al signo
Esther
Peñas
Sólo
tu quietud daría vida a la palabra inerte, porque en movimiento te zafas de su alcance,
y el significado deja acaso estelas de segmentos que te conciernen mas no te
completan. Quédate en una quietud ajena al golpe del aliento, porque el mero
gesto destruye el campanario silábico que te redobla. Quédate en redoble, como
el toro queda inmune e impertérrito cuando sabe de su muerte, cuando la escucha
y la siente sobre su binza tosca de fondo rojo. Quédate así por siempre. Yo no
te sangro. No sé escribir, pero te escribo una y mil veces, en un eterno
intento de nacerte aquí tan cerca, en este papel indigno que no te respira pero te entinta, extraño.
Sólo tu trazo sofisticado
encarnaría tus líneas elegantes. Sólo esas curvas como inquietas redondeces de un pecado que no se advierte (el octavo)
vencen, convencen, suturan una perplejidad que aúlla en el silencio de las
noches que te envuelven (por eso te vuelvo, aunque temo lo oscuro).
Sólo tu muerte pondría
fin a este eterno silencio que nos embrutece. Mas no será la mano del hombre
quien te selle (sí quien te rinda labios en tu espalda de plegarias; sí quien
te bese por dentro hasta llegar –con un beso dirigiendo- al espolón de lo
inconsciente –un beso tunde tanto-).
Sólo tu apetencia
confiere concierto al verso. Jamás hubo reserva alguna similar a tu nutrido
misterio y sin embargo no cansa ni agota, nadie debilita su paso si conduce
hasta el vientre enquistado de tu esparto. Desprende, eso es, desase niebla del
polvo de los deseos que te encomendaron. Ni uno solo cumpliste. Ni siquiera a
ti, toda tú, pudiste darte cumplimiento en este punto en suspensivo...
...(tres te sostienen,
tres te conocen, tres te nos vedan... tres desconciertan, tres sucumben, tres
te engrandecen aun siendo infinita... tres te vierten por el pliegue de la conjetura,
tres te desbordan por los bordes de una costura que no admite margen, tres te
aspiran... tres te entregan y no traicionan, tres deslizan el puente y elevan
la duda, tres ofuscan... tres puntos que provocan fiebre como en un descanso el
toro transpira... tres vértices sin posibilidad de asirse a ellos, tres
disculpas que excusan mas no cuentan, tres desvelos en círculos narcóticos,
tres...)