UNA RECETA EFECTIVA

 

 

 Beatriz Alonso Aranzábal

 

 

 

Al cerrar la tapa del cubo de basura se dio cuenta de que estaba empezando a olvidar el nombre de las cosas que tiraba. Su psiquiatra le había prescrito tajantemente que vaciara por completo el armario de su mujer. No debió contarle que, desde que lo abandonó, revolvía en sus pertenencias para sentirla cerca, y que cada noche se ponía su bata acolchada y sus rulos con pinzas para poder verla reflejada en el espejo. Porque ahora, enfundado en su propio pijama, sólo veía sombras a su alrededor y un agujero negro en el espejo. Y aunque abría la boca para invocarla, era incapaz de escupir su nombre.

 

 

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