LA CULTURA EN TIEMPOS DE PANDEMIA (guía de uso)





Como atalaya aguileña. Nunca como hoyo golfista de avestruz.

Frente a la rutina estéril del troll que grita por los andenes de Metro (o sus equivalentes virtuales en la Red), el láser lúcido del pasivo/agresivo, sabedor de sus limitaciones en cuanto incidencia en los demás y, por tanto, siempre cuidando de no dar puntadas sin hilo. Con la conciencia de no pintar nada, enbridando espejismos autocomplacientes, desahogarse fecundamente bajo la luminosa sombra de Pero Grullo. Economía de medios y ambición plena en los fines (no conformarse con ser el caganer incorrecto en el belén anticrístico sino eligiendo el horizonte: dar la patada a todo el belén)...

Nunca practicar la poesía pura cuando todo puede contagiarte. Nunca equidistar ni ponerse de perfil ni trascender falsamente dilemas que no siempre son falsos. Estar sin dejar de ser.

Profeta y sismógrafo y zahorí de agüeros. Ni más ni menos. Sin elusión de destino.

Más allá de los árboles. Buscando siempre el corazón boscoso que pretenden ocultar.