DOS POEMAS

 

 

de Esther Peñas

 

imágenes: Pascal Dagnan Bouveret

 

 

La amada trapecista

sintió la dentellada del presentimiento

                        umbrío,

como un redoble de tambor

anunciando el triple mortal solemne.

 

Despertó sangrando.

Peor,

aún viva.

 

 

Te echo de menos en mi cama,

en la que nunca has estado,

peleo contra el sueño que avergüenza

y el disturbio del alma

que pretende perderte

por entre los recuerdos,

convertirte

      en una postal, una fotografía

consumida por el frío,

en una bruma de aquella primavera expósita

que perdió hasta la fecha,

acaso el nombre.

Hace un dolor sostenido

y te echo en falta

aquí donde nunca estuviste.