CARTAS DE AMOR

 

 

 

"Amor mío, ¡pobrecita tú! Tienes un enamorado lamentable y extraordinariamente incómodo." (FRANZ KAFKA)

 

 

 

 

 

 

Cuanto más me he sumergido en estos dos últimos meses en la correspondencia amorosa de FK, más recordaba mis desatinos (cada vez más lejanos) en ese terreno, hoy ya superado (desatinos a veces crueles -vindicativamente crueles, en respuesta siempre, conste, a crueldades previas: aunque de alguna de estas crueldades, destilada y sublimada por casi tres lustros, acabase por surgir la novela de la que me siento más satisfecho-, otras veces serviles -gozoso servilismo que me estallaría en la cara ante la progresiva pérdida de respeto que me iba demostrando la otra persona, con morriña de pasados malos tratos ¡que yo, calzonazos de mí, no podía ofrecerle!-, y otras patéticos por su tantálica condición de cul de sac, de cabezazos contra un muro...). El miedo a resultar pelmazo, agobiante, "acosador" (por usar palabreja de moda) me ha hecho pasarme al otro extremo y "abrir mi corazón" lo menos posible a las mujeres que hoy más me pueden importar (o abrirlo, todo lo más, de manera oblicua -con aforismos, poemitas, exabruptos, hasta consideraciones geopolíticas, intermitentes desahogos colgados en mis blogs o en la web shadowliner o en el FB y casi  nunca dirigidos a alguien en particular... ¿"cartas de amor sin dirección" pero a la inversa?- pues el temor a un "que corra el aire" oral o epistolar, a estas maltrechas alturas de mi vida, se me hace insoportable, incluso -casi- como hipótesis -ese término que, en el caso que nos ocupa, parece llevar incluida, encima, una coz latente-).

 

 

 

 

 

"Esta mañana, antes de levantarme, me encontraba tan triste después de una noche muy agitada que, de tristeza, me hubiera querido, no tirar por la ventana (en ello hubiese habido demasiada alegría de vivir, para mi tristeza), pero sí derramarme por ella." (FRANZ KAFKA)

 

 

 

 

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