PURO MIEDO
Beatriz
Alonso Aranzábal
Fue la primera vez que no le dio la mano al empezar la
película, a pesar incluso de la tensión que se vivía en el patio de butacas, de
la inquietante banda sonora y de que se agazaparan todos los niños a la primera
dentellada. Últimamente ponía excusas para quedar con ella, pero ahora que por
fin lo tenía a su lado, sólo sentía una espantosa inquietud. Cuando mataron al
tiburón, los espectadores suspiraron con alivio. Menos ella, que sabía que al
salir del cine le esperaba otro final.