Cincuenta
y ocho maneras de disponer helechos
Para
la dama del turbante
Como
quien ajusta su enagua venteas las hojas del calendario para anunciar
al mundo que es tiempo de eclipses y laudes, de pórticos e
incensarios, de amor prendiendo labios y rimas consonantes; van
desprendiéndose de tu nombre, ruedan hasta alcanzar el brocal
del sueño, se zambullen como delfines en cortejo, felices de
mostrarse, atentos al ritmo de las mareas, al rumor de las certezas
que crecen y llevan vestidos mínimos y largas cremalleras,
sostenes con broches desubicados e invisibles, piel, piel de ardora
en disfrute de lenguajes cómplices, puros, de víspera e
indicativo, de promesas y memoria. Hay cincuenta y ocho golondrinas
anidando y un colibrí que baila alterado; cincuenta y ocho
vencejos, una gacela insomne y este cisne, novicio en tu presencia.
Cincuenta y ocho maneras de disponer helechos y cincuenta y ocho de
aparejar algas. Razón: espliego de los días.
Esther
Peñas
imagen:
Remedios Varo