CARAMELOS SORPRESA



Beatriz Alonso Aranzábal



Entrar de extranjis en la habitación y abrir un pequeño frasco de caramelos. Coger uno. Volver a la fiesta. Chupar lentamente esa dulce golosina. Mirar de reojo a la niña que les ha invitado a su casa. Jugar al escondite y aprovechar para robar otro. Cantar el cumpleaños feliz. Sentir la necesidad de paladear uno más. Volver a abrir el frasco. Saborear uno tras otro hasta terminar con todos. Esconderse cuando la anfitriona grita al descubrir que alguien se ha comido su regalo. Ver cómo otro niño es acusado. No salir en su defensa.



Volver a casa con un amargo sabor de boca.