Convivir el otro lado



A Fernando Márquez, El Zurdo,

de Esther Peñas



Gritar el hueco y que se haga la niebla, que la niebla barra los adoquines para que los pies descubran el tacto; proclamar el agujero y que los frutos desciendan como llamas sobre el perímetro; sea la hendidura matiz de entendimiento, vuelo en do sostenido marcado con entusiasmo y tinta. Que el espacio entre uno mismo y el sí se desdoble para convocar al otro sin traicionarlo; ofrecer en ese justo momento el nombre, síntoma de yo que se desapega de su identidad (no sabe que no existe, que no es, que no pesa). Sajar la corteza y que la savia recorra el labio que sonríe en imperfecto, que se conjugue lo común del nosotros y nos espere en la linde para convivir del otro lado, que se contorsione el lenguaje y resplandezca en el asombro de quien recibe, que encinte de imágenes que sustenten este territorio de lo que acontece y permanece en lo oscuro.