajos con cierto efluvio oceánico) que coronaba con una sal de algas y una pizca de jengibre en polvo.


En la sartén algo más pequeña (tercera en tamaño, de mayor a menor) suelo saltear la pasta (spaghetti, macarrones, conchas....) una vez cocida con algo de verduras picadas (cebolla, pimiento, puerro, espinaca...) y algún aceite aromatizado (al pesto, al parmesano) de los que ofrece el Lidl. La pasta me queda bien crujiente y me evito exceso de aceite (antes, para un efecto similar, solía sumergirla en freidora tras la cocción pero, aunque la escurría, no quedaba igual).


Normalmente, las patatas las hago en freidora acompañadas de zanahorias, calabaza, nabos, berenjenas o batatas. Pero he descubierto que en sartén, con grasas variadas (manteca de cerdo, sobrasada, mantequilla) o con aceites aromatizados (al chili, a las finas hierbas), uno puede elevar al papel de protagonista lo que era una simple guarnición (aún más si se añade como aderezo unos taquitos de fiambre).





OTROSI: CAZUELITAS



Hará casi dos décadas que me llevé de regalo por unas latas de fabada unas cazuelitas de barro. Un día, explorando el fondo de armario de cocina para ver dónde ubicaba las nuevas sartenes, me las topé y, ya venido arriba, se me ocurrió que, aparte de las sartenadas, podía empezar a jugar con el eterno calor residual que da el barro para sumergirme en mundos hasta entonces más perpetrados que logrados, caso de las salchichas a la cerveza o los huevos al plato.


Las salchichas suelen ser unas un poco salvajes que encuentro en Ibero/China y que, por su rudeza, son ideales para ser domadas en cerveza sobre una cama de cebolla. Suelo culminar la cosa con una loncha de queso curado y alguna salsa de tomate con chili.


En cuanto a mis huevos al plato, lubrico la cazuelita con una ráfaga del spray de aceite aromatizado al chili en donde derrito una pella de manteca de cerdo. Zambullo cebolla, pimientos varios, a veces judías verdes y/o espinacas (todo muy picadito). Al rato hago una cama con lonchas de chorizo y pasado un rato que el embutido sude, deposito un huevo en el centro y cubro éste con queso. El calor residual hace el resto.


El zenmeister Rafa, siempre atento a mis indigencias, entre otras ayudas me traía de vez en cuando croissants y mediasnoches. De pequeño asociaba ambos con la merienda, rellenos de jamón y queso o de mermelada. Ahora, el uso que les doy es bien distinto: son ideales para hacer variantes de sopa castellana o también de pescado en cazuelita. Se cubre ésta de agua, se le echa una pastillita de caldo de carne o de verduras, ajo en polvo o en láminas, pimentón, una pizca de cayena y, al rato, el croissant que se vaya desintegrando en la sopa. Finalmente, se escalfa un huevo en la mezcla. En cuanto a la variante mariñeira, pastilla de caldo de pescado o bonito en polvo, algas, jengibre, cebolla bien picada y, de nuevo, cuando está la cosa bastante reducida, el croissant. Como guinda, se pueden añadir unas hebras de bonito en aceite o escabeche y un toque de salsa de ostras y/o alioli.