ROCKY
Beatriz Alonso Aranzábal
Su repentina ausencia fue soledad para mí, pero también paz. Mientras vivió, él siempre quería salir, correr, divertirse, incluso bailar. Yo prefería el sofá, mi té, películas y redes sociales. Él quería jugar, comer, explorar el mundo, conocer a otros. Yo solo peluquería, paseos, exposiciones. Llegamos a pelearnos. ¿Por qué me tratas como si fuera un ser humano?, me espetó una vez. ¿Por qué me tratas como si fuera del reino animal?, le respondí. A pesar de sus gruñidos y de mis lamentos, el amor nunca nos abandonó.