Arropa mi sueño el eco
de sedosas olas
cuando rompen
(tibia lava)
contra las blancas rocas de una sonrisa
espléndida,
contumaz,
inapagable.
Arrojado mi sueño hacia ese cielo
(nácar
constelado de ambarinas luces)
se deja caer siempre
a lo más alto
de su imagen amazona
cabalgando mis anhelos.
Aster cárdeno ilumina
la cara oculta de
todos los deseos
mientras juega al escondite
entre frutales lunas
de terciopelo.
Y el perfume de unos ojos siempre alegres,
tan agudos y certeros,
ensordece mi sueño al enfocarlo
hasta que mis papilas
(libando esa flor de O’Keefe)
se erizan como escarpias
empapadas
de ti.