FUERA MÁSCARAS



Beatriz Alonso Aranzábal



Dukessa publicaba fotografías de puertas desvencijadas y Orion fotos de interiores con ventanas entreabiertas. Ella buscaba el efecto decadencia, palacios venidos a menos, pórticos gloriosos que cruzaron sus antiguos y aristocráticos moradores. Él mostraba estancias vacías, con suelos geométricos en mármol desgastado, restos de plumas de tórtola, y el aire colándose por ventanales rotos. Cada mañana estaban pendientes de las nuevas publicaciones para plantar un corazoncito rojo. O varios. O uno muy grande. Dukessa y Orion se fueron animando hasta que, tras escribirse un escueto mensaje, se citaron en una cafetería de la ciudad. Con alivio, descubrieron a la persona que se escondía tras el anonimato de la red social. A partir de ese día ella empezó a publicar fotografías de flamantes edificios modernos y él de estancias decoradas con muebles de vanguardia. Para su inminente vida en común, querían todas las comodidades. Ana María y Raúl fijaron la fecha de casamiento al principio del verano. Ibiza en esa época estaba ideal.