por ESTHER PEÑAS



Los poetas, las putas, los tarados,

los que profesan rebeldía,

los que convocan el milagro del gesto,

la línea en blanco que nieva,

la hendidura

(el tajo),

la mirada, la palabra

más allá de su trazo,

todas

las cosas insignificantes

que salvan,

los que han muerto de amor

y mantienen vivo el paso…

Los abandonados a una suerte de fragilidad última

en un dedal lleno de hilo de agua

y todavía aman.

Cuantos caminan

como nunca antes se había escrito,

desde la madera y su raíz.