OTRA INDIA
PARA OTRA GENTE
Por Sri Dildonishad
“Try to realise it’s all within
yourself / No one else can make you change / And you see you’re only very small
/ And life flows on within you an without you”, canta Harrison en la canción que abre la cara
B del celebérrimo “SERGEANT PEPPER’S”. Y no le falta razón. Esa viene a ser, poco más o menos, una de las
sensaciones que se supone que se experimentan durante el moksha, satori,
despertar o como quieran llamarlo. Sin embargo, es evidente que Harrison
hablaba de boquilla. Era un advenedizo occidental más, que, harto de sí mismo y
de su ego inflado por la fama y la fortuna, se largó a Oriente a que le
quitaran la tontería. El problema es que, si no vas más allá de la anécdota
exótica, la tontería no sólo no se te quita, sino que puede incluso engordar.
Es lo que le pasó a Nacho Cano, a Silke (por cierto, ¿qué fue de Silke? Igual
ella sí que alcanzó la iluminación y vive oculta en una cueva ibicenca), a Penélope
Cruz y a toda esa legión de occidentales que se fueron a la tierra de Gandhi y,
lejos de ver a Dios, volvieron endiosados proclamando a los cuatro vientos que
habían apadrinado un niño y que estaban llenos de compasión hacia el género
humano. En las entrevistas queda tan bonito, ¿verdad?
La India es, sin duda, la meca del turismo espiritual: el
occidental va allí para comprar un poco de efímera y falsa sabiduría y a echar
bálsamos sobre su conciencia. Además, está el innegable poso perrofláutico que
tiene la escapada hindú: alguien que dice “me voy a la India” mientras
lía un cigarrillo de tabaco Pueblo, pone cara de persona interesante y cruza
sus piernas enfundadas en unos amplios pantalones de yoga... no puede resultar
más sospechoso de impostura.
Pero, por otro lado, siempre ha existido mucha gente que
se ha acercado a la India con un sincero y humilde deseo de encontrar la
Verdad. El mismísimo Mircea Eliade se tiró tres años en Bengala estudiando
sánscrito para poder leer los textos clásicos hinduistas que no habían sido
traducidos a lenguas occidentales. En tierras indias, gracias a la práctica del
yoga “hardcore” (por llamarlo de una manera que lo distinga del inocuo
yoga doméstico que se suele practicar por estos pagos), Eliade pudo
experimentar verdaderos estados de consciencia alterada y probar “Lo
Sagrado” en propia carne, cosa que lo capacitó para escribir excelentes
textos divulgativos con conocimiento de causa, yendo más allá de la simple
erudición.
Yo sabía todo esto, pero los prejuicios son los prejuicios
y, tras meterme hasta el cuello en la práctica del zen, no consideré necesario
recurrir a santos que no eran de mi devoción.
Así hasta hoy. O, mejor dicho, hasta ayer.
Un amigo (bodhishattva zen y experto en estas materias) me
ofreció un libro. Antes, el interfecto ya me había ofrecido otros volúmenes que
yo me había negado en redondo a leer porque “lo importante es meditar y lo
demás son paparruchas”. Él me advirtió que el libro era de hinduismo, pero
que tal vez me podía interesar. Y yo, pese a mis prejuicios, no pude evitar
cogerlo. Más que su título (“YO SOY ESO”, publicado por la editorial Sirio) o
la portada de su (cuarta) edición española (bastante fea y de apariencia “new
age”, todo hay que decirlo) me atrajo su aura. De alguna manera, como me
ocurrió con otros libros importantes en mi vida (desde “CARNE DE ZEN/HUESOS DE
ZEN” hasta “LA EXHIBICIÓN DE ATROCIDADES”) había algo en ese libro que me decía
que debía leerlo. Así que me lo llevé. Y lo devoré. Y no es que me dijera nada
nuevo, pero sí me dijo lo mismo de otra forma. Y despejó unas cuantas dudas. Y
mi visión de la India cambió de forma radical, y mis prejuicios saltaron por
los aires. Ahí estaba ese viejo hindú, listo como el hambre y sabio como la
oscuridad, para demostrarme que no soy nada. O, lo que viene a ser lo mismo:
que lo soy todo.
Como ocurre con otros grandes maestros contemporáneos, no
hay mucho que contar sobre la vida de Nisargadatta. Para empezar, se desconoce
su fecha de nacimiento: cuando le preguntaban cuándo había venido al mundo
Nisargadatta respondía que jamás había nacido. Los ancianos que lo conocieron
estiman que nació en torno a 1897 y falleció en 1981 (aunque él solía decir que
ya estaba muerto). Por lo demás, se sabe que era un hombre sencillo, que en su
juventud sobrevivió como pudo en los bosques y luego montó un negocio de
cigarrillos en Bombay, se casó y tuvo cuatro hijos. Un buen día, de la noche a
la mañana, se hizo discípulo de Sri Sidharameshwar Maharaj y, tres años
después, alcanzó la iluminación. Tras irse al Himalaya para vivir como un
eremita, comprendió que no tenía ningún sentido renunciar a la existencia
cotidiana. Así que volvió a Bombay, donde compaginó la atención de su negocio y
de su familia con la meditación, que practicaba en un cubículo construido justo
encima de su tienda. Poco a poco, numerosas personas se sintieron atraídas por
él y, al cabo del tiempo, se vio obligado a convertirse en maestro y
consagrarse a la transmisión de su sabiduría.
Leyendo “YO SOY ESO” y viendo los videos de Nisargadatta
disponibles en Youtube, sorprende la brutal energía de este señor, capaz de
responder de forma incansable chaparrones de preguntas, dando siempre en el
clavo, tejiendo certeras y desconcertantes paradojas, sin dudar, con una
rapidez mental extraordinaria y con una lucidez demoledora. Rompiendo tus
esquemas y machacando tus convicciones, este Gurú te invita al conocimiento de
ti mismo, de tu yo auténtico, del ser ilimitado, del Alma Suprema del universo.
Estando, como estamos, en la era del Formspring, esa
frívola red social de preguntas y respuestas que sólo sirve para alimentar
egos, resulta providencial la lectura de una incesante sucesión de preguntas y
respuestas que, por el contrario, afilan el espíritu hasta dejarlo fino como el
filo de una katana y luego lo parten en mil pedazos.
Por supuesto que duele. Pero nadie dijo que esto del
autoconocimiento fuera un camino de rosas.
Ahora viene el reto: ¿cómo resumir la fuerza y la
importancia de esta auténtica Biblia de más de 700 páginas en un insignificante
articulillo de Internet?
De entrada, debo admitir que tal vez esto sea un poco
predicar en el desierto: los que pasen de estas cosas, no aguantarán ni un
segundo en esta página y continuarán su vagabundeo ciberespacial; los sabios no
necesitan leer estas cosas; y los que estén buscando la Verdad, ya habrán
encontrado un buen maestro; ahora mismo, no hace falta irse a la India porque
en Occidente hay más que suficientes.
Pero aún quedan los indecisos, los despistados y los
curiosos.
A ellos me dirijo. Para ellos, recopilaré un puñado de
preguntas/respuestas de este gran maestro. ¿Qué criterio seguiré? Yo, ninguno.
Abriré el libro al azar y el cosmos elegirá los textos a incluir, en un
ejercicio de reminiscencias bibliománticas.
Los libros sagrados se pueden leer de cualquier manera, al
derecho o al revés, de arriba a abajo y de abajo hacia arriba... Son
infalibles. Y siempre te dicen algo revelador, porque, en el fondo, todo lo que
está escrito en ellos ya lo sabías. Incluso antes de nacer. Sólo que se te ha
olvidado.
Pero, al mismo tiempo, debemos tener en cuenta el hecho
impepinable de que, en el fondo, estas no son más que palabras. Y, como diría
el Maestro: “Cualquier cosa que diga será al mismo tiempo verdadera y falsa.
Las palabras no van más allá de la mente”.
Pregunta: Por favor, cuéntenos
cómo se realizó usted.
Maharaj: Conocí a mi Gurú
cuando tenía 34 años y me realicé a los 37.
P: ¿Qué sucedió? ¿Cuál fue el
cambio?
M: El placer y el dolor
perdieron su poder sobre mí. Quedé libre de deseos y temores. Me encontré
pleno, sin necesidad de nada. Vi que en el océano de la conciencia pura, en la
superficie de la consciencia universal, las numerosas oleadas de los mundos
fenoménicos emergen y desaparecen sin
principio ni fin. Como consciencia, todas son mías. Como hechos, todos son
míos. Hay un misterioso poder que cuida de ellos. Ese poder es la conciencia en
sí, el Ser, la Vida, Dios, no importa el nombre que se le dé. Es el fundamento,
el sostén último de todo cuanto existe, al igual que el oro es la base en todas
las joyas de oro. ¡Y es tan íntimamente nuestro! Abstraiga el nombre y la forma
de las joyas y lo que se hace evidente es el oro. Libérese del nombre y de la
forma y de los deseos y temores que ellos crean. ¿Qué queda entonces?
P: La nada.
M: Sí, queda el vacío. Pero el
vacío está colmado hasta el borde. Es el potencial eterno, al igual que la
consciencia es la realidad eterna.
P: Al decir potencial, ¿quiere
decir futuro?
M: Pasado, presente y futuro:
todos están allí. E infinitamente más.
P: Pero dado que el vacío es
vacío, de poco nos sirve.
M: ¿Cómo puede decir eso? Sin
un vacío en la continuidad, ¿cómo puede darse un renacer? ¿Puede haber
renovación sin muerte? Incluso la oscuridad del sueño es refrescante y
rejuvenecedora. Sin la muerte estaríamos atrapados eternamente en una senilidad
eterna.
***
P: Cuando la gente viene a
usted a pedirle consejo, ¿cómo sabe lo que debe responder?
M: Del mismo modo que oigo la
pregunta, oigo la respuesta.
P: ¿Y cómo sabe que su
respuesta es correcta?
M: Conociendo el verdadero
origen de las respuestas, no necesito dudar de ellas. De una fuente pura sólo
puede fluir agua pura. Los deseos y los miedos de la gente tampoco me afectan.
Estoy sintonizado con los hechos, no con las opiniones. El hombre cree que su
nombre y su forma son él mismo, mientras que yo no tomo nada como yo mismo. Si
pensara que soy un cuerpo conocido por su nombre, no sería capaz de responder a
sus preguntas. Si yo lo tomara a usted por un cuerpo, ningún beneficio tendrían
mis respuestas. Ningún maestro verdadero se permite opiniones. Ve las cosas
como son y las muestra como son. Si usted toma a la gente por lo que ellos
creen ser, sólo les hará daño, al igual que ellos mismos se hacen daño todo el
tiempo. Sin embargo, si los ve como son en realidad, les hará un enorme bien.
Si ellos le preguntan qué deben hacer, qué prácticas deben adoptar o qué modo
de vida deben seguir, responda: no deben hacer nada, sólo ser. En el ser todo
ocurre de manera natural.
P: ¿Por qué alguien tiene que venir aquí a recibir consejo? ¿No
puede recibirlo desde dentro?
M: No la escucharía. Su mente
está vuelta hacia fuera. Pero de hecho toda experiencia está en la mente e
incluso el venir a mí y recibir ayuda está todo dentro de él mismo. En lugar de
buscar una respuesta dentro, imagina una respuesta procedente de fuera. Para mí
no hay yo, ni hombre, ni dar. Todo eso es un mero aleteo en la mente. Yo soy la
paz y el silencio infinitos en los que nada aparece, puesto que todo lo que
aparece, desaparece. Nadie viene por ayuda, nadie ofrece ayuda, nadie recibe
ayuda. Todo es un juego en la consciencia.
***
P: Tengo ambiciones
espirituales específicas. ¿No debo luchar para colmarlas?
M: Ninguna ambición es
espiritual. Todas las ambiciones existen para el “yo soy”. Si realmente
quiere progresar, debe abandonar toda idea de logro personal. Las ambiciones de
los llamados yoguis son absurdas. El deseo del hombre por la mujer es la
inocencia misma comparada a la lujuria de una bienaventuranza personal eterna.
La mente es un engaño. Cuanto más piadosa parece, peor es su traición.
***
P: ¿Qué es el amor?
M: Cuando está ausente el
sentido de distinción y separación, puede llamarlo amor.
***
P: La vida es una pesadilla.
M: La amistad noble (satsang)
es el remedio supremo para todas las enfermedades, físicas y mentales.
P: Por lo general uno no puede
encontrar ese tipo de amistades.
M: Busque dentro de usted. Su
propio ser es su mejor amigo.
***
P: Yo soy egoísta.
M: No lo es. Usted está todo
el tiempo destruyéndose a sí mismo y a lo suyo, sirviendo a dioses extraños,
hostiles y falsos. Tiene que ser egoísta, pero del modo adecuado. Desee el bien
para sí mismo, trabaje en aquello que sea bueno para usted. Destruya todo lo
que se interponga entre usted y la felicidad. Sea todo, ámelo todo, sea feliz,
haga feliz.
***
P: ¿Qué es la felicidad?
M: La armonía entre lo
interior y lo exterior es la felicidad. Por otro lado, la autoidentificación
con lo exterior causa sufrimiento.
P: ¿Cómo ocurre la
autoidentificación?
M: El ser, por su propia
naturaleza, sólo se conoce a sí mismo. Por falta de experiencia, cualquier cosa
que percibe la toma por sí mismo. A fuerza de golpes, aprende a discernir
(viveka) y a vivir solo (vairagya). Cuando el comportamiento correcto (uparati)
se vuelve normal, una imperiosa necesidad interior (mukmukshutva) le hace
buscar su propio origen. La vela del cuerpo se enciende y todo se vuelve claro
y brillante (atmaprakash).
***
P: Mi mente está inquieta,
ansiando lo agradable y temiendo lo desagradable.
M: ¿Qué hay de malo en que
busque lo agradable y evite lo desagradable? El río de la vida fluye entre las
orillas del dolor y el placer. La mente sólo se convierte en un problema cuando
se niega a fluir con la vida y se queda estancada en las orillas. Fluir con la
vida quiere decir aceptación: dejar llegar lo que viene y dejar que se vaya lo
que se va. No desee, no tema, observe lo que sucede cómo y cuándo sucede,
puesto que usted no es lo que sucede, es a quien le sucede. A fin de cuentas,
usted ni siquiera es el observador. Usted es la potencialidad última, cuya
manifestación y cuya expresión es la consciencia todoabarcante.
***
P: ¿Qué muere con la muerte?
M: La idea de “yo soy este
cuerpo” muere, el testigo no muere.
***
P: ¿Dios?
M: Lo sin-nombre está más allá
de todos los dioses.
***
P: ¿Cómo tengo que combatir el
deseo? No hay nada más fuerte que el deseo.
M: Las aguas de la vida
golpean contra las rocas de los objetos, ya sean éstos deseables u odiosos. Elimine las rocas con el desapego
y el discernimiento y las mismas aguas fluirán profundas y silenciosas, en
mayor volumen y con mayor fuerza. No teorice al respecto, pero dedique tiempo a
pensarlo y considerarlo. Si desea ser libre, no descuide el paso más próximo
hacia la libertad. Es como escalar una montaña: es necesario dar todos los
pasos. Un paso de menos, y no se alcanza la cima.
***
P: ¿Qué valor tienen los
libros espirituales?
M: Ayudan a disipar la
ignorancia. Son útiles al principio, pero al final se convierten en un obstáculo.
Uno debe saber cuándo descartarlos.
***
P: Sri Ramana Maharshi solía
decir: Gurús hay muchos, ¿pero dónde están los discípulos?
M: Bueno, a su debido tiempo
todo sucede. Todo ser realizará, ni una sola alma (jiva) se perderá.
***
P: Me siento de alguna forma
responsable de lo que sucede a mi alrededor.
M: Usted es responsable sólo
de lo que puede cambiar. Y lo único que puede cambiar es su actitud. Esa es su
responsabilidad.
P: ¡Me está aconsejando que permanezca
indiferente al dolor de los demás!
M: Resulta que usted ya es
indiferente. Todos los sufrimientos de la humanidad no le impiden disfrutar de
su próxima comida. Pero el testigo no es indiferente. Él es la plenitud de la
comprensión y de la compasión. Sólo siendo el testigo puede usted ayudar a
otros.
***
P: Únicamente nos amamos a
nosotros mismos.
M: ¡Si fuera así, sería
espléndido! Ámese a sí mismo sabiamente y llegará a la cima de la perfección.
Todo el mundo ama su cuerpo, pero pocos aman a su ser real.
***
P: ¿Cómo puedo llegar a
comprender?
M: Meditando, lo cual
significa prestar atención. Llegue a ser totalmente consciente de su problema,
mírelo desde todos los ángulos, observe cómo afecta a su vida. Luego déjelo en paz.
Ya no puede usted hacer más.
***
P: Al observar mi mente la
encuentro siempre cambiando, con una variedad infinita de estados de ánimo,
mientras que usted parece estar perpetuamente en el mismo estado de alegre
benevolencia.
M: Los estados de ánimo están
en la mente y no tienen importancia. Vaya dentro de sí, vaya más allá. Deje de
estar fascinado por el contenido de su consciencia. Cuando llegue a los niveles
profundos de su verdadero ser, encontrará que el juego superficial de la mente
lo afecta a usted muy poco.
***
P: Si la consciencia-en-sí es
todo-penetrante, entonces un hombre ciego, una vez que se ha realizado, ¿puede
ver?
M: Está usted confundiendo la
sensación con la consciencia-en-sí. El gnani se conoce a sí mismo tal como es.
Es también consciente de que su cuerpo está lisiado y de que su mente está
privada de una serie de percepciones sensoriales. Pero a él no le afecta la
vista o su ausencia.
***
P: ¿Hay alguna conexión causal
entre mi enfoque del “yo soy” y la rotura del cascarón?
M: La necesidad de encontrarse
a sí mismo es una señal de que está usted preparado. El impulso siempre llega desde
dentro. A menos que haya llegado su hora, no tendrá ni el deseo ni la fuerza
necesarios para dedicarse de lleno a la autoinvestigación.
***
P: Lo correcto y lo incorrecto
varían según las costumbres y los hábitos. Los modelos cambian según las sociedades.
M: Rechace todos los modelos
tradicionales. Déjelos para los hipócritas. Sólo lo que le libera del deseo,
del miedo y de las falsas ideas es bueno. Mientras siga preocupándose por el
pecado y la virtud no tendrá paz.
***
P: ¿Es lo Supremo consciente?
M: Ni consciente ni
inconsciente. Se lo digo por experiencia.
***
P: Sin duda todo el mundo
merece la paz.
M: No. Sólo la merecen los que
no la perturban.
P: ¿De qué modo perturbo yo la
paz?
M: Siendo esclavo de sus
deseos y de sus temores.
P: ¿Incluso cuando están
justificados?
M: Las reacciones emocionales
nacidas de la ignorancia o la inadvertencia nunca están justificadas. Busque
una mente clara y un corazón limpio. Lo único que necesita es permanecer
tranquilamente alerta, investigando la auténtica naturaleza de sí mismo. Este
es el único camino hacia la paz.
***
P: Parece como si usted
estuviera solo en su mundo.
M: ¿Cómo puede decir solo o no
solo cuando las palabras no tienen aplicación? Por supuesto que estoy solo,
pues yo soy todo.
***
P: ¿De qué me sirve a mí su
mundo?
M: Tendría que considerar
usted con atención su propio mundo, examinarlo críticamente, y de pronto, un
día se encontrará en el mío.
P: ¿Qué gano con ello?
M: No gana nada. Simplemente abandona
lo que no es suyo y encuentra lo que nunca perdió: su propio ser.
P: ¿Quién gobierna en su
mundo?
M: No hay gobernante ni
gobernado. No hay ninguna dualidad. Usted simplemente está proyectando sus
propias ideas. Aquí no tienen sentido sus sagradas escrituras y sus dioses.
***
P: ¿De modo que ni siquiera
quiere vivir?
M: Vivir, morir, ¡palabras sin
sentido! Cuando me ve vivo, estoy muerto. Cuando cree que estoy muerto, estoy
vivo. ¡Qué confundido está!
***
P: En el estado definitivo, ¿no
puede haber felicidad?
M: Ni dolor, sólo libertad. La
felicidad depende siempre de algo y puede perderse; la libertad de todo no
depende de nada y no puede perderse. La libertad del dolor no tiene causa y por
lo tanto no puede ser destruida. Realice esa libertad.
***
P: Los instrumentos de
destrucción se han vuelto increíblemente potentes. Además, nuestra propia
productividad está destruyendo la naturaleza y los valores culturales y
sociales.
M: Usted está hablando del momento
presente. ¿Ha sido así en todas partes y siempre? La situación preocupante
puede ser temporal y local . Una vez concluya, será olvidada.
P: Pero la magnitud de la
catástrofe que nos amenaza es increíblemente grande. Vivimos en medio de una
explosión.
M: Todo hombre sufre solo y
muere solo. Los números carecen de importancia. Hay tanta muerte cuando muere
un millón como cuando muere uno.
***
P: El mundo está lleno de
problemas, no es raro que mi mente también lo esté.
M ¿Hubo alguna vez un mundo
sin problemas? Su ser como persona depende de la violencia hacia los demás. Su
propio cuerpo es un campo de batalla lleno de muertos y de muerte. La
existencia implica violencia.
***
P: ¡Qué indiferente es usted!
Todos los dolores de nuestro mundo no son nada para usted.
M: Al contrario, soy muy
consciente de los problemas de ustedes.
P: ¿Y qué hace por ellos?
M: No tengo que hacer nada.
Van y vienen.
P: ¿Se van por el mero hecho
de que usted les preste atención?
M: Sí. La dificultad puede ser
física, emocional o mental, pero siempre es individual. Las calamidades en gran
escala son la suma de innumerables destinos individuales y requiere tiempo
arreglarlas. Pero la muerte nunca es una calamidad.
P: Cuando tenemos problemas,
por fuerza somos desgraciados.
M: El único problema es el
miedo. Sepa que usted es independiente y se liberará del miedo y de sus
sombras.
***
P: Parece que hay dos mundos,
el mío y el suyo.
M: El mío es real, el suyo
mental.
***
P: ¿Está usted ahora en el estado
perfecto?
M: La perfección es un estado
de la mente cuando ésta es pura. Yo estoy más allá de la mente, cualquiera que
sea su estado, puro o impuro. Mi naturaleza es la conciencia en-sí. Estoy más
allá del ser y del no-ser.
P: ¿Me ayudarán las meditaciones
a alcanzar su estado?
M: La meditación le ayudará a
encontrar sus límites, a aflojarlos, a desatarlos y a soltar sus amarras.
Cuando ya no esté apegado a nada, habrá hecho su parte. El resto será hecho
para usted.
P: ¿Por quién?
M: Por el mismo poder que le
ha llevado hasta aquí, que impulsó a su corazón a desear la verdad y a su mente
a buscarla. Es el mismo poder que le mantiene vivo. Puede llamarlo la Vida o lo
Supremo.
P: Ese mismo poder me matará a
su debido tiempo.
M: ¿No estaba usted presente
en su nacimiento? ¿No estará usted presente en su muerte? Encuentre a aquel que
siempre está presente y su problema de respuesta perfecta y espontánea estará
resuelto.
***
P: ¿Cuál es el propósito de la
meditación?
M: Meditar es ver lo falso
como falso.
***
P: ¿No tiene miedo a la
muerte?
M: Yo ya estoy muerto.
P: ¿En qué sentido?
M: Estoy dos veces muerto. No
sólo estoy muerto para mi cuerpo sino también para mi mente.
***
P: Puedo imaginarme a mí mismo
más allá. ¿Pero qué prueba tengo? Para ser, debo ser alguien.
M: Es justo al revés. Para ser
no debe ser nadie. Creerse a sí mismo algo o alguien es vivir en el infierno.
***
P: ¿Está la verdad dentro del
dominio de la mente o más allá?
M: Las dos cosas y ninguna. No
puede expresarse con palabras, pero puede experimentarse.
P: La experiencia de la verdad
es subjetiva, no puede ser compartida. Las experiencias de usted me dejan donde
estoy.
M: La verdad puede ser
experimentada, pero no es una mera experiencia. La conozco y puedo
transmitirla, pero sólo si usted está abierto a ella. Estar abierto significa
no querer ninguna otra cosa.
***
P: ¿Qué es el pecado?
M: Todo cuanto le ata.
***
P: Sus palabras son sabias, su
comportamiento noble, su gracia todopoderosa.
M: Yo no sé nada de todo eso.
De hecho, no veo diferencia alguna entre usted y yo. Mi vida es una sucesión de
hechos, igual que la suya. Sólo que yo estoy desapegado y veo el espectáculo
que está ocurriendo como un espectáculo, mientras que usted se apega a las
cosas y se mueve con ellas.
***
P: ¿Cómo puede estar tan
seguro de sí mismo? ¿Cómo sabe que lo que dice es verdad?
M: No es de mí de quien estoy
seguro, estoy seguro de usted. Lo único que necesita es dejar de buscar fuera
lo que sólo puede encontrar dentro. Corrija su visión antes de actuar. Usted
está sufriendo una equivocación aguda. Clarifique su mente, purifique su
corazón, santifique su vida, ése es el modo más rápido de cambiar su mundo.
***
P: ¿Existe la inmortalidad?
M: Cuando la vida y la muerte
se ven como esenciales una para la otra, como dos aspectos de un mismo ser, eso
es la inmortalidad. Ver el fin en el principio y el principio en el fin es
intimar con la eternidad. Definitivamente, inmortalidad no es continuidad. Sólo
el proceso del cambio continúa. Nada permanece.
http://www.youtube.com/watch?v=ElXlV8cI-ds&feature=related
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