Borsalino







una de gangster dirigida por Andrea Byblos



En los años 90, en Rusia, hubo un renacimiento de la diplomacia.

Me refiero, no a los embajadores de educada presencia y palabras suaves, sino a los genuinos orígenes de la diplomacia.

Las mafias, habían llegado a tal extremo de matarse entre ellos en la lucha por los territorios que dominaban que, acabaron creando un cuerpo paramilitar especial de mafiosos para negociar entre mafias. Así, cuando había una incursión de hombres armados de otra mafia que amenazaban con matar a miembros de la mafia dominante en ese territorio, se llamaba a los pacificadores para que se pudiera llegar a un acuerdo. De esta forma, los jefes y sus esbirros, pudieron por fin disfrutar de las ganancias de sus extorsiones, asesinatos y negocios ilícitos en sus territorios, con sus mansiones, lujos, ostentación y sus sombreros borsalino. Aquí paz y después gloria.

Porque para llegar a esa paz fue un sinvivir en el que no quedaba ni uno vivo. De nada les servía esforzarse tanto en enriquecerse robando y matando cuando su propia vida duraba tan poco, unos pocos meses para disfrutar y siempre con miedo. En este proceso pre-diplomacia, murieron miles de ellos, y también gente ajena a ese mundo que tuvo la mala suerte de pasar por allí.

En ese proceso hubo gansters muy famosos; padrinos de mafias que comenzaron en los bajos fondos como matones, y luego, como empresarios hechos a si mismos, comenzaron a tener un prestigio social de miedo-admiración. Hay leyendas de aquellos años: uno de ellos, Yaponchik (el japonesito) llamado Viacheslav Ivankov, es tan venerado que hasta se hacen tatuajes con su cara. Fue asesinado en un conflicto entre mafias de la forma más rocambolesca (aunque en 2009, su muerte, ya los peores momentos habían pasado y se habían pacificado mucho), como lo fueron muchos otros antes, en ataques de película de gánsters. Hasta que decidieron que lo mejor era negociar.

Es así como,  igual que en este ejemplo, ha funcionado siempre la historia. Matones que llegan a los límites. Países matones que llegan a los límites. Y si hay fuerzas igualadas al final se negocia. El error es compararlo con la mitificada Segunda Guerra Mundial. No es comparable, aunque siempre se compara porque vivimos anclados en el mito de las razones morales. Aunque, si Hitler no hubiera comenzado a invadir a otros países los judíos hubieran muerto gaseados, y muchos más, sin que nadie moviera un dedo moral. En ese caso no hubo fuerzas igualadas y al final perdieron. Como siempre, el error fue ir a meterse con Rusia.

En este caso de ahora, todo está tan manoseado, que las razones morales que se esgrimen hacen aguas todo el rato. Porque por un lado y otro hay horrores difíciles de blanquear en el mundo de “somos los buenos”. Sin embargo, buscan que nos lo creamos con una intensa campaña de propaganda, que curiosamente, en muchas personas está produciendo el efecto contrario.

Así pues, de nosotros se espera el entusiasmo de los fervientes religiosos que creen en una verdad tan burdamente orquestada y fuera de lo racional, que sólo se puede creer con fe ciega, cuando eres un narcisista moral. Eso de ser un narcisista moral, para el que lo sea, debe ser muy satisfactorio porque sea la atrocidad que sea siempre estará justificada moralmente y uno puede quedarse tan a gusto. Es un win win aunque mueras en ello de camino a un paraíso que nadie sabe si existe.

Sin embargo, creo que muchas personas no acabamos de creernos todo esto en plan maniqueísta y nuestro objetivo es, simplemente, sobrevivir a estos tiempos como se pueda. Somos los que pasamos por allí, donde está el lío, y nos pueden meter en él pero no participamos ni tenemos ganas.

Los ciudadanos Lambda, como dicen los franceses. Herbívoros frente a los lobos. Aquellos que poblaron los cientos de cementerios militares que se extienden en Francia, en Europa. No los que mandan. Los mandados, los números, los peones sacrificables por los intereses de otros. Mientras más fe ciega tengamos y más nos creamos el discurso moral narcisista, más posibilidades tenemos de acabar siendo sacrificados por propia voluntad. Aunque el pensamiento crítico tampoco te salva, la marabunta te arrastra creas en lo que creas.

Hablan de ofensiva rusa en los próximos días, de respuesta de la OTAN, de que no hay municiones suficientes, de que vamos a ganar… Todo es contradictorio y confuso, quizás no para los que mueven los hilos, pero sí para los ciudadanos Lambda, para los que no están hechas estas aventuras.

Por fortuna, aún se pueden escuchar viejas canciones que expresan esta diferencia entre los lambda, que vamos al cine a ver películas y observamos todo esto como una película hasta que nos caiga un misil en el tejado, y los lobos, que son los que disfrutan de estas aventuras y manejan todo el cotarro a nuestro pesar. Es lo que nos queda, disfrutar del arte, de una canción, mientras se pueda, y mientras se animan a destruirnos del todo (ellos incluidos) o a negociar una paz que a nosotros nos permitirá vivir humildemente y a ellos disfrutar de sus mansiones, lujo, poder y vicios como gánsters con sus sombreros borsalino.

 

Borsalino



L'aventure, c'est pour les loups

C'est pas pour toi, ce n'est pas pour nous

C'est pour les fous qui n'ont de goût

Que pour la peur au ventre

Et qui se foutent de tout

 

L'aventure, c'est pour les loups

Les hors-la-loi, ce n'est pas pour nous

Mais nous, on a le cinéma où

Pour huit francs cinquante

On peut aller n'importe où

 

On peut rêver quand on est môme

Qu'on est le chef, qu'on est le roi

On peut se bâtir un royaume

Dans une chambre sous les toits

 

L'aventure, c'est pour les loups

C'est pas pour toi, ce n'est pas pour nous

C'est pour les fous, pour les voyous

Pour ceux qui se contentent

Dans la vie de faire joujou

 

Ils jouent leur tête en Cour d'Assises

Ils jouent la tienne quelquefois

Mais sont sincères quand ils te disent :

« La chance, ça n'existe pas. »

 

L'aventure c'est pour les loups

C'est pas pour toi, ce n'est pas pour nous

Ce n'est même pas pour le pauvre gars

Qui meurt la main au ventre

La chance, ça n'existe pas.

La chance, ça n'existe pas.

La chance, ça n'existe pas.

La aventura es para los lobos

No es para ti, no es para nosotros

Es para locos a los que sólo les gusta

El miedo en el vientre,

Y que pasan de todo

 

La aventura es para los lobos

Para los forajidos, no es para nosotros

Pero tenemos el cine donde,

Por ocho francos cincuenta,

Podemos viajar a cualquier sitio.

 

Podemos soñar, como todos los niños,

Que somos el jefe, que somos el rey

Podemos construir un reino

En una habitación bajo los tejados.

 

La aventura es para los lobos,

No es para ti, no es para nosotros,

Es para los locos, los delincuentes.

Es para aquellos que en la vida

Se contentan en divertirse

 

Se juegan su cabeza en el tribunal penal,

Se juegan la tuya a veces,

Pero son sinceros cuando te dicen:

«La suerte… eso no existe»

 

La aventura es cosa de lobos,

No es para ti, no es para nosotros,

Ni siquiera es para el pobre muchacho

Que muere, la mano sobre el vientre.

 

La suerte… eso no existe

La suerte… eso no existe

La suerte… eso no existe

 

De Claude Bolling. Banda sonora de la película Borsalino.

Interpretado por Les Parisiennes