POP DECO: así se hizo
Obertura
Forman
un cotolengo
diminuto
y genial.
Suenan siempre de miedo
por
no hacerlo fatal.
Forman
un manicomio
para
cualquier bolsillo:
si
los quieres escuchar
sólo
los has de sacar
a la
luz de la noche,
al
ponerse la mediocridad,
cuando
el sol y las olas
se
conjugan en un ritmo astral
tan
personal,
tan
personal como tú.
Y no
son mucha gente:
locura
funcional
que
cabe en cualquier parte
que
los dejen entrar
a la
luz de la noche ...
[POP
DECO surge como proyecto en verano del 80, cuando llego a la conclusión de que
PARAISO ha agotado su propuesta creativa y (con la entrada, a mediados de aquel
marzo, de los dos últimos miembros: el bajista Manolo –con clara vocación de
orquestina de pueblo y look a lo FORMULA V etapa terminal- y la corista María
del Mar -la voz de niño de San Ildefonso en las grabaciones para “POPGRAMA” que
sacó Nuevos Medios en el 83-) amenaza convertirse en banda de acompañamiento
para bodas y bautizos (incluso, si se quiere, para veladas de pressing catch,
si tenemos en cuenta las bofetadas que se cruzaron entre el otro vocalista,
Juan Luis Lozano, y el teclista Mario Gil en nuestra última actuación en la
sala EL SOL). Harto de bregar con formaciones tan numerosas y conflictivas,
consideré que si sacaba adelante un grupo con mucha menos gente (dúo, trío),
todo iría mejor. Durante la primera mitad de ese año había seguido con interés
a diversas formaciones minimalistas anglosajonas (FLASH AND THE PAN, M, OMD,
BUGGLES...) y, con la idea relativamente clara (pop con bases electrónicas y
escenografía multimedia bastante inspirado en el disco español que por entonces
más me fascinaba –“MUSICA MODERNA” de RADIO FUTURA- pero, eso sí, con menos
gente –también RF, en aquel momento, se andaban tirando los trastos a la
cabeza-), puse los anuncios de rigor y encontré enseguida a dos técnicos de
sonido (ni siquiera músicos, con lo cual la componente de vanguardia
electrónica supuse marcaría radicalmente la pauta): Fernando Cañada, que
acababa de fabricarse una caja de ritmos en madera (lucía como una caja de
puros); y José Carlos de Patto, que se presentó con un ARP (el mismo usado por
PINK FLOYD en su “DARK SIDE OF THE MOON”) y un secuenciador. Como único detalle
lírico, una guitarra acústica que mi tocayo añadía como base rítmica
complementando al secuenciador. Durante tres meses ensayamos en casa de
Fernando (otra ventaja de ser tan minimalista y electrónico: adiós a los
calvarios y sangrías económicas que implicaban los locales de ensayo) y dejamos
prácticamente listo el repertorio (que, tras escribir por entonces mi libro
“MUSICA MODERNA”, pretendía fuese un trabajo de concepto, una visión de la
Movida que complementase al libro que iba a aparecer casi a la vez que el
propio grupo). Entonces, como otro detalle lírico que añadir a la guitarra y a
los fondos secuenciados, recluté una corista, Susana Sáez de Koska. Nos
dividimos los ensayos: Fernando y José Carlos ultimaban y pulían los temas en
casa del primero; y Susana y yo, en casa de mis tíos, trabajamos a partir de
una cassette las voces. Gestionamos, para explicitar desde el comienzo la
aureola de vanguardia, una presentación en el Museo de Arte Contemporáneo. Hubo
algunos sobresaltos previos (el 23F, por ejemplo) pero llegamos a consumar la
presentación a comienzos de marzo. Todo se supone iba a salir de perlas (había
conseguido que Carlos Berlanga, en su último momento de distensión conmigo, me
diseñase la portada de los programas de mano y eso me daba una enorme
confianza): tras nosotros se proyectarían escenas de “EL ANILLO DE LOS
NIBELUNGOS” de Fritz Lang, el loris Sergio (con quien tenía un roneo
sentimental justo por aquella época –tras el breve affair con la quinceañera
Susana, a poco de iniciar los ensayos, que ella cortó a las dos semanas, dudosa
de entregar la flor de su himen intacto a un ente tan anómalo como yo: hoy es
la compañera de Loquillo, una inversión mucho más segura- y cuyo hobby era
elaborar cortos de terror, las muñecas Barbie y los musicales de Hollywood –obviamente,
fue el primer hobby lo que me interesó de él: su lado Smithers más bien me daba
yuyu-) montaría una performance pánica vestido de señora que va a la compra y
arrojando desde una maleta artículos de casquería al respetable, el sonido
dejaría al público (la sala estaba a tope) absolutamente epatado y nuestra
audacia sonora y conceptual nos abriría todas las puertas... Bueno, no todo
ocurrió como deseábamos: las escenas wagnerianas se proyectaron, los despojos
fueron arrojados por Sergio a la jeta de las primeras filas (Eduardo Benavente
casi se traga una generosa porción de hígado, cual si de un travieso alien se
tratara) pero, desde el comienzo, las secuencias se descabalaron y todo el
sonido fue un caos. La gente creía que aquella cacofonía era premeditada y a
algunos les pareció muy bien como experiencia dodecafónica y tal, en tanto
otros salían de allí con aire contrito considerándome mucho más anómalo y
excéntrico de lo que ya me consideraban. Susana abandonó el escenario a mitad
del desconcierto presa de un ataque de histeria (desde entonces, no la
he vuelto a ver y supongo que ella me habrá bloqueado de su memoria, como en
esos culebrones de Antena 3 sobre abusos infantiles –en este caso, abusos a sus
virginales tímpanos-). Mi tocayo, José Carlos y yo aguantamos a pie firme hasta
el final y, en uno de los instantes más cool de mi vida, cuando la cosa
concluyó, di públicamente por disuelto el grupo.
De las
cenizas conceptuales de POP DECO surgirían interesantes propuestas (tanto
escénicas -las proyecciones de cortos de Norman Mc Laren o Man Ray que nos
facilitaba José Antonio Lago- como sonoras –la formación de trío con una
rotunda base electrónica-) para LA MODE. Esta vez la cosa funcionó a la
perfección y durante dos años y medio vivimos nuestro cénit en lo que hace a
trayectoria musical.
Cuando,
ya fuera de LA MODE por las razones clínicas de todos conocidas, Mario Pacheco
me planteó volver a grabar sin necesidad de forzarme a hacer galas, yo ofrecí
recuperar el repertorio de POP DECO (aún conservaba las grabaciones de los
ensayos y era una espinita clavada para mí que aquello no saliese a la luz).
Hablamos con Teo Cardalda (por entonces, en plena disolución de GOLPES BAJOS y
buscando nuevas perspectivas) y, entre verano y otoño del 85, recreamos el
repertorio original más la adición de dos versiones que tuviesen relación con
el concepto. Teo deconstruyó el minimalismo electrónico para llevar el sonido
más hacia los años 70 en un tour de force multiinstrumentista donde (salvo los
saxos de Arturo Soriano) tocó teclados, guitarras, bajo y batería, en una
redonda labor inusual en un disco español que, por desgracia, la crítica (más
empeñada en censurar que en hacer su trabajo) en ningún momento tuvo el detalle
de reconocer. La producción, a cargo de Teo y de Luis Fernández Soria, creo es
una de las más atinadas en el catálogo pop de Nuevos Medios y desde aquí
lamento que, por razones extramusicales (la conjunción fatal de mis errores
quijotescos –que deploro, no desde el arrepentimiento, sino desde el cabreo de
haber perdido tanto tiempo y energías con tareas estériles que no condujeron
más que a mi propia ruina- y la mala fe macarthista de crítica y medios –sólo
leyendo los escritos últimos de Guy Debord puede entenderse el sentido último de
tanto ensañamiento-), todo el dinero invertido en aquel momento en el disco de
POP DECO se perdiese.
Esperemos
que en esta reedición las cosas vayan mejor. Pasen y descubran las motivaciones
que dieron pie a las canciones de POP DECO.]
···
La Exposición Internacional de los 80
Quiero ser tu príncipe azul,
quiero ser tu hermano mayor,
mitad maestro, mitad bufón,
que ronde el incesto tu
corazón.
Quiero compartir de nuevo el
ritual
y
recuperar el placer de lo banal
en la
Exposición Internacional de los 80,
en la
Exposición Internacional de los 80.
Quiero
ser tu único rey,
asumir
tu única ley,
poder
disfrutar en mi edén,
hacer
míos tu mal y tu bien.
Quiero
compartir de nuevo el ritual ...
Quisiera
dibujarme en ti
y que
tú me dieses color,
que
nunca una parte de mí
nos
vuelva a alejar a los dos.
Quiero
compartir de nuevo el ritual ...
[Prolija descripción de mis
sentimientos por Carlos Berlanga, cuando todavía tenía expectativas de que
tales sentimientos fuesen correspondidos (desde la perspectiva actual, no sé
muy bien en base a qué, dados los abismos que nos iban separando cada vez más
en cuanto a visión del mundo). La gestación del tema había ido en
paralelo con la elaboración de mi libro más voluminoso y fallido, “LOS
ESCRUPULOS DE MR. HYDE”, calentón de más de doscientos cincuenta folios que
orbitaba en torno a las figuras de Carlos (a quien ya había glosado de manera
menos espectacular en “TODOS LOS CHICOS Y CHICAS”), Eduardo Benavente (cuyo
peterpunkismo nunca dejó de seducirme) y, en menor medida, Alaska (koalesca
réplica en mi novela de la Isabel Pisano de “BILBAO” por aquello de fantasear
con raptos y con el uso de la interfecta en plan mobiliario viviente). El tocho
fue presentado a la edición de 1980 de La Sonrisa Vertical (más que nada por el
placer morboso de que el padre de Carlos lo leyese y la esperanza aún más
demencial de que lo comentase con su hijo) y, como siempre que me he presentado
a este certamen, me fue devuelto con más pena que gloria. En el 84, Eduardo
Haro Ibars, a quien le pasé el libro por si consideraba interesante su edición
en Libertarias, me comentó que le parecía fascinante como documento psicológico
pero muy flojo como obra de creación y, transcribo literalmente, “un poco
largo como postal de San Valentín”. Recordé, ante estas palabras, una
canción de Lou Reed, “THE GIFT”, que Bernardo Bonezzi gustaba de versionear en
los inicios de su trayectoria y que guarda muchísima relación tanto con mi
novelón fallido como con mis sentimientos de entonces por Carlos. Finalmente,
de todo aquello quedaría lo mejor, esta canción, de la cual me siento bastante
satisfecho, y, escrita ya en el 82, la última glosa dedicada a Carlos (y la más
conocida por el público), “EL UNICO JUEGO EN LA CIUDAD”.]
···
Todos
los monstruos
Todos los monstruos de peluche
se han reunido en aquel pub
para escuchar a un nuevo grupo:
sin duda, no es un grupo más.
Afuera, la tarde es violeta
y hasta hace un poco de calor:
las mutaciones, bajo el suelo,
absorben ondas neopop.
Todos los monstruos ya son
muchos
y parece que van a más:
ellas se visten de Bagheera
y ellos, templarios de ciudad.
La gente ya no está segura
ni siquiera en las zonas bien
pues por la noche todo cambia:
se hace muy oscuro este
después.
“Todos los monstruos –grita el alcalde–
destruyan a todos los
monstruos”
“Todos los monstruos ...”, pero ya es tarde
la
ciudad está llena de monstruos
que no tienen moral,
que olvidan razonar
sobre lo que es el Bien,
sobre lo que es el Mal,
que ponen en duda las Tablas Sagradas,
que adoran a Baco en la
madrugada,
que no se conforman con ser lo
que son.
[La
imagen inicial para este texto, musicado por Fernando Cañada, fue una actuación
de PARAISO allá por el 79 en el pub Raíces de la calle Rodríguez San Pedro, una
cava con algo de beatnik, a rebosar de gente. La mezcolanza de cuerpos
embutidos en chupas de cuero y maillots multicolores, crestas y maquillajes
estridentes, mil y una poses (cada una diferente y cada una idéntica a alguna
otra, en espiral de infinitos deja-vu), olores (a perfumes, a cerveza, a
sobaquina, a porros, a pies...), voces (ninguna mayor de veinte años)
conversando mil incoherencias perfectamente sincronizadas... todo producía una
intensa sensación de realidad en constante cambio bajo nuestros pasos (pasos
que construíamos a cada minuto con genesíaca e indolente intensidad de dioses
primerizos). Aquella frase de una de las canciones que más me obsesionaban
cuando comencé a elaborar el repertorio de POP DECO parecía haberse acuñado esa
tarde en el cubículo de Rodríguez San Pedro: “EL FUTURO YA ESTA AQUI”]
···
Siempre me encuentro a ...
Siempre me encuentro a Harold
Lloyd en mi máquina de escribir,
él piensa que es un teclado
pero no: es mi máquina de escribir.
Él siempre juega con la E, la
B, la P, la D:
él las confunde con el
DO/RE/MI/FA/SOL/LA/SI.
Siempre me encuentro a la
Tigresa de Verona arreglándose en la toilette:
ella piensa que es su camerino
pero no, es lo juro, es mi toilette.
Ella se pinta de azul, de
blanco y carmesí:
ella se tiñe plus ultra of the rainbow, yeah.
Siempre me encuentro a Carolina
en la foto de El País:
ella se cree que aún es el
principio pero no, ya ha salido en El País.
Ella no crece, va buscando cuál
es su edad:
Sólo su amado le puede devolver
la juventud.
Siempre me encuentro que te
deseo y me muerdo la yugular:
quiero pensar que me
correspondes pero no, yo me muerdo la yugular.
Son años-luz los que nos
separan, ya lo sé,
pero has de recordar que no
siempre fue así, my friend.
Siempre me encuentro a los
fantasmas que me ponen en mi lugar:
yo no soy lo que ellos son ni
puedo ni lo seré jamás.
Siempre me encuentro diferente
a los demás:
estoy cansado de que me llamen
original.
[Herminio Molero, Javier Furia, Alaska, Carlos
Berlanga... fantasmas pasando, como en un diorama, e inspirándome emociones
encontradas (por mi soledad de entonces -tras el fracaso de PARAISO-). Canción
convulsa de patito feo incapaz de otearse como cisne. Dispuesto a vender la
identidad por un plato de merengue multicolor (unos meses más tarde la canción
se continuaría de manera todavía más anticlimática en el gesto patético,
verdaderamente grotesco, de mi intento de entrar en OVIFORMIA/SCI –intento
sabiamente frustrado por Clara Morán con determinación quirúrgica: entonces la
odié por ello, ahora se lo agradezco infinito-). Pasarían siglos hasta recrear
este sentimiento con mucha más madurez y matices en la versión de “FAUSTO” de “EL FANTASMA DEL
PARAISO” que preparé junto a Parade. En ocasiones las palabras ajenas pueden
definirnos con mucha mayor precisión que los balbuceos propios (aunque eso de morderse
la yugular como expresión paroxística de deseo reprimido me sigue
pareciendo un acierto).]
···
Vértigo
Nada de preocupaciones,
ni problemas ni tensiones,
ni más ver en el espejo
ciertas sombras a lo lejos.
Hay que vivir la vida intensamente,
hay que vivir sonriendo siempre a tope:
aunque la procesión vaya por dentro
lo importante es que nadie te lo note.
La vida es una tom-tom-tom-tom-tómbola,
la vida es como un gran carrusel,
la vida es una continua fuente de placer
y vértigo.
En las fiestas de mañana
no debes mostrar desgana:
lleva la máscara puesta,
es tan poco lo que cuesta.
Hay que apurar la vida en cada noche,
hay que seguir sonriendo siempre a todos:
aunque claven puñales a tu espalda
lo importante es que no te pierdas foco.
La vida es una tom-tom-tom-tom-tómbola,
[Una de las maldiciones gestadas con la Movida (maldición
hipertrofiada aún más por el prisma deformante de gentes como Almodóvar) fue la
salsa rosa, la industria del cotilleo (a la que añadir, ya en el declive
de la Movida, la sociedad del pelotazo promocionada por el partido de
los 100 años de honradez, en realidad más cerca de la oligocracia priísta
mexicana –los Albertos, las Koplowitz, Mario Conde, Miguel Boyer, Carlos
Solchaga, Sarasola, etc-, y cuyos posos más escatológicos –Luis Roldán, Isabel
García Marcos, o el morlok Rodríguez Menéndez, al servicio de las más bajas
cloacas de Interior vinculadas al GAL- todavía colean como el pus resultante de
una burbuja dorada que acabó por reventar). Aquella afición de Canut, Alaska y Berlanga por el “DIEZ
MINUTOS” (que nunca compartí –saturado por las lecturas forzadas del “HOLA”
durante muchos tediosos domingos de mi infancia-) y su manía de performarse
como si apareciesen a cada momento en sus páginas acabaría contribuyendo a
provocar los monstruos actuales, en progresión espectacular, antiutópicamente
debordiana. Y Valencia, tierra especialmente forofa de LA MODE así como pródiga
en toda clase de salsas rosas, pudo quedarse con la copla (con esta
copla: ¿no hay demasiadas coincidencias, amigo lector, entre las temáticas
de canción y espacio televisivo?) cuando su canal autonómico decidió dar el
pistoletazo de salida a la telebasura con “TOMBOLA” (donde la antigua
vicedirectora de la contracultural revista “STAR” ahora nos regalaba su perfil
cacatuesco por mor a las bizarras intimidades del spam humanoide que algunos
llaman “famoseo”.]
···
Dedicatoria
Para noias y casadas,
para vírgenes y hadas,
para efebos decadentes,
para ninfas en las fuentes.
Para lelos de colores,
para amigos, para amores,
para chinas, para bettys,
para finas, para heavys.
Para ellos, para ellas,
para todos, para todas,
para tises, para misses,
para quienes nos adoran.
Para cobras (con veneno),
para malos, para buenos,
para idiotas divertidos,
para botes de “libido”.
Para ellos, para ellas
[Mi afición tan
carrollianamente esquizoide a los juegos de palabras y expresiones de quíntuple
sentido encuentra en este tema su mejor desahogo. Muchos chistes, algunos más
privados, algunos más logrados que otros. La letra, ejercicio minimal
preparatorio de otra más compleja aunque con idéntica intención (entre
socarrona y apologética -“EL ETERNO FEMENINO”-), homenajea (sin premeditación
consciente: uno lo descubre pasado su tiempo) aquellas listas surreales con que
Sisa gustaba de salpicar sus discos de los 70 (sobre todo, el primero,
“ORGIA”). La música, simple pero efectiva, da pie a uno de los mejores arreglos
de Teo Cardalda (me atrevería decir no sólo en este álbum, sino en toda su carrera),
con un muy seductor duelo entre su guitarra y el saxo de Arturo Soriano.]
···
Los tics
Refrescos sin azúcar
propuestas minimales
para ti, quinceañero,
que vistes a la moda.
Artículos sesudos
que parecen banales,
grafismos de colores,
artistas conceptuales.
Estrellas que no filman
asiduas a los partys
se mezclan con aquellas
que sí valen la pena.
Lou Reed se muere de asco
y es Bowie quien se ríe:
los viejos ya han probado
la sangre de una virgen.
De picnic por el Yumbo
comprando batidoras
junto a los teleñecos,
que son como uña y carne.
Hay plástico en tu rostro
tirando a homologado.
Olvídate de todo:
sé fiel a tus androides.
[Descripción medio cariñosa
medio implacable (en una palabra, objetiva) de todo aquello. Se detecta mi
admiración de entonces por RADIO FUTURA y muy especialmente por la figura de
Santiago Auserón (a quien yo consideraba a la sazón, tal vez con desmesura, el
elemento apolíneo, chaceliano, de la Movida). Se adivina mi aversión a
los arribistas de más edad que se lanzaban en plancha sobre las jóvenes y
pletóricas creatividades en busca de energía para sentirse vivos (más adelante
os encontraréis todo un monográfico sobre el particular en la canción “MODA”).
Se constata mi negempatía ante los elementos gratuitos, amigos tan sólo de
chupar plano en las mil y una fiestas, pero incapaces de crear, ni siquiera con
su mera etopeya (y es que no había tantas Edies Sedgwick como pueda parecer en
el Madrid de los primeros 80: más bien anticipaban en década y media a los
frikis de Sardá o de Pepe Navarro –desde luego, los parásitos que pululaban por
la Factory en los 60 tenían más gancho y no desentonaban ante la cámara de
Schlesinger-). Se apunta ese furor escapista neocárnico que acabaría años
después cristalizando en el culto a la silicona, el botox, las lentillas de
colores, la sodomusculación, las liposucciones y el deseo de abandonar la
propia realidad para convertirse en dummies de sí mismos. Todo ello
acompañado musicalmente con ecos de Nico, de KRAFTWERK (“THE HALL OF MIRRORS”),
del Ferry más lánguido o del Lou Reed que más respeto (el de “BERLIN”).]
···
Yumbosis
No quiero escuchar el sucio
ruido de la realidad,
no quiero enfadarme con nadie
ni tampoco llorar.
No quiero sentirme mal,
no quiero sentirme mal:
prefiero vivir metido en una
urna de cristal.
Yo quiero ser un fiambre
de muy buena presencia,
yo quiero exhibirme en público
con mi mejor sonrisa:
yo quiero ser un producto
de los que venden en el Yumbo.
[Variante de “SIEMPRE ME ENCUENTRO A...” por la
intención de la letra. En este caso, Patito Feo y Quijote en uno, Fantasma del
Paraíso ululante desde su gruta, renegando (entre bromas y veras -entre la
angustia y la ironía-) de la pesada condición de maldito por un instante de
compañía, de reconocimiento sin reticencias, de aceptación. Pero luego viene
siempre la pregunta del millón: ¿merece esa gente que uno se vuelva del revés,
que uno se aliene, que uno se ahorme a la medida de sus caprichos? Y, claro, la
respuesta desde lo más hondo es siempre negativa, porque vender el alma nunca
compensa más allá de la hipótesis en horas bajas. No hay nada más decepcionante
y tedioso que el Paraíso cuando se entra en él (a fin de cuentas, toda la
gente, tanto real como ficticia, que me resulta interesante está tan ricamente
en lo que los fariseos llaman Infierno –empezando por Hannibal Lecter y
siguiendo con nombres tan variados como Ayn Rand, Pierre Drieu La Rochelle,
Eduardo Haro Ibars, Ligeia, Jim Morrison, Magneto, el John Doe de “SEVEN”,
Louis Ferdinand Céline, Yukio Mishima, cualquier héroe de Kitano, Saint-Just,
Ernst Jünger, Juan Eduardo Cirlot o el enigmático y visionario Jacob Frank-).
Una última consideración, ahora sobre la música: reforzada por el arreglo de
Teo Cardalda (uno de los más libres en relación con la versión primeriza del
81), la canción adquiere un tono de rock duro que nunca había desarrollado
antes y que llevó a Julio Ruiz a comentar (en la entrevista que me hizo cuando
apareció el vinilo) lo mucho que le recordaba la potente base de acompañamiento
a STEPPENWOLF.]
···
Pete Townsend bailando el pogo
tiñe su pelo de rosa,
Bob Dylan va por la noche
con su faldita de goma,
la Grace Slick se recicla
en la cresta de la ola
Jim Morrison resucita:
todos están a la moda en ti.
Moda
has de cerrar esos viejos estantes,
moda,
y pasear con los nuevos
mutantes,
no importa que hace un año se
metieran contigo:
hoy quien recibe palos es ese
antiguo amigo
y tú eres feliz,
la mar de feliz,
nunca te has sentido tan feliz.
Hoy controlas tu memoria,
no saludas ni a tu padre,
te sienta bien la careta
pero estabas mejor antes.
Aunque no cambies de ropa
e intentes hacer que pasas,
hay bastante diferencia:
eres un Fausto con faldas, ah,
si.
Moda ...
[Canción
contra los vampiros que habían comenzado a revolotear en torno a la Movida.
Progres, pasotas, psicodélicos, o simplemente arribistas a la espera de su
ocasión, con entre ocho y quince años por encima de la media, que borraban sus
pasos, sus vanguardias y cripticismos, sus panfletarios teatros independientes,
su microclima freak brother con olor a porro y pachulí, sus guiños zuluéticos,
su arte conceptual, para pretender mostrarse como surgidos ad ovo
alimentándose de las energías jóvenes que afloraban, envejeciéndolas,
corrompiéndolas con ese manipulador y perenne climaterio que todo lo relativiza
en provecho de un ego chocho, pocho (como el simpsoniano señor Burns cuando, al
oler un repollo en un expositor de buffet, lo deja renegrido y putrefacto)...
Hay quien desarrolló una trayectoria cinematográfica en base a la impostura de
una falsa juventud y al chantaje de su condición gay (como escudo contra
posibles críticas objetivas sobre lo inane de su obra –el contraste con la saga
de Ivan Zulueta, nuestro Cristo del 7º Arte, crucificado en su obsesión,
devorado por el absoluto de su vocación, es la mejor puesta en evidencia de
cómo el presunto rey del cine español postmoderno va desnudo, sin más
ropas que los andrajos de sus falacias-). Hay quien trató de devenir en la
Ophra de la modernidad transtotal y acabó por quemarse en las intrigas de
pasillos del Ente Público. Hay quien jugó a ser nuestra Chrissie Hynde usando
como trampolín la chepa de su mejor amigo y duró poco en el juego (seguramente
por –a diferencia de la auténtica Chrissie Hynde- no ser lo bastante genuina
como para llegar hasta el final de la partida). Frente a los vampiros, su
antimateria, los auténticos surferos entre generaciones, capaces de conciliar
las épocas sin borrar huellas, sin teñir canas ni estirar la piel del pasado,
vindicando todos sus momentos de creación y magía, huyendo de las poses
actualistas para aceptar el continúum, sin transfuguismo alguno, guadianescos
algunos, otros contumaces: Iván Zulueta, Antonio Zancajo, Eduardo Haro Ibars,
Mario Pacheco, Kikí D’Akí, Pau Riba, Ia Clúa y Jordi Batiste, las Vainicas,
Jorge Martínez... Auténticas muestras de Eterna Juventud en la honesta actitud
con que se enfrentaron al volcán de la creatividad, siempre más dispuestos a
vivir categóricamente Por Amor al Arte que como anécdotas oportunistas al
capricho de la moda.]
···
Ahora que todo
parece consumado
y ya no nos podemos ni ver,
el mundo se ríe,
inventa nuevos juegos
y quiere que juguemos con él:
No tiene sentido
lo que pudo haber sido
y lo que al final tuvo que ser
...
Si un día nos vemos,
tal vez hasta charlemos
de lo que no pudimos hacer.
La música moderna es algo más
de lo que muchos pueden
sospechar:
envuelta en un ropaje tan
banal,
ha movido hilos y ahí está.
La música moderna es la razón
de que yo continúe con mi voz
burlándome de la desilusión,
recordándote pese al dolor.
[Elegía
en recuerdo de la relación (breve -pero tan bonita mientras duró-) con mi
Sebastian Flyte, Carlos Berlanga. Nuestra Arcadia fueron los tres primeros
meses de existencia de KAKA DE LUXE. Aquellos cines en comandita (“CARRIE”,
“TRES MUJERES”, “FREAKS”, “LA MATANZA DE TEXAS”, “THE ROCKY HORROR PICTURE
SHOW”, “EL FANTASMA DEL PARAISO”...) entrando en la Filmo por la cara con el
pretexto de que su padre era el director de la entidad. Aquellas tardes en casa
de Olvido para comer gominolas y ver “POPGRAMA” y alucinar Carlos (como John
Waters en casa de los Simpson) con los objetos kistch (especialmente, la
colección de ranas de porcelana y cristal) que llenaban los estantes del
apartamento en Torre de Madrid, pared con pared del cubículo donde Will More y
Eusebio Poncela serían no mucho después sucesivamente abducidos por una cámara
de 16 milímetros. Aquellas otras tardes en la habitación de Nacho escuchando
música, y no precisamente punk (QUEEN, COCKNEY REBEL, 10 CC, ROXY MUSIC,
SPARKS, BEBOP DE LUXE...). Aquellos paseos por la zona de Costa Fleming pegando
carteles diseñados por Carlos, visitando la librería de Josefina Aldecoa o
comprando especias en el hiper. Aquella vez en la casa de Somosaguas cuando nos
introdujo a Manolo Campoamor y a mí en sus tan queridos Jobim y Astrud
Gilberto... Aquella convivencia de la cual todos nos nutriríamos durante tanto
tiempo, aunque algunos no lo quieran admitir (¿quizás por parecerles poco cool?).]
···
No tengo motores a reacción
nunca he querido ser un avión
y no tengo escamas en la piel
entre otras cosas no soy un
pez.
Y no tengo asiento y no tengo
ruedas
porque no soy una moto
estoy conformada en tres
dimensiones
porque no soy una foto.
No tengo bolas de cristal
no soy un árbol de navidad
es apagado mi color
porque tampoco soy una flor.
Y no quiero andar entre las
cloacas
porque no soy una rata
ni ir a parar al cubo de basura
porque no soy una lata.
No soy ni hombre ni mujer
sólo soy una persona
No tengo botones que apretar
ni organigramas que programar
no tengo manillas ni hago
ding-dong
porque tampoco soy un reloj.
Y no tengo mando para sintonías
porque no soy una radio
y no tengo sitio para mucha
gente
porque no soy un estadio.
No soy ni hombre ni mujer
sólo soy una persona
[Esta
canción de José Mª Cano me produjo desde la primera escucha una especial
emoción que aún persiste (en el 89 la usé como sintonía, ya en la versión de
POP DECO, para el miniespacio que hice en Radio 5/RNE dentro del magazine
nocturno que dirigía Carlos Tena). No se incluía en el repertorio original de
POP DECO pero, cuando decidimos trabajar en un maxisingle con dos temas
inéditos en su cara b, a ser posible versiones que reflejasen en buena medida
el espíritu del álbum, inmediatamente la tomé como opción. Seguramente la
intención de su autor no tenga mucho que ver con mi apreciación del tema:
analizando posteriores textos de José María, bastante ripiosos, de un aire muy
a lo José Luis Perales (y/o Antonio Mercero) en su prosaico sentido común
(vamos, lo que algun@ de l@s chic@s/probeta surgid@s de O.T. consideraría “material
de calidad”), tal vez esta canción sólo sea el desplante de un chico
normal ante la explosión anómala que él nunca acabaría de digerir. En mi
caso, por aquella época, un poco saturado de excesos snobistas y poseurs que
iba encontrando cada vez más gratuitos, sentí la necesidad de buscar paisajes
más introspectivos y la canción de MECANO me pareció encantadoramente naif, con
un punto virginal, arcádico, prometedor en su barroquismo musical con ecos
vainiqueños de mundos interiores que, desgraciadamente, su autor nunca llegó a
ofrecer. La timidez de José María en aquel tiempo no era la de Carmen Santonja
y, mientras ésta supo mantener el tipo hasta el final con la dignidad de una
artista nata (incluso en tesituras tan deprimentes como sus labores de encargo
para Luz Casal o aquel trance horrible del “CARBONO 14”), la pretenciosidad
filistea de aquél tras romperse el grupo, más cercana al pompierismo de un
Cecil B. De Mille recreando Bayreuth con walkyrias de gran tonelaje que a la
sensibilidad de un Visconti dirigiendo a la Callas, demostraría cómo “SOLO SOY
UNA PERSONA” fue más el sonido casual de la flauta que nos cuenta la fábula, y
no el comienzo de un lenguaje propio lleno de momentos y recodos mágicos.]
···
Con mi dosis de hormigón,
como un hombre-cámara,
visto amigos para el show:
los desnudo en realidad.
Enséñame a fisgar,
a atraer más capital.
Para hacer la exposición
exponte tú en mi show.
Andy Warhol gritará
desde mi pared:
es como Kaka de Luxe,
no dice la verdad.
Cansado de pasear,
Andy se echa un poquitín:
por si sueña en navegar
se hace amarrar al dormir
por si despierta en el mar.
En ti y en mí pensará,
él pensará en óleo, engrudo y papel
como una luminosa idea por hacer.
Andy Warhol gritará...
[Siempre he preferido la
versión de Dana Gillespie a la del propio Bowie. Y es en base a dicha versión
que Teo Cardalda y yo trabajamos en esta adaptación al castellano: Teo arregló
desde una fidelidad que no llega a ser cover, que nos recuerda aquel épico
clima ronsoniano pero trascendiéndolo, aportando su propia lectura; en cuanto a
mí, procuré no alejarme un ápice del texto original y conjugar este respeto con
una métrica y rima fluidas y algún guiño autobiográfico que no resultase
impostado. ¿Qué mejor final para la EXPOSICION INTERNACIONAL DE LOS 80 que la
mirada
del padre conceptual de la Movida contemplando con
su gelidez de cámara digital la ascensión y caída de una Ilusión?]